¿En sus casas se respira un ambiente Cristiano, realizan la oración en el hogar? Hagamos de nuestras casas modelos de vida Católicos
La oración en el hogar
EL HOGAR CRISTIANO: UNA GUÍA PARA LA FELICIDAD EN EL HOGAR
Celestino Strub, O.F.M. Al final del artículo tienen el índice de la obra
Traducido por Augusto Pozuelos
Atmósfera irreligiosa
En nuestros días, se puede decir que la irreligión impregna el aire que respiramos. De la misma forma que nuestros pulmones inhalan los gérmenes de la enfermedad, y nuestros cuerpos están cubiertos de diminutas partículas de polvo, cada vez que salimos de casa, en nuestras ciudades abarrotadas, nuestras almas, nuestra memoria e imaginación, están expuestas a una atmósfera contaminada de irreligión a dondequiera que vamos.
Para contrarrestar los efectos perversos de la exposición de un día al humo y al polvo de la ciudad, lavamos la suciedad de nuestros cuerpos al regresar a casa, restauramos nuestra vitalidad perdida al tomar alimentos saludables; y llenamos nuestros pulmones con aire libre de las impurezas que vician la atmósfera en las fábricas y los concurridos comercios comerciales.
Debemos seguir un curso de acción similar si deseamos que nuestras almas sean inmunes al contagio de la irreligión. Debemos limpiar nuestras almas del polvo de las impresiones terrenales e irreligiosas que adquirimos por el contacto con el mundo perverso que nos rodea. Debemos movernos en una atmósfera pura en la que se excluye toda mancha de irreligión. Debemos fortalecer la fe dentro de nosotros, alimentando nuestras almas con alimento mental saludable.
Para terminar con la metáfora, debemos compensar la irreligión que diariamente encontramos en el exterior, mediante la oración, el ambiente católico y la buena lectura en el hogar.
Oración diaria
Para todos y cada uno, además de lo más simple, lo más fácil, lo más ordinario, y lo más tranquilo, es la oración el ejercicio más importante de la virtud de la religión. Por lo tanto, si la religión ha de ocupar ese lugar en el hogar que hemos visto merece, los miembros de la familia deben ser fieles a la costumbre tradicional de la oración diaria.
No importa cuán anticuado e infantil pueda parecer a algunos insistir en la oración de la mañana y de la tarde, las gracias antes y después de las comidas, y las oraciones familiares en ciertas épocas, son estas cosas las que establecen la religión firmemente en el hogar, arrancan del cielo bendiciones, y darle al hogar su verdadera consagración.
Muéstrenme una familia donde todos los miembros son constantes en recitar sus oraciones diarias, y les mostraré un hogar donde florece la religión y reina la paz y la alegría. Muéstrenme un hogar donde la oración se descuida habitualmente, y les mostraré una familia cuya religión, si es que aún existe, es simplemente una cuestión de forma.
Lugar natural para la oración
¿Cómo podría ser de otra manera? Tenemos el deber de trabajar para salvar nuestras almas inmortales no sólo en el momento de la muerte sino a lo largo de toda la vida; y ese deber necesariamente implica mantenernos en el estado de gracia santificante. Nadie permanecerá mucho tiempo en el estado de gracia, si es descuidado con sus oraciones diarias; y pocos rezarán a diario, si no rezan en casa, porque el hogar es el más el más conveniente y natural lugar para la oración diaria habitual.
¿Qué podría ser más natural para un hombre que cree que Dios es su Creador y Soberano Señor, su mayor benefactor y mejor amigo; para quien cree que estamos en este mundo únicamente para hacer la santa voluntad de Dios y así merecernos una recompensa eterna; pregunto, qué podría ser más natural para alguien que así recuerde y reconozca este hecho que lo primero al despertarse por la mañana sea dirigir sus primeros pensamientos a Dios, acarreando bendiciones para sí mismo y haciendo su ofrecimiento de obras, y luego arrodillarse para rendir homenaje a su Creador, agradecerle por sus infinitos favores, renovar su lealtad hacia él e implorar su bendición? ¿Y qué es más natural y más sabio y apropiado que hacer lo mismo por la noche, antes de comprometerse con el sueño nocturno del cual nunca sabe si despertará?
No es necesario dedicar mucho tiempo a la oración matutina y vespertina. Para el fiel ordinario, generalmente serán suficientes cinco minutos; y, si es necesario, se puede decir una oración devota de la mañana o de la tarde, abarcando todo lo esencial, en dos o tres minutos. Lo importante es ser regular al respecto; tener una fórmula regular o un número de oraciones para decir; decirlas a una hora regular y de cierta manera regular.
Si te gusta usar un libro, harás bien en hacerlo. El uso de un libro ayuda a arreglar el hábito de rezar. Pero de ninguna manera es necesario. Sólo ten algunas oraciones definitivas para decir como mínimo y decirlas bien, ese es el mínimo.
EL HOGAR CRISTIANO: UNA GUÍA PARA LA FELICIDAD EN EL HOGAR.
Celestino Strub, O.F.M. (La oración en el hogar)
Índice:
Familia numerosa. El orgullo de los padres
La educación temprana de la prole
La religión previene el divorcio
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