En nuestra sección de #IglesiaMisionera nos acercamos al IVE, a los misioneros del Instituto del Verbo Encarnado y lo hacemos con el Padre Geovanny Arbeláez, Sacerdote misionero en Rusia
Misioneros del Instituto del Verbo Encarnado. Una entrevista de Gabriela Gorkin al Padre Geovanny Arbeláez
A principios de marzo pasé una semana de Retiro en la Hospedería de las Carmelitas Descalzas de Amposta, atendida la mar de bien por esta hermosa Comunidad. Allí murió el Padre Henry Kowalczyk, SHM, cuyo nombre religioso es P. Henry de la Inmaculada. Ellas convirtieron el sitio donde murió con mucho olor de santidad, en una hermosa capillita.
Durante esa semana entre otras cosas, con la gracia de Dios y la intercesión del Padre Henry, logré hacer bastante bien los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, con el Instituto del Verbo Encarnado. Aquí comienza esta nueva aventura, buscando a esos intrépidos sacerdotes misioneros de Nuestro Señor Jesucristo, para hacerles una entrevista.
Sucedió que el IVE tiene un excelente servicio de asistencia por internet. De modo tal que, si durante los Ejercicios surgen dudas o hay necesidad de asistencia, hay sacerdotes disponibles para responder a las consultas y acompañar al Ejercitante. A mí me atendió de modo fenomenal, el Padre Geovanny Arbeláez. La verdad es que todo hubiera acabado feliz ahí, si no fuera porque la Divina Providencia me lo puso otra vez en mi camino. Una mañana, al disponerme a escuchar la meditación del día de los Ejercicios Espirituales de Cuaresma, escuché antes la homilía en Voz Católica, que también está a cargo de los Padres de Verbo Encarnado. ¡Pues esa mañana –grande fue mi sorpresa–, la homilía estuvo a cargo del Padre Geovanny! ¡Y ahí me entero que es misionero en Rusia!
Entonces contacté con él, para pedirle esta entrevista y él aceptó con mucha generosidad. Vosotros mismos sacaréis las conclusiones, me refiero al misterio de la Misión de Nuestra Santa Madre Iglesia Católica en Rusia.
1- ¿Qué siente UD al ser llamado al Sacerdocio Misionero en el Instituto del Verbo Encarnado?
Llamado al sacerdocio y a las misiones.
Para responder a esta pregunta, me serviré de una frase del gran Papa San Juan Pablo Magno; él decía: «la vocación sacerdotal es un don de Dios y al mismo tiempo es un misterio». El Papa habla de esto largamente en su libro autobiográfico Don y Misterio, en ocasión de su 50 aniversario de ordenación sacerdotal. Para mí es lo mismo, es un don y un misterio.
Un don, porque es incalculable el bien espiritual que Dios le concede a una persona cuando lo llama a ser sacerdote, a ser su amigo, a estar cerca de Él y actuar en Persona de Él y, de este modo, actuar en el mundo para santificar a los hombres y abrirles las puertas del reino de los cielos. ¡Imagínense, que don tan maravilloso! ¡Qué sería del mundo sin los Sacerdotes!
Ahora bien, este don incalculable es también un misterio, porque surge de la voluntad libre de Dios y la libertad del hombre que acepta.
Pero además, como parte de un don y un misterio, se va desarrollando a lo largo de la vida. Quien es llamado, reflexionando sobre esta gracia durante su vida religiosa, va reconociendo esos toques misteriosos de la Divina Providencia, esas señales de esa predilección, como manifestaciones temporales de una elección que tiene su origen en la eternidad. Por eso, también podemos decir que es una obra maestra de la Divina Providencia.
Cuanto al llamado a la misión, éste es un don mayor incluso; eso lo dice muy bien el padre Carrascal Román, jesuita, en un hermoso libro que se llama «Si vas a ser Misionero». Él muestra en este libro todo el valor sobrenatural de ser misionero, de ir a los lugares donde nadie quiere ir, de ir a predicar a Jesucristo, quizás en situaciones adversas y difíciles.
Estando en Misión, el misionero palpa en primera persona lo que dice el P. Carrascal en su obra. Sin lugar a dudas, el llamado a ser misionero es un enorme don, porque se trata de llevar y dar a los hombres la posibilidad de conocer a Jesucristo, darles la posibilidad de adherirse a la Iglesia Católica, a esa Iglesia que tiene en plenitud todos los dones de salvación.
Por eso es una gracia indecible el hecho de ser contado entre los que, de un modo especialísimo, actúan como actuaron los apóstoles, quienes fueron al mundo entero, aún entre adversidades, a predicar el Evangelio, y experimentaron la acción de Dios, quien los acompañaba con sus señales y con sus obras.
Además, agreguemos a estas dos gracias, el ser llamado a ser parte de la Congregación del Verbo Encarnado, Congregación que tiene rama activa y rama contemplativa, que tiene su Segunda Orden, las Hermanas Servidoras del Señor y la Virgen de Matará (mi hermana es Servidora, por ejemplo) y después la Tercera Orden, que son las familias y laicos consagrados y todas las asociaciones de católicos que se unen a nuestro carisma. Es un enorme don el hacer parte de esta Familia Religiosa, que quiere encarnar el Verbo en toda la multiplicidad y diversidad de las culturas. Todo esto da una gran fuerza al predicar el Evangelio en tierras difíciles, por ese acompañamiento de una gran Familia que reza, que te apoya, que tiene redes de colaboración, etc.
Por eso, es un inmenso regalo para mí, y una gracia que todos los días agradezco, esa llamada al sacerdocio, esa llamada a la vida misionera, a estos lugares difíciles, y también el hecho de pertenecer al IVE.
Todo es gracia para mí: después de ser llamado al Verbo Encarnado, he sido enviado a la Misión en Rusia, que es una Misión muy importante para la Iglesia, pedida por María Santísima en Fátima. No hay palabras para describir el regalo tan valioso de poder ser, por gracia de Dios, Misionero de la Virgen, para poder cumplir de algún modo, con nuestros pequeñísimos actos de evangelización, el pedido de la Virgen de consagrar a Rusia a su Inmaculado Corazón. Porque consagrar a Rusia al Inmaculado Corazón también implica el trabajo de reparación y de ir a tocar la puerta de los corazones para que ellos acepten ese llamado de la Virgen de consagrarse a Ella y de evitar el pecado y todo tipo de mal. Esto es fundamental por el pedido de la Virgen en Fátima, que tiene un valor trascendente, que marca el destino histórico del mundo del siglo pasado y, por lo que vemos actualmente, también este siglo. Por eso para mí es un grandísimo don trabajar en Rusia, ser misionero acá, trabajar en esta misión tan importante para la Virgen Santísima, para la Iglesia y para nuestra Congregación.
2- ¿Qué es para Ud. la Misión?
La Misión es una nota de la Iglesia verdadera. La Iglesia de Cristo es Una, Santa, Católica y Apostólica. La Iglesia no va a la Misión por estrategia, por método, por oficio, o por algún tipo de interés. La Iglesia es Misionera, pertenece a su misma naturaleza. Es por eso que la Iglesia va a la Misión: por obligación, por exigencia de su mismo Fundador, Jesucristo, que le dice: «Id a predicar el Evangelio al mundo entero», y les dice a los Apóstoles: «todos los que se bauticen y se conviertan se salvarán». Entonces es una obligación. Es llevar a las últimas consecuencias la Encarnación del Verbo en el tiempo y en el espacio. Cristo se encarnó para glorificar perfectamente a su Padre y ofrecerse como víctima para darles a los hombres la posibilidad de salvarse.
3- Para acercar a nuestros lectores a la realidad de vuestra Misión, ¿nos podría contar cómo es su vida cotidiana?
Actualmente estoy en la Parroquia «Inmaculada Concepción de la Virgen María», Diócesis de San José de Irkutsk, Extremo oriente ruso. Acá la Comunidad Católica es muy pequeña; sin embargo, la extensión territorial es enorme y la Misión es igualmente grande, y consta de tres Parroquias. Nuestra comunidad del Verbo Encarnado ha aceptado el cuidado pastoral de tres parroquias en el Territorio del Extremo Oriente Ruso: Parroquia de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en la ciudad de Khabarovsk, Parroquia de la Sagrada Familia, en la ciudad de Komsomolsk en el Amur, y la Parroquia de los Santos Cirilo y Metodio, en la ciudad de Nikolaevsk en el Amur. Esta Misión abarca alrededor de 1.000 km, en la Diócesis territorialmente más grande del mundo.
¿Cómo es mi día misionero? Me levanto muy temprano y preparo la homilía del día. Para mí el idioma ruso es todo un problema, pues a pesar de que piense muy bien el contenido de la homilía, lo escriba, lo lea y repita varias veces, al final nunca será mi lengua, siempre seré un “extranjero” al pronunciar el ruso, aunque trate de hacerlo lo mejor posible. Por eso, dedico muchísimo tiempo a la preparación de las homilías, lo mismo para cualquier charla, conferencia, catequesis, la preparación de charlas a la Tercera Orden, etc. De hecho cualquier homilía, o un simple aviso, implica mucho tiempo, y también mucho trabajo, por la dificultad de manejar la lengua rusa, por lo menos hasta ahora. Después, sigo el horario comunitario: una hora de Adoración delante del Santísimo, luego rezamos Laudes, el desayuno, una hora de deporte, trabajo físico e intelectual, en el sentido de que sigo con la preparación de homilías, traducciones, entre otros trabajos de este tipo. Después, preparo el almuerzo, pues soy el cocinero de la Comunidad. Luego hay un tiempo de descanso, y durante este tiempo uno puede cultivar algún hobby. Luego tenemos un tiempo para estudiar, para la lectura espiritual o para seguir preparando los trabajos de la Misión. Después tenemos otra hora de Adoración delante del Santísimo, pero esta vez con el Rosario y el rezo de Vísperas con los fieles de la Parroquia. Sigue la Santa Misa y, luego de ella, el rezo del Oficio y media hora más, para seguir estudiando, leyendo o haciendo alguna traducción. De ahí viene la preparación de la cena, la cena y la eutrapelia. La jornada termina con el examen de conciencia y las oraciones de la noche.
Este es el horario ordinario, pero hay que estar siempre disponible para confesiones, para visitar a los enfermos, y para celebrar funerales. Una vez cada dos semanas, vamos a la Parroquia en Konsomolvsk –ésto implica 6 horas de viaje de ida, y otras 6 de vuelta–. Aparte de todo esto, está todo el trabajo ecuménico: los profesores del Seminario Ortodoxo vienen a consultar ciertas cosas sobre la Iglesia Católica y la religión en Occidente. También está el trabajo ecuménico con los protestantes.
Aquí en la Parroquia se hace todo lo que se hace en una Parroquia normal, y, además, todas las actividades de nuestra Congregación: la catequesis, la atención a las hermanas Servidoras, la atención a la Tercera Orden, la Consagración a María Santísima según el método de San Luis María Grignon de Montfort, la Devoción de los cinco primeros sábados del mes en reparación por las ofensas cometidas al Inmaculado Corazón de María, devoción pedida por la Virgen en Pontevedra, Galicia. También hacemos la oración mensual de la fraternidad por la Unidad de los Cristianos del P. Shugalov. Tenemos además la Adoración, el Rosario, y ahora en Cuaresma el Vía Crucis, con una reliquia de la Santa Cruz; predicación de los Ejercicios Espirituales según San Ignacio, hacemos el trabajo con los jóvenes y los niños en el oratorio festivo, promovemos peregrinaciones por diferentes santuarios y lugares de la Cristiandad, etc…
En la vida de la Misión no puede anidar el hacer el apostolado como una rutina. ¿ Son la oración y la Adoración el antídoto para que esto no ocurra?
¡Ciertamente! La oración es la fuente de donde surgen todas las gracias necesarias para cumplir con la misión. Como decía San Juan de la Cruz, «más vale en orden a la conquista de las almas, una buena hora de adoración delante del Santísimo, que muchas obras apostólicas sin el bálsamo de la oración».
Las almas se conquistan primero de rodillas y delante del Santísimo, y después con todas esas obras apostólicas que surgen de ese contacto íntimo con Jesucristo.
5- En la Misión se puede palpar el crecimiento de la Iglesia. ¿Quizá sea esto lo que le motivó a ser sacerdote y misionero?
Acá los bautizos son poquísimos al año así como las confirmaciones y los matrimonios, pero ¿vemos el crecimiento de la Iglesia? Sí, porque siendo la Iglesia el Cuerpo místico de Cristo, siempre crece, hay nuevos miembros, siempre hay personas que aceptan el mensaje de Nuestro Señor Jesucristo y aceptan la plenitud de la fe que está en la Iglesia Católica. No son muchos, sin embargo Dios concede a esta Misión conversiones muy “calificadas”, o sea, de personas de alto nivel cultural, personas inteligentes, personas intelectuales, médicos, personas de cierto nivel intelectual. Esto es una gracia muy notable. Es emocionante el hecho de saber que estamos en un lugar difícil y que la Iglesia está acá presente gracias a la acción misionera de nuestra Congregación. Entonces esto me llena de mucha alegría y también de mucho agradecimiento, al ver todo lo que el Señor hace en estas tierras. Pero estoy convencido de que la vocación Sacerdotal y misionera al Verbo Encarnado es una gracia sobrenatural de predilección que depende totalmente de Dios.
Te agradezco por esta entrevista, y finalizo haciendo una invitación a aquellos jóvenes o no tan jóvenes de alma grande, que estén dispuestos a dar la vida por Nuestro Señor Jesucristo, que quieran dar la vida por la Misión: ¡No tengan miedo de seguir a Cristo y darlo todo por Él!
Padre Geovanny Arbelaez Vargas, IVE.
Para conocer más del Padre Geovanny: «Ordenación sacerdotal del P. Geovanny Arbelaez – Instituto del Verbo Encarnado»
*CRÓNICA DE LA PRIMERA MISIÓN EN TIERRAS RUSAS
22/02/2017
Jabárovsk, Rusia
Hoy, por gracia de Dios, tuve mi primera misión en las lejanas tierras rusas. Se me encomendó llevar la sagrada comunión a tres viejitas y darles la sagrada unción. Algo que para cualquier sacerdote del mundo es maravilloso, si bien cotidiano y normal, para mí era todo un hecho extraordinario, porque era llevar el Cuerpo de Cristo y su Santa Unción a personas que fueron testigos del régimen satánico que flageló esta santa tierra en el siglo pasado.
La primera viejita que visitamos fue la Señora Stanislava, rusa de padre polaco, de profesión economista, de genio alegre y cordial, con palabras llenas de sátira y contenido, según me decía la traductora. Esta señora, reliquia de nuestra misión, fue testigo de la vida Católica en Jabárovsk antes del acecho de la roja estrella. Ella, que hoy cuenta con 94 orgullosos y honrosos años, recibió su primera comunión en el hermoso templo que adornaba la ciudad –que ahora, despropiado y sin muestras algunas de su justa devolución, queda como sello viviente, junto con las ruinas y el edificio histórico de la Casa Parroquial–. Stanislava, hoy con su fascinante y madura sonrisa, con profunda fe, recibió el Cuerpo de Cristo, ese mismo Cuerpo que recibió por primera vez hace casi 90 años, y la Santa Unción. Nos decía, «yo estoy muy cansada, no veo la hora de que Diosito me lleve a su casa, pero soy tan pecadora que todavía debo esperar».
Después, llena de orgullo, nos muestra su libro preferido. El libro de oraciones que nuestras Servidoras le imprimieron con un tamaño de fuente 48, y que, además, rezadas, las rezaba con la ayuda de una lupa. En ese mismo libro, con letra más pequeña, tiene sigilosamente, con la precisión propia de su profesión, los nombres de todos los Padres y Servidoras que la han visitado. Nos recordó, con su tono pícaro y alegre, que hace sus oraciones tres veces al día, cumpliendo monásticamente el trabajo más noble que puede hacer un hombre en la tierra. En su precioso devocionario muestra una foto más preciada: su confirmación, que recibió en su misma casa hace solo tres años, con la egregia unción del Sucesor de los Apóstoles en estas tierras.
Terminamos esta primera campaña, con una preciosa recomendación: «¿Van en auto?» -«Si», responde la Hermana; «Ah, bueno. Tenga mucho cuidado, porque es muy, muy, muy peligroso». ¡Ni porque supiera quien manejaba!
Después continuamos nuestra misión, visitando la segunda viejita, la Señora Viera Ignativna, de origen letón (Letonia). Esta viejita, que es un poco más joven –tiene 93 años–, recorrió las largas estepas asiáticas, de Letonia a Omsk, hasta llegar a Jabárovsk. Católica ferviente, se alegró mucho de nuestra visita y porque hoy recibiría la Comunión y la Santa Unción. Después de los respectivos saludos con mi paupérrimo ruso, quedó extasiada en un profundo silencio, y después empezó a leer mentalmente unas hojas, que admirado le pregunté a la Hermana, qué eran, y ella me dijo: «Es la oración de preparación para la Santa Misa de Santo Tomás». ¡Resultó hasta ser tomista!, Después del rito de la Santa Unción y de recibir la Comunión con fe ejemplar, terminamos la obra con un canto a la Virgen, con el que Viera, a “squarciagola” como en la más hermosa catedral gótica, hizo sonreír a la Virgen, no seguramente por su calidad y talento, sino por su amor. Después, llena de buen espíritu nos invitó a un “Chai”, el té, que, cuando pasamos a la mesa, más parecía un banquete, con los más exquisitos y esmerados platos rusos, en cantidad industrial. Me sorprendió la cantidad y le pregunté a la Hermana: «¿esto es un tecito?», a lo que me dijo: «Hoy es un día importante para ella. Pero ella pensaba que íbamos a venir todos».
Claro, ¡un malentendido! Y ¡bendito malentendido! Pues, comimos muy bien.
Nos despedimos, después de burlarme, lo reconozco, del enorme sombrero que tenía la señora para el frío –en verdad había algo de envidia en la burla, porque a los que nos falta el pelo, nos hace muy bien los sombreros rusos, que parecen melenas de león y oso, con forma y estilo de erizo–.
La última señora que visitamos fue la Señora Regina, toda una reina, alegre, simpática y profundamente enamorada de su esposo. Hace solo algunos días que salió del hospital. Esta señora bate a todas en juventud: no sé si llega a los 90 años. Ella, después de pasar varios años en la búsqueda de la Iglesia Católica, hace pocos años la encontró, en el 2012. Como buena polaca no desistió en su búsqueda hasta que se hizo católica.
Empezamos con el rito de la Santa Comunión y la Santa Unción, y a esta Reina le dimos un plus: le bendecimos la casa e invocamos la protección del Arcángel San Miguel para que, en su soledad, la proteja de todo ataque del enemigo.
¡Ésta es mi primera aventura misionera, en el extremo oriente Ruso!
Me encomiendo a sus oraciones por los frutos de esa apasionante Misión.
¡Claro que sí Padre Geovanny! ¡Tiene desde ahora la oración de toda la familia de Marchando Religión!
Una entrevista realizada por Gabriela Gorkin
*Se prohíbe la reproducción de todo contenido de esta revista, salvo que se cite la fuente de procedencia y se nos enlace.
NO SE MARCHE SIN RECORRER NUESTRA WEB
Marchandoreligión no se hace responsable ni puede ser hecha responsable de:
- Los contenidos de cualquier tipo de sus articulistas y colaboradores y de sus posibles efectos o consecuencias. Su publicación en esta revista no supone que www.marchandoreligion.es se identifique necesariamente con tales contenidos.
- La responsabilidad del contenido de los artículos, colaboraciones, textos y escritos publicados en esta web es exclusivamente de su respectivo autor