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¡Es mi cuerpo!

Presentamos en Marchando Religión a una firma que se une a nuestro elenco de articulistas, ¡Bienvenido Alberto Mensi! y para empezar nada mejor que este artículo, «es mi cuerpo», grito que escuchamos en las calles para justificar el asesinato de inocentes.

¡Es mi cuerpo! Un artículo de Alberto Mensi

Ya desde hace tiempo los movimientos feministas, manipulados por el Nuevo Orden Mundial vienen reclamando no tener límites de ningún tipo para hacer lo que se les da la gana, llegando inclusive a la muerte de los hijos que tienen en su seno.

El grito de batalla: ¡Es mi cuerpo! quiere justificar lo que sea que hagan. En manifestaciones callejeras hasta hacen parodias de estar abortando con muñecos sangrientos y sus ropas también manchadas en sangre. Convierten ese grito de “es mi cuerpo” en una ley sagrada detrás de la cual no hay argumento que valga.

¿Por qué? ¿Qué es lo que hay realmente detrás de ese aluvión de barbarie y sangre?

Dice Peter Kreeft: “El aborto es la parodia demoníaca de la Eucaristía. Por eso usa las mismas santas palabras: Este es mi cuerpo, pero en el blasfemo sentido contrario”.

Cuando leí este breve texto se me iluminó de manera meridiana la realidad.

He aquí el quid de la cuestión.

Empezando por Caín y siguiendo por la innumerable cantidad de casos personales, sociales y de las falsas religiones, el diablo ha venido reclamando sangre inocente, y el hombre pecador se la ha dado.

No podemos olvidarnos que el diablo es, como dice Nuestro Señor Jesucristo, mentiroso y homicida desde el principio: “Él fue homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay nada de verdad en él. Cuando profiere la mentira, habla de lo propio, porque él es mentiroso, y padre de la mentira” (Jn. 8,44).

Decían con gran propiedad los Santos Padres de la Iglesia y los Santos misioneros en los siglos posteriores, que los falsos cultos, no sólo eran falsos sino que eran demoníacos, en ellos se encontraban esos dos signos: la mentira y el homicidio, porque el diablo no puede tolerar la Verdad, signo claro de la Divinidad, ni puede tolerar la vida en el hombre, imagen de Dios.

“Soy Yo el Camino, y la Verdad, y la Vida” (Jn. 14,6) estas palabras de Cristo son las antípodas de esa cultura de muerte, de tinieblas, de locura y desesperación.

Cristo con Sus palabras y Sus hechos nos ha mostrado el camino para la verdadera felicidad, aquí en esta vida y luego la Vida eterna.

Él en el seno de Su Madre Santísima santificó a Juan el bautista, en el seno de Santa Isabel, cuando la visitación en Ain el Karim.

El diablo y sus secuaces no toleran la vida humana, se retuerce por destruirnos, no lo soporta pues le recuerda que la segunda Persona de la Santísima Trinidad tomó este cuerpo humano y Su Madre es la Mujer profetizada en el Génesis que le aplastaría la cabeza.

Por todos los medios sus secuaces tratan de impedir que sea calificado el aborto como un genocidio porque muchas personas empezarían a preguntarse cosas acerca de él.

Cristo en la noche antes de Su Pasión nos dejó la mayor muestra de Su amor dándonos ejemplo de verdadero servicio lavando los pies a los apóstoles, nos dio el mandamiento del amor, ese amor por el cual moriría al día siguiente por nosotros. Y como no le bastaba eso nos dejó la prueba suprema de Su amor en la Sagrada Eucaristía. Ese milagro único por el cual la sustancia del pan se transforma en la sustancia misma de Cristo Hombre y Dios, se da en ese momento en que el sacerdote pronuncia las palabras de la consagración: ESTE ES MI CUERPO.

Así como Satanás cobra fuerza con los sacrificios sangrientos del genocidio abortista al grito de “es mi cuerpo”, nosotros podemos contrarrestarlo con la Adoración humilde y perseverante de esa Hostia consagrada donde se cumple realmente la palabra de Cristo: “Este es mi Cuerpo”.

Alberto Mensi

Nuestro artículo recomendado: El aborto crucifica a Cristo una y otra vez

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Author: Alberto Mensi
Alberto Antonio Mensi (13 julio 1955) Egresado del Liceo Militar Gral. San Martín Profesor de Filosofía Profesor de Ciencias Sagradas Diplomado Universitario en Pensamiento Tomista (Universidad FASTA) Recibió el espaldarazo caballeresco como Caballero de María Reina el 15 de agosto de 1975 Maestro Scout y Formador Scout Católico Casado con María Pía Sernani Padre de cuatro hijos Abuelo de cinco nietos (por ahora)