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Idolatría

¿Estamos creando un mundo a espaldas del Dios verdadero? No caigamos en la idolatría a los falsos dioses, son un reflejo de las pasiones y ambiciones. Preparemos nuestra alma con los misterios de la vida de Cristo

Idolatría, Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad

MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO

Relato evangélico (Lc 16, 1-13)

En aquel tiempo, Jesús decía también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’.

Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’.

El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero».

Comentario al Evangelio

Los hombres necios llegaron a transferir la gloria del Dios incorruptible a imágenes que representan al hombre corruptible, y a aves, a cuadrúpedos y a reptiles2. Estas palabras del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma, expresan la caída en la idolatría de los hombres como fruto de su soberbia y de su desprecio del Dios verdadero. Esta denuncia, que hace en el contexto del politeísmo pagano, es un eco de las palabras de los profetas contra la misma idolatría del Pueblo de Israel que, llevado de una religiosidad hipócrita, adoraba a los falsos dioses al tiempo que se atrevía a ir a la Casa de Dios a proclamar, fingidamente, su fe en Yahveh. A esta denuncia del Apóstol, se une la que hace el mismo Jesús con respecto a las riquezas que, convertidas en un fin en sí mismo, esclavizan al hombre, quien las diviniza y les adjudica un honor que es propio de Dios. No condena Jesús la riqueza en sí misma, sino el hecho de querer, como en el caso de Israel con los falsos dioses, servirlas al mismo tiempo que al Dios verdadero. Para el verdadero creyente ambas cosas, servir a los falsos dioses y al Señor, son incompatibles: como proclama el Shemá, el símbolo de fe del pueblo judío, y Jesús mismo Dios debe ser amado de un modo único y exclusivo, en correspondencia a su mismo amor que es total. Porque, al fin y al cabo, los falsos dioses, sean personas, animales o cosas, son un reflejo de las pasiones, ambiciones y expectativas del hombre y del mundo que desea construir a espaldas del Dios verdadero.

Reflexión

Son para nosotros ajenas las riquezas, porque están fuera de nuestra naturaleza y no nacen y mueren con nosotros. Jesucristo es nuestro porque es la vida de los hombres y vino a lo que es suyo, comenta san Ambrosio respecto al evangelio de este Domingo.

La Sagrada Escritura y con ella, toda la Tradición cristiana, contempla las riquezas como una bendición del Señor, pero también nos advierte sobre los peligros que encierran para el hombre. Esa riqueza, que nace del trabajo humano bendecido por Dios, si llega a convertirse en un fin en sí misma pasa a ocupar el lugar de Aquel que la ha concedido y esclaviza al hombre, que no dudara en hacer lo que sea para obtenerla, aumentarla y protegerla.

Este ha sido el fundamento de la actual crisis que sufre Occidente, una crisis espiritual y moral, que se ha traducido en una crisis del mismo sistema que nos ha proporcionado, durante casi siglo y medio, bienestar y abundancia. El resultado de esta ha sido un progresivo alejamiento de Dios y una deshumanización de la sociedad que, saciada de bienes, que piensa que son ilimitados y eternos, se ha olvidado del origen y fundamento de todo bien, y de aquellos que, por muy variadas circunstancias, no han tenido la suerte de beneficiarse de ese bienestar.

Los pilares fundamentales de la sociedad (Dios, la familia, el bien común, la Justicia y el Derecho) pasaron a un segundo plano porque eran obstáculos para los necios que, pensando que no hay Dios, identificaron el progreso de la humanidad con la abundancia de bienes materiales, desdeñando los espirituales. Sin embargo, como en la Torre de Babel, la soberbia del hombre produjo su ruina: al primer golpe se quebró todo el edificio que habían construido, quedando confundidos porque descubrieron que no eran dioses, sino hombres. Pero Dios ha permanecido en su sitio, fuerte, justo y misericordioso, actuando en favor de los hombres confiados y humildes, que mantienen hoy por hoy, en la Iglesia, viva la esperanza de la fe en el Dios único y verdadero, fuente de todo bien, y verdadera riqueza del hombre y la sociedad.

Testimonio de los Padres

San Agustín de Hipona (354-430)

También se llaman riquezas de iniquidad, porque no son más que de los inicuos y de los queponen en ellas la esperanza y toda su felicidad. Mas cuando son poseídas por los justos, son ciertamente las mismas, pero para ellos no son riquezas más que las celestiales y espirituales.

De quaest. Evang. 2,34

Oración

Señor y Dios nuestro, verdadera riqueza del creyente, ven en nuestro auxilio en esta hora de prueba; que, valorando en su justa medida los bienes de este mundo, los pongamos al servicio de tu obra de salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad

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Author: Rev. D. Vicente Ramon Escandell
Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad: Nacido en 1978 y ordenado sacerdote en el año 2014, es Licenciado y Doctor en Historia; Diplomado en Ciencias Religiosas y Bachiller en Teología. Especializado en Historia Moderna, es autor de una tesis doctoral sobre la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús en la Edad Moderna