¿Cómo es la decoración de un hogar católico? ¿Debemos poner cualquier cuadro o figura? ¡Cuidado, hay imágenes que no edifican y que dan una imagen pésima de nuestras casas
Imágenes que no edifican
EL HOGAR CRISTIANO: UNA GUÍA PARA LA FELICIDAD EN EL HOGAR
Celestino Strub, O.F.M. Al final del artículo tienen el índice de la obra
Traducido por Augusto Pozuelos
Si bien, como he dicho, la selección de las diferentes imágenes queda al gusto de cada uno, debe insistirse en una cualidad como indispensable: las imágenes deben ser tales que edifiquen. Si no tienen una naturaleza edificante, entonces no pueden producir el efecto al que están destinados, es decir, al de crear una atmósfera católica saludable.
El requisito de que las imágenes sean edificantes puede parecer bastante vago e indefinido, pero proporciona una regla que responderá a todos los propósitos prácticos. Lo principal es eliminar todas las imágenes que no son edificantes; y serían aquellas en que se representan a Nuestro Señor o los santos de una manera indigna de ellos, es decir, en una actitud o vestimenta o en circunstancias en las que ellos mismos ciertamente no desearían ser representados o vistos. Si nadie se sentiría honrado de encontrar una caricatura u otra representación indigna de sí mismo en la pared de su hogar, ¿cómo podemos esperar, por medio de imágenes similares, agradar a Nuestro Señor y a los santos?
Falsas ante la historia
No cabe como excusa decir que cierta imagen es fiel a la historia, que simplemente representa un hecho real en la vida del santo. El que un juez pagano inmoral haya sometido a un santo a indignidades, no nos justifica repetir la indecencia en el lienzo. Sin embargo, muchas representaciones carecen incluso de esta débil excusa, ya que además son positivamente falsas ante la historia.
En la historia del Evangelio del nacimiento de nuestro Salvador, por ejemplo, se nos dice que la Virgen Madre envolvió al Bebé con pañales, pero encontramos imágenes con la inscripción «La Natividad» en la que el Niño Divino no sólo no está envuelto en pañales, sino que no tiene ropa en absoluto. Lo mismo es cierto del Niño Jesús en muchas Madonnas. Nadie sostendrá que tal representación es fiel a la historia.
Tampoco es fiel al más alto nivel del arte católico y, sobre todo, es fiel a esa delicadeza reverente de trato debido a la persona augusta del Niño Divino. Me doy cuenta bastante bien de que la estricta insistencia en esta regla excluirá muchas imágenes del hogar católico. Que así sea.
Hay cientos de otras imágenes sagradas entre las cuales elegir imágenes que son en todos los sentidos satisfactorias, tanto desde el arte no menos que en el de la modestia. Tales imágenes son las únicas que deben permitir que adornen sus muros, y contemplarlos, será para todos una fuente no sólo de edificación para la vida diaria sino de consuelo y aliento en días de tristeza y angustia; y un recordatorio diario de que si se imita el ejemplo de los santos a quienes representan, algún día también se compartirá su felicidad.
EL HOGAR CRISTIANO: UNA GUÍA PARA LA FELICIDAD EN EL HOGAR.
Celestino Strub, O.F.M. (Imágenes que no edifican )

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