Consejos de Adviento para preparar la Navidad.
Cómo preparar la Navidad y no morir en el intento, un artículo de Sonia Vázquez.
Durante estos días observaba las distintas Iglesias de mi ciudad, todas adornadas ya con la típica planta navideña. No sé si está de moda en todos los países o sólo en España, aquí desde hace algunos años es por excelencia, el pan nuestro de cada día y cuando no sabes que regalar en diciembre, la planta roja es muy socorrida. Para el que no sepa de que planta hablo adjunto la información de san google: “poinsettia o planta de Navidad (conocida comúnmente como pastora, pascuero, noche buena o flor de pascua)
Para gustos, colores, no digo ni que me guste ni que me disguste pero lo que sí podemos decir es que es un grave error llenar los Templos y los altares de plantas y flores en Adviento, si quieren poner las plantas que lo hagan en Navidad. Esta es la ignorancia que proviene de nuestros párrocos. Estos días estaba haciendo oración en una Iglesia y de fondo sonaban los villancicos, los curas parecen los comerciales de Coca Cola, sólo les falta vestirse de papá noel, ¡oh yeah!
¿Vds. han escuchado en alguna homilía que el Sacerdote les proponga ayuno, abstinencia, penitencias varias?
No hablo de las predicaciones que pueden encontrar en nuestra página que están fuertemente asentadas en la Tradición de la Iglesia, no, hablo de sus parroquias, de sus párrocos, de sus diáconos permanentes tan de moda y tan formados en liturgia…¿Les han dicho que el Adviento es un tiempo propicio para fortalecer el alma? Precisamente el color morado debería recordarnos que no estamos en un tiempo de fiesta y pachanga, sino de austeridad en el que nos preparamos para un gran acontecimiento.
¿Se festeja un cumpleaños antes del día? ¿se celebra que nos toque la lotería antes de saber si nuestro número ha sido premiado?
A lo largo de estos días se inauguran en la mayoría de los Templos los tradicionales belenes, se hacen representaciones teatrales y se deleita a los feligreses con conciertos de Navidad…Miren, todo esto está muy bien y es maravilloso pero debe hacerse en el Tiempo de Navidad, pero claro, ¿saben lo qué sucede? Que los niños del catecismo se toman vacaciones y en Navidades no suelen acudir a Misa, sus papás tampoco y muchos de los abuelitos se encuentran sometidos a duras cargas en la cocina para llenar nuestras barrigas…qué pena que no tengamos el mismo interés en llenar el alma que el estómago, ¿verdad? Si así fuera ascenderíamos al cielo como un globo.
Hay abuelas que sufren estrés en esta época del año cocinando y pensando en qué cocinar para la familia. Estamos trastornados perdidos. La barriga se ha convertido en uno de los dioses de nuestra sociedad, comer, comer y reventar. Como decía el refrán: “de barrigas llenas están las sepulturas llenas”. No seamos hipocritones y miremos para otro lado, esto va por mí, por ti y por el que va de santurrón.
El objetivo de esta época del año no es amar al prójimo sino en que no quede nada en el plato.
Sencillamente lo que sucede tras todo este desmadre del adviento mal vivido, es que llegamos a Navidad fatigados y hastiados y arrugados por dentro y así ocurre que en vez de disfrutar de alegres veladas , nos pasamos la noche con tensiones y no digo ninguna temeridad, en la mayoría de las casas en Navidad no se habla de Jesús porque no hemos preparado su venida y por ello estamos con los cuchillos preparados para cortar la carne y el cuello del comensal de la derecha.
Normalmente cuando alguien va a tener un bebé se pasa los nueve meses preparando todo y lo mismo la familia, pensando en cómo recibir al pequeñín, qué comprarle, cómo satisfacer a la madre…sin embargo, llega Noviembre y para la mayoría de nosotros es un mes más o una etapa del año en la que el horizonte de la Navidad hace que muchas personas caigan en picado pensando en lo que les viene encima: la cena familiar.
Si preparamos el nacimiento de un hijo nuestro o de un sobrino como si fuera el gran evento, ¿Cómo es posible que recibamos a Nuestro Señor como si fuéramos a ver una película que se repite año tras año y lejos de alegrarnos nos aburre y disgusta? No es infrecuente escuchar: “estoy deseando que pase la Navidad”. Normal, no la hemos preparado.
El otro día escuchaba a un Obispo español que proponía ayuno todos los viernes del adviento ¿saben para qué? ¡Agárrense! Para apoyar una causa política…
Sí, sí, de los pocos que propone el ayuno y ya ven para qué. ¿Cómo vamos a estar los fieles si nuestros pastores están a monte como las cabras? No se rían, tampoco lloren, simplemente asuman que esta es nuestra Iglesia por dentro, esto son los que nos pastorean con el papa Francisco a la cabeza, claro.
Estamos en la tercera semana y puede parecer que ya no hay tiempo para preparar nada, pero no decaigan, aún podemos confeccionar el mejor traje de gala para recibir a Jesús, ¿Quieren unos consejos de Adviento?
Ayunen, levántense mañana con el firme propósito de privarse de alimento, coman lo mínimo, lo imprescindible para ayudarles a soportar su jornada laboral, mortifiquen el cuerpo, sientan hambre y necesidad de sostén y a medida que avance el día pídanle ayuda a Jesucristo, díganle que se les hace duro, que simplemente comer un poco menos de nuestra ración habitual nos hace sentir débiles…
¿Saben que les contestará el buen Jesús?
Nos dirá que abramos la Biblia y que vayamos con José y María cansados y fatigados buscando un lugar donde poder dormir, ellos sí que pasaron fatiga y hambre…no es una película, es la historia de la humanidad, pudiendo nacer en un palacio, nació en un pesebre…hagámonos pobres con la familia de Nazaret. Repasemos nuestra vida, miremos nuestros pecados, busquemos un confesor y limpiemos nuestra alma para que nazca el Redentor en ella, díganle:
“Jesús, quiero hacer el mejor pesebre en mi alma transformada”.
No vayan a conciertos, ni al cine, ni a cafeterías, ni a restaurantes, cierren sus ojos a las guirnaldas que adornan las calles, no sean consumistas de primera categoría, no pongan flores porque aún no es Navidad y hablen con su párroco y díganselo también a él, díganle que no es Navidad, que estamos en Adviento y queremos recorrer el mismo camino que llevó a María y a José hasta Belén y allí, cuando llegue esa hermosa noche de “nochebuena” recibiremos con cantos, flores y guirnaldas al Niño Dios nacido. Si lo hacemos así, habremos preparado tan bien ese Nacimiento que nada ni nadie podrá enturbiar la felicidad de nuestros hogares en la Gran Noche en la que nace Jesús.
¡Vivamos el adviento con austeridad y con una alegría contenida para explotar de júbilo en Navidad!
Sonia Vázquez
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Les invitamos a leer este artículo de Sonia Vázquez relacionado con los conciertos de Adviento que escribió para Adelante la Fe: Adviento, en qué estamos convirtiendo la casa de Dios
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