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Los dilemas de la sociedad occidental en el siglo XXI

El objetivo de este artículo consiste en exponer y reflexionar desde un punto de vista teórico sobre las complejidades que aborda la sociedad occidental en la actualidad. Es el comienzo de una serie de escritos en donde trataremos estos desafíos y buscaremos una respuesta desde la Doctrina Católica y fundamentalmente desde la Tradición.

La sociedad occidental del siglo XXI se caracteriza por un elemento que es propio de esta era: la existencia de significativos y complejos procesos de transformación social.

Para Zygmunt Bauman (1925-2017) la vida líquida consiste en que la transformación en la sociedad actual no puede detenerse. Hay que modernizarse y re-significarse. Esto consiste en un proceso, en un desprenderse de ciertos atributos que ya han caducado, asimismo hay que despojarse de las identidades que consideramos propias, pero siempre fueron el resultado de una interacción con el otro y por ende un constructo social.. Si no se hace esto, se corre el riesgo de morir socialmente.

Siguiendo a Bauman, todo esto implica fundamentalmente la aceptación de la desorientación, la inmunidad al vértigo y la adaptación al continuo movimiento, como así también la tolerancia con respecto a la ausencia de un itinerario prefijado y de dirección. Lo indeterminado y la velocidad son los que realmente marcan el ritmo de una sociedad.

Hoy la virtualidad está presente en casi todas las esferas de la vida social

Las nuevas tecnologías no sólo han acortado las distancias físicas ni sobrepasado las fronteras nacionales, sino que además, establecieron nuevas reglas de interacción entre los seres humanos. Hoy la virtualidad está presente en casi todas las esferas de la vida social. No se sabe que es lo real y que es lo virtual, existe una conjunción entre ambas y las coloca en el mismo plano de realidad.

Es así como estos nuevos sistemas de conectividad e interacción, ponen en cuestión a los principios de organización social derivados del siglo XX. Desde las relaciones «cara a cara», desde los juegos infantiles, hasta las relaciones de trabajo entre otras áreas de la vida humana, fueron modificadas en sus propias formas de intersubjetividad.

En efecto, las plataformas de interacción son globales y virtuales, generando nuevas experiencias culturales, sociales, políticas e institucionales en la vida privada y social de los individuos.

Un ejemplo claro fue como en la pandemia del Covid 19 y las políticas de cuarentena llevaron a reemplazar el trabajo presencial por la modalidad virtual. También se modificaron los hábitos de consumo con la utilización de aplicaciones para la compra y el delivery de productos. Por ejemplo, en la actualidad en el mundo del trabajo se implementa una combinación entre trabajo presencial con el remoto ( online, home office).

Se desarrolla así un concepto que ya venía siendo tratado a fines de los noventas: la hibridación. O sea, cómo diferentes grupos humanos hacen suyos bienes y mensajes heterogéneos, que se encuentran en circuitos transnacionales y que segmentan aún más a estos grupos. Perdiendo lo que consideraban sus identidades inmutables propias de un concepto de objetividad identitaria.

Este concepto, en sus comienzos y de manera embrionaria, fue desarrollado por Nestor Garcia Canclini en su libro Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Este autor tomó y utilizó el concepto de hibridación de la biología para aplicarlo a las ciencias sociales y a los estudios culturales. Siendo un fenómeno que se manifiesta en escenarios sociales multideterminados donde diversos sistemas se intersectan e interpenetran.

Básicamente y de manera sencilla, la hibridación consiste en una especie de fusión de elementos provenientes de distintos grupos o sociedades dando origen a un nuevo patrón cultural como consecuencia de dicho proceso. Tal fenómeno social puede ocurrir en distintas esferas de la vida social, como ser en las tradiciones, en las formas de conducta, en las modalidades de comunicarse, en las creencias, en el arte y en el lenguaje de los individuos, etc.

Los sistemas sociales son cada vez más dinámicos, complejos y abiertos, sujetos a interacciones constantes que, de una forma u otra, ejercen una mutua influencia. Se puede hablar entonces de formas sociales interdependientes. Esto significa que no hay sociedades aisladas ni auto-inmunes a los efectos del entorno. Y la hibridación es lo que constituye ya el ser mismo de una organización social.

Esta hibridación interdependiente lejos de generar un escenario de certezas y de estabilidad, produce un efecto de fuerte incertidumbre e inestabilidad. Hay tensiones y conflictos en lo referido a la asimilación de la influencia del entorno. Un ejemplo concreto es la inmigración masiva que está sufriendo Europa. La capacidad de este continente de absorber,asimilar y diseccionar la inmigración se ve cada vez más difícil.

Por otra parte, esta concepción de sociedad híbrida tiene como base fundamental la no existencia de elementos fijos o inmutables. Concretamente, no existiría una tradición cultural que se transmita de generación en generación y que perdure con el tiempo. El movimiento,la contaminación y la mutabilidad, imprimen una dinámica que subvierte toda idea de centralidad y permanencia. La cultura de las sociedades occidentales es, de hecho, cada vez más pluralista y fragmentada. Las tradiciones son re-significadas constantemente.

Desde la filosofía, fue el italiano Gianni Vattimo(1936) quien definió como pensamiento débil a la superación de las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes verdades, de fundamentos consistentes, de la historia como huella unitaria del acontecer.

Resulta más que evidente que desde esta perspectiva se rechaza todo lo relacionado con la cultura cristiana de occidental. Ya que desde esta perspectiva no habría lugar para la Verdad tradicional o religiosa. No es posible la permanencia en este mundo de una Revelación divina que está por fuera de la interpretación hermenéutica y la re-significacion interpretativa

Es más, el factor religioso de una sociedad deja de ser producto de una revelación divina para transformarse en una construcción social; una forma de relato que busca inútilmente llegar a una Verdad que otorgue un sentido único a la vida del hombre.

En realidad lo que se plantea es radicalizar aún más la secularización y la pérdida de todo fundamento trascendente. Nada hay fuera del hombre, todo es creado por él. Y el mismo hombre es una incógnita ya que su misma subjetividad es también creación.

No existe una visión totalizadora del hombre, el mundo y sus problemas, sino retazos, visiones parciales y coyunturales. El hombre está forzado a preguntarse nuevamente por él, a tratar de encontrarse a sí mismo viviendo en un desarraigo constante. Cada respuesta que encuentra es parcial y acotada a una momento histórico, por lo tanto endeble y débil. Debe ser criticada, subvertida y de-construida; al fin y al cabo, reemplazada . Todo cambia constantemente.

La unidad se logra reprimiendo a la multiplicidad, sometiendo y manipulando las formas de hibridación hacia un sentido o dirección determinada. La unidad es por lo tanto, desde su naturaleza conflictiva y opresiva. Sin embargo, el pensamiento débil propone que la unidad sea producto de un acuerdo, en donde las verdades parciales conviven pacíficamente.

La unidad es el resultado de un orden natural que abarca a todos los seres humanos

Sin embargo, la Verdad cristiana hace hincapié en la unidad y la universalidad. No es una media verdad, ni tampoco producto de la historia, sino que se funda en la Revelación de un Dios eterno. La unidad es el resultado de un orden natural que abarca a todos los seres humanos. Sus principios son la Revelación y la Ley Natural.

Es por ello que este tipo de pensamiento debil, además de fomentar una secularización radical, propone una des-cristianizacion del ser humano. Ya no alcanza con reducirla al ámbito privado, sino que debe necesariamente ser expulsada de todos los aspectos del ser humano. Este nihilismo liberador se ocupará de ello. En síntesis, la Doctrina Cristiana y sus dogmas son un estorbo.

Siguiendo a Gianni Vattimo, apoyado en Heidegger y Nietzsche, se puede afirmar que el pensamiento débil es una «anarquía no sangrante» en el sentido que se desmoronan las grandes Verdades y surgen simples afirmaciones de una sociedad fragmentada que buscan un acuerdo de mutua aceptación.

Así, “pensar nuestro tiempo” es una cuestión de interpretación, pues participamos en el tiempo en la medida en la cual lo interpretamos. Hablamos no de un Ser eterno e inmutable, sino de una comprensión del mismo que lo presenta como expuesto, atento siempre a la condición histórica de su aparecer.

Es el pensamiento débil, que inspira a un ser abierto a la transformación, a la historicidad, a lo que pasa y a lo que se ofrece.

La «verdad» es el resultado, por así decirlo, de una interpretación de que es o significa ella misma. Esta interpretación es intersubjetiva y acotada a un momento de la historia.

Lo mismo que la verdad ocurre con la idea de «dios», con minúsculas ya que no existe un único concepto sobre él sino una pluralidad de «dioses». No hay un Dios único sino un «dios» que surge de una relación intersubjetiva. Hay varios «dioses» con sus respectivas ideas del mismo. Se habla de un ecumenismo postmoderno.

De esta manera, lo religioso consiste en aceptar que no existe objetivamente un único Dios, o una única idea del mismo. Lo que se presenta es un conjunto de interpretaciones diversas sobre qué o quién es Dios. De ahíque esta perspectiva existe al relativismo como salida, no sólo filosófica, sino real y si se quiere social y política.

En este sentido se radicaliza la separación de lo trascendente y lo divino, esto es Dios, con respecto a las instituciones y a todo el ordenamiento social. Las bases de toda sociedad son de carácter humano, producto de las tensiones entre grupos sociales fragmentados, y el acuerdo – pacto o diálogo entre tales grupos.

Un dios débil, sujeto a la subjetividad del hombre, contradice a la Doctrina católica tradicional

No hay por lo tanto, ningún fundamento externo, o sea Dios, que garantice la cohesión y la universalidad de ciertos principios morales y virtudes que todo hombre ,por su propia naturaleza humana, necesita seguir para lograr una vida digna.

Resulta claro que esta visión de un dios débil, sujeto a la subjetividad del hombre, contradice a la Doctrina católica tradicional.

Para ir finalizando, a manera de resumen definiremos los puntos esenciales que hemos tratado en este artículo.

  • Las nuevas tecnologías y sus aplicaciones en la vida cotidiana están modificando sustancialmente las relaciones sociales.
  • Los cambios sociales se producen de manera veloz, no tienen una finalidad, ni son lineales. Reflejan la fragmentario y la tensión latente. El devenir indeterminado es su horizonte.
  • Es el fin de la Verdad entendida como objetiva y reconocible. De fundamentos consistentes, de la historia como un movimiento unitario del acontecer. Se plantea un nihilismo liberador.
  • Se postula una necesidad de concebir a la verdad como fragmentada. Si hay uniformidad de criterio es por una acuerdo entre los fragmentos o por mecanismos de dominación e imposición. Tarde o temprano lo que hoy constituye una Verdad, en el futuro podrá no serlo.
  • El hombre se construye así mismo. Es realidad del presente histórico y está abierto a la incertidumbre del devenir.
  • Las sociedades y el mismo ser humano está en un proceso de hibridación por lo mencionado en los puntos anteriores. Todo se mezcla y fusiona sin una guía o modelo a seguir.
  • Dios es expulsado de la vida social pero también de la vida privada. Cada individuo es libre de creer en lo que quiere, es su verdad, es su dios. Lo que importa es que respete las normas y sea un buen ciudadano.

¿Qué debemos hacer entonces? ¿Cómo responder a una sociedad cada vez más relativista, híbrida, materialista y subjetivista?. ¿Es posible en la actualidad un orden social que refleje el Reinado Social de Jesucristo?. Estas preguntas las iremos respondiendo en una serie de artículos futuros.

Por el momento pensaremos en desarrollar lo que podemos denominar imaginación conservadora. Tomamos este concepto del sociólogo Charles Wright Mills llamado la Imaginación Sociológica . En próximo artículo haremos referencia a ello.

Leonardo Olivieri

Nuestra recomendación: Sección cultural


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Author: Leonardo Olivieri
Tradicionalista Catolico, Licenciado en Ciencia Potitica por la Universidad de Buenos Aires, posgrados en ecomonia e integracion regional. Además músico.