Nos encontramos muchas veces hogares fríos, en los que no se expresa el amor mutuo entre los miembros de la familia.
Expresar el amor mutuo
EL HOGAR CRISTIANO: UNA GUÍA PARA LA FELICIDAD EN EL HOGAR
Celestino Strub, O.F.M.
Traducido por Augusto Pozuelos
Efecto del amor mutuo
El medio más fuerte, sin duda, para mantener unido el círculo familiar es la práctica del amor mutuo entre todos los miembros de la familia.
El dicho de las Escrituras de que la caridad cubre una multitud de pecados puede aplicarse adecuadamente al hogar cuya pobreza y su consiguiente falta de atractivos materiales se compensan con creces con el amor desinteresado que lo impregna.
Así como la bondad puede iluminar y dar encanto a todo semblante, también puede iluminar un hogar y, con su influencia casi mágica, transformar una choza en una morada plena de felicidad. Esto a menudo explica por qué muchos niños encuentran mucho más atractivo un humilde hogar de una familia vecina, que el propio, más acomodado.
Alimentando el fuego del afecto
Con demasiada frecuencia, falta esta atmósfera agradable en el hogar, no porque los habitantes no se amen de verdad, sino porque no se expresan suficientemente ese amor. Faltan las pequeñas cortesías y amabilidades que son un medio muy poderoso de fomentar el afecto. Incluso el afecto más sincero y arraigado debe ser alimentado, para que no se marchite y se apague.
Es como el acogedor fuego de la chimenea que debe tener combustible nuevo de vez en cuando, para que no pierda calor o no se apague por completo.
El no acumular las brasas de la bondad y de la cortesía sobre el fuego del afecto familiar se debe muchas veces a una disposición naturalmente hosca. Más a menudo se puede atribuir a la falta de formación en ese punto; los padres no fomentaron la cortesía entre sus hijos.
Es muy común que sea el resultado de la preocupación por otros asuntos: intereses materiales, sociales o privados.
A veces, también, se debe simplemente a un descuido. La atención nunca se dirigió a la conveniencia y ventaja de cultivar hábitos de bondad mutua, alegría y buena voluntad y, en consecuencia, puede haber un toque de frialdad y tristeza en el hogar donde debe prevalecer una atmósfera de cordial calidez y cordialidad.
Pero, cualquiera que sea la causa de la deficiente cortesía en cualquier miembro de la familia, puede y debe erradicarse.
EL HOGAR CRISTIANO: UNA GUÍA PARA LA FELICIDAD EN EL HOGAR.
Celestino Strub, O.F.M. (Clubs de los padres y reuniones de chicas)
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