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¿Dios castiga realmente? A propósito del coronavirus, volcanes y pachamamas

Hace unos meses la Iglesia temblaba con la pachamama y a día de hoy, el Covid-19, ha puesto en jaque al mundo entero, ¿Dios castiga o es algo circunstancial?

¿Dios castiga realmente? A propósito del coronavirus, volcanes y pachamamas, un artículo de Manuel Cuevas

¿Dios castiga realmente?

Un debate se da en las redes sociales en torno al tema de si Dios castiga o todo lo perdona, hay verdaderas polémicas en torno a esto y no deja de sorprender que muchos parezcan ignorar lo que enseña la doctrina católica y demuestran su desconocimiento tanto de la Sagrada Escritura como del Magisterio de la Iglesia.

Muchos piensan que nadie se condena que todos se salvarán porque a eso vino Cristo ¿No es cierto? Pero Dios es un Dios de justicia que retribuye a cada uno según sus obras, eso implica el premio que es la gloria eterna o la condenación, el castigo eterno al que nos haremos acreedores si no amamos al Señor Dios por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Los católicos creemos que todo pecado cometido tiene una doble consecuencia: la separación de Dios y este es lo que consideramos como «castigo» y una segunda consecuencia que es el apego desordenado a las criaturas, el «castigo» es la separación de Dios. Si la persona muriera sin arrepentirse su castigo será eterno y ese castigo es el infierno, la eterna separación de Dios. Esto es el «Castigo Eterno». Sin embargo si la persona se arrepiente con conversión del corazón y recibe el perdón de este castigo eterno aún debe purgar por el daño o reato que provocó con su pecado.

Cada que hay algún suceso extraordinario, llámese pandemia, terremotos o catástrofes naturales, o actos que conllevan infidelidad e idolatría, como tener ídolos de pachamamas en el mismísimo Vaticano, etc. hay voces que anuncian el castigo divino y otros que lo niegan pues creen que el Señor Dios es solamente misericordia, cuando se trata de la salvación de las almas muchos se atreven a negar la justicia divina cayendo en ideas que no son cristianas.

Recordemos que Dios es infinitamente misericordioso, también es infinitamente justo, La justicia, como la entendemos los creyentes es la perfección de la santidad, ya vista en Dios, es dar a cada uno lo que le corresponde, en tiempo y forma (Rom 12,19).

La perfecta justicia distributiva de Dios radica en su misericordia para con todos, a menos que nosotros nos opongamos libremente a ella (El pecado contra el Espíritu Santo), por ello concede gracias naturales y sobrenaturales a las creaturas y recompensa sus buenas obra (Ap 2,18-29).

La recompensa del bien y el castigo del mal no es obra solo de la justicia divina, sino también de su misericordia, ya que premia por encima de los merecimientos y castiga menos de lo necesario. Así que el castigo es la pena que se impone a quien comete una falta o delito, generalmente con la intención de corregir a quien se ha desviado del camino, es el modo de restablecer la justicia cuando se produce una situación de inequidad o pecado, por ello negar que Dios castiga es dejar de reconocer uno de sus atributos y lo que la doctrina católica siempre ha enseñado.

Dice San Agustín sobre el libre arbitrio y el castigo divino

“ Y, habiéndonos sido dado para este fin, de aquí puede entenderse por qué es justamente castigado por Dios el que usa de él para pecar, lo que no sería justo si nos hubiera sido dado no sólo para vivir rectamente, sino también para poder pecar. ¿Cómo podría, en efecto, ser castigado el que usara de su libre voluntad para aquello para lo cual le fue dada? Así, pues, cuando Dios castiga al pecador, ¿qué te parece que le dice, sino estas palabras: te castigo porque no has usado de tu libre voluntad para aquello para lo cual te la di, esto es, para obrar según tu razón? Por otra parte, si el hombre careciese del libre arbitrio de la voluntad, ¿cómo podría darse aquel bien que sublima a la misma justicia, y que consiste en condenar los pecados y en premiar las buenas acciones? Porque no sería ni pecado ni obra buena lo que se hiciera sin voluntad libre. Y, por lo mismo, si el hombre no estuviera dotado de voluntad libre, sería injusto el castigo e injusto sería también el premio. Más por necesidad ha debido haber justicia, así en castigar como en premiar, porque éste es uno de los bienes que procede de Dios. Necesariamente debió, pues, dotar Dios al hombre de libre arbitrio”.

El libre arbitrio como lo dice San Agustín se nos ha dado para poder elegir hacer el bien, entonces se entiende que se castigue con justicia al que lo usa para elegir el mal, castigo que no se entendería si se nos hubiera dado el libre arbitrio para hacer el mal. Dios castiga al pecador precisamente porque usa su libre albedrío para aquello para lo que no se le dio.

Por otra parte, sin libre arbitrio o albedrío no habría acciones buenas ni malas, porque no podríamos elegir ninguna de ellas, ni se nos podría premiar ni castigar por ellas. Sería injusto hacerlo. Pero premiar lo bueno y castigar lo malo, o sea, hacer justicia, es uno de los bienes que procede de Dios. Por tanto, para que esto pudiera ser así ha tenido Dios que dar al hombre el libre albedrío” (Agustín de Hipona Del libre arbitrio, II, 1-2)

La justicia y la misericordia divinas están tan unidas que la una sostiene a la otra. La justicia sin misericordia es crueldad y la misericordia sin justicia es disipación. (Santo Tomás de Aquino. Catena Aurea in Mt 5, 7)

El castigo divino es un mal físico infligido por Dios a la creatura racional en retribución por sus culpas, con la finalidad de restaurar el orden de la justicia perturbado por el pecado, y en algunos casos, de motivar la conversión o hacer purificación de los restos de las culpas, en esta vida o en el Purgatorio

Dios no está obligado a cumplir estrictamente con las exigencias del orden de la Justicia. Menos aún está obligado a manifestar su Misericordia, la cual por definición implica ir más allá de la Justicia y sus exigencias, perdonando en lugar de ejercer el derecho de castigar. Tanto por un camino como por el otro se alcanza el fin de la Creación, que es la gloria extrínseca de Dios.

La Misericordia divina, entonces, implica la libre decisión divina de no ejercer el derecho de castigar el pecado de la creatura racional, manifestando así la gloria de Dios mediante el perdón, en vez de hacerlo mediante el castigo, sólo el que tiene el derecho de castigar el pecado, puede tener también el derecho de perdonarlo.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral 211

«211 El Nombre divino «Yo soy» o «Él es» expresa la fidelidad de Dios que, a pesar de la infidelidad del pecado de los hombres y DEL CASTIGO QUE MERECE, «mantiene su amor por mil generaciones» (Ex 34,7). Dios revela que es «rico en misericordia» (Ef 2,4) llegando hasta dar su propio Hijo. Jesús, dando su vida para librarnos del pecado, revelará que Él mismo lleva el Nombre divino: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo soy» (Jn 8,28)»

Y en otro numeral dice CEC #1031

La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta DEL CASTIGO DE LOS CONDENADOS.”

El Teólogo católico y ex pastor protestante Scott Hahn dijo refiriéndose a la pandemia por Coronavirus «Bueno, ya sabes, cuando la gente pregunta: ‘¿Es este un castigo divino?’… esa es una pregunta cargada», dice Hahn. “También es una pregunta complicada. Sabes, yo diría: ‘¿Dios se está vengando con nosotros? ¿Dios está regresando a nosotros? No. Dios está tratando de que volvamos a Él. Ese es el propósito del castigo. Entonces, ¿es esto un castigo? Bueno sí. ¿Y por qué? Porque hemos pecado”.

La Sagrada Escritura está llena de textos y citas en las que claramente se entiende que Dios castiga, y que si bien muestra su justicia también su misericordia

Dice el libro Sabiduría 12,15-17 «Puesto que tú eres perfectamente justo, lo haces todo con justicia: harías un mal uso de tu poder si condenaras al que no merece ser castigado. Tu fuerza es el fundamento de tu justicia; como eres el dueño de todas las cosas, puedes también perdonarlas. Muestras tu fuerza a los que ponen en duda tu poder absoluto; castigas la audacia de los que lo desafían.«

Los primeros hombres faltan a la orden de Dios y hay ciertamente, palabras severas y el castigo, pero también en seguida una gran promesa (Dios no abandona a la humanidad) que muestra su misericordia infinita, pero no quita, destruye o ignora lo que su justica requiere.

Por miles de años los hombres han olvidado la ley de Dios, y he ahí el llamado a través de patriarcas y profetas a la fidelidad y penitencia, cuando no fue escuchado Dios, vino el castigo, por ejemplo cuando la humanidad fue destruida por el diluvio, Dios sin embargo salva una familia para mantener la verdad y la esperanza de su promesa, Dios ha prometido que no destruirá a los hombres con el diluvio, pero no hay castigo más grande que el abandono de parte de Dios(Gen 6;7;8)

Si vemos algunas citas no cabe duda que el hombre al desobedecer a Dios se hace acreedor a la justicia divina que implica el castigo como podemos ver algunos ejemplos

Expulsión de Adán y Eva del paraíso es un castigo (Gen 3,22-23)

Caín al matar a Abel es maldecido (castigado) (Gen 4,11-15)

Durante la construcción de la torre de Babel El castigo es la confusión de los pueblos (Gen 11,1-9)

Lot, sobrino de Abraham, se salva del castigo a Sodoma y Gomorra las ciudades con fuego del cielo (Gen 19,1.29)

Dios castiga a Faraón con las plagas de Egipto, por nueve veces cayeron sobre Egipto toda clase de azotes, por nueve veces prometió el faraón la libertad, pero cesando el castigo otras tantas veces se endureció su corazón (Ex 7; 8; 9; 10; 11)

“No tomarás en falso el nombre del Señor, tu Dios, porque el Señor no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso” (Ex 20,2-17; Dt 5,6-21; CEC # 2051).

Cuando el pueblo olvidó los prodigios obrados en su, favor por el Señor en el desierto y se dijo cansado del maná, Dios los castigo con serpientes, hasta que hicieron penitencia e hizo Moisés la cruz con una serpiente de bronce (Num 21,4-9)

Cuando los judíos hacen el becerro de oro estando Moisés en el monte Sinaí, castiga a los idólatras y los extermina (Ex 32,1-35)

Cuando los judíos conjuraron para elegir otro caudillo diferente a Moisés y que los volviese a conducir a Egipto, Dios los castiga por 40años sin llegar a la tierra prometida hasta que hayan muerto todos y solo sus hijos lleguen (Jos 5,6)

O el castigo anunciado a Samuel por la debilidad del Sumo Sacerdote Eli y los sacrilegios de sus hijos e infidelidad del pueblo (1 Sam 2,12-36)

La derrota ante los filisteos que capturan el arca de la alianza por la poca fe de los hebreos fue un castigo del Señor (1 Sam 4, 1-22)

David por su pecado tuvo justo castigo con la rebelión de su propio hijo Absalón (2 Sam 15)

Castigó también a Absalón con la derrota y en su fuga encontró la muerte, cosa que mortifica a David sabiendo que era también castigo por su pecado (2 Sam 18)

Reprobación de Salomón por idolatría, Dios lo maldice y divide el reino de Israel (1 Re 11)

Jeroboam al dividirse Israel se lleva 10 tribus pero cae en idolatría y es castigado, sus ídolos destruidos, su brazo quedó paralizado, es curado por un profeta, pero persistió en su error y Dios lo castiga con la muerte de su hijo (1 Re 13)

Roboam hijo de Salomón, rey de Judea, cae también en la infidelidad y Dios permite que los egipcios saqueen el templo y la ciudad de Jerusalén(1 Re 14; 2 Cr 12)

Durante el reinado de Acab y su reina Jezabel fueron impíos e idolatras y Dios los castiga con una terrible sequía que le fue anunciada por el Profeta Elías, Acab y Jezabel asesinan a Nabot por un predio, y Acab muere en batalla contra Siria como castigo de Dios. (1 Re 17)

Los Asirios conquistan Samaria y destruyen Israel deportando al pueblo, esto en justo castigo por las múltiples infidelidades que hicieron contra el Señor (2 Re 17)

Jonás detiene el castigo sobre Nínive enviado por Dios predicando la penitencia y el arrepentimiento, y así Nínive se salva. (Jon 3)

Manases hijo de Ezequías cae en la idolatría y Judea es arrasada por los Asirios y el pueblo deportado como castigo por una nueva infidelidad. (Ez 33, 11; Ez 18, 25)

“Tú no temas, siervo mío Jacob–declara el SEÑOR– porque yo estoy contigo; pues acabaré con todas las naciones adonde te he expulsado, pero no acabaré contigo, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.”( Jeremías 46,28)

“Castigando la culpa educas al hombre, y roes como polilla sus tesoros. El hombre no es más que un soplo.” (Salmo 39,12)

“Así como usa de misericordia, así también castiga; él juzga al hombre según sus obras.” (Eclesiástico 47,13).

“El castigo y la reprensión acarrean sabiduría; pero el muchacho abandonado a sus antojos, es la confusión de su madre.” (Proverbios 29,15).

“Porque el Señor castiga a los que ama, y en los cuales tiene puesto su afecto, como lo tiene un padre en sus hijos.” (Proverbios 3,12).

Algunos podrán decir, pero eso fue en el Antiguo Testamento, con la llegada de Cristo se acabó eso, porque Dios es amor y Jesús es misericordia, eso es un pensamiento simplista que nuevamente no toma en cuenta lo que realmente enseñó y nos dijo Nuestro Señor Jesucristo, debemos recordar que Cristo no vino a eximir o destruir la ley, sino a darle perfecto cumplimiento a la misma, nos vino a enseñar que el amor a Dios pasa por la obediencia y que las leyes o Mandamientos son para nosotros muestras del amor que nos tiene y que debemos cumplir y guardar para que entonces si Él tenga misericordia de nosotros.

En el Nuevo Testamento vemos múltiples ejemplos en los que Dios nos enseña que puede haber un castigo si no nos arrepentimos de nuestra maldad y seguimos obstinados en el pecado leamos estas citas bíblicas y veamosque Dios por su justica castiga al que lo merece (Mt 18,21-35; Lc 17,1-4; Mt 25,14-30; Mt 18,7-9)

“Porque el Señor al que ama, le castiga; y a cualquiera que recibe por hijo suyo, le azota y le prueba con adversidades.” (Heb 12, 5)

El castigo de Ananías y Safira (Hch 5,1-11)

“Sino que os habéis olvidado ya de las palabras de consuelo, que os dirige Dios como a hijos, diciendo en la Escritura. Hijo mío, no desprecies la corrección o castigo del Señor, ni caigas de ánimo cuando te reprende. (Hebreos 12,4).

“Si bien cuando lo somos, el Señor nos castiga como a hijos con el fin de que no seamos condenados junto con este mundo.” (1 Corintios 11,32).

Muchos creen actualmente en el falso Irenismo ,o falsa misericordia, una creencia de que la mayoría de las personas se salvarán al final, esto es directamente contrario a las propias palabras de Nuestro Señor en las que da fe, con tristeza, de que “muchos” están en el camino que conduce a la destrucción y “pocos” en el estrecho y difícil camino que conduce a la salvación ( Mt 7, 14, Lc 13, 23-30)

Una y otra vez vemos en la Biblia que el hombre se hace acreedor al castigo por infidelidades al Señor, una y otra vez el hombre se aleja del verdadero Dios cayendo en el pecado y la idolatría y si bien el Señor Dios es tolerante y misericordiosos también es justo, y por eso el hombre sufre los castigos a que se ha hecho acreedor, aun así podemos ver que el Señor siempre le da oportunidades al hombre de arrepentirse y volver al buen camino, pero el hombre se empeña muchas veces en el pecado, en la soberbia de creerse más que Él , en que haga lo que haga no pasará nada malo y las consecuencias las podemos ver con lo que pasa en el mundo.

Dios recurre al castigo como medio para llamar al recto camino a los pecadores sordos a otras llamadas. Sin embargo, la última palabra del Dios justo sigue siendo la del amor y el perdón; su deseo profundo es poder abrazar de nuevo a los hijos rebeldes que vuelven a él con corazón arrepentido. (Audiencia san Juan Pablo II 13 de agosto 2003)

¿Recuerdan el culto idolátrico a la “Pachamama” celebrado en el mismísimo Vaticano en el pasado Sínodo? Pues tiene consecuencias hermanos, y no es lo único que ha hecho el hombre para que el Señor Dios lo castigue.

“No habrá para ti otros dioses delante de mí, no te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, QUE CASTIGO la iniquidad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos”( Ex 20,2-17;Dt 5,6-21)¿Ven por qué el culto de la pachamama en el Vaticano estuvo mal y que eso es de las cosas que ofenden al Señor y que son motivo de castigo de su parte?.

La humanidad entera se ha volcado en la molicie, en el pecado, permite el asesinato de inocentes con los millones de bebés abortados en el mundo, aberraciones de la naturaleza como unión de personas del mismo sexo, se invierte en armas, tecnología, lujos creyendo que el poder y la riqueza son ahora el “dios” ,todo ello son las mismas prácticas idolátricas que provocaron el castigo divino en tiempos antiguos y que parece que el hombre no entiende cayendo una y otra vez en el error, lo peor es cuando los pastores que son los encargados de vigilar al pueblo de Dios los inducen a error o no los confirman en la fe.

Ahora un virus nuevo amenaza con quitar la vida de miles o quizá millones de personas, ¿cuántas de ellas estarán dispuestas y en gracia de Dios para presentarse ante el Creador? Para los “buenistas” que niegan que Dios castiga los invito a conocer la fe cristiana, lo que realmente enseña la doctrina católica y la Sagrada Escritura, así no caerán en errores y equivocaciones, el santo temor a Dios siempre será necesario para corregir la vida y lograr a salvación, para no hacerse acreedores al castigo de Dios, que nos mueva el amor y no el temor para no ofender a Dios y hacernos acreedores al castigo, recordando los versos del Soneto a Cristo Crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte

el Cielo que me tienes prometido

ni me mueve el Infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte

clavado en una cruz y escarnecido;

muéveme el ver tu cuerpo tan herido,

muévenme tus afrentas, y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,

que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,

y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,

pues, aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM

Manuel Cuevas (Miles Christi)

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Fuentes:

1.-Sagrada Escritura

2.-Catecismo de la Iglesia Católica

3.-San Agustín de Hipona. Del libre arbitrio, II, 1-2

4.-Santo Tomás de Aquino. Catena Aurea de Mt 5, 7

5.- http://www.infocatolica.com/blog/praeclara.php/1406250544-title

6.-https://uncatolico.com/Libros/DiosPerdonaPeroTambienCastiga.pdf

7.- https://adelantelafe.com/el-castigo-sobre-buenos-y-malvados/

8.- http://apologeticacatolica.org/Descargas/Dios_Castiga.pdf

9.- http://www.infocatolica.com/blog/apologeticamundo.php/1404050617-idios-castiga-o-no-castiga

10.- http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/2003/documents/hf_jp-ii_aud_20030813.html

11.- https://www.corazones.org/articulos/temor_de_dios_necesario.htm

12.- https://www.lifesitenews.com/news/scott-hahn-praises-courageous-leadership-of-burke-vigano-schneider?fbclid=IwAR0jpMfbmz9I0so1cvKlS5-U3abvnfdQMlwbiqXVRpA8YbBZ2gBheyFZ_mw

13.- http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/hlthwork/documents/hf_jp-ii_apl_11021984_salvifici-doloris_sp.html

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Author: Manuel Cuevas-Miles Christi
Católico,mexicano, felizmente casado y con tres hijos, Médico Ortopedista de profesión, vive y trabaja cerca de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Colabora con algunos foros de formación y de apologética católica en redes sociales. Preocupado por su salvación y la de sus hermanos, fiel a Dios y al Magisterio infalible de la Iglesia Católica.