Una nueva entrevista de Rosa Jordana que nos acerca a los hospitalarios de Lourdes y a su incansable labor.
«Los hospitalarios de Lourdes: Mari Carmen Luzón», Rosa Jordana
Al final del artículo, tienen un índice con todos los artículos de Rosa Jordana
Mari Carmen Luzón Grimaltes una hospitalaria de la Hospitalidad de Lourdes de Murcia. Esta Hospitalidad tiene delegaciones en todos los pueblos y ciudades de la región: Cartagena, Lorca, Mazarrón… Y tienen que saber ustedes que, en ausencia de datos empíricos, y basándome sólo en impresiones (bastante fiables, por otra parte), la Hospitalidad de Murcia es la hospitalidad española que desplaza más gente a Lourdes. Si esto no es cierto, que me corrija quién lo sepa con datos. Lo aceptaré. Pero he visto en Lourdes a casi todas las hospitalidades españolas y el despliegue de la de Murcia es espectacular.
¿Por qué la entrevista a Mari Carmen?
Primero porque es una hospitalaria de Lourdes y segundo porque le apasiona Lourdes y ha “arrastrado” hasta allí a dos generaciones de su familia: hijas y nietos. Ella ha ido a los seis días de haberle sacado el yeso por una rotura de tobillo, después de operada de la rodilla… Pasé lo que pasé, ella está lista el día que su Hospitalidad se va a Lourdes en peregrinación.
Para mí, ella es un ejemplo perfecto de una de las principales obras de la Virgen de Lourdes: transforma la vida de las personas y la de los que están a su alrededor. Y ya no se puede vivir sin Lourdes.
Rosa Jordana: – ¿Cómo conociste Lourdes, Mari Carmen?
Mari Carme Luzón: – Mi padre era militar y, en cuanto tenía unos días de permiso, cogía el coche y él y mi madre se iban para Lourdes. ¡Desde Murcia! Son 800 km hoy en día. Con las carreteras de entonces… ni lo sé. Pero era algo a lo que yo no prestaba atención. Me casé, tuve a mis hijas y atendía el negocio familiar con mi marido. Mi madre me decía, a veces “Hija, deberías ir a Lourdes”. Y yo le decía “Iré el día que pueda estar sola con la Virgen”. Y mi madre me contestaba “Entonces no irás nunca”. Pero la verdad es que ni sabía lo que era Lourdes, ni estaba pendiente de estos viajes.
Mi vida, además, era de mucho trabajar y atender a mi familia, pero era de un discurrir tranquilo, sin sobresaltos ni pruebas. Hasta que el verano de 1990 murió mi padre de repente. Al cabo de pocos meses murió un hermano mío, y discurridos otros meses, murió mi madre. Estas tres pérdidas en tan poco tiempo me derrumbaron. No hacía más que llorar y no lograba sobreponerme. Venía a nuestro negocio un vendedor de Lotería que siempre me encontraba llorando.
Un día me dijo “Tiene usted que ir a Lourdes”. Y fue como un sobresalto.
Me quedé parada y mi marido me dijo “¿Tú quieres ir a Lourdes?”. Dije que sí. Y el lotero pasó a tutearme inmediatamente y nos dijo: “Pues marchamos la semana que viene”.Fuimos a inscribirnos y ya no había plazas, pero quiso la Virgen que añadieran un vagón más al tren en esa semana, dada la cantidad de gente que se estaba apuntando. En esa época salían de Murcia tres trenes: el blanco, el azul y el verde. Se llamaban “Trenes de la Esperanza”.
R. J.: – ¿Qué te pareció Lourdes?
M.C. L.: – Fue llegar allí y seguir llorando. Lloraba más aún porque todo lo que veía eran cosas que habían visto mis padres. Todo me transportaba a ellos. No paré de llorar en los cuatro días que estuve allí. En Lourdes lo lloré todo. Llevaba dos años llorando y esos días fueron durísimos, pero cuando regresé mi corazón había encontrado el reposo.
Sé que fueron mis padres, desde el Cielo, quienes me llevaron a Lourdes para que la Virgen me diera esa paz. Y lo primero que hice al llegar a Lorca fue ir a comprarme el uniforme de la Hospitalidad. Quería volver a Lourdes y hacerlo como voluntaria.
R. J.: – Y tu primer año como voluntaria, ¿cómo fue?
M. C. L.: – Me fui a Lourdes a los seis días que me quitaran el yeso. Me había roto un tobillo. En esa época ya salíamos de casa vestidas con el uniforme y ya en el tren se empezaba a vivir Lourdes. Allí empecé a atender a los enfermos encamados. Esa noche tenía toda la pierna hinchada y al rojo vivo. Pero lo primero eran los enfermos.
R. J.: – Tú eres hospitalaria, ¿verdad?
M. C. L.: – Si. Para serlo tienes que ir a Lourdes y hacer el stage un mínimo de seis años seguidos. El stage es un período de tiempo en que los hospitalarios de cada Hospitalidad van a Lourdes a servir en el espacio que sea. Es a parte de la peregrinación anual.
R. J.: – ¿En qué consiste tu servicio?
M. C. L.: – Yo he estado en todos los servicios posibles. El Lourdes hay un “hospital” -en realidad hay varios y allí les llaman “Accueil”- donde se alojan los enfermos con el equipo médico y de enfermería. Allí se puede servir en las habitaciones de hombres, de mujeres, en el comedor, en el comedor-sala (donde comen los enfermos que necesitan que se les dé de comer), en la lavandería… Incluso estuve un día en las piscinas.
Nuestro servicio empieza a las seis y media de la madrugada, cuando nos reunimos delante la Virgen Coronada, rezamos la oración y un sacerdote nos bendice. Y de allí partimos todos hacia nuestro servicio. En las habitaciones he ayudado a levantar a señoras, a asearlas -incluso a maquillarlas porque alguna así lo pide-, a vestirlas y prepararlas para que las recoja el hospitalario al que le corresponda para llevarlas a las ceremonias, las piscinas o allá donde toque ese día.
Igualmente en las salas de hombres he servido haciendo la limpieza de las habitaciones y los baños. En el comedor, sirviendo las mesas y también dando de comer -en el comedor sala-. Y en la lavandería… ¡figúrate! Nuestro lema es “Amar, dar, servir y olvidarse”. En tantos años, puedo decir que he hecho de todo y siempre muy a gusto. Cada servicio se vive con mucha alegría. Nos la da la Santísima Virgen, a la que siempre nos encomendamos al empezar.
R. J.: – Tengo entendido que te responsabilizaste de llevar a un grupo de niños a Lourdes.
M. C. L.: – Todo empezó por mis nietos. Especialmente por mi nieto José. Cuando partíamos hacia Lourdes venía con mi hija a despedirme y siempre se quedaba llorando porque quería venir conmigo a Lourdes. Un año,Don Javier Azagra, Obispo de Murcia, le vio llorar y le preguntó si había hecho la primera comunión. Le dijo que no. Y Don Javier le contestó que cuando la hubiera hecho iría con nosotros. Y así fue.
R. J.: – ¿Te llevaste a tu nieto?
M. C. L.: – ¡A mi nieto José, a su hermano, a otros dos nietos y a veinticinco niños más! Fue una etapa muy bonita. Vino mi hija y algunas madres más. Me hicieron responsable de la Hospitalidad Joven de Lorca. Corrió la voz, mis nietos se lo dijeron a sus amigos y llegaron a ser veinticinco.
Eran tan pequeños entonces que formaron parte de los“Niños del agua” de la Hospitalidad. Su cometido es acompañar a los hospitalarios para que se vayan imbuyendo del espíritu de Lourdes, pero ese nombre lo tienen porque tienen una función propia de ellos y es la siguiente: en las ceremonias litúrgicas largas, como la Misa Internacional, la Procesión Eucarística que culmina con la Bendición de los Enfermos o la propia Misa que cada Hospitalidad celebra en la Gruta, estos niños van de dos en dos y uno lleva unas botellas con agua de Lourdes y el otro, vasos de plástico. Y van dando agua a los enfermos que la necesitan.
Es un servicio sencillo y adaptado a sus posibilidades, pero hay muchos hospitalarios que han empezado por ahí.Se trata de formar a niños para que luego de adolescentes vayan asumiendo otras responsabilidades y, así, tener hospitalarios jóvenes.
R. J.: – ¿Tu nieto continúa yendo a Lourdes?
M. C. L.: – Tengo cuatro nietos que iban a Lourdes. Ahora son mayores y, a veces, por cuestiones de trabajo, no pueden. Pero mi nieto José no falta ningún año. Allí conoció a la que hoy es su mujer y van los dos (ella es médico). José es muy devoto de la Virgen de Lourdes, desde pequeñito. Era un niño cuando un día de nuestra estancia en el Santuario me lo encontré en la Gruta solo. Le pregunté qué hacía allí y me dijo “Estoy hablando con la Virgen”. Él siente pasión por Lourdes. Ahora es el responsable del grupo de cadetes de la Hospitalidad. Son los adolescentes que han sido “Niños del Agua” y que reciben una formación para que puedan pasar a asumir responsabilidades que requieren una mayor dificultad.
R.J.: – Tu nieto dirigió las obras de la reproducción de la Gruta de Lourdes del local de la Hospitalidad de Murcia…
M. C. L.: – Si. Él es ingeniero y fue su primera obra. Le ayudó su padre, es cierto, pero José siempre dice que es lo más importante que ha hecho y que hará nunca, aunque acabe trabajando en un rascacielos de New York. Remodelaron todo el local de Murcia e hicieron una reproducción de la Gruta. Es preciosa.
R. J.: – ¿Qué hacéis los hospitalarios cuando no estáis en Lourdes, a parte de la peregrinación, quiero decir?
M. C. L.: – En estos momentos estamos organizando la Novena, el Triduo y la fiesta de la Virgen de Lourdes que se celebra el 11 de febrero. La iglesia de San Mateo de Lorca estará llena porque aquí hay mucha devoción a la Virgen de Lourdes. A parte nos reunimos en nuestro local para rezar el Rosario, un año tejimos mantas para llevarlas a Lourdes para los enfermos -en Lourdes puede hacer frío y a los enfermos conviene abrigarlos para protegerles de la humedad y las bajas temperaturas-, visitamos enfermos, y organizamos encuentros a los que nos llevamos a los enfermos y pasamos el día juntos. Así revivimos Lourdes. Entre nosotros hay unos vínculos muy fuertes.
R. J.: – Has dicho que en Lorca hay mucha devoción a la Virgen de Lourdes. ¿Es por alguna razón en especial?
M. C. L.: – Si. En el siglo XIX vino destinada a Lourdes una religiosa de las Hijas de la Caridad. Se llamaba Ursule Germaine Raval y era de Lourdes…
¡Aquí me dio un vuelco el corazón! Sale citada en la narración de la quinta aparición de Lourdes como Germaine Raval. Era una congregante de las Hijas de María y muchas de ellas solían acompañar a Bernadette en las primeras apariciones. Tenía ocho años más que Bernadette así que era jovencita cuando tuvieron lugar los hechos. Pero yo no sabía qué había sido de ella… Por eso dejo continuar a Mari Carmen…
M. C. L.: – Parece ser que la trasladaron a Lorca como superiora del Hospicio de San Francisco. Y lo revitalizó. Pero también, en sus visitas a Lourdes, se traía piedras de la Gruta y mandó construir una Gruta al lado del Hospicio -luego fue hospital y, más recientemente, el colegio donde estudiaron mis hijas-. Cuando murió la enterraron en el cementerio de Lorca y hará ahora unos sesenta y pico de años, con motivo del entierro de otra religiosa, encontraron su cuerpo incorrupto.
Tengo amigas de unos setenta y pocos años que la vieron cuando eran niñas. Yo no porque yo no soy de Lorca -me casé aquí-. Expusieron su cuerpo en la iglesia de San Francisco unos días o semanas y luego la volvieron a enterrar bajo la Gruta que ella mandó construir. Se cuenta que durante una gran sequía que hubo en Lorca, se reunía mucha gente en la Gruta para pedir a la Virgen que lloviera y Sor Úrsula Germana se asomó a un balcón de su convento que da a la Gruta y se unió a las plegarias. Y empezó a llover… En parte es por ella por lo que se le tiene tanta devoción a la Virgen de Lourdes.
R. J.: – Volvamos a Lourdes.¿Alguna anécdota?
M. C. L.: – ¡Muchísimas!Pero si tengo que escoger, te cuento esta: los hospitalarios vemos poco a la Virgen durante la peregrinación, aunque parezca mentira. Sobre todo, si, como yo, sirven en el hospital. Tenemos poco tiempo para nosotros. A veces, al mediodía, según vaya el servicio… Bueno, un año, más o menos sobre la una, me pude ir un ratito a la Gruta. Estuve rezando y a esa hora había muy poca gente. No sé cómo fue, pero me quedé dormida. Al despertarme tenía un sacerdote al lado y una monja al otro y en el sobresalto pensé “Estoy en el Cielo”. Ese día estuve un ratito sola en la Gruta y eso es algo casi imposible. Era la hora de comer. Me acordé de mi madre y pensé “Estoy sola con la Virgen”. Nunca pensé que lo pudiera conseguir porque la Gruta está siempre llena de gente.
R. J.: ¿Qué les dirías a las personas que no conocen Lourdes y se plantean ir?
M. C. L.: – Les diría que no se lo piensen dos veces, que vayan. Que en Lourdes encontrarán una paz que no se puede vivir en ningún otro sitio y que, tanto si van como enfermos, como si van como peregrinos o como voluntarios, encontrarán el sosiego y la calma que sus corazones necesitan. Pero quiero animar, a las personas que puedan, a hacerse hospitalarios. La satisfacción que se siente es enorme.
Te cuento otra anécdota. Un año, después de mucho andar de aquí para allá y con calor, me salieron unas ampollas en los pies -además tenemos que llevar unas medias blancas-. Estaba en la Gruta rezando y mi nieto me trajo a dos enfermas y me dijo: “Quieren pasear”. Las dos iban en camilla. Cogí primero una y la llevé hacia el campo, a los límites del oeste del Santuario. Luego hice lo mismo con la otra. ¡Ni sentí los pies! Cuando las dejé en su sitio… volví a sentir el dolor. Pero todo se pasa en Lourdes. Te pones en el lugar del que sufre y te dispones a servirle como si fuera el mismo Cristo.
Agradezco esta entrevista a Mari Carmen.
Créanme que me da para más, pero no dispongo de espacio. Creo que ahora la conocen ustedes un poco. Quiero que sepan que en 2016 la nombraron “Hospitalaria del Año” de la Hospitalidad Murciana de Nuestra Señora de Lourdes. Eso lo sé yo por mis contactos. Ella no presume nunca de nada. Es una gran persona y una gran amiga.Me queda la tristeza de no haber logrado transmitirles su enorme simpatía. Imposible estar triste a su lado. Todo lo hace con un cariño inmenso, con una sonrisa, y hasta entre risas. Recuerda el nombre de los enfermos, los quiere, los visita y, siempre, con alegría. Es un privilegio estar con ella. Madera de Lourdes, se lo aseguro. Todo por los enfermos y para la Virgen. Y como ella dice: “Amar, dar, servir y olvidarse”.
Rosa Jordana
Les invitamos a conocer la: Hospitalidad de Murcia
No se pierda ninguno de los artículos de Rosa, aquí tienen el índice para que puedan leer la historia de Lourdes desde el principio
- ¿Por qué Lourdes?
- El siglo de María
- Bernadette Soubirous, ¿quién es?
- ¿Cómo era Bernadette?
- Primera aparición de Nuestra Señora de Lourdes
- Segunda aparición de Nuestra Señora de Lourdes
- Tercera aparición: La Virgen habla por primera vez
- Cuarta y quinta aparición en Lourdes
- Sexta aparición en Lourdes
- Primer interrogatorio a Bernadette
- Séptima aparición en Lourdes
- Penitencia, penitencia
- 9ª aparición: La fuente
- 10ª aparición en Lourdes
- Undécima y duodécima aparición en Lourdes
- Primeros milagros en Lourdes
- Los hospitalarios de Lourdes: entrevista
- Masabielle: 13 Aparición en Lourdes
- 14ª Aparición en Lourdes
- 15ª Aparición en Lourdes
Si les ha gustado este entrevista de Rosa Jordana sobre la labor de los hospitalarios de Lourdes, le invitamos a quedarse en nuestra página y a recorrer nuestras distintas secciones: Misa Tradicional, Arte, Historia de la Iglesia, Nuestras firmas…
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