Si se supone que la Iglesia se aparta del mundo, entonces su liturgia debe hacer lo mismo, señalando realidades que permanecen para siempre.
La liturgia debiera apartar a los fieles del mundo y no secularizar a la Iglesia, un artículo de Peter Kwasniewski para LifeSiteNews.
Una vez dije en una entrevista:
“En cada aspecto, el usus antiquior es como un perpetuo exorcismo al demonio, apuntando una y otra vez al triunfo del Dios Encarnado sobre el antiguo enemigo del género humano. El hecho mismo de que la nueva liturgia aboliera o abreviara los exorcismos donde quiera que estos se encontraran – en el rito del bautismo, en varias bendiciones y en ¡el mismo rito del exorcismo! – dice bastante.”
Una señora en Alemania me escribió acerca de esta entrevista, compartiendo conmigo sus pensamientos sobre el discurso del Papa Benedicto XVI en Freiburg el 25 septiembre de 2011, en el cual llamó a una “desmundanización” (Entweltlichung) de la Iglesia. Esta es la esencia de las interesantes observaciones de ella.
Si la Iglesia se supone que se aparta del mundo, no para abandonarlo en el infierno, sino para llamarlo a su destino último y para elevar su visión por encima de lo efímero, entonces, su liturgia debe hacer lo mismo, señalándonos realidades celestiales que duran para siempre y dan significado a todo lo que pase aquí abajo, relativizando lo temporal frente a los horizontes de la historia y de la eternidad.
Esta desmundanización se lleva a cabo particular y fuertemente en el rito antiguo y menos en el nuevo.
La celebración tradicional de la Misa enfatiza que el sacrificio de Jesucristo en la Cruz en el Gólgota es renovado de una manera incruenta. El Señor místicamente nos hace participar de Su muerte en la Cruz. Su amor ilimitado por los hombres nos irradia en el momento en el que Él da Su vida como un sacrificio en expiación por nuestros pecados. Al pie de la Cruz permanece su Santa Madre y el discípulo a quien Jesús amó. El velo el templo se parte en dos; los soldados caen al suelo. La oscuridad desciende sobre todo la tierra. Las fuerzas del mal son arrojadas a los abismos infernales. Como resultado, se lleva a cabo una profunda limpieza, ocurre un “exorcismo”. Y esto es hecho en cada Santa Misa en la que se ofrece el Santo Sacrificio. La Iglesia es glorificada por el santo amor de Cristo y al mismo tiempo es liberada de los poderes del mal. Sus enemigos son destruidos. En la celebración del Sacrificio de la Misa siempre hay una desmundanización en el sentido de purificación del mal, fortaleciéndose en el bien y la promesa de inmortalidad.
Sin embargo, en el nuevo rito de la Misa la celebración de la “Última Cena” es el centro.
Aquí el aspecto del amor fraternal se renueva. Esto promueve una coexistencia pacífica, la idea de comunidad y la unión de la asamblea. No obstante, en el Cenáculo, Judas está también aún presente. La Santísima Madre está ausente. Ningún enemigo es destruido, ni siquiera amenazado. Judas se va por su propia cuenta, sin ser notado, como muchos que hoy dejan la iglesia. Casi todos aquellos ahí reunidos se acercan a la mesa del Señor a recibir la Comunión, ya sea que estén espiritualmente en comunión o no. ¿Asienten ellos en su totalidad a las enseñanzas del Maestro y lo reciben como su Señor y Dios, o están alineados con los Fariseos y Escribas que están tramando su caída, o con Poncio Pilato que se encoge de hombros y se lava, o trata de lavar, sus las manos de la complicidad? Este rito de la Misa, como un acto litúrgico, no exorciza la oscuridad de nuestras almas ni magnifica la verdadera Luz que ilumina a todo hombre.
Para hacer una comparación con un drama, no tiene ningún sentido que el acto final y el climax (el sacrificio de Cristo en la Cruz) sea más o menos ignorado en la obra, y en su lugar, se ejecuta el penúltimo acto (la Cena del Señor). La supresión fenomenológica del carácter sacrificial de la Santa Misa en favor de su carácter alimenticio es básicamente un escándalo. Esto solo puede explicarse por el hecho de que los enemigos de la Iglesia saben que ellos nunca podrán eliminar totalmente la Santa Misa. Primero tuvieron que crear una forma más débil, que llegó a ser incluso más débil y hasta cierto punto se asimiló al devocionario Protestante dominante.
Esta es la razón de porqué los enemigos de la Santa Madre Iglesia, tanto grandes como pequeños, están en contra de la antigua Misa. Incluso hombres de Iglesia que ven que bajo la nueva forma están rodeados por todos lados de problemas para sí mismos, continúan aferrándose a ella.
La fuente más profunda de la decisión del Papa Benedicto para “liberar” el usus antiquior, esto es, el rito romano históricamente continuo de la Misa transmitido por tradición, no fue simplemente la reconciliación con la Sociedad de San Pío X o una amistosa relación con los dispersos grupos de tradicionalistas. Tal como él dijo en su carta Con Grande Fiducia, era reconciliar a la Iglesia consigo misma, con su propia historia y tradición. Lo que él omitió decir, sin dudas que por razones diplomáticas, es que fue su predecesor Pablo VI quien hizo más que cualquier otro Papa para romper con la herencia católica inmemorial en cada aspecto de la vida de la Iglesia. Esto no fue una mera “aplicación errónea” del Concilio Vaticano Segundo, sino un ataque frontal respaldado por papado a la esencia y misión de otro mundo o sobrenatural de la Iglesia de Cristo en la tierra.
Desafortunadamente, casi diez años después del discurso en Freiburg podemos decir que al mensaje de Benedicto de Entweltlichung o “desmundanización” se ha hecho oídos sordos ya sea en la generosamente financiada burocracia del episcopado alemán como en la Iglesia en general que continúa en su no muy feliz camino de secularización.
Gracias a la cortesía de Juventutem DC, tenemos estas impresionantes estadísticas de Alemania. Los detalles han cambiado algún tanto desde que estos planes fueron originalmente anunciados, pero el mismo hecho de que ellos fueron y aún están siendo contemplados, nos ofrecen un efectivo “retrato de la Nueva Primavera”:
La Arquidiócesis de Freiburg está en proceso de consolidar 1057 parroquias en 40.
La Arquidiócesis de Utrecht, que tenía 355 parroquias en 1965 está a la baja con 280 hoy, y se reducirá a 20 la próxima década.
La Diócesis de Trier, la más antigua de Alemania, está consolidando 905 parroquias en 35.
La Diócesis de Essen ha reducido su número de parroquias de 259 a 43.
La Arquidiócesis de Luxemburgo ha reducido su número de parroquias de 274 a 33.
La Arquidiócesis de Berlín ha reducido su número de parroquias de 105 a 30 en el 2020.
Por otro lado, desde la promulgación de Summorum Pontificum en julio de 2007, el número de lugares de Misa Tradicional latina ( no FSSPX) en Alemania ha aumentado de 35 a más de 150, de acuerdo a Pro Missa Tridentina. Por su parte la FSSPX reporta 42 sitios, un número que ha aumentado constantemente a lo largo de los años. Hay, después de todo, brotes verdes en esta extraña primavera. Están precisamente donde el proceso de desmundanización no se ha establecido o ha sido concienzudamente resistido.
Peter Kwasniewski
*Nota de edición: La fotografía pertenece al artículo original publicado por LifeSiteNews. MarchandoReligion declina toda responsabilidad
Puedes leer este artículo sobre la liturgia en su sitio original en inglés aquí: https://www.lifesitenews.com/blogs/the-liturgy-should-move-the-faithful-away-from-the-world-not-secularize-the-church
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