Aproximaciones sobre la imaginación conservadora-MR

Aproximaciones sobre la imaginación conservadora

Este mes trataremos el concepto de imaginación conservadora y su importancia como factor disparador de conciencia. Todo ello referido a los valores del tradicionalismo conservador. Veremos cómo el ser humano tiene por medio de esta cualidad mental, la capacidad de reconocer su legado con lo tradicional.

El concepto de imaginación sociológica fue desarrollado por el sociólogo norteamericano Charles Wright Mills (1916-1962) en su libro La Imaginación Sociológica de 1959. Mills era un sociólogo crítico y perteneciente al movimiento intelectual denominado la Nueva Izquierda entre los años 1960-1970.Sin embargo, más allá de su pertenencia político ideológica, lo que nos interesa recalcar es la base de su concepción crítica de la realidad, que creemos que trasciende intelectualmente un esquema de «encasillamiento o etiquetado» de izquierda- derecha.

Debemos también considerar la obra La imaginación conservadora.Una defensa apasionada de las ideas que han hecho del mundo un lugar mejor de Gregorio Luri. Libro más que interesante para descubrir las bases de un pensamiento conservador que vive en el siglo XXI. De este autor tomaremos algunos principios inspiradores para el desarrollo de este artículo.

Una aclaración que creemos necesaria. Para el presente artículo utilizaremos el término conservador basado en una perspectiva católica con su doctrina, principios y valores. O sea, cuando decimos conservador es en base a una concepción católica de los aspectos tanto sociales como políticos de la naturaleza humana.

Wright Mills define a la imaginación sociológica como la cualidad mental que “le permite a su poseedor comprender el escenario histórico más amplio en cuanto a su significado para la vida interior y para la trayectoria exterior de una diversidad de individuos.» Es decir, según este autor, tal cualidad logra que cada persona deje de pensarse como propia singularidad sino que tome conciencia de su sociabilidad, de su relación con los otros y de su contexto histórico-temporal.

De esta manera, la imaginación sociológica permite identificar la relación entre la propia individualidad y la problemática social. Hace consciente de las características de los roles sociales y su incidencia en la vida de las personas. Aquí es donde Wright Mills se diferencia del estructural funcionalismo y toma postura por un pensamiento crítico.

Desde nuestra perspectiva, el error de Wright Mills es identificar cómo roles naturales a los relacionados con el capitalismo y la sociedad americana. Es evidente que si lo analizamos de esta forma llegaremos a la conclusión de que todo rol social que ocupa una persona en un constructo. Ya hemos criticado en otros artículos esta postura, es por eso mismo que nos centraremos en la idea central de imaginación sociológica.

En resumen, nos quedamos con que la imaginación sociológica es una cualidad mental, es decir propia de un ser racional, que permite descubrir el nexo entre lo particular y lo social. Dando un giro más a este concepto, podemos agregar que está cualidad además de identificar conflictividades y nexos sociales, nos permite ver lo que permanece, lo que se transmite de generación en generación. Esta transmisión la llamamos Tradición y lejos de implicar postulados legitimidad de una estructura de poder, es todo lo contrario. Es lo que permanece y es natural al ser humano. Es un auto-descubrimiento del ser humano en sí mismo.

Por eso creemos que la imaginación sociológica de Wright Mills no conlleva necesariamente a seguir un camino de nueva izquierda ni tomar los discursos del ideario revolucionario.

Podemos ampliar este concepto y llevarlo al plano de la Tradición y definir una parte de esa cualidad mental ligada hacia el pasado de una sociedad y mucho más que eso. Desde nuestro punto de vista es posible gracias al desarrollo de esa cualidad mental, el conocimiento del Orden Natural y sus propias leyes. Pasamos aquí a la imaginación conservadora.

Ya hemos mencionado el libro de Gregorio Luri sobre la imaginación conservadora. Ahora reflexionaremos sobre algunos aspectos de esta obra, que como dijimos más arriba, nos servirá para ulteriores desarrollos conceptuales.

Para Luri «el conservadurismo cree en la existencia de una naturaleza humana y, por lo tanto, en las permanencias antropológicas». Se decide, por lo tanto, no olvidar el pasado, no sólo por sus implicación historico-sociales sino por su valor simbólico. El pasado visto como Tradición, es lo que permanece y nos brinda el fundamento de una identidad. Pero no todo pasado es Tradición, es necesario aclararlo.

En este diálogo de lo presente con la tradición, se aprecia como una hoja de ruta que sirve como faro y guía de los caminos del hombre. El ser humano ya no es ese significante vacío tal como lo define la modernidad, ni su subjetividad es una construcción social. Sino que tiene una parte objetiva de identidad que lo liga a los otros hombres debido a su misma condición humana.

Siguiendo a lo expuesto por Gregorio Luri, algunos revolucionarios y reaccionarios ven esto como un paso atrás, como una involución de la sociedad, cosa que no es ni cierta ni objetiva. El conservadurismo tiene una íntima relación con las revoluciones, es más, existe gracias a las revoluciones; es la contrarrevolución de las revoluciones.

La diferencia está que lo revolucionario persigue cambiar todo lo establecido y luchar contra el poder, mientras que el conservador prefiere sentirse heredero de la tradición y conformar el mundo moderno desde un pasado que le es propio y marca su propia identidad.

Ya hemos mencionado en anteriores artículos que el ideario revolucionario considera que nada hay en la realidad social que sea permanente y armónico. La disposición del mundo y de las sociedades no son naturales sino creaciones surgidas del conflicto social entre los hombres. El conflicto y la amenaza de su surgimiento es un elemento fundante de lo social. Para este ideario el motor de la historia es el conflicto.

El pensamiento conservador y tradicionalista es distinto. Su matriz conceptual se basa en una idea de sociedad orgánica, en donde cada elemento que la compone es diferente y tiene sus propias funciones, pero que no lograría su propósito sino estuviese ligada a otros elementos diferentes de manera natural. Existe, por lo tanto, una naturaleza de las cosas. El conflicto entre las partes que forman el entramado social no es el elemento fundante, sí la justa y propia disposición de las partes es lo fundacional. Lo conflictivo es la excepción y no la regla.

Un punto importante a destacar del espíritu contra-revolucionario del conservadurismo consiste en reivindicar lo perenne por sobre un nihilismo conceptual y práctico. Hoy en día percibimos como las ideologías posmodernas imponen su visión de significante vacío y de ausencia de la Verdad.

Estamos ante una cultura nihilista que expresa la inexistencia no sólo de un Dios sino de todo fundamento trascendente.

Heidegger definió al nihilismo como un período de la historia de la humanidad donde «del ser como tal ya no queda nada». Para este filósofo no hay forma o estructura de pensamiento moderno que no termine en la disolución del ser, de todo fundamento extra-humano. El ser ha sido eclipsado por lo temporal, el mundo material y lo subjetivo.

El escritor Hermann Hesse en su obra de 1928 El Lobo Estepario, nos plantea las contradicciones del hombre y la modernidad. Una época caracterizada por colisión entre dos formas o paradigmas culturales, en donde, según el autor, sólo quedará en pie una. Si bien Hesse no menciona la muerte de Dios ni habla del surgimiento de los movimientos políticos y del Estado totalitario, su base se refiere a la crisis religiosa y política de la Europa de entreguerras.

El conservadurismo se erige como antagonista por antonomasia con respecto al nihilismo. No acepta el fin de los fundamentos trascendentes ni mucho menos la «muerte» de Dios. La técnica y el mundo material no justifican el dominio absoluto del hombre sobre el mundo. Los adelantos técnicos son medios para alcanzar mayor bienestar pero sin descuidar el Bien Supremo.

Posee una visión de la naturaleza, una orientación moral fundamentada en una concepción teleológica. Es decir, que podemos comprender todo lo que existe en función de su fin natural.

A modo de resumen estas son algunas características del conservadurismo.

  • Importancia del derecho natural. Concepciones naturalistas de la sociedad y los individuos.
  • Revalorizacion de la religión. La iglesia y la religión considerada con base estructural de toda moralidad social y fundamento del Estado y de todo el sistema normativo.
  • Concepto de orden. Todo lo creado está regido en base a un orden natural de las cosas. En lo que respecta al ordenamiento socio político todo tiende a la unidad y la armonía.
  • Importancia de lo tradicional, los valores y principios históricos de una comunidad.

En próximos artículos desarrollemos estos conceptos.

Leonardo Olivieri

Nuestro artículo recomendado: El pensamiento moderno y sus diferencias con la Tradición


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Author: Leonardo Olivieri
Tradicionalista Catolico, Licenciado en Ciencia Potitica por la Universidad de Buenos Aires, posgrados en ecomonia e integracion regional. Además músico.