Sobre la conexión entre el buen arte y la moral

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Puede parecer sorprendente que Santo Tomás de Aquino defienda la tesis de que no existe una conexión intrínseca o necesaria entre el buen arte y a buena moral. Y, sin embargo, tal como lo veremos, él también demuestra que hay una conexión, aunque de forma indirecta, en el amplio panorama de la vida humana.

Al afirmar esta posición él difiere de algunos críticos conservadores contemporáneos, como E. Michel Jones, que sostiene que la mala moral exige o resulta en un mal arte, o, viceversa, que el mal arte indica una mala moral. La historia de las bellas artes claramente desaprueba esta posición, la cual está basada en una psicología simplista de las facultades humanas y de los hábitos que las perfeccionan. En el Renacimiento, por ejemplo, uno puede encontrar artistas verdaderamente excepcionales que llevaron vidas moralmente desordenadas, por ejemplo, el pintor Caravaggio, que produjo algunos de las más espectaculares y sutiles pinturas, con una verdadera profundidad espiritual; el compositor Carlo Gesualdo, que escribió música sublime, aunque había asesinado a su esposa y a su adúltero amante en un ataque de ira. De modo similar, si bien Wagner fue un adúltero y un notorio antisemita, su talento como compositor queda fuera de toda duda, solo escuchar el Idilio de Sigfrido, la obertura de los Maestros Cantores, o el ciclo del anillo (si puedes sofocar tu disgusto por el insípido libreto). Lo mismo vale para Schubert y Brahms, si ellos visitaban regularmente prostitutas o no, como dicen sus biógrafos.

Para quien entiende precisamente qué tipo de perfección del intelecto práctico es el hábito del arte y cómo este opera, no es molesta esta falta de una conexión inmediata entre el arte y la moralidad. El arte es el hábito de aplicar la razón a los materiales artísticos de manera ordenada para producir un efecto definitivo, y un artista que es talentoso para iniciarlo y además, bien formado en él, puede desarrollar un muy alto nivel de perfección en el ejercicio del este hábito, a pesar de sus defectos personales habituales.

Un artista que deja que su vida diaria llegue a ser muy desordenada no puede esperar retener la disciplina, el autodominio y la concentración requerida para producir obras maestras

Dicho esto, existen muchas conexiones entre la práctica del arte y la calidad de la moral en la vida real. Un artista que deja que su vida diaria llegue a ser muy desordenada no puede esperar retener la disciplina, el autodominio y la concentración requerida para producir obras maestras, o, en el peor de los escenarios, adquirir, en primer lugar, las habilidades técnicas. Picasso es un ejemplo brillante de un artista talentoso que cayó tan bajo en el dominio de su lujuria, que ya no pudo producir más un gran arte. Él sacrificó su intelecto a su lívido, y es esta la razón de porqué sus obras son tan faltas de inteligibilidad y belleza. Ellas parecen ser los esfuerzos cada vez más pueriles y bochornosos de representar el apetito o el sentimiento divorciado de la razón, que es el principio mismo de la forma, del orden y de la comunicación.

La receptividad a la “inspiración”, que caracteriza al genio, corre el peligro de estar más o menos cerrada a lo licencioso, a la inmersión en los placeres que la distraen. Estar abierto a la inspiración requiere cierta paz del alma y delicadeza de sentimiento, capacidad para escuchar y recibir, esperar ideas y cultivarlas pacientemente y con un trabajo de autodisciplina. La prudencia es “el ojo del amor”, tal como dice Josef Pieper, y ya que las virtudes morales se conectan a través de la prudencia, el artista que carece de autocontrol carece, o eventualmente carecerá, de la capacidad para ver y escuchar aquello que es indispensable para concebir y ejecutar grandes obras.

Los hombres cuyas mentes están en el desagüe simplemente transferirán ese desagüe al lienzo, a la fotografía, a la letra o al ritmo

A mí me parece que el enlace que subyace, por así decirlo, entre la moral y el arte en ninguna otra parte se ve más claro que en la música pop y en el arte moderno en general. El arte moderno a menudo ha sido un arte de sensualidad desenfrenada o de desesperación sombría, y esto queda plasmado en los dos extremos en los que ha caído: la pornografía y el exceso sexual por una parte, y en la atonalidad y abstracción por la otra. Los hombres cuyas mentes están en el desagüe simplemente transferirán ese desagüe al lienzo, a la fotografía, a la letra o al ritmo, ya que los hombres que han amputado sus mentes de la naturaleza y de su belleza simplemente representarán su frío y vacío mundo interior en una escalofriante abstracción de la forma o de la figura, desde la tonalidad o ritmo controlado y ordenado. Veremos a un afeminado Picasso pintando prostitutas o al suicida Pollock salpicando pintura al azar; escucharemos el hipnótico Bolero de Ravel o el gélido Pierrot Lunaire de Schönberg.

Entonces, es importante ver que, por una parte, el arte como la virtud de aplicar la razón a los materiales es distinta de la vida moral y que por otra, la vida del hombre, que dicta los objetivos del arte, necesariamente incide en sus productos, ya que no puede sino identificarse con cierto modo de vida y a los placeres asociados con esta. De esta manera entenderemos cómo es que los afortunados artistas nacidos en católicos o en una cultura cristiana pueden producir obras maravillosas de arte a pesar de sus falencias personales, porque ellos recibieron un entrenamiento sano y adherido, hasta cierto punto, a los más grandes objeticos cristianos de la sociedad, mientras que, los artistas a quienes la modernidad ha permitido o alentado ser verdaderamente perversos, terminan produciendo arte verdaderamente perverso.

Peter Kwasniewski

Artículo original: https://www.ccwatershed.org/2013/08/29/connection-between-good-art-and-good-morals/

https://www.peterkwasniewski.com/sacred-music

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Profesor Peter Kwasniewski: (Chicago, 1971) Teólogo y filósofo católico, compositor de música sacra, escritor, bloguero, editor y conferencista. Escribe regularmente para New LiturgicalMovement, OnePeterFive, LifeSiteNews, yRorateCaeli. Desde el año 2018 dejó el Wyoming CatholicCollegeen Lander, Wyoming, donde hacía clases y ocupaba un cargo directivo para seguir su carrera como autor freelance, orador, compositor y editor, y dedicar su vida a la defensa y articulación de la Tradición Católica en todas sus dimensiones. En su página personal podrán encontrar parte de su obra escrita y musical: https://www.peterkwasniewski.com/