Muchos de nosotros trabajamos todo el día delante de un ordenador. En nuestras pausas, cogemos el móvil y vemos noticias, redes sociales o hablamos con nuestros amigos y familiares. Estamos delante de una pantalla todo el tiempo, de un objeto que atrae nuestra atención con un potencial infinito.
Si podemos ver una película, escuchar un podcast, ver clases e incluso hablar con la gente, ¿todavía nos hacen falta los libros? Hay más: hoy tenemos también la posibilidad de leer en una pantalla (del ordenador, del móvil o de los muchos e-readers disponibles). Yo, sin ir más lejos, leo mucho en el ordenador, sobre todo a partir de cuándo se estropeó el kindle.
Pero, desde que mi actividad virtual pasó a ser más continua, he notado que mi capacidad de concentración disminuye porque está en muchas cosas – y poco, en cada una de ellas – a la vez. Las facilidades del ordenador como del móvil también forman una competencia por atención, la ansiedad por hacer muchas cosas simultáneamente que la practicidad de la herramienta permite.
El problema no está en leer a través de una pantalla, como no está en trabajar o hablar con la gente por medio de ella; el problema está en reemplazar la realidad por la virtualidad, de modo a fragmentar mi atención incluso cuando tengo algo – o alguien – más importante delante de mí. La desatención a que me entrego a causa de la virtualidad me hace más y más desatento a la realidad.
El camino es volver a la realidad, lo digo yo mismo con la confianza de Perogrullo. Pero, como sigo necesitando de la virtualidad en mi vida, ¿de qué manera hacerlo? Hay un medio sencillo que está tanto a mi alcance como a vuestro: la lectura de libros impresos. El ejercicio de la lectura, libro en mano y atención fija, reanuda nuestra capacidad de ver la realidad. Una buena historia azuza nuestra imaginación y hace con que la inteligencia vuelva a trabajar.
Llegamos al mismo punto en que llegó U. Jugo de la Raza, personaje de Cómo se hace una novela, de Unamuno: pretendiendo huir de la realidad por la literatura, las grandes obras literarias ponen la realidad de las cosas delante de nuestras narices.
La literatura, dijo Joseph Pearce, nos desconecta de la virtualidad a la vez que nos reconecta a la realidad. Eso lo ha dicho Joseph Pearce, el más destacado conocedor de literatura católica, en una entrevista a mi querido amigo Jan Franczak.
Jan tuvo la gran idea de crear una serie en su canal titulada “En Pocas Palabras sobre Literatura, con Joseph Pearce”. En videos cortos, Jan y Joseph hablan de la importancia de la literatura para nuestras vidas. La primera parte de la conversación está centrada en el papel de la literatura para reconectarnos a la realidad.
Mi amigo Jan me dio la oportunidad de subtitular la entrevista en español, para que todo el público de lengua española también pueda verla. La primera parte está disponible en el canal de Jan en Youtube. Basta activar los subtítulos en español.
También yo publicaré la primera parte, subtitulada en español y después en portugués, en mi canal de Youtube. Espero contar con vuestra audiencia.
Gilmar Siqueira
Puedes leer toda la serie de artículos: Gilmar Siqueira MR
Te recomendamos el canal de Gilmar: Gilmar Siqueira profesor
*Se prohíbe la reproducción de todo contenido de esta revista, salvo que se cite la fuente de procedencia y se nos enlace.
NO SE MARCHE SIN RECORRER NUESTRA WEB
Marchandoreligión no se hace responsable ni puede ser hecha responsable de:
- Los contenidos de cualquier tipo de sus articulistas y colaboradores y de sus posibles efectos o consecuencias. Su publicación en esta revista no supone que www.marchandoreligion.es se identifique necesariamente con tales contenidos.
- La responsabilidad del contenido de los artículos, colaboraciones, textos y escritos publicados en esta web es exclusivamente de su respectivo autor
