En los antiguos libros católicos de oración, esos que se encuentran en las librerías de libros usados, encontramos santas devociones que enriquecen nuestra piedad, nuestro amor, y nuestro conocimiento de los santos
Los viejos buenos libros católicos de oración y el beneficio de los “obscurecidos” santos del calendario, un artículo de Peter Kwasniewski para LifeSiteNews
Parecen como un desastre los “malos tiempos antiguos”, que los animadores del Vaticano II han exagerado con el fin de hacer su incapacitado concilio. Se dice que los laicos eran pasivos, desconectados de la liturgia, carentes de una vida de oración personal e inconscientes de su dignidad como «Pueblo de Dios.” Supongo que eso depende de con quien hables, qué recuerdan y con qué precisión lo recuerden.
Con los años he sido bendecido al conocer a muchos amigos y conocidos que eran niños, jóvenes y adultos jóvenes en los años antes del Concilio, y cuyos recuerdos – como se podría esperar de un modo más realista – van desde una gama más positiva a una negativa. No hay que negar que algunas personas tuvieron malas experiencias particulares de la “antigua Iglesia”, pero no es más honesto ignorar las numerosas historias de desinteresadas hermanas, dedicados sacerdotes, ejemplares liturgias y ricas costumbres católicas sostenidas por laicos que formaban parte de una variada vida de oración que se centraba en la Santa Misa, en la Confesión y en la devoción a los santos.
Una afición que siempre he disfrutado es la de visitar las tiendas de libros usados. Sería incapaz de contar la cantidad de ellas que he visitado por décadas a través del país. Y una cosa que me ha impresionado es cuán a menudo me tropiezo con antiguos misales usados y libros de devociones, a veces con múltiples nombres escritos en la portada, con estampitas de oraciones en varias páginas y con la evidencia de un cuidadoso largo periodo de uso (como las manchas donde los dedos los mantuvieron abiertos en el Orden de la Misa miles de veces). Estos no son libros para comprar y colocar en una estantería como símbolo de estatus o decoraciones. Son libros prácticos, compañías para la ruta al cielo, uniendo a los fieles a la corte de los santos, a la Reina del Cielo, a Cristo Rey. Recientemente un obispo americano compartió una foto del antiguo misal de su madre, donde se podía ver un poco de su lápiz labial: mientras el sacerdote consagraría la hostia, ella besaría las palabras. Motivado por esta foto, el padre John Zuhlsdorf escribió una elocuente descripción de lo que es la actual participación en la Misa y de los obstáculos que se le presentan.
He aprendido un montón a través de los años de estos libros preconciliares con los que me tropecé al azar. Algunos los he mantenido para su uso actual, ahora que la liturgia tradicional ha llegado de vuelta y lo viejo se ha convertido en nuevo de nuevo (a pesar de los vanos esfuerzos para descarrilarla o incluso enterrarla profundamente); otros son conservados con propósitos de estudio (este es el caso especialmente de los libros de transición de los 60 y 70, o volúmenes muchos más antiguos que están en una lamentable condición) y otros se regalan a quienes puedan beneficiarse de ellos.
Una cosa que surge claramente de los “viejos tiempos”: ¡los católicos tenían muchos y muy ricos libros de oración disponibles para ellos!
Y los usaban hasta que sus empastes se gastaban y las cintas se deshacían. Muchas personas con las que he hablado de esta generación tenían sus propios misales, sus libros devocionarios favoritos, su “Mi Misal diario” (este o este otro), de material sólido y directamente relacionado con la liturgia.
Es una ironía que merece la pena destacar: de muchas maneras los católicos de antes del concilio eran ampliamente más litúrgicos de lo que son ahora, después que el cielo y la tierra fueron removidos para hacer la liturgia “más accesible.” Cuanto más fácil se volvía, menos católicos se preocupaban por ser litúrgicos. Cuanto más era puesta la Misa como el ser-de-todo-y-el-fin-de-todo, la vida de oración católica se podía nutrir menos mediante las devociones, costumbres y rituales que crecieron alrededor de la Misa, la preparaban y mostraban su prominencia. La ironía es que en el momento en que la liturgia se “abrió” a la lengua vernácula, con abreviada simplicidad, esta dejó de ejercer su poder dominante, porque lo que la hacía especial y diferente se había evaporado. Transitamos desde un bosque íntimamente denso y ligeramente intimidante, con ocasionales claros donde se podía descansar, a una cancha de pasto con gradas, todas expuestas y listas para la participación de la multitud. No es de sorprenderse el culto a los deportes y a la música pop superara al modo de participación de la Iglesia. Sus líderes se rindieron a la única cosa extraña de máxima diferencia que ella tenía para ofrecer frente al mundo moderno.
Echemos un vistazo a una exhibición. Aquí tenemos un extracto de Mis oraciones diarias, publicado en 1955 por la Confraternidad de la Preciosa Sangre en Brooklyn, Nueva York. La portada del título se jacta del contenido: “Oraciones diarias, reflexiones de los temporadas, vidas de santos.” Dentro, encontramos una pequeña biografía de cada santo del antiguo calendario litúrgico – uno todavía usado donde quiera que se encuentre la Misa Tradicional latina- que bosquejan algunas lecciones prácticas de ese santo. Hacen esto incluso para los santos “oscurecidos” que los reformadores de los sesenta purgaron como “irrelevantes” a partir del calendario de 1969 del Novus Ordo.
El 28 de julio, por tenemos la fiesta de los santos Nazario y Celso, mártires; l Papa Víctor I, también un mártir; y el Papa Inocencio I. Está un poco mezclado, como otros días en el año, pero eso no importa. Nos regocijamos en la victoria de estos mártires y del heroico testimonio de estos santos papas, que nos ofrecen una ocasión providencial para confesar nuestra Fe a pesar de la persecución y confirman nuestra comunión con la Sede de Pedro, que oficialmente nos enseña la única verdadera Fe y juzga a cualquiera, incluso a los mismos Papas, que no la defienden.
Así es como se desarrolla la meditación para el 28 de julio en Mi oraciones diarias. Nótese el vigor, la tenacidad, la seriedad, y el verdadero orgullo en ella, y la manera en la que se explaya la Colecta del día:
“Nazario y Celso fueron martirizados en Milán cerca del año 68. Víctor I, nacido en África, sufrió el martirio cerca de 198. Inocencio I murió en el 417. Estos santos, cada uno eminente en su propio tiempo, son enlaces en la gloriosa cadena de Mártires y Confesores que se extiende desde los días de nuestro Señor a nuestro propio tiempo, y su incesante testimonio de la verdad y de la vitalidad de la fe católica continuará hasta el fin de los tiempos. Conscientes de nuestra incapacidad para hacer nada sin el auxilio divino, oramos hoy para que el glorioso ejemplo de estos campeones de Dios pueda ser nuestra defensa y la fortaleza de nuestra debilidad. En esta vida nuestra profesión de la fe conllevará muchas pruebas y penas. Si bien probablemente estas no requerirán del derramamiento de nuestra sangre, ellas nos causarán una cierta cantidad de sufrimiento. Sin embargo, sabemos que Dios, si perseveramos en la fidelidad a Él, glorificará el sufrimiento transformándolo en alegría eterna.”
(Para leer más acerca de la gran Misa en su día de fiesta y qué lecciones nos enseña, echen una mirada a este artículo: “‘The heathens have defiled Thy holy temple… Revenge the blood of Thy saints!’: On the Thymotic Realism of the Traditional Latin Mass”) (“Los paganos han profanado Tu santo templo… ¡Véngate de la sangre de Tus santos!”, en El realismo timótico de la Misa Tradicional latina”)
Después de décadas de rezar con el misal diario, he llegado a amar a los santos más oscurecidos porque ellos me recuerdan que pertenecemos a una religión lejana, extravagante, civilizada y con siglos de antigüedad. Esta es la religión que yo intento practicar, en toda su gloria tradicional, hasta el día de mi muerte, y me llena de alegría ver que el número de aquellos que son de un pensamiento y de corazón similar está creciendo rápidamente.
Peter Kwasniewski
*Nota de edición: La fotografía pertenece al artículo original publicado por LifeSiteNews. MarchandoReligion declina toda responsabilidad
Puedes leer este artículo en su sitio original en inglés aquí: https://www.lifesitenews.com/blogs/good-old-catholic-prayer-books-and-the-benefit-of-obscure-saints-in-the-calendar/
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