Cristo superará la actual crisis de su Iglesia en y a través de su Eucaristía-MarchandoReligion.es

Cristo superará la actual crisis de su Iglesia en y a través de su Eucaristía

Con el permiso de Monseñor Schneider continuamos ofreciendo en #marchandoreligion los extractos del libro Christus Vincit. Hoy nos centramos en la Eucaristía.

Cristo superará la actual crisis de su Iglesia en y a través de su Eucaristía. Del libro de Monseñor Schneider Christus Vincit

(Del libro Christus Vincit, cap. III, de M. A. Schneider, entrevistado por Diane Montagna).

Con el permiso de Mons. Scheneider

La Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo y Esposa suya, debe pasar por los misterios de su Divino Esposo.

En respuesta a la pregunta sobre cómo los cristianos debemos entender la crisis actual de la Iglesia desde una perspectiva sobrenatural, Monseñor nos recuerda que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, es decir, la Iglesia es el propio Cristo viviendo a través de la historia hasta el fin de los tiempos. Y como Cuerpo Místico de Cristo y Esposa suya, la Iglesia debe pasar por los misterios de su Divino Esposo.

En palabras de Monseñor, la actual crisis es, sin lugar a dudas, el momento de mayor y profundo sufrimiento de la Iglesia, de su participación más intensa en la Sagrada Pasión de Cristo. La mayor persecución de la Iglesia no la realizan sus enemigos de fuera, sino que procede de los enemigos que están dentro.

Cuando Cristo sufrió en Getsemaní, no recibió el apoyo de sus apóstoles, incluyendo a los tres que se llevó con Él al Huerto de los Olivos y que se durmieron mientras Él rezaba y sufría las angustias espirituales más profundas. Cuando Cristo fue arrestado e interrogado, el apóstol Pedro, a quién constituyó como roca visible de su Iglesia, lo negó de manera cobarde en tres ocasiones. Cuando Cristo fue crucificado, sólo un apóstol se mantuvo fiel a su lado, san Juan, junto a Nuestra Señora y las otras santas mujeres.

De las circunstancias de la Pasión, podemos deducir mejor el sentido espiritual e incluso místico de la Esposa de Cristo, la Iglesia. La actual crisis interna de la Iglesia representa la forma más profunda de sufrimiento, por cuanto la Iglesia es ahora perseguida, azotada, despojada y ridiculizada no por sus enemigos, sino por un gran número de sus pastores.

Monseñor nos recuerda que cuando Cristo sufrió en Getsemaní, fue consolado por un ángel y en esta enorme crisis espiritual que vemos dentro de la Iglesia, Cristo es consolado y fortificado por las almas que permanecen fieles a la pureza de la fe católica, por las almas que viven una vida cristiana pura, por las almas comprometidas con una vida de intenso rezo, por las almas que no huyen del sufrimiento de Cristo, del sufrimiento de la madre Iglesia. En el consuelo y la fortaleza que recibió Cristo del ángel en Getsemaní se incluían los actos de expiación y reparación de todas las almas fieles a lo largo de la historia de la Iglesia. Los sufrimientos escondidos de los pequeños son preciosos, ya que consuelan y fortalecen a Cristo, que sufre de manera mística en nuestra actual crisis de la Iglesia.

Y este sufrimiento místico de Cristo en y por su Iglesia, debería llamarnos a evitar el sueño espiritual y a estar alerta, para que no podamos ser engañados por el espíritu del mundo que ha penetrado en la Iglesia.

Monseñor nos invita a mantener siempre una visión sobrenatural en la victoria de Cristo, que triunfará a través del sufrimiento de su Esposa, que triunfará por el sufrimiento de los puros y pequeños de todas las clases: niños, jóvenes, familias, religiosos, sacerdotes, obispos y cardenales.

Y nos dice Monseñor que cuando todas estas personas tratan de permanecer fieles a Cristo, cuando se mantienen firmes en la fe católica, cuando viven en castidad y humildad, son los puros y pequeños de la Iglesia. Monseñor nos recuerda las palabras de San Pablo,  “Si sufrimos con ÉL, entonces seremos glorificados con ÉL” (Rom 8, 17).

También nos recuerda Monseñor la declaración de San Alejandro de Alejandría, precursor de San Atanasio: “La única Iglesia, católica y apostólica, permanecerá siempre indestructible, incluso cuando el mundo entero le pague con la guerra en su contra. Porque su Señor la fortaleció diciendo : “Yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).

El camino para salir de la actual crisis de la Iglesia.

Monseñor nos recuerda que no hay otro camino para salir de la actual crisis de la Iglesia hacia la victoria en Cristo que el de siempre, el que nos ha enseñado Cristo, sus apóstoles y la Iglesia desde hace dos mil años: el camino de la unidad inseparable de la Verdad y el Amor. Es el camino que pone a Cristo -la Palabra encarnada, la Verdad encarnada y el Hijo de Dios encarnado-inequívocamente en el centro de la enseñanza doctrinal, de la celebración de la liturgia, de la vida moral y, de forma específica, en el centro del celo misionario y de la actividad de toda la Iglesia.

El camino hacia la victoria de la Iglesia católica ha de empezar a través de la renovación de la Eucaristía en la liturgia y de la vida eucarística de la Iglesia, y esta renovación ha de estar guiada por un sobrenatural e impresionante Cristocentrismo, ya que el sacramento de la Eucaristía es el corazón de la Iglesia, desde el cual está construida su vida y es vitalmente sostenida.

Señales de esperanza.

Según Monseñor, por la gracia de la Divina Providencia, podemos observar señales de la verdadera primavera de la Iglesia. Podemos ver espirituales campanilllas de invierno dentro de la Iglesia, son los niños pequeños, niños y niñas inocentes, jóvenes castos y vírgenes, verdaderos esposos católicos, padres y madres de familia, personas solteras, viudas, monjes, monjas de clausura, que son las “gemas” espirituales de la Iglesia; y también sacerdotes simples que debido a su fidelidad a la fe, son en ocasiones marginados y humillados. Incluso hay miembros del clero que defienden con coraje la Verdad de Cristo en medio de un campo de batalla, a pesar de perder ventajas personales y temporales. Monseñor los llama “salmones” espirituales de nuestros días, ya que nadan contra la corriente y saltan sobre obstáculos hacia las aguas puras de su origen.

La más pura fuente y origen de la Iglesia es precisamente la Persona de Jesucristo, concretamente, la Santísima Eucaristía.

Según Monseñor, el creciente número de campanillas de invierno y de “salmones” espirituales definitivamente contribuirán al beneficio de toda la Iglesia militante y al feliz estado de la Santa Romana Iglesia, pro felici statu sanctae Romanae ecclesiae.

Cristo superará la actual crisis de su Iglesia en y a través de su Eucaristía.

Christus vincit, regnat, imperat ab omni malo plebem suam defendat.

(Del libro Christus Vincit de M. A. Schneider, entrevistado por Diane Montagna).

*Con el permiso de Monseñor Scheider

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Author: Mons. Athanasius Schneider
Su Ordenación sacerdotal fue en 1990. En 1997, obtuvo en Roma el doctorado en Patrología. A partir de 1999 enseñó teología en el seminario inter-diocesano de Karaganda, en Kazakhstan. En el 2006, fui nombrado obispo auxiliar de Karaganda y, en el 2011, obispo auxiliar de la archidiócesis de Santa María en Astana, la capital de Kazakhstan. Nació en Tokmok, (Kirghiz, Antigua Unión Soviética). En 1973, poco después de recibir su primera comunión de la mano del Beato Oleksa Zaryckyj, presbítero y mártir, marchó con su familia a Alemania. Cuando se unió a los Canónigos Regulares de la Santa Cruz de Coimbra, una orden religiosa católica, adoptó el nombre de Athanasius (Atanasio). En 2011 fue destinado como obispo auxiliar de la Archidiócesis de María Santísima en Astana (Kazajistán), que cuenta con cerca de cien mil católicos de una población total de cuatro millones de habitantes. Mons. Athanasius Schneider es el actual Secretario General de la Conferencia Episcopal de Kazajistán. (Fuente Página Web Oficial es:https://gloriadei.io/