Nuestro artículo versa sobre una figura que nos interesa mucho a los Católicos, Tolkien, ¿Nos adentramos en su gran figura?
Tolkien: Entre la ideología y la realidad. Un artículo del Dr. Mario Guzmán
Les confieso que fui un lector tardío de Tolkien. Lo leí cuando tenía veintitrés años y fue justo antes de que saliera la trilogía cinematográfica del Señor de los Anillos. Era el año del 2001 cuando vivía en la ciudad de Barcelona y mi motivación fue leer los libros antes de ver las películas. No sabía qué esperar, en realidad no esperaba ni mucho ni poco tanto de los libros, como de los filmes. Quería comprender por qué había semejante expectativa ante los próximos estrenos, saber por cuenta propia si en realidad era algo valioso o si era otra historia sobrevalorada como lo es Star Wars y otros éxitos de aventuras épicas. Pero vaya experiencia, nunca imaginé lo que pasaría después de eso.
La obra de Tolkien, se convirtió en una profunda experiencia, en una obsesión que incluso me llevó a desatender mis estudios y mis responsabilidades, Me pareció fascinante, extraordinario y sublime. Cualquier lugar era un buen sitio para sacar sus libros y leer sus páginas. El metro, el salón de clases, caminando por la banqueta, la banca del parque, el café o el bar mientras esperaba ser atendido por el camarero. El deseo de conocer más de sus fascinantes personajes, así como de sus historias hacía que en todo momento y en cualquier circunstancia fuera atinado sumergirme en las letras y las páginas que tenía en mis manos.
Tolkien hablaba a mi joven alma, pues sin saberlo había emprendido mi propio viaje épico. Había dejado la comodidad de mi «comarca» para adentrarme en la aventura de mi vida. Tal como en la historia del Señor de los Anillos, yo también tendría que enfrentar la obscuridad de mi ser, (mi sombra como le llamó C. G. Jung), distinguir las compañías edificantes frente a las nocivas, así como emprender mi propio camino de redención. Y es que Tolkien nos muestra en sus historias, lo que de alguna manera todos los jóvenes varones están llamados a vivir; el camino del héroe, el camino del que lo deja todo para superar las tinieblas y conquistar su verdadero ser. El camino al que cada hombre está llamado a vivir para dejar atrás al niño que fue y convertirse en el hombre que está llamado a ser.
Tolkien, fue fascinante, por su prosa, su capacidad de describir imágenes, emociones, y situaciones como nadie más. Fue extraordinario por el idioma que creó, por los personajes a los que dio vida, por darnos una obra para toda la humanidad, una obra que especialmente les habla a los hombres y les recuerda que no importa qué tan pequeño seas o qué tan incompetente te percibas pues dentro de ti existe un ser lleno de dignidad y valentía llamado a grandes cosas. Tolkien habla de la verdadera masculinidad, la que enfrenta los temores, y los obstáculos de la vida, la que busca rodearse de las personas que pueden ayudarle a lograrlo y a ser mejor como persona. La masculinidad que recompensa con un ser nuevo que trae esperanza y oportunidades para los demás.
Desafortunadamente, la magnanimidad de Tolkien ha sido utilizada ideológicamente. Y es que, quienes controlan los medios controlan el pensar de quienes consumen sus productos. Y así la obra de este gran autor ha sido utilizada poco a poco para infiltrar la agenda del homosexualismo político el cual es un movimiento ideológico que utiliza a la homosexualidad con fines políticos y de cambio cultural y social. De manera velada sucedió con las películas del Señor de los Anillos a las que acudí al cine con gran expectativa para ver si le habían hecho honor a la monumental obra que fueron sus libros. No puedo decir que estuvieron mal, pero tampoco que estuvieron al nivel de los libros. Sin embargo, algo curioso sucedió en dichas producciones, la representación de Frodo y Sam y en específico su amistad estaba cargada de emotivismos, abrazos, palabras tiernas y amorosas e incluso largas miradas y besos en la frente.
Recuerdo escuchar las rechiflas y las risas dentro de la sala cuando dichas imágenes se hacían presentes, era un cine en México y muchos de los que estaban ahí dejaron salir palabras que hoy pocos se animarían a expresar por ser políticamente incorrectas y ciertamente ofensivas. Pensaba que dicha caracterización del personaje central y de su escudero en poco o nada se parecía a la experiencia que tuve leyendo el libro; Frodo era hasta cierto punto cobarde pero no afeminado, y nada en la historia de Tolkien hacía referencia a una relación cuasi platónica como la que la película presentaba. En fin, pensé que era una curiosidad y nada más. En aquel entonces poco o nada se hablaba de los LGBTQ+ como movimiento político social, y poco sabíamos que utilizarían todos los medios a su alcance para promover su visión de la sexualidad y la realidad, así que en su momento lo vi como una extravagancia del director, una forma exagerada de enfatizar la intimidad en la amistad de ambos personajes.
Pues bien, pareciera que fue más que una extravagancia, pues hoy pienso que fueron y son actos deliberados en la forma en cómo se presenta a Tolkein y a su obra. Y es que el pasado domingo tuve una experiencia todavía más clara sobre ello, mi esposa y yo vimos la película biográfica titulada: Tolkien, del director Dome Karukoski lo que me hizo volver a pensar en ello. En dicha película, muestran los primeros años del escritor, la muerte de su padre y su madre, la figura del cura que se hace cargo de él y de su hermano, sus años en la prestigiada escuela King Edward´s School, su amistad con Robert, Geoffrey y Christopher, 3 jóvenes adinerados e interesados en el arte como camino de salvación de la humanidad, su gran amor por Edith Bratt, sus años en Oxford como estudiante, la guerra y finalmente su tiempo como profesor en Oxford y su familia. Sin duda una película muy bien ambientada, con gran fotografía y grandes actuaciones. Pero como en el Señor de los Anillos, una película que también utilizaron para promover la agenda a la que he hecho mención.
La película muestra insinuaciones de un supuesto amor platónico homosexual entre Tolkien y su amigo Geoffrey Smith. Utilizando la supuesta sensibilidad de Geoffrey y su vocación poética, la película saca provecho del estereotipo de que los hombres con interés artístico son homosexuales y presentan a un Geoffrey enamorado de Tolkien, y quien vive resignado a que su amor no será posible de consumarse porque Tolkien está interesado en Edith y no en él.
Todo este supuesto romance platónico es presentado de una manera muy sutil a lo largo de la película, por lo que me llevó a investigar más y ver si éramos solo mi esposa y yo quienes veíamos lo que acabo de describir o si en realidad se presentaba dicha situación. Así que hice una rápida búsqueda en Google y ¡voilà! me encontré una entrevista al director quien confiesa que no tienen ninguna evidencia para concluir que Geoffrey estaba enamorado de Tolkien, pero que uno de los escritores de la película es homosexual y al leer la correspondencia entre los dos amigos concluyó que Geoffrey era homosexual y que estaba enamorado de Tolkien, por lo que pensaron que sería interesante dejar ver ese supuesto romance en la película. O sea, una utilización de Tolkien y su vida para nuevamente introducir la visión del homosexualismo en su obra. Aquí pueden ver el artículo de la entrevista titulado: Let’s Talk About That Queer Subtext in Tolkien https://www.themarysue.com/tolkien-queer-subtext/
Las personas que se identifican como LGBTQ+ tienen todo su derecho de hacer el cine que ellos quieran y de generar sus propios héroes culturales, de lo que no tienen derecho es de falsificar la historia, de usarla de propaganda y de buscar apropiarse de personajes que no les pertenecen solo a ellos, pues nos pertenecen a todos independientemente del uso que hagamos de nuestra sexualidad.
Esta manipulación de Tolkien y de su obra no es algo nuevo pues lo mismo han intentado hacer en el pasado con la amistad de David y Jonathan, o con Jesús y el discípulo amado. Su hipersexualizada mente y forma de entender la vida no da crédito a la posibilidad de un amor genuino y no erotizado entre dos seres humanos. «Bromance» es como le llaman en inglés, en español diríamos un romance platónico homosexual entre amigos sin llegar al contacto sexual. Pareciera que, para las personas de dicho colectivo, si dos hombres o dos mujeres comparten una relación íntima emocionalmente entonces es señal de homosexualidad encubierta, todo se reduce a eso.
Pero no solo eso, pues no es tan solo una proyección inconsciente de su sexualidad en otros, sino que también es estrategia política o como ellos llaman de «revolución cultural». Saben que, al alterar la vida de personajes como Tolkien o su obra también alteran la forma en cómo los demás perciben sus preferencias sexuales. Saben que si lo meten veladamente la gente se habituara poco a poco hasta que ya no distingan de lo que les presentan frente a la realidad. Ese es su «deconstruccionismo» del que tanto hablan, ese es su «apropiación cultural» de la que tanto se quejan en su ideología multiculturalista. Esas, son sus estrategias.
Es importante resaltar que el homosexualismo político y la homosexualidad son dos cosas distintas, pues la primera tiene fines ideológicos, políticos y sociales, cuando la segunda es una cuestión personal sin forzosamente tener los objetivos de la primera. El homosexualismo político, como ideología y estrategia política, saca partido de las personas con atracción al mismo sexo y busca a través de la manipulación de la cultura, los medios y la política promover su agenda.
En la película de Tolkien nada se habla de la extraordinaria fe católica que sostuvo a lo largo de su vida. Tampoco se habla de los elementos teológicos de su obra que se observan en la lucha del bien y el mal y la llamada al autosacrificio para la salvación de la humanidad que nos recuerda al Cristo crucificado y resucitado. Tampoco se habla de su amistad con el «otro» Tolkien, el otro fenomenal autor cristiano C. S. Lewis y su mutua influencia. Vamos, que en la obra han tratado de borrar lo que todos sabemos; que su vida y su obra estaba profundamente marcada por Dios, por el cristianismo y no solo por sus experiencias en la vida, en la guerra o por su curiosidad intelectual y artística como nos hacen ver en la película.
Es evidente el empeño que los medios tienen por la hipersexualización y la pansexualidad de la sociedad. Lo vemos incluso en las películas para niños y ahora hasta en la manipulación de los autores que han surgido del cristianismo. De ahí que hemos de ser cautos de no creer todo lo que vemos en las pantallas.
A las personas que apoyan o se identifican con el homosexualismo político y cultural, les recomendaría cambiar su estrategia, pues haciendo estas manipulaciones de la historia, de sus personajes o de la literatura no contribuye con su causa, por el contrario, les hace ver como deshonestos lo que contribuye a los estereotipos que tanto han afectado a las personas con atracción al mismo sexo.
Si quieren saber más de la profunda influencia del catolicismo en la vida y obra de Tolkien les recomiendo los libros: Tolkien: Man and Myth y Frodo’s Journey: Discover the Hidden Meaning of The Lord of the Rings del autor Joseph Pearce o pueden visitar esta entrevista que le hicierón a él: https://denvercatholic.org/the-catholic-origins-of-the-lord-of-the-rings-and-other-truths-about-j-r-r-tolkien/
Por: Mario Guzmán Sescosse
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