El profesor Kwasniewski nos propone revisar lo que los Papas de siglos atrás han enseñado acerca de lo que puede conducir a la crisis de la Iglesia, tal como hoy la sufrimos, y que tiene su origen en la negación o puesta en duda de aquellas verdades inmutables de parte de los mismos que deben defenderla.
Siglos atrás los Papas advirtieron sobre las crisis de la Iglesia moderna como si hoy estuvieran vivos, artículo de Peter Kwasniewski para LifeSiteNews
El 10 de junio de 2019 la publicación de la “Declaración de verdades relativas a algunos de los más comunes errores en la vida de la Iglesia de nuestro tiempo”, firmada por el cardenal Burke, el obispo Schneider y varios otros obispos, un verdadero “Syllabus de errores” o quizás “Un Syllabus de nuevos errores”, me trajo a la mente los grandes documentos magisteriales papales del pasado cuando los pontífices reinantes conocían la diferencia entre la verdad y la falsedad. Sabían cómo exaltar a la primera y condenar a la segunda, y poseían el suficiente coraje y caridad para propagar estos juicios a lo largo y ancho entre el clero y los fieles. Me puse a escarbar dentro de mis archivos de encíclicas papales y, como siempre, me sorprendí de mis re-descubrimientos. Hoy compartiré con ustedes dos de ellos.
¿Cuántos han escuchado del Papa Pío VIII (Francesco Saverio Maria Felice Castiglioni, 1761-1830)?
Su pontificado fue breve, menos de dos años, pero su encíclica Traditi Humilitati, publicada casi exactamente 190 años atrás, resuena con penetrante visión y fervor. Aquí él puede bien estar hablando sobre Abu Dhabi y del documento de trabajo del Sínodo del Amazonas:
“Entre estas herejías se encuentra esta falsa idea de los sofistas de esta época quienes no admiten ninguna diferencia entre las profesiones de fe y quienes piensan que el portal de la salvación eterna se abre para todos desde cualquier religión (…) Contra estos experimentados sofistas a la gente se le debe enseñar que la profesión de la fe católica es verdaderamente única”
Pio VIII, Traditi Humilitati
Él urge a los obispos del mundo:
“Sean muy cuidadosos al escoger a los seminaristas, ya que la salvación de las personas depende principalmente de los buenos pastores. Nada contribuye más a la ruina de las almas que los clérigos impíos, débiles, o desinformados.”
ibidem
Como si anticipara los problemas Pio VIII, atraviesa la oscuridad generada por Amoris Laetitia:
Nosotros también deseamos que ustedes impregnen a su rebaño de reverencia por la santidad del matrimonio, de modo que ellos nunca puedan hacer algo para restarle la dignidad a este sacramento. Ellos no deben hacer nada que pueda ser inapropiado a esta inmaculada unión, ni nada que pueda causar dudas sobre la perpetuidad del vínculo del matrimonio (…) La unión del matrimonio significa la perpetua y sublime unión de Cristo con su Iglesia, como resultado, la cerrada unión del marido y de la esposa es un sacramento, esto es, un signo sagrado del amor inmortal de Cristo por Su esposa.
ididem
En palabras que recuerdan a Santa Catalina de Siena, el Papa urge a sus hermanos obispos a demostrar su celo cuando el rebaño esté en peligro a causa de los errores modernos y de las revoluciones:
¿Refrenaremos nuestra voz cuando la causa cristiana está en tal gran necesidad? ¿Seremos restringidos por argumentos humanos? ¿Sufriremos en silencio la rasgadura de la túnica sin costura de Cristo Salvador, que ni siquiera los soldados que lo crucificaron se atrevieron a rasgar? Que nunca suceda que seamos encontrados faltos de celo pastoral en el cuidado de nuestro rebaño, acosado por serios peligros. Sabemos que harás incluso más de lo que nos solicitamos y que atesorarás, aumentarás y defenderás la fe por medio de las enseñanzas, consejos, obras y celo.
ibidem
Un Papa todavía anterior, Clemente XIII (Carlos della Torre di Rezzonico, 1693-1769), agrandó los deberes de los obispos en su encíclica Christianae Reipublicae de 1766. Habiendo hecho una crítica contra los libros licenciosos como las filosofías vacías de los pensadores de la Ilustración,
Clemente recuerda a los obispos que su función es defender los fundamentos de la Iglesia, vigilar el depositum fidei y exponer a los lobos que están arrasando los campos.
Este es principalmente nuestro deber, permanecer de pie como un muro de modo que ningún otro cimiento pueda ser colocado al que ya ha sido puesto. Cuidando el más sagrado depósito de la fe a cuya protección se comprometieron ustedes al jurar en su solemne consagración. Revelen a los fieles los lobos que están demoliendo el viñedo del Señor. Ellos deben ser advertidos de no permitirse ser atrapados por la espléndida escritura de ciertos autores, que ellos puedan detener la difusión del error por parte de hombres astutos y malvados. En una palabra, ellos debieran detestar los libros que contienen elementos impactantes para el lector, los cuales son contrarios a la fe, religión y la buena moral y que carecen de una atmosfera de virtud cristiana. Nosotros les manifestamos nuestra gran alegría en esta materia ya que ustedes en su gran mayoría siguiendo las costumbres apostólicas y defienden enérgicamente las leyes de la Iglesia, se han mostrado celosos y vigilantes con el fin de advertir esta pestilencia y no han permitido a las personas simples dormir profundamente con las serpientes.
En resumen, Clemente XIII está condenando a una serie de autores alabados por el Papa Francisco, tales como Kasper, Fritz Lobinger, Teilhard de Chardin, Francesca Pardi, y Stephen Walford. En consonancia con su nombre, el Papa Clemente, verdaderamente misericordioso, nos está advirtiendo, como todos los buenos pastores lo han hecho, que nunca debemos intercambiar novedades por la doctrina establecida, experimentos temporales por espiritualidad probada en el tiempo, dudosos estilos de vida por una sana moral cristiana.
Necesitamos un Clemente XV, un Pio XIII, un Gregorio XVII o a un León XIV, surgiendo de un futuro cónclave para publicar este retrasado Syllabus de los Nuevos Errores, para establecer un Juramento contra el Neomodernsimo y para restaurar la tradición litúrgica de la Iglesia Romana. El restablecimiento de nuestra trágica situación requerirá nada menos que tales Papas, al igual que las reformas después del Concilio de Trento. Deus, in adjutorium nostrum intende: Domine, ad adjuvandum nos festina.
Peter Kwasniewski
El artículo original en inglés en el que habla de la crisis de la Iglesia, puedes leerlo en https://www.lifesitenews.com/blogs/18th-century-popes-warn-of-modern-church-crises-as-if-they-were-alive-today
En nuestra página podrás encontrar declaración de verdades firmada por los cardenales y obispos que están preocupados por la crisis de la Iglesia.

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