Boda en Caná de Galilea-MarchandoReligion.es

¿Qué pasaría si hoy nos invitasen a una boda en Caná de Galilea?

Nuestro querido compañero Manuel Cuevas, Miles Christi se va de boda, pero no a una boda cualquiera, ha elegido un destino muy especial…un lugar llamado Caná de Galilea, ¿Lo acompañamos?

«¿Qué pasaría si hoy nos invitasen a una boda en Caná de Galilea?», Manuel Cuevas, Miles Christi

Amanece en el poblado, ya se escuchan los gallos cantando al clarear el sol, nosotros desde temprano estamos  trabajando, limpiando el huerto y el patio, pues hoy tendremos una gran fiesta, mi padre me manda a mí y a mis primos a que llenemos de agua las seis vasijas de piedra que se encuentran junto al  sicomoro, para que las llenemos hasta el tope, pues se esperan muchos invitados a la Boda de Sara y mi hermano Joachim, seguramente todos harán sus abluciones.

El pozo no queda lejos, así que empezamos desde temprano para llenar con odres las 2 o 3 Efá o metretas como dicen los griegos de cada vasija, como soy el mayor de los chicos a quienes se les encomendó llenar las vasijas, sé muy bien que tendremos que hacer muchos viajes y rápido, pues ya empiezan a llegar los invitados a la Boda, algunos son parientes otros son  amigos que vienen desde Nazaret, Jerusalén  y Betsaida.

Hace una semanas mi hermano Joachim fue a casa de Eleazar, padre de Sara a llevar la dote con  regalos para pedir desposarla y fueron  aceptadas sus nupcias , claro no podía ser de otra manera si Sara y Joachim desde muy chicos no dejaban de estar siempre juntos en todas partes, su amor y unión es algo tan puro que deleita hasta los más cascarrabias del pueblo,así todos por la alegría de esta unión en nuestras familias están ayudando, unas mujeres haciendo tortas y pastelillos, otras llevando un potaje de habas y garbanzos especial para las bodas, otras dulces y postres, algunos hombres están sacrificando corderos y terneras para  que lo invitados coman y tengan  suficiente para gozar del evento y que sus corazones se regocijen, las niñas han juntado flores del campo y las enlazan en guirnaldas para decorar entre los árboles y las casas  que cercan el patio donde también hemos colocado tablones de madera, bancos y muchos asientos con cojines donde puedan descansar y comer los invitados, todo mundo está haciendo algo de los preparativos de la Boda.

Veo que llegan Tomas y Simón que son originarios de aquí, pero se rumorea que están siguiendo un Rabí que está causando revuelo en toda Judea, me acerco a saludarlos y veo con sorpresa que son muchos y entre ellos destacan dos personas, una mujer que tiene una mirada profunda y amable, se le  ve  la ternura  y me sonríe dejándome sin aliento, nunca había sentido una mirada como la suya,ella se llama María , quedo sin poder decir nada y Tomas me dice, “anda muchacho que parece que no sabes recibir a los invitados”, y todos ríen lo cual me hace voltear y ver a un hombre más alto que todos ellos, con la frente amplia, su sonrisa franca, sus cabellos largos hasta los hombros y una mirada tan intensa que me hace solo querer estar con él, viéndolo , de repente pienso: “pero si es la misma mirada que la de María”, y él se acerca y me dice:

“Hola Emanuel, yo soy Jesús y ella es María mi madre”

y cariñosamente me toma de la cabeza y me hace una caricia y todos reímos, pues como no, si es un día de fiesta.

Mi corazón está todo alborozado y no sé por qué, van pasando las horas, llega el momento en que mi hermano va por su desposada Sara para traerla a su nuevo hogar ,ella va vestida elegantemente con una túnica de algodón blanco y con hermosas flores bordadas de colores, con brazaletes y collares que le han regalado su familia y amigos, lleva una corona de olivo y flores que sostiene el velo en su cabeza,  se ve radiante y saluda a María ya Jesús  quienes me  parece son sus parientes y los conoce, luego es rodeada por 10 mujeres y doncellas del pueblo que con lámparas alumbran el camino y la llevan  con  alegría  a su casa para que luego el novio, vaya por ella al atardecer y la lleve al hogar que mi hermano ha preparado para que ellos vivan juntos.

Mi hermano Joachim va acompañado de Tomas y Simón como sus testigos para traer a la novia a su casa y así al llegar a la reunión todos  exclaman con voces de júbilo y alegría por este nuevo matrimonio, y se oyen poemas, cantos, algunos empiezan a danzar y los más versados tocan arpas y tambores para alegrar la fiesta, y es cuando a nosotros los jóvenes nos toca el trabajo duro, servir la comida y las bebidas, pero tanta gente ha rebasado las expectativas de los que se pensaba acudirían a la fiesta, lo que se supone que iba a ser una pequeña comida nupcial resulta ser una gran fiesta con más de 500 personas, la comida afortunadamente es bastante y las mujeres y hombres se encargan de tener más carne y alimentos para los manjares, pero el problema es el vino, y de eso nos damos cuenta porque rápidamente se consumen las botellas y los odres que se habían dispuesto pero ya casi no queda nada.

Yo he procurado estar sirviendo a María y a su hijo Jesús, pues por más que quiera no puedo separarme de ellos mucho rato,  escucho que María le dice:

“Hijo, ya no tienen vino”

Él voltea a ver a su madre y con una mirada divertida y una sonrisa le dice “Pero mujer, a ti y a mí que nos importa”  yo pienso, tiene razón ellos son invitados, y no tienen por qué hacer algo al respecto, el preocupado soy yo que como familia no sé qué vamos a hacer.

Boda en Caná de Galilea-MarchandoReligion.es

Entonces ella se dirige a mí y viéndome con esos ojos me dice:

“Hagan lo que él les diga”

y señala a su hijo, que no ha dejado de vernos un instante, él me dice “Vayan y llenen de agua las vasijas de las abluciones” yo obedezco su orden, sería imposible no hacer lo que Jesús me pide, y regreso a decirle, «ya está hecho Rabí”, entonces me dice, “toma un poco y llévalo al Mayordomo de la fiesta”, y me apresto a hacer lo que me dice.

Llevo un pequeño cántaro al Mayordomo que sin saber de qué se trata, piensa que es más vino sabe que soy hermano del novio y me dice, “trae acá muchacho veamos que tienes” y lo empieza a beber, yo no entendía por qué me ordenó Jesús llevarle agua al Mayordomo, pero este exclama casi gritando “¡Que exquisito vino, el mejor que he probado en mi vida!” y dirigiéndose a mí y a mi hermano que estaba en una mesa le dice “ Todos sirven el mejor vino al principio y ya que todos han bebido bastante sirven el regular, pero tu amigo mío  has hecho todo lo contrario, el mejor vino lo has reservado hasta el último”, mi hermano no tiene idea de lo que le dice el mayordomo, pero se alegra que le guste el vino y que todos los invitados se diviertan.

Yo junto con algunos de mis primos nos quedamos atónitos, ¿Vino? Pero si es simple agua y yo mismo me encargué de sacarla del pozo y llenar las vasijas junto con algunos de los chicos del pueblo,voy a las vasijas y para mi sorpresa pruebo un poco de todas y se trata de un vino delicioso, pero ¿Cómo es posible? No puedo sino maravillarme y saber que el Rabí ha hecho un milagro pues Él fue quien me ordeno llenar esas vasijas con agua y es vino suficiente para toda la semana que duran los festejos de la boda, me acerco humilde a María y le digo, mi Señora, cumplí lo que me dijiste, hice lo que me ordenó tu hijo y se ha obrado un portento, ella me dice, “tranquilo muchacho, sé que mi hijo siempre atiende los consejos y peticiones de su Madre, pero la decisión final es suya”, yo me quedo mudo de asombro y no sé qué decir, Jesús me ve y me llama diciendo, “Ven muchacho, ¿hiciste lo que te dije?” Sí Señor, así lo hice, respondo al instante y sonriendo me dice, “te voy a contar un secreto, todo lo que me pide mi Madre siempre lo escucho, ella nunca pide algo para ella, siempre piensa en los demás, por eso la amo y como buen hijo trato de amarla y honrarla en todo, ¿Tu lo crees?” Si Rabí, sé que con una mirada de ella o tuya, yo soy capaz de seguirte y hacer lo que me digan, Él dice, “ya lo harás a su debido tiempo, por ahora quiero encomendarte el cuidado de tus padres y de esta pareja de novios, ellos deben de saber que Dios los ama y que a partir de hoy todos los que sepan de su boda se alegrarán que se manifestó la gloria de Dios a petición de una mujer que piensa y pide por ellos y por todos”.

Yo me siento inmensamente feliz de escucharlo, no dejo de escuchar en mi corazón y en mi mente las palabras de María “Hagan lo que Él les diga” y pienso que así debe ser el Reino de los cielos, como una Boda en Caná de Galilea.

LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI

Manuel Cuevas, Miles Christi

Jn 2,1-12

Efá: medida de capacidad de 45 litro aproximadamente

Cántaro de Metreta: medida de 39.4 litros aproximadamente

Esperamos que Vds. también acudan a esta boda en Caná de Galilea, podemos ir, estamos invitados. Si quieren leer el pasaje Bíblico pueden hacerlo en el siguiente enlace: http://www.vatican.va/archive/bible/new-testament/documents/bible_john-chap-2-cana_sp.html

¿Se han dado una vuelta por nuestra página? Hoy, les proponemos hacerlo por la sección de:


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Author: Manuel Cuevas-Miles Christi
Católico,mexicano, felizmente casado y con tres hijos, Médico Ortopedista de profesión, vive y trabaja cerca de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Colabora con algunos foros de formación y de apologética católica en redes sociales. Preocupado por su salvación y la de sus hermanos, fiel a Dios y al Magisterio infalible de la Iglesia Católica.