Si le preguntamos a alguna persona de la calle qué es lo opuesto a la virtud de la studiositas, o sea la virtud del estudio, te dirán muy sueltos de cuerpo: no estudiar. Y parece lo más lógico. Y sin embargo está bastante apartado de la verdad. Lo opuesto a estudiar no es no estudiar, eso es la falta de estudio. Lo opuesto a la studiositas es la curiositas.
Studiositas vs curiositas. Un artículo de Alberto Mensi
Esta verdad de a puño nos viene muy bien hoy día en que los medios masivos de comunicación nos viven machacando con distintos temas y la gente compra esa información, la adquiere y la hace suya como verdades demostradas e irrefutables.
Esto se debe fundamentalmente a que se ha perdido la virtud de la studiositas y nos quedamos en la mera curiositas, vana y superficial. Vamos a aclarar los tantos.
El hombre ha sido creado para ser feliz, es la mayor prueba del amor que Dios nos tiene, y seremos felices conociéndolo, amándolo, adorándolo cara a cara por toda la eternidad.
Ahora, en la vida cotidiana experimentamos no sólo un deseo natural de ser felices sino que tenemos una apetencia de conocer, de saber la verdad. No nos gusta para nada que nos metan gato por liebre y eso lo experimentamos todos, ricos y pobres, letrados e iletrados.
Sin embargo debemos tener bien presente que ese alcanzar la verdad no es un simplemente saber, o sea no es simplemente alcanzar el fin de una potencia, en este caso la inteligencia. Este conocer la verdad tiene un carácter eminentemente moral porque el hombre es responsable de su propio conocimiento, y conoce para poder obrar bien.
El hombre es un ser prudencial, es decir un ser que permanentemente va optando entre caminos y decisiones que en definitiva lo ayudan a llegar a su bien final y alcanzar la felicidad suma. Y esta prudencia es una virtud compuesta de ciencia y experiencia. La studiositas justamente va a proporcionar a la prudencia lo que precisa saber para poder obrar bien.
La falta de studiositas no es lo opuesto a la studiositas, es tan sólo ausencia de ello. Por supuesto que ese tipo de ignorancia en aquel que pudiendo estudiar y no lo hace se convierte en ignorancia culpable. Lo opuesto a la studiositas es la curiositas.
La curiositas es una deformación del recto deseo de conocer, es una huida de la verdad. Y como todo acto moral no sólo es una deformación en si misma sino que deforma a quienes son curiosos.
El que posee la virtud de la studiositas busca la verdad de las cosas, en cambio el curioso no, sólo consume las noticias y tanto y cuanto no le vayan a afectar en su vivir. Por eso no quiere profundizar en la verdad de las cosas, para que no le interpelen, para no tener que corregir su camino. Tiene noticia de que están pero tanto como está en una repisa un paquete del supermercado, allá la verdad, aquí: yo.
El curioso es un mero espectador, es un mero observador y observador superficial, por ese motivo permanentemente tiene que renovar el espectáculo. Es muy propio de esta postmodernidad en la que todo es pasajero, relativo, aturde con su estridencia y sus cambios. Nada permanece como para considerarlo en serio, todo fluye como una calesita infernal.
¡Que María Santísima Sede de la Sabiduría nos conceda la virtud de la studiositas!
Alberto Mensi
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