¡Música, maestro! De la mano de Miguel nos disponemos a deleitarnos con la propuesta musical que nos trae esta semana, ¿Se animan a cantar: » When the roll, is called up yonder, When the roll, is called up yonder…?
«Homenaje a Johnny Cash», Miguel Toledano
No se asusten los lectores de Marchando Religión. Este artículo no se enmarca tanto en la búsqueda de la la regeneración musical de la liturgia, cuanto en la reafirmación de que el arte moderno no ha de estar reñido con las verdades de siempre, empezando por la Verdad que es Dios mismo.
Naciones todas, vitoread a Dios con voces de júbilo; omnes gentes, jubilate Deo, como comienza la Misa de hoy según el salmo que reza el sacerdote en el introito. Pues eso es lo que vamos a hacer, recordando a un músico, de una procedencia lejana a nosotros, la estadounidense, quien a pesar de una vida más bien azarosa nunca dejó de vitorear a Dios, siendo en ese sentido un ejemplo para los de su gremio y los de su clase.
El inolvidable intérprete de “Ring of Fire” reconoció, de hecho, que fue la fe en Dios lo que le permitió levantarse cuando más hondo había caído, ayudado siempre y en momentos casi imposibles humanamente por su amada June Carter, que actuó en esto como causa segunda de la divina providencia. He escrito “fe” en minúscula porque ninguno de los dos, ambos sureños en la contradictoria nación norteamericana, recibió la Fe católica e igualmente ninguno de ambos era célibe cuando sellaron su unión hasta la muerte. Dios, en sus insondables misterios, los habrá juzgado ya a los dos, como un día nos juzgará a cada uno de nosotros, implorando su infinita misericordia y gracia ante nuestros pobres merecimientos.
Pero para ilustrar la figura del cantante de Arkansas no hemos elegido “Ring of Fire”, a pesar de su popularidad como canción de estilo country más aclamada de todos los tiempos, sino “When the roll is called up yonder”, himno ya considerado tradicional y que trata precisamente de merecimientos de cara a la salvación ultraterrena. Antes de seguir leyendo pueden disfrutar la versión popular en https://www.youtube.com/watch?v=sDrPLANLvTY, sin perjuicio de haber sido ejecutada con semejante eficacia por otros conocidos maestros del género gospel, sobresaliendo entre todos los hermanos Statler (“Statler Brothers”), pero también Loretta Lynn, Ernie Ford, Burl Ives, Dolly Parton y demás estrellas de aquella música folclórica.
Decimos que “When the roll is called up yonder” trata de nuestros merecimientos. Esto puede resultar llamativo en un texto de origen protestante, teniendo en cuenta el principio de “sola fide” o salvación del alma por la fe y no por las buenas obras. En la epístola de este día, precisamente, el sacerdote nos recuerda ante Dios que el estipendio del pecado es la muerte y, en el evangelio, Nuestro Señor mismo nos advierte de que sólo aquel que realiza la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos.
Por su parte, en el himno que Cash gustaba de interpretar ante sus millonarias audiencias, existen dos referencias explícitas a las obras del hombre de cara a su salvación, ambas en la última estrofa de la composición: “Trabajemos para el Maestro desde el alba a la puesta del sol” y “cuando toda la vida ha pasado y mi trabajo en la tierra está hecho”. Sin embargo, es cierto que una y otra parecen circunscribir las obras al trabajo – “labor” y “work”, en el original en idioma inglés, siendo la actividad laboral una verdadera obsesión en la cultura reformada. Como si las buenas obras se circunscribiesen a trabajar, trabajar y trabajar.
Existe una tercera referencia a las obras, menos directa que las anteriores, en el segundo verso de la última estrofa: “Hablemos de su maravilloso amor y protección”. Además de trabajar, tenemos el deber de hablar de Dios a nuestros semejantes, con el fin de que ellos compartan también el mismo mensaje evangélico.
El primer cuarteto, por su parte, es más bien un canto a la “sola fide”, pues el hombre proclama su presencia entre los justificados y ello parece suficiente para asegurar el paso a la otra orilla, sin que naturalmente exista asomo de purgatorio entre uno y otro lado, cuando suene la trompeta del Señor.
Por cierto, que si la primera epístola a los Corintios anuncia el son de la última trompeta, según comienza igualmente nuestro himno, la segunda explica con claridad que, ante el tribunal de Cristo, cada uno de nosotros será considerado conforme a lo hecho durante nuestra vida mortal.
El estribillo hace referencia al libro de la vida del Apocalipsis, que será leído ante el Padre y sus Ángeles. El himno proclama la inclusión en aquél de quien canta al Señor, pero el mismo Apocalipsis establece meridianamente -dos veces, por si una no resultara suficiente- que los juzgados lo serán “secundum opera ipsorum”, según las obras de los mismos (Ap 20:12-15).
Existe una segunda estrofa, omitida en la versión de Cash (pero presente en la de Lynn, accesible en https://www.youtube.com/watch?v=ellHQtewKaE), en la que vuelve a destacar la salvación al modo protestante, con ausencia de la tesis de las obras: los muertos en Cristo se alzarán en una mañana clara y soleada y se reunirán en su hogar más allá de los cielos, ¿quiénes? Los elegidos por Él, “his chosen ones”, reflejando la justificación como pura obra de Dios, según la inventara Martín Lutero.
No quede este comentario sin una mención breve a la estructura del poema. Como en otras ocasiones, las estrofas son equivalentes al serventesio español en la rima, mas el arte mayor se expone aquí en versos alternativos de quince y once sílabas, combinación que a nosotros nos resulta extraña y que no es habitual tampoco entre los himnos reformados, pero que acomoda perfectamente las sílabas largas y cortas del texto inglés. En este caso, los pies son troqueos clarísimos, con alternancia permanente de una sílaba impar larga y una par corta. Por ejemplo, “shore” o “care” entre las primeras y “up” o “be” como semipiés cortos, apreciables en las sendas interpretaciones de los citados Cash y Lynn. La tonalidad de la bemol mayor aporta la nobleza de carácter asociada comúnmente a las composiciones escritas en esa clave; la tónica comienza y termina cada una de las tres estrofas y la dominante se alcanza en los momentos álgidos de “roll” y “yonder” en el estribillo.
Ojalá sirvan estas líneas para alegrar nuestras lecturas veraniegas. Con las limitaciones importantes que hemos señalado, debe reconocerse que el liderazgo de los Cash, Statler, Lynn e incluso Parton en el folclore popular anglosajón nunca dejó de cantar a Dios y, a pesar de los defectos que quepa achacarles, no se cuenta entre ellos el de avergonzarse de proclamar Su nombre, lo que en nuestra secularizada Unión Europea brilla con un valor no desdeñable.
Miguel Toledano Lanza
Domingo séptimo después de Pentecostés, 2019
Esperamos que les haya gustado este homenaje a Johnny Cash y les invitamos a quedarse en nuestra página, ¿Saben que Vds. pueden escribir en Marchando Religión?
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