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Catolicismo y política (8ª parte). El Bien Común

En este artículo nos referimos al concepto de Bien Común y para ello haremos una lectura reflexiva del trabajo de Danilo Castellano sobre el tema. A partir de su línea de trabajo desarrollaremos el concepto de Bien Común ligado a la esencia y a la naturaleza del hombre como creatura e imagen de Dios y como ser social.

Catolicismo y Política 8ª Parte. El bien común. Un artículo de Leonardo Olivieri

¿Qué es el Bien Común?, ¿Cual es su definición?, estas dos preguntas y sus respuestas son fundamentales para poder entender gran parte de los conceptos de la doctrina católica sobre la sociedad y el orden político.

Parece ser una tarea sencilla encontrar una definición, sin embargo y tal como lo expresa Danilo Castellano, existe una pluralidad de definiciones de bien y de Bien Común.

En el curso de la historia se han ofrecido distintas –y a veces en lucha– definiciones del bien común, identificado o con un proyecto compartido por una colectividad (hoy, a la luz de esta ideología, podría identificarse bien común y patriotismo constitucional o bien común y democracia moderna); o con el bien de los más (en esta perspectiva bien y ventaja serían en último término la misma cosa, identificándose a veces –en este caso– el Bien Común con la igualdad, sobre todo de las condiciones económicas y de acceso a los servicios); o incluso con la libertad entendida como derecho a la absoluta auto-determinación, sobre todo individual, garantizada por un ordenamiento jurídico liberal o promovida por un ordenamiento jurídico socialista: en uno y otro caso el bien común sería la libertad y la libertad liberación

(Danilo Castellano, Qué es el Bien Común) https://fundacionspeiro.org/downloads/meetings/docs/pdfs/92_que-es-el-bien-comun.pdf).

De la cita precedente se desprende la complejidad de encontrar una definición exacta y sobre todo, como a lo largo de la historia la idea de Bien Común fue adquiriendo significados diversos y hasta divergentes.

Con el advenimiento de la modernidad y la filosofía de la ilustración-liberal, se reduce todo intento de desarrollar ideas y conceptos de carácter universales y trascendentes. La idea de totalidad pierde sentido y se reduce a una mera suma o adición de elementos individuales o como simplemente un conjunto de construcciones mentales.

Por ejemplo, el concepto platónico de la existencia de una mundo de la ideas que existen por sí mismas, siendo inmutables y su separación con respecto al mundo sensible-material, es reducido prácticamente a cenizas por el liberalismo nominalista (Ya hemos escrito un artículo titulado la Miseria del Nominalismo publicado en esta página web).

Entonces a partir de la modernidad, se podría decir que cuando se habla de Bien Común se hace mención a un significante vacío, el cual su interpretación y contenido cambia según los tiempos históricos y las ideologías del momento. Ya hemos aludido en otros artículos cómo el historicismo y en particular el nominalismo, se propusieron desmontar todo concepto universal que perdure más allá de los tiempos de la historia. De este modo, la definición de Bien Común no escapa a ese movimiento que pervierte toda universalidad y objetividad de conceptos concretos.

Siguiendo a Danilo Castellano en su trabajo Qué es el Bien Común, en la sociedad contemporánea se asocia el concepto de Bien Común como sinónimo de bien público o, al revés, como sinónimo de bien privado, o incluso como el conjunto de condiciones para el desarrollo del individuo y/o de la persona humana.

Para este autor, esta pluralidad de concepciones aleja al verdadero sentido del concepto de Bien Común. Pensarlo como un bien público hace referencia a una concepción colectivista y estatal. Si se lo interpreta como interés público o colectivo, estaríamos ante una visión centrada en el derecho positivo y principalmente en el Estado no sólo como organización social destinada a gobernar a los individuos, sino como fuente misma de la definición de que es y que no es el Bien Común. Es el Estado, por medio de sus leyes y su propia razón de Estado que define el interés público, y lo que conviene o no a los individuos. O sea, es el Estado y todo su marco normativo que se constituye como la fuente del ordenamiento moral de la sociedad ya no fundando el orden natural con sus respectivas leyes.

Si en cambio, se interpreta al Bien Común como bien individual, se introduce una perspectiva subjetivista propia de una concepción atomista de la sociedad. La base seria el individuo, su voluntad y su libertad, limitando al mínimo toda injerencia de una autoridad externa. El Bien Común sería entonces el conjunto de bienes o libertades personales que son propias del individualismo posesivo y la libertad negativa. (para tener una mayor compresión se pueden leer los artículos referidos al liberalismo y al concepto de libertad publicados en esta página)

Ambas concepciones dejan afuera a Dios y toda relación de lo social con lo divino. Tanto la perspectiva colectivista como la individualista tienen su centro en un inmanentismo exacerbado. Para uno es la clase social o el colectivismo, para otro el centro es el individualismo autónomo. Como ya hemos expresado en otros artículos, ambas cosmovisiones son contrarias a la doctrina católica.

Pero entonces, ¿qué es el Bien Común? Para ello continuaremos citando a Danilo Castellano y su definición al respecto.

Por ello puede concluirse con suficiente seguridad que el Bien Común es el bien propio de todo hombre en cuanto hombre y, por esto, bien común a todos los hombres. Un bien, pues, que no es público ni privado; un bien –además– que no viene dado por elementos o un conjunto de elementos exteriores al hombre, a veces extraños al hombre. Al contrario, es un bien intrínseco a la naturaleza del ser humano e inalienable. Es también el bien propio de la comunidad política, puesto que está constituida por hombres y otras sociedades humanas naturales (familia y sociedad civil) que existen en función de bienes del hombre pero que no se hallan en la condición de ayudar al hombre (cosa que la comunidad política hace principalmente con el ordenamiento jurídico justo) a conseguir el bien, que –por lo que respecta al tiempo– es la vida auténticamente humana, esto es, la vida conducida de conformidad con el orden natural propio del ser humano (Danilo Castellano, Qué es el Bien Común)

Reflexionemos un poco sobre este párrafo citado. Para Aristóteles el bien es a aquello a que todas las cosas tienden (Etica a Nicómaco), el bien por lo tanto no depende de la voluntad o de la libre elección -como se cree en la actualidad-, el bien existe en sí mismo y es lo que hay que alcanzar. Existe de manera objetiva independientemente de las opiniones, de los convencionalismos voluntaristas y de la disponibilidad de los hombres.

Al concebir este concepto de Bien Común, se infiere que ese bien es la causa final de nuestras acciones. El bien es aquello a lo que todas las cosas tienden por naturaleza, como dijimos en el párrafo precedente. Asimismo, la comunidad política es natural debido a la naturaleza social del hombre, y no puede sino tener un fin natural; Por otra parte, el bien propio o individual de carácter puramente humano, como así también el Bien Común coinciden en que es el mismo bien en el hombre y la ciudad. Así es que para Aristóteles, ese bien supremo es la felicidad y además el bien superior de la ciudad es idéntico al bien de los individuos.

Siguiendo en esta línea de razonamiento, para Santo Tomás de Aquino, el Bien Común posee dos dimensiones: una de carácter inmanente y otras trascendente. La primera dimensión se refiere a las condiciones materiales y sociales que posibilita la existencia material, la mutua colaboración y convivencia entre los hombres en una comunidad política, fundada en cumplimiento de sus derechos y obligaciones. Así será posible el establecimiento del orden, de la paz social, la seguridad y el imperio de la justicia.

Por otro lado, el Bien Común tiene una dimensión de carácter trascendente, no material y de carácter espiritual. En donde se reconoce a Dios como el Bien Supremo y el Bien Común Universal. Se procura la salvación de las almas de los hombres viviendo acorde a los principios morales y aceptando los mandatos de la Ley Divina.

De esta manera, El Bien Común es todo aquello a que tiende la vida social de los hombres debido a su propia naturaleza (dimensión material inmanente y dimensión trascendente). No solamente es la suma de bienes individuales ni tampoco una voluntad general o del Estado, es un bien inherente a la propia naturaleza del hombre -entendido éste como una creatura racional con cuerpo y alma- y como dice el párrafo citado es la vida auténticamente humana, esto es, la vida conducida de conformidad con el orden natural propio del ser humano. Como ser el derecho al acceso a recursos materiales para su sustento, el derecho a la vida, a la integridad, la dignidad, a desarrollar sus virtudes, entre otros. Como así también la parte espiritual que consiste en buscar siempre al Dios verdadero en todas las cosas y en nuestras acciones con el objetivo de llegar a la meta que consiste en la salvación de las almas y la vida eterna junto a Dios.

En síntesis, 1) El bien y el Bien Común responde a la propia esencia de la naturaleza humana tanto individual como y social. Implica el camino hacia la perfección de su ser –tanto material como espiritual- con una relación estrecha a la Ley Natural y la Ley Eterna que sirven de fundamento ultimo de toda civilización. 2) Con el nominalismo y la modernidad, se re-significa el concepto de Bien Común entendido como interés general, como suma de intereses individuales , como igualdad, o como libre acceso a recursos materiales, e incluso como un concepto desconocido en su esencia y que cambia según los signos de los tiempos y en función de cada cultura en particular.

Leonardo Olivieri

Si les ha resultado interesante este artículo sobre el bien común, les recomendamos leer las entregas anteriores de estos artículos en nuestra página. Nuestra recomendación: 1ª parte: ¿Es posible una política católica?

Nuestra recomendación externa, el canal del Padre Javier Olivera Ravassi: QNTLC


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Author: Leonardo Olivieri
Tradicionalista Catolico, Licenciado en Ciencia Potitica por la Universidad de Buenos Aires, posgrados en ecomonia e integracion regional. Además músico.