Entender que significa el ideario revolucionario resulta fundamental para reflexionar sobre la situación actual en que vivimos. La muerte de Dios, la secularización, el relativismo son las consecuencias de la presencia del pensamiento revolucionario.
Reflexiones sobre la Revolución. Un artículo de Leonardo Olivieri
La cultura del mundo actual en que vivimos es de condición revolucionaria. Nuestra vida transita bajos sus parámetros. No hay mundo moderno sin revolución. Es fundamental entonces saber qué significa este concepto y cómo está enraizado en nuestra forma de vida,manera de pensar, en el mundo material y en los aspectos culturales.
Es importante destacar que tal ideario no es patrimonio exclusivo de los movimientos políticos de izquierda y atraviesa a todas las ideologías surgidas en la modernidad.
Así que de una manera u otra, con mayor o menor énfasis, la revolución como concepto simbólico se manifiesta en la cultura sociopolítica de la modernidad, aunque para el común de las personas esto pase inadvertido.
Comúnmente, la revolución es entendida por un cambio o ruptura con respecto a una situación establecida. Se la asocia con las luchas populares, el fin de la opresión y la desigualdad, la instauración de un nuevo orden sociopolítico que garantice la libertad y la igualdad plena entre los hombres.
También se la asocia con la soberanía popular y la autonomía.
Pero la revolución es mucho más que eso. Es la instauración de una manera de pensar y concebir la naturaleza humana y las relaciones sociales. Se parte de una naturaleza basada en el conflicto, en el constante aniquilamiento de lo anterior, que pasa por una alta intensidad en la guerra y la lucha facciosa. También se manifiesta de manera menos intensa en los cambios tecnológicos y hábitos de consumo. Y finalmente, para nosotros lo más importante, es que la revolución es una forma de filosofía o estructura de pensamiento que se manifiesta en la cultura, el conocimiento científico y en las instituciones.
Desde el punto de vista filosófico, la revolución se centra en su antagonismo con relación al cristianismo y principalmente con el Reinado Social de Jesucristo. Tal como lo expresó Jean Ousset,en su obra Para que El Reine, la Revolución, tal como la entienden y han definido sus partidarios, coincidiendo con sus debeladores, consiste en una doctrina, en una actitud y en un comportamiento de oposición, enfrentamiento y odio a Dios, la Iglesia y el orden social cristiano
Pero, ¿cómo entender que significa la revolución?. Sin lugar a dudas hacer una reseña histórica del despliegue de lo revolucionario excede ampliamente el propósito de este artículo, pero tomaremos por ejemplo el giro que produjo Copérnico y sus estudios de astronomía para entender las implicancias de la revolución como concepto constitutivo del orden social actual.
Podemos decir que a partir de los desarrollos en astronomía de Copérnico se comenzó a construir una manera de pensar basada en la centralidad del concepto de revolución.
De manera sencilla, en base a sus investigaciones en astronomía Copérnico pudo vislumbrar que no se podía entender el movimiento de los objetos celestes con la tesis vigente hasta el momento que sostenía que la Tierra está en el centro del Universo y el Sol y los demás objetos celestes giraban a su alrededor. Pero Copérnico comprendió que para entender el movimiento de los objetos celestes era necesario cambiar la relación poniendo al Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su alrededor.
Tal postulado fue considerado como un hecho revolucionario: la revolución copernicana en el conocimiento del hombre y de la realidad del mundo.
Fue Immanuel Kant quien consideró que en la filosofía es preciso una revolución semejante a lo de Copérnico en la astronomía. Básicamente, en la filosofía el problema consiste en explicar el conocimiento sintético a priori y la filosofía anterior a Kant suponía que en la experiencia de conocimiento el sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido influye en el sujeto y provoca en él una representación fidedigna. Kant propone darle la vuelta a la relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el Sujeto cognoscente es activo, que en el acto de conocimiento el Sujeto cognoscente modifica la realidad conocida.
Es esta revolución copernicana planteada por Kant que modificó sustancialmente la manera de pensar, interpretar y conocer la realidad. Se introduce un rol exacerbado del sujeto, o sea del hombre, como figura central en el conocimiento de la realidad. Según Kant, podemos entender el conocimiento sintético a priori si negamos que nosotros nos sometemos a las cosas, si aceptamos que son más bien las cosas las que se deben someter a nosotros.
Ahora bien ¿a qué obedece que no se haya podido aún encontrar [la metafísica] aquí un camino seguro de la ciencia? ¿Es acaso imposible? Más ¿por qué la Naturaleza ha introducido en nuestra razón la incansable tendencia a buscarlo como uno de sus más importantes asuntos? Y aún más ¡cuán poco motivo tenemos para confiar en nuestra razón, si, en una de las partes más importantes de nuestro anhelo de saber, no sólo nos abandona, sino que nos entretiene con ilusiones, para acabar engañándonos! O bien, si sólo es que hasta ahora se ha fallado la buena vía ¿qué señales nos permiten esperar que en una nueva investigación seremos más felices que lo han sido otros antes?( Immanuel Kant, Crítica de la razón pura. Prólogo a la segunda edición)
Este es el concepto central de la revolución: la realidad objetiva ,el mundo y todo debe estar sometido al subjetivismo humano. Nada hay que exista por fuera de la propia condición del hombre. Se está ante la presencia de un mundo y fundamentalmente, de un ser humano liberado de condicionamientos externos y dejado a su libre albedrío. Todo lo que es externo, llámese orden natural, principios trascendentes, o Dios mismo es una ilusión y un engaño que someten al hombre
En otro texto Kant llama al hombre a dejar la minoría de edad y desprenderse de todo condicionamiento que impedía el desarrollo del libre pensamiento y no tener el valor de usar el entendimiento sin estar sometidos a otro.
Vivimos en un mundo en donde pareciera ser que la primera causa de todo es la voluntad y el deseo de una libertad casi ilimitada. Lo permanente es prácticamente considerado como un momento histórico, que seguramente no será igual o se extinguirá en el devenir de la dinámica social.
Por lo tanto la revolución es la exaltación de lo humano sobre lo trascendente y es por ello que es una manera propia de concebir al hombre centrada en un antropocentrismo exacerbado. Como vemos la revolución como concepto excede el mero hecho de verla como ruptura sino que es una forma de organizar la vida de las personas y de cómo éstas se piensan a sí mismas.
No sé puede dejar de mencionar a la revolución socialista. En ella el sujeto histórico es la clase social,fundamentalmente la clase obrera o proletariado. En la actualidad este concepto se amplió a los movimientos sociales en general y la ideología de género con sus respectivos colectivos. Se hace más hincapié en la lucha o conflicto social contra la desigualdad y la opresión. Los colectivos de género introdujeron el concepto patriarcado como fenómeno social opresivo ligado a las características excluyentes del sistema capitalista.
Más allá de las diferencias entre la revolución de la Ilustración liberal con respecto a la socialista, existe un patrón común en ambas. Un orden social centrado en lo humano, sea un sujeto histórico de carácter individualista o clasista. La primacía de lo material y lo inmanente, la liberación de lo temporal con respecto a lo eterno. La felicidad material como fin último de la vida humana tanto individual como social. La supremacía de la técnica y las condiciones materiales de producción y consumo por sobre las virtudes y los bienes espirituales. Y por último,los valores morales como construcciones sociales, sean como resultado de un acuerdo de voluntades o como expresiones de una identidad de clase social.
El Papa San Pio X en la Encíclica Notre Charge Apostolique de septiembre de 1910,ya nos advertía de los graves problemas que se vislumbraba con el ascenso del ideario revolucionario y sus implicancias en las cuestiones sociales. Se presenta al hombre alejado de la Verdad y la conformación de un orden social desligado de los principios morales del cristianismo. El orden temporal se independiza de lo eterno,produciendo un vacío de la certidumbre de la Verdad.
La verdad es que los jefes de «Le Sillon» se proclaman idealistas irreductibles; que quieren levantar las clases trabajadoras, levantando primero la conciencia humana; que tienen doctrina social propia y principios filosófico y religiosos propios para reorganizar una sociedad con un plan nuevo: que se han formado un concepto especial de la dignidad humana, de la libertad, de la justicia y de la fraternidad, y que, para justificar sus sueños sociales apelan al Evangelio interpretando a su modo, y lo que es más grave todavía, a un Cristo desfigurado y disminuido. ( Papa San Pio X, Encíclica Notre Charge Apostolique)
Este párrafo nos alerta sobre el propósito corrosivo del ideario revolucionario. Como venimos diciendo, la revolución re-significa la naturaleza objetiva tanto del mundo como del hombre. Desfigura y disminuye la doctrina cristiana, promoviendo un sistema de ideas fundadas en el inmanentismo, subjetivismo, relativismo e independencia del orden temporal ( realidad social ) con respecto a la existencia de principios trascendentes (valores morales existentes por sí mismos).
Hoy en día al hombre promedio se le dificulta pensar en la existencia de principios y fundamentos existentes por fuera de la voluntad humana. El convencionalismo y el carácter volitivo marcan la forma de pensar al orden social y al de las cosas. Lo mencionamos en los párrafos precedentes cuando hicimos referencia a Kant y a la revolución copernicana: todo pasa por el Sujeto.
El legado de la revolución consiste 1) en haber colocado al hombre en el lugar de Dios en cuanto a origen y fundamento de los principios e ideales. 2) A la razón a la que recurre libremente cada persona en lugar de las orientaciones de la Tradición. 3) El rechazo de toda jerarquía en favor de la igualdad. 4) A favorecer la diversidad y la multiplicidad en lugar de la unidad y el orden natural. 5) Se privilegia el subjetivismo relativista ante la existencia de una Verdad trascendente.
La resistencia a este ideario revolucionario es la contrarrevolución; ésta no debe ser entendida solamente como un movimiento contrario al revolucionario, sino como una forma de pensar a la naturaleza humana distinta. La contrarrevolución es cristiana y está fuertemente ligada al Reinado Social de Jesucristo. Pero este tema lo desarrollaremos más en profundidad en futuros artículos.
Leonardo Olivieri
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