Así en el cielo como en la tierra

0
(0)

Continuamos nuestra marcha en ese largo caminar que es la Peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad.

Así en el cielo como en la tierra. Un artículo de Alberto Mensi

Domingo al mediodía. La niebla matutina hace rato que ha desaparecido.

Ese bosquecito al que estamos llegando se nos presenta como un oasis en medio del desierto.

Hace varias horas que venimos caminando en esa larga recta polvorienta pampeana, monótona visión, como diría el italiano: celo e terra, terra e celo.

El último descanso que tuvimos en el recodo cruzando la vía fue el último momento en que un manto de nubes nos cubría del sol, de ese sol que ahora pega cada vez más duro.

Finalmente, y con esfuerzo, salimos de ese camino largo.

Cruzamos la vía y nos metemos en un oasis verde de paz.

Altos y apretados árboles, con una alfombra de pasto mullido, con una suave brisa fresca y, para colmo… allí está.

Una gran carpa bordó salida de algún libro de las Cruzadas, protege bajo sus lienzos el altar sobre el que se celebrará una vez más el Santo Sacrificio de la Misa.

La multitud bulliciosa se va acercando, acomodándose como buenamente puede en torno al altar.

Los ojos cansados se elevan del suelo que atrapa, al cielo que libera para fijarlos en el altar que salva, y se va silenciando.

Somos tantos y es tanto el silencio.

Son tantos los pensamientos y uno sólo el amor.

Somos tan distintos y tan parecidos.

Y comienza ese momento que da sentido a todos los momentos de nuestras vidas.

Un hombre frágil con bellos ornamentos presta su fragilidad a la omnipotencia de ese Dios que un día se ofreció al Padre sobre el Calvario y ahora vuelve a ofrecer ese mismo sacrificio de una manera mística por medio de ese frágil hombre que le pertenece totalmente.

Al pie del Calvario María Santísima, la Corredentora, ofreció al Padre el sacrificio de Su Hijo sobre la patena de Su Corazón Inmaculado.

En este remanso que nos acoge, también ahora la Santísima Virgen, nuestra Amadísima Madre vuelve a ofrecer Su Hijo al Padre en adoración y suplicándole por nuestra salvación, por nuestras necesidades.

“No separe el hombre lo que Dios ha unido”

Jesús y María son inseparables. Cuando vemos a Jesús vemos los rasgos de María, hasta me atrevo a decir, debe tener el mismo tono de voz que Su Madre. Es verdadero Dios pero es verdadero hombre, perfecto hombre, perfecto hijo de María.

Solamente el amor que se tienen las personas de la Santísima Trinidad es un poco mayor que el amor que se tienen Jesús y María.

Lecturas bíblicas, explicaciones del sacerdote siguen preparando nuestros corazones para el momento sublime.

El sacerdote pronuncia las palabras de la Consagración, se arrodilla adorando ese Misterio inefable que hace temblar cielos y tierra, lo eleva para que lo adoremos.

Un gozo único, silencioso, profundo, llena nuestros corazones. Dios está aquí, entre nosotros, con Su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

Todo lo demás pierde valor ante el Cordero Inmaculado.

El sol palidece ante el Sol de Justicia.

La misma naturaleza adora a su Creador.

Dios está aquí.

Brota de mi corazón, en mi interior, la salutación del primer Papa, que un sacerdote sacramentino me enseñó a rezar en estos momentos: “¡Verdaderamente Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo!”

Y ese momento da sentido a nuestro peregrinar, al cansancio, a los dolores.

De la misma manera que la gloria bienaventurada da sentido a nuestra vida, porque no estamos en el mundo para afincarnos en él como si fuéramos un rebaño pastando en un potrero verde.

Estamos en el mundo para militar por Dios mientras caminamos hacia la Jerusalén celestial donde tendremos nuestro lugar definitivo. Y mientras marchamos por esta vida, Iglesia militante para unirnos a la Iglesia triunfante, ofrecemos tambien nuestras oraciones y sacrificios por quienes nos tienden una mano en la Iglesia purgante.

¡¡María Santísima, Madre y Reina de la Iglesia de Cristo, ruega por nosotros y fortalece nuestro brazos y piernas en este peregrinar!!

Alberto Mensi

Pueden leer los artículos anteriores:

Inicio peregrinación: Nuestra Señora de la Cristiandad

Levantad estandartes

Te invitamos a visitar nuestro canal de Youtube: MR


*Se prohíbe la reproducción de todo contenido de esta revista, salvo que se cite la fuente de procedencia y se nos enlace.

 NO SE MARCHE SIN RECORRER NUESTRA WEB

Marchandoreligión  no se hace responsable ni puede ser hecha responsable de:

  • Los contenidos de cualquier tipo de sus articulistas y colaboradores y de sus posibles efectos o consecuencias. Su publicación en esta revista no supone que www.marchandoreligion.es se identifique necesariamente con tales contenidos.
  • La responsabilidad del contenido de los artículos, colaboraciones, textos y escritos publicados en esta web es exclusivamente de su respectivo autor

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

¡Siento que este contenido no te haya sido útil!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?

Author: Alberto Mensi
Alberto Antonio Mensi (13 julio 1955) Egresado del Liceo Militar Gral. San Martín Profesor de Filosofía Profesor de Ciencias Sagradas Diplomado Universitario en Pensamiento Tomista (Universidad FASTA) Recibió el espaldarazo caballeresco como Caballero de María Reina el 15 de agosto de 1975 Maestro Scout y Formador Scout Católico Casado con María Pía Sernani Padre de cuatro hijos Abuelo de cinco nietos (por ahora)