Hoy hablamos de la vocación personal, del matrimonio, de los votos, de los deberes y de como acercarse a la perfección cada uno en su estado
Matrimonio y votos. Por Raoul Plus, S.J
EL problema de la vocación personal, como he visto en mis meditaciones, no es un problema que se resuelva en abstracto, en pura teoría, sino en lo concreto, considerando cada caso particular.
La mejor vocación en un caso individual no es la vocación mejor en sí misma sino la mejor de hecho, es decir la que la Divina Providencia prepara para cada persona.
Yo he reconocido la mía con bastante claridad. No tengo ninguna preocupación en ese sentido.
Sin querer menospreciar en lo más mínimo los méritos de los que pronuncian votos religiosos, pues son almas privilegiadas, ¿no puedo en cierto modo comparar mi vida con la de ellos y encontrar una semejanza entre ellos?
En los escritos de su madre que publicó el poeta Lamartine encontramos estas líneas:
“Hoy asistí a la investidura de unas hermanas del hospital. El sermón que les fue dirigido fue hermoso: El orador les dijo que habían elegido para la vida un estado de penitencia y de mortificación. Se colocó una corona de espinas sobre sus cabezas para simbolizar esto … Admiré mucho su autos-sacrificio; pero reflexioné que el estado de una madre de familia puede acercarse a la perfección del de ellas si cumple con sus deberes.
“Una persona no piensa lo suficiente en que cuando se casa también hace voto de pobreza ya que prácticamente pone su fortuna en manos de su marido, y que él tiene algo que decir sobre cómo gasta ella el dinero. “Hace voto de obediencia a su marido y voto de castidad, ya que no se le permite buscar complacer a ningún otro hombre. Ella también se dedica al ejercicio de la caridad hacia su esposo y sus hijos; ella tiene la obligación de cuidarlos en la enfermedad y darles sus sabios consejos.”
¿No hay mucho de verdad en esta comparación? Evidentemente, en el caso del matrimonio, los esposos y las esposas son ampliamente compensados por los sacrificios que tienen que hacer, con la alegría que les produce la vida en común. En el estado virginal no existe tal compensación humana. Esa no es razón para subestimar el valor del estado matrimonial. Porque un estado es más hermoso, no se sigue que el otro no sea muy hermoso.
Bien puede ser que cierto padre o madre que dudó antes de entrar en el estado matrimonial porque se sentía llamado a la vida de virginidad consagrada cumplió mejor con su matrimonio los planes de Dios para las vocaciones religiosas; Dios los usó como instrumentos para una serie de vocaciones que se desarrollarían entre sus descendientes.
Cuando Pío X fue ascendido al obispado de Mantua, visitó a su madre en Riese. “Mamá, mira mi hermoso anillo episcopal”. Su madre de ochenta años dejó pasar sus dedos arrugados sobre el anillo, pensativa. Luego dijo: “Es verdad, José; tu anillo es hermoso; pero tú no lo habrías tenido, si yo no hubiera tenido éste”, y le mostró su anillo de bodas.
Raoul Plus, S.J. (1882-1958) escribió más de cuarenta libros para ayudar a los cristianos a comprender el amor de Dios por el alma. Sus obras enfatizan el papel vital de la oración en la vida espiritual y muestran cómo se pueden vivir las verdades de la fe.
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