RESPETO EN EL AMOR
La total fidelidad en el matrimonio es fundamental. Sin embargo, es solo un mínimo. Tratarse unos a otros como tabernáculos vivientes de Dios: eso es lo que exige el matrimonio entre dos bautizados.
Respeto en el amor. Por Raoul Plus, S.J
¿Sabes que el sacramento de la iniciación cristiana transforma a una persona en templo vivo del Altísimo? Claro que lo sabes.
Pues bien, detrás de esta silueta humana más o menos atractiva que es la persona del cónyuge, en cuerpo y alma, está Dios morando dentro y viviendo Su Vida Divina en lo más profundo del alma.
En consecuencia, cuando la mala salud o la edad avanzada hacen que el esposo o la esposa sean menos atractivos exteriormente, esa no es una razón para que el amor decaiga.
¿Cuántos saben que cuando marido y mujer en estado de gracia se abrazan por privilegio conyugal, se abrazan a la Santísima Trinidad, que los une más estrechamente que su abrazo humano? Lejos de interponerse entre ellos, ¡qué intimidad sobrenatural y qué magnífica dignidad da a su unión!
Cómo eleva e idealiza lo que en sí mismo es bueno, aunque todavía carnal y, por lo tanto, capaz de volverse fácilmente terrenal y, para algunos, difícil de considerar como algo noble.
Es raro encontrar cristianos que realmente tengan fe, al menos fe en el misterio fundamental de la vida de los bautizados.
El padre Charles de Foucauld le escribió a su hermana casada que era madre de familia:
“Dios está en nosotros, en lo más profundo de nuestra alma. . . siempre, siempre, siempre ahí, escuchándonos y pidiéndonos que charlemos un poco con Él. Y eso es, tanto como mi debilidad lo permita, mi vida misma, cariño.
Intenta que cada vez sea más tuyo; eso no te aislará ni te alejará de tus otras ocupaciones. Sólo requiere un minuto; entonces, en lugar de estar sola, habrá dos de ustedes para cumplir con tus tareas. De vez en cuando baja los ojos hacia tu corazón, recógete por un mínimo cuarto de minuto y di: Estás ahí, Dios mío. Te amo. No te llevará más tiempo que eso y todo lo que hagas será mucho mejor si cuentas con esa ayuda. ¡Y qué ayuda!
Poco a poco irás adquiriendo el hábito y por fin estarás siempre consciente de este dulce compañero dentro de ti, este Dios de nuestros corazones … Oremos el uno por el otro para que ambos podamos hacer compañía amorosa a este Querido Huésped de nuestras almas …”
Si marido y mujer estuvieran igualmente convencidos del vivo esplendor que realmente presentan sus almas, cómo el acto conyugal, -para comenzar- tan santo, se convertiría para ellos en un acto de fe divina, un acto completamente lleno por el más alto espíritu sobrenatural.
Quiero meditar a menudo sobre mi bautismo y el misterio de la Vida Divina en mí.
Quiero acostumbrarme a tratarme como un tabernáculo viviente de mi Señor, a considerar al compañero de mi vida como el tres veces santo santuario de la Divinidad, porque sé que esto es una realidad.
El justo vive por fe. Quiero vivir por la fe!
Raoul Plus, S.J. (1882-1958) escribió más de cuarenta libros para ayudar a los cristianos a comprender el amor de Dios por el alma. Sus obras enfatizan el papel vital de la oración en la vida espiritual y muestran cómo se pueden vivir las verdades de la fe.
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