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Algunas formas útiles de ayudar a conservar la pureza

Vivimos en un mundo que se encuentra obsesionado con el sexo y que no encuentra en la castidad una virtud. En este artículo el profesor Kwasniewski nos entrega algunos consejos para conservar la pureza.

Formas útiles de ayudar a los cristianos a que puedan conservar la pureza en un mundo obsesionado con el sexo, por Peter Kwasniewski para LifeSiteNews

En un artículo anterior para LifeSite hablé acerca del lugar crucial que un católico debiera darle a la Comunión frecuente, para la preservación y el fortalecimiento de la castidad. Esto, desde luego, bajo el supuesto de que quien se acerca al comulgatorio está, según se entiende, en estado de gracia habiendo confesado previamente cualquier pecado mortal.

La razón por la que nos beneficiamos tanto de la Comunión es que entramos en contacto con el santo, puro, inmaculado y vivificante Cuerpo de Cristo, el virginal Sumo Sacerdote que colocó la voluntad de Su Padre por sobre todas las tentaciones y bienes mundanos, por más grandes que sean (o que parezcan ser). De su Sagrado Corazón, el horno ardiente de caridad, recibimos la fuerza de voluntad, la determinación en el propósito, la moderación de las pasiones, la tranquilidad de la mente, el buscar primero el Reino de Dios y Su justicia en vez de desviarse del camino.

Sabemos, además, que si caemos en el pecado Dios no nos abandona, sino que ha permitido este tropiezo para nuestra humillación y para remover el espíritu de arrepentimiento sin el cual ningún ser humano caído será salvado. Incluso aquellos que están por lejos avanzados en el camino de la perfección en la caridad, deben lamentar sus pecados y los pecados de todo el mundo. De hecho, tal como vemos en las vidas de los santos, es más perfecto quien siente más agudamente la ingratitud de hasta el pecado venial más leve comparada con la inmensidad de la bondad de Dios.

Los maestros espirituales enseñan que aquellos que conquistan los pecados de la carne caen con frecuencia en vicios más sutiles, y por, sobre todo, ¡en el orgullo de estar libres de pecados menores!, y que el Señor, sabiendo de su peligro, les permitirá a veces ceder al pecado que ellos pensaban haber conquistado. De esta manera, Él les enseña varias lecciones al mismo tiempo: 1.- su virtud no es exclusivamente su propia obra, sino que primero y por sobre todo es de Dios, a quien deben suplicar con humildad por esto; 2.- el orgullo precede a la caída, como dice la Escritura, y aquellos a los que Dios favorece con gracias, deben pedir incluso más insistentemente la humildad; 3.- la espina de la concupiscencia desordenada clavará nuestra carne hasta el momento en que el alma sea arrancada del cuerpo, así que no debemos ser ingenuos en nuestros pensamientos o acciones.

¡No existe un poder tan grande en nuestro mundo como el poder de los sacramentos! Ellos no son la única ayuda proveía para nosotros por la misericordia de Dios. El Señor ha autorizado a su Iglesia a instituir lo que llamamos “sacramentales”, y que el Catecismo de la Iglesia Católica define como:

“signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida” (n. 1667)

“Han sido instituidos por la Iglesia en orden a la santificación de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, así como del uso de cosas útiles al hombre. Según las decisiones pastorales de los obispos, pueden también responder a las necesidades, a la cultura, y a la historia propias del pueblo cristiano de una región o de una época. (…) Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con a ella.” (n.s 1668, 1670)

Por tanto, no debería sorprendernos encontrar que la Santa Madre Iglesia ha instituido varios sacramentales destinados a ayudarnos a preservar la castidad.

Uno que he estado usando por muchos años es el Cíngulo de la Pureza de la Confraternidad de la Milicia Angélica. Consiste en un cordón blanco de nudos bendecido que se usa alrededor de la cintura tanto como recordatorio de que uno pertenece a Cristo y también como una silenciosa súplica de gracia en la batalla por la pureza. Esta es una práctica derivada del cíngulo original que le fue dado a Santo Tomás de Aquino por los ángeles después que él ahuyentó a una prostituta con una tea ardiente (en aquel entonces la aproximación al “diálogo” evidentemente no era muy popular). Hasta hoy los Dominicos están a cargo de la Confraternidad y tienen un útil sitio web acerca de cómo inscribirse en él. Realmente no tengo palabras para recomendar esto tan bueno. Muchos santos, incluyendo a San Luis Gonzaga, el Beato Pier Giorgio Frassati, el Beato Columba Rieti y la Beata Stephana Quinzan han pertenecido a esta Confraternidad.

Existen otros sacramentales con el mismo propósito en nuestra tradición católica. Uno es el Cordón de Santa Filomena (para leer más acerca de Santa Filomena y su devoción, se puede leer este excelente sermón de un sacerdote de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro). Se puede encontrar un breve resumen del cordón aquí, y el cordón mismo puede comprarse aquí o aquí. Otro es el Cíngulo de San José, sobre el cual Fishaters provee una amplia información. He visto mencionado el Cordón Blanco de San Francisco también, aunque este parece mucho menos popular que los cordones antes mencionados.

La tradición católica está prácticamente llena hasta el borde de devociones, así que no debemos abrumarnos por las opciones que hay disponibles para nosotros, porque todas disfrutan de la bendición de la Iglesia y han probado ser efectivas durante un largo periodo de tiempo. A cualquiera de ellas las podemos elegir libremente sin necesidad de juntar y combinar tantos sacramentales como sea posible.

Lo más importante es que sepamos de las ayudas que tenemos a nuestra disposición,

lo que incluiría el crucifijo, el agua bendita, el rosario, la medalla de San Benito, el escapulario café y los otros escapularios, los cíngulos de castidad, y que te asegures de usar al menos uno constantemente. También es muy importante que cualquier sea el sacramental que uses sea bendecido por un sacerdote usando el Ritual Romano, el que en realidad bendice los objetos, en vez del Libro de Bendiciones que meramente dice cosas bonitas acerca de ellos y de nosotros

Me gustaría concluir con una nota enviada a mí por un joven, que me escribió sobre su experiencia con el Cordón de Santa Filomena.

He encontrado en esto una gran ayuda contra la tentación. Muchas veces no estamos conscientes de la diferencia que existe al llevar o usar un objeto bendecido sobre nuestra persona, pero este, tengo que decirlo, fue realmente notable en sus efectos en mis pensamientos y sentimientos. ¿Por qué no se habla más acerca de esto? ¿Por qué los capellanes no se los dan a los estudiantes dada la plaga de impureza en las escuelas? A veces siento que hay una falla de parte de aquellos que debieran están hablando sobre los maravillosos tesoros de la Iglesia – no usted, sino otros- y una falla de los jóvenes católicos de tener o conocer acerca de lo que podría ayudarlos a salvar sus almas.

No podría agregar más.

Santa María, Virgen purísima, Virgen castísima, ¡ruega por nosotros!

San José, casto esposo de la Madre de Dios, ¡ruega por nosotros!

Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Asís, Santa Filomena, ¡rogad por nosotros!

Peter Kwasnieswki

Puedes leer este artículo sobre algunas formas útiles de conservar la pureza en su original en inglés aquí: https://www.lifesitenews.com/blogs/in-a-sex-obsessed-world-these-two-items-can-help-you-maintain-purity

¿Quieres conocer más acerca de conservar la pureza? No dejes de ver este vídeo sobre la virtud de la pureza?

https://marchandoreligion.es/2019/09/la-pureza-que-es-esta-virtud/

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Profesor Peter Kwasniewski: (Chicago, 1971) Teólogo y filósofo católico, compositor de música sacra, escritor, bloguero, editor y conferencista. Escribe regularmente para New LiturgicalMovement, OnePeterFive, LifeSiteNews, yRorateCaeli. Desde el año 2018 dejó el Wyoming CatholicCollegeen Lander, Wyoming, donde hacía clases y ocupaba un cargo directivo para seguir su carrera como autor freelance, orador, compositor y editor, y dedicar su vida a la defensa y articulación de la Tradición Católica en todas sus dimensiones. En su página personal podrán encontrar parte de su obra escrita y musical: https://www.peterkwasniewski.com/