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Los obispos de Colorado emiten una carta de excepción religiosa para las inyecciones de COVID, instando a las personas a ‘seguir su conciencia’

Por su interés para los católicos reproducimos este artículo de Lifesite sobre las vacunas covid y la excepción religiosa. Cada cual tome su decisión con libertad y con la información precisa. Compartimos el mensaje principal de la prestigiosa página Lifesite: «Estamos convencidos de que el gobierno no debe imponer intervenciones médicas a un individuo o grupo de personas».

Los obispos de Colorado emiten una carta de excepción religiosa para las inyecciones de COVID, instando a las personas a ‘seguir su conciencia’. Un artículo de Lifesite

Agradecemos la traducción de este artículo a nuestra colaboradora, Beatrice Atherton y a Lifesite el permitirnos su publicación: Artículo original: https://www.lifesitenews.com/news/736432/?utm_source=featured&utm_campaign=usa

Traducido por Beatrice Atherton para Marchando Religion

Por Michael Haynes

Los obispos católicos de Colorado publicaron para los católicos un modelo de carta de exención religiosa para las inyecciones experimentales del COVID-19, con la cual los obispos declaran que ellos “continúan apoyando las excepciones religiosas de cualquier y todo mandato de vacuna”.

La carta del 5 de agosto, firmada por el arzobispo de Denver, Samuel Aquila, junto con los obispos Stephen Berg de Pueblo y James Golka de Colorado Springs; y el obispo auxiliar de Denver, Jorge Rodríguez, se abre repitiendo las afirmaciones anteriores de la jerarquía de Colorado acerca de que “el uso de ciertas vacunas COVID-19 es moralmente aceptable bajo ciertas circunstancias.” Sin embargo, los obispos en seguida agregan que ellos están conscientes y “entienden” que muchas personas decidan no recibir las inyecciones basados en “convicciones bien fundadas”.

La carta surge después de que el alcalde de Denver, Michael Hancock, declaró el 2 de agosto que “todos los empleados de la ciudad” junto con los empleados del sector privado en “entorno de alto riesgo” deberían estar sujetos a la vacunación obligatoria antes del 30 de septiembre. La orden afecta a más de 10.000 individuos y surge a pesar de que Hancock admite que cerca del 70{a28caa5256ef5c99ad8018d288d4660307d817b265b2401469694a7ea8a1dee6} de los que han elegido vacunarse se han colocado la inyección.

Sin embargo, la orden concede espacio aquellos que sostienen excepciones médicas o religiosas a la vacuna. “Los empleadores proveerán acomodaciones razonables para el personal que tenga excepciones médicas o religiosas a la vacuna COVID-19.”

Los obispos agradecieron esta última frase, advirtiendo a las personas a “permanecer vigilantes cuando alguna burocracia busque imponer requerimientos uniformes y amplios sobre un grupo de personas en áreas de conciencia personal.”

“En el caso de la vacuna COVID-19, estamos convencidos de que el gobierno no debiera imponer intervenciones médicas a un individuo o a un grupo de personas,” escribe el clero, refiriéndose a muchas “violaciones a los derechos humanos y a la pérdida del respeto a la dignidad otorgada por Dios a cada persona”, que históricamente acompañaron los mandatos que ignoraron la libertad de conciencia.

La carta continúa proporcionando un breve resumen de los consejos morales que se están dando con respecto a las inyecciones COVID-19 manchadas con el aborto, un resumen que los obispos dicen que puede guiar a un católico a juzgar si “es correcto o no recibir ciertas vacunas por varias razones, y que no existe una ley de la Iglesia o una regla que obligue a un católico a recibir una vacuna, incluyendo las vacunas COVID-19.”

Describiendo la inyección de la vacuna COVID-19 como “un asunto profundamente personal”, los obispos instan a los católicos a “seguir su conciencia”, añadiendo que si ellos disciernen no colocarse la inyección, ellos “no debieran ser penalizados por hacerlo así.”

Modelo de la carta de excepción religiosa

Como una prueba de su compromiso para “apoyar las excepciones religiosas” a “todos los mandatos a las vacunas”, los obispos proporcionaron un modelo de carta que los católicos pueden hacer que sus pastores firmen cuando busquen tener la excepción religiosa a la obligación de la vacuna.

La carta es una explicación de “cómo las enseñanzas de la Iglesia Católica pueden guiar a los católicos a declinar ponerse ciertas vacunas.” Esta enseñanza moral de la Iglesia Católica sostiene que “se puede exigir a una persona que rechace una intervención médica, incluyendo la vacunación, si su conciencia llega a este juicio.”

Refiriéndose a los recientes documentos y afirmaciones del Vaticano, de la Pontificia Academia para la Vida, de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos y del catecismo moderno, los obispos recuerdan que la vacunación en sí debe ser voluntaria.

Es más, ellos subrayan el “deber moral” de rechazar “productos médicos, incluyendo ciertas vacunas, que son creadas usando líneas de células humanas derivadas del aborto.” Basándose en argumentos morales hechos por recientes documentos, los obispos agregan que “está permitido usar tales vacunas solo bajo condiciones específicas de cada caso, si no existe alguna otra alternativa disponible y el intento es preservar la vida.”

Sin embargo, los obispos dejaron la decisión moral a cada individuo, afirmando que dicha evaluación personal de “si los beneficios de una intervención médica superan los efectos colaterales indeseados deben ser respetados a menos que contradigan las enseñanzas morales católicas autorizadas.” Si una persona discierne de acuerdo con su conciencia, él debe seguirla, ya que los obispos reiteran la enseñanza católica de que “una persona está moralmente obligada a obedecer su conciencia.”

El modelo sugiere que un católico podría rehusar una vacunación ya sea sobre la base moral, debido al enlace con el aborto, o sobre la base de una “proporcionalidad terapéutica”, por la cual una persona decide “si los beneficios de una intervención médica superan los efectos colaterales no deseados y las cargas a la luz del bien integral de la persona, incluyendo los bienes espirituales, psicológicos y corporales.”

Los obispos de Colorado habían publicado previamente dos cartas sobre las vacunas COVID-19 en las cuales ellos declaran que “algunas” de las inyecciones son “moralmente aceptables bajo ciertas circunstancias.” El mismo arzobispo Aquila recibió la inyección Moderna COVID-1, un producto manchado por el aborto, a principios de enero.

Sin embargo, a pesar de la aprobación personal y colectiva de las inyecciones, los obispos decretaron en la carta modelo que aquellos que tienen “serias objeciones morales o preocupaciones de salud” no debieran ser forzados a recibirlas y su libertad debiera ser respetada.

Tal argumento está también defendido en la Constitución, ya que la Primera Enmienda “requiere la acomodación del estado de los individuos que objetan las vacunaciones por motivos religiosos”, escribieron los obispos. “Si un católico llega al juicio informado de no recibir la vacuna, entonces la Iglesia Católica pide que la persona siga el juicio de la conciencia y rechace la vacuna.”

Marcadamente diferente a la arquidiócesis de Nueva York y el Vaticano.

La carta de los obispos católicos de Colorado fue calurosamente recibida por los católicos en los medios sociales. Eric Sammons, editor en jefe de Crisis Magazine, describió la carta como “excelente”, and “un ejemplo de pensamiento claro y valiente de nuestros obispos. ¡Felicitaciones a ellos!”

El obispo de Tyler, Joseph Strickland también expresó a través de Twitter su apoyo a sus hermanos clérigos: (Obispo Strickland)

“Gracias obispos de Colorado por defender la libertad de conciencia. Estoy con ustedes.”

La carta y la carta modelo de la excepción religiosa están en un marcado contraste con el tono de la arquidiócesis de Nueva York, donde los sacerdotes fueron instruidos para rehusar firmar las solicitudes de excepción religiosa proporcionadas por los católicos que objetan usar las vacunas de terapia genética COVID-19 a pesar de su naturaleza manchada con el aborto.

Basado en las afirmaciones del Papa Francisco como también en las del cardenal Timothy Dolan, del canciller John P. Cahill, un laico, escribió a los pastores, administradores y vicarios parroquiales: “No hay ninguna base para un sacerdote firmar una excepción religiosa a la vacuna.”

Cahill continuó su afirmación sosteniendo que al proporcionar tal excepción un sacerdote estaría “actuando en contradicción con las directivas del Papa”, quien previamente habló de la moral imperativa de colocarse la inyección.

En una entrevista de enero, el Papa Francisco dijo, “creo que, éticamente, todos tienen que vacunarse. Es una opción ética porque no solo concierne a tu vida sino también a los otros.” El mismo Papa ha recibido la inyección y organizó el salón de audiencias Papa Pablo VI para ser usado como un centro de vacunación en el Vaticano.

Sin embargo, algunos expertos han llegado a la conclusión opuesta: que esta vacuna no es necesaria en absoluto para esta pandemia que, dice, está efectivamente “terminada.” Varios miles de doctores en Bélgica han establecido que “[si] el 95{a28caa5256ef5c99ad8018d288d4660307d817b265b2401469694a7ea8a1dee6} de las personas experimentan el COVID-19 virtualmente sin síntomas, el riesgo de exposición a una vacuna que no probaba es irresponsable.”

Además, más de 58.000 profesionales médicos afirman que debido al relativamente leve peligro del COVID-19 a la vasta mayoría de la población, “aquellos que están en mínimo riesgo” se les debiera permitir “vivir sus vidas con normalidad (y) desarrollar la inmunidad de rebaño al virus” sin ninguna necesidad de las vacunas.

Dado que la edad promedio de muerte por COVID-19 es más alta que la del promedio general de la población, junto con altas tasas de supervivencia – mejor que la influenza para aquellos menores de 70 – un sacerdote preguntaba como puede “concebirse una causa justificada para usar tales productos tan peligrosos o manchados con el aborto.”

En un documento publicado el 12 de diciembre del 2020, el obispo Athanasius Schneider, junto con otros firmantes, el cardenal Janis Pujats, el obispo Strickland, y los arzobispos Tomash Peta y Jan Pawel Lenga, presentaron fuertes argumentos morales contra las inyecciones. Expresaron la fuerte convicción que cualquier uso de una vacuna manchada con el “abominable crimen” del aborto “no puede ser aceptable para los católicos” en ninguna circunstancia.

Los prelados apuntaron a la contradicción entre la doctrina católica, la cual enseña que el aborto es “un gran mal moral que clama al cielo por venganza”, y el punto de vista más comúnmente encontrado de que las vacunas conectadas con el aborto son permitidas en “casos excepcionales de “urgente necesidad.””

“Argumentar que tales vacunas pueden ser moralmente lícitas si no hay alternativa es en sí mismo contradictorio, y no puede ser aceptable para los católicos”, decía la carta.

Nuestro agradecimiento Lifesite. Artículo original: https://www.lifesitenews.com/news/736432/?utm_source=featured&utm_campaign=usa


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Author: Marchando Religion
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