La historia de las apariciones.
Primeros milagros en Lourdes, un artículo de Rosa Jordana
*Se prohíbe la reproducción de todo contenido de esta revista, salvo que se cite la fuente de procedencia y se nos enlace.
Tiempo de lectura estimado: 10 minutos.
El lunes 1 de marzo de 1858 hubo en Lourdes el primer milagro atribuible al agua de la fuente descubierta por Bernadette según las indicaciones de la Santísima Virgen.
Catherine Latapie era una campesina de Loubajac, un pueblo a unos seis kilómetros de Lourdes en dirección a Pau. Tenía cuatro hijos. En octubre de 1856 se subió a un roble para varear las bellotas con las que alimentaba a sus cerdos, con tan mala fortuna que se cayó al suelo y se dislocó un hombro, se rompió la muñeca y algunos dedos. El médico le recolocó el brazo y en un par de meses se recuperó parcialmente, aunque habiendo perdido mucha agilidad y fuerza y sin que le abandonara el dolor. Lo peor, sin embargo, fueron los dedos: el anular y el meñique quedaron doblados y sin su normal movimiento y el dedo corazón curvado en buena medida.
Eso le impidió hacer muchas de sus tareas propias del campo, así como hilar y tejer. La economía de la familia se resintió hasta casi la ruina.
Habían pasado cuatro días desde la aparición de la fuente en la Gruta de Massabielle, pero la noticia se había extendido rápidamente y había llegado a oídos de Catherine. No había habido ninguna curación allí, ni Bernadette había dicho que esa agua era milagrosa. Sin embargo, esta ruda mujer, embarazada de nueve meses, pensó que debía ir. Su marido puso objeciones porque estaba a punto de dar a luz. Inútil: ella estaba decidida.
Se llevó a sus dos hijos pequeños puesto que no podía dejarles y caminaron toda la noche para llegar a Lourdes antes del amanecer. Estuvieron presentes en la aparición y cuando esta acabó y la gente se fue marchando, Catherine se acercó a la Gruta, vio la fuente y sumergió su brazo en el agua fría. Inmediatamente desapareció el dolor y la invadió una gran paz: sus dedos inútiles y deformes recuperaron su flexibilidad. Los juntó, estalló de alegría e, inmediatamente, se postró de rodillas, y se puso a orar dando gracias.
Estaba allí, agradeciendo la gracia recibida, cuando sintió un fuerte dolor en sus entrañas. Lo comprendió enseguida pues era su quinta gestación. “¡Santísima Virgen que acabas de curarme, déjame volver a casa!”.
Cogió a sus hijos y se marchó a Loubajac forzando el paso.
Apenas acababa de llegar cuando dio a luz, sola, a su quinto hijo. Ese día, la comadrona de Loubajac también había ido a Lourdes. Nació un niño al que pusieron por nombre Jean-Baptiste. Con los años, sería sacerdote.
En cuanto a su curación fue la primera que tuvo lugar en Lourdes. Y fue una de las pocas que retuvo el sumario episcopal en esta primera etapa.
La otra curación milagrosa que tuvo lugar ese mismo mes de marzo en la fuente de la Gruta fue la de Louis Bourriete. Era cantero y hacía veinte años que había resultado herido en un ojo en una explosión que también causó la muerte de su hermano. Trabajaban en la cantera del Puente nuevo de Lourdes.
Ese accidente le privó de parte de la visión y le impidió seguir ejerciendo su oficio.
Como le pasó a François Soubirous, perdió el respeto de los demás al faltarle su competencia profesional. Se vio obligado a mendigar trabajos que no requirieran mucha pericia y que solían estar poco remunerados. Empezó a beber.
Aunque no veía de su ojo derecho, éste si le causaba fuertes dolores. Todos los médicos de Lourdes le habían tratado sin éxito. El Dr. Dozous lo declaró incurable después de haberlo intentado todo.
Desde que oyó hablar de la fuente aparecida el Massabielle por las manos de Bernadette, empezó a pensar en ello. Muchos de sus antiguos compañeros le habían hablado de los sucesos de la Gruta. Ya he comentado que los canteros se habían erigido como en una especie de guardas del lugar.
Así que mandó a su hija a buscar una botella de esa agua. Se aplicó un paño empapado de agua en su ojo y… ¡vio! Se fue corriendo a casa del Dr. Dozous que, rehusando creerle, escribió unas palabras en un papel, le tapó el ojo izquierdo y le pidió que leyera lo que había escrito. Con su lectura vacilante, dijo: “Bourriette… padece… una… amaurosis… incurable”
El affaire dio mucho que hablar. Lo escépticos decían que Monsieur Bourriette creía ver y que había que esperar. Pero lo cierto es que… ¡veía!
Poco después ocurrió el tercer milagro reconocido. Era el de Blaisette Cazénave, vecina de Lourdes también. Estaba aquejada de Quemosis u oftalmia crónica, con ectropión durante tres años. Tenía unos 50 años en junio de 1858. He encontrado poca documentación sobre este acontecimiento.
Si cito este último es porque esas semanas que transcurrieron entre el descubrimiento de la fuente y el fin de las apariciones se prodigaron muchas presuntas curaciones en Masssabielle. Al final sólo siete fueron remitidas a la autoridad episcopal. Y sólo estás tres fueron declaradas verdaderas por el Obispo de Tarbes, el 18 de enero de 1862. Las tres personas pertenecían a esta diócesis. Para ser reconocido, un milagro debe ser declarado por el Obispo de la diócesis donde vive la persona beneficiada por él.
Esta declaración es la forma de concluir el proceso de constataciones médicas.
El procedimiento de registro y reconocimiento de un presunto milagro fue desde el principio muy selectivo. Para ser reconocido un milagro el proceso es largo y complicado. Lo fue desde el principio y, si bien no había aún la Oficina Médica del Santuario de Lourdes que existe en la actualidad, se tomó el asunto muy seriamente para no correr el riesgo de registrar una superchería.
Evidentemente en estos ciento sesenta años las cosas han cambiado mucho. El agua de la fuente se canalizó, se construyeron las llamadas piscinas -en realidad son una especie de bañeras de piedra- y hoy en día todo está bajo control, lo cual no quiere decir que lo que ocurrió en los primeros años no estuviera bien supervisado. Al contrario. Precisamente porque el temor principal de la Iglesia fue, desde el principio, que se pudieran poner objeciones a sus decisiones y que, con ello, los sucesos de Lourdes perdieran toda su credibilidad, se actuaba con suma prudencia y, a buen seguro que tanto entonces como hoy, se dejan de contabilizar milagros por tener exigencias muy estrictas en los estudios.
Se han estudiado miles de presuntos milagros, se han tenido en consideración unos siete mil.
Pero, a día de hoy, el “Bureau Medical” de Lourdes -en nombre de la Iglesia- sólo ha reconocido setenta curaciones, tenidas como inexplicables desde el punto de vista científico-médico.
El agua de Lourdes, considerada milagrosa, no tiene ninguna propiedad químicamente curativa. Ni siquiera tienen efectos terapéuticos como algunas aguas termales. Ha sido analizada en múltiples ocasiones, en estos ciento sesenta años, y el resultado siempre es el mismo: es un agua de mineralización normal, propia de una zona de cumbres montañosas, como son los Pirineos.
Sin embargo… nadie va a Lourdes sin beberla y sin rellenar botellas o garrafas para obsequiarla a algún enfermo conocido. Es lo que pidió la Santísima Virgen: “Ve a beber y a lavarte en la fuente”. Por “lavarse”, Bernadette entendió, obviamente, lavarse la cara. Pero, con los años y debido a la proliferación de milagros, se consideró que era deseable que los enfermos pudieran sumergirse completamente en el agua.
¿Han oído hablar de las piscinas de Lourdes? A buen seguro que sí. En Lourdes todo funciona por el voluntariado de los Hospitalarios y las “piscinas” también.
Van ustedes a conocer a una voluntaria de las piscinas. Les confieso que yo, que me he bañado allí, que llevo decenas de años yendo a Lourdes, desconocía cómo era su “trabajo”. Y me impresionó. Olvídense de cualquier idea que tengan sobre el voluntariado en cualquier otro ámbito, incluso el católico. Tendrán una sorpresa.
Rosa Jordana.
Hoy, les invitamos a conocer la Hospitalidad de Lourdes en Toledo, pueden recorrer su página web en el siguiente enlace: Hospitalidad de Lourdes-Toledo
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- ¿Por qué Lourdes?
- El siglo de María
- Bernadette Soubirous, ¿quién es?
- ¿Cómo era Bernadette?
- Primera aparición de Nuestra Señora de Lourdes
- Segunda aparición de Nuestra Señora de Lourdes
- Tercera aparición: La Virgen habla por primera vez
- Cuarta y quinta aparición en Lourdes
- Sexta aparición en Lourdes
- Primer interrogatorio a Bernadette
- Séptima aparición en Lourdes
- Penitencia, penitencia
- 9ª aparición: La fuente
- 10ª aparición en Lourdes
- Undécima y duodécima aparición en Lourdes
- Primeros milagros en Lourdes
- Los hospitalarios de Lourdes: entrevista
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