Comenzamos la 1ra parte de este artículo diciendo: “El patriotismo, una virtud que hoy día es bastante bastardeada, manoseada y vaciada de contenido. Porque vivimos una época en la cual se han vaciado de contenido las palabras y tan sólo valen por sus formas”.
La virtud del patriotismo. 2ª Parte. Un artículo de Alberto Mensi
Es realmente doloroso que la gente, y más aún algunos letrados, con estudios y otros oropeles, caigan en esta absurda contradicción de la forma versus el contenido, dándole cabida a la forma. Y eso se puede deber a ignorancia, cobardía, estupidez o una mezcla de los tres.
Sin embargo quienes habitamos en alguno de los territorios de la Hispanidad, fracturada hoy día en chiquicientas republicas, autonomías y no se que más estupideces, repito: quienes habitamos en alguno de los territorios de la Hispanidad debemos responder con un estridente grito y a una: ¡Santiago y cierra España! Que es el grito de defensa de la Patria y de nuestros compatriotas.
¿Pero qué? ¿Queres aislar a España? ¿Y no hablabas de la Hispanidad? ¿Y el resto queda afuera? Y así pueden seguir haciendo preguntas desatinadas y cuatro mil birlibirloques. Aún gente que debería conocer el sentido de este grito, le resulta extraño pues de tanta cosa moderna se les ha ido sulfatando el borne.
En momentos del Imperio, cuando los tercios llevaban las hermosas aspas de borgoña por todas partes, al recibir un ataque o en un enfrentamiento con tropas adversarias, el grito era de ¡Santiago y cierra España! Lo cual tenía un doble sentido: de invocación y de ordenanza militar.
Cierra España, significaba que los tercios españoles debían cerrar filas en torno a su estandarte, a sus banderas y prepararse a la lucha. No olvidemos que los Tercios habían actualizado y mejorado las formaciones de combate de la falange macedónica o de las legiones romanas. Eran un todo compacto, cerrado, infranqueable, invencible. Ese es el sentido del cierra España, una voz militar de mando.
Y el grito de Santiago nos rememora la Batalla de Clavijo del 23 de mayo de 844 en que el rey Ramiro I de Asturias derrota a los musulmanes con la ayuda del Apóstol Santiago que sobre un corcel blanco se pone a la cabeza de la caballería cristiana, y que desde ese momento la devoción popular lo invocará como Santiago matamoros.
Hoy día, hoy en el 2021, nuestro grito debe volver a ser ¡Santiago y cierra España!
Debemos invocar la intercesión, la protección de Santiago el apóstol. Él debe convertir nuestros corazones, él debe iluminar nuestras mentes, él debe fortalecer nuestras voluntades debilitadas por estos siglos de liberalismo. La lucha comienza en la inteligencia y en la voluntad de cada uno de nosotros, especialmente aquellos que, por la gracia de Dios e inmerecidamente, nos reconocemos como tradicionalistas. Porque Hispania, porque la Hispanidad tiene un padre y ese padre es Santiago, como maravillosamente lo describiera Ramiro de Maeztu1
Por tener por padre a Santiago tenemos tambien como su ADN: impulsivos, que queremos sentarnos ya a la derecha del trono, que estamos dispuestos a ir a donde sea por Cristo, pero que tambien como Santiago nos escapamos en la noche de Getsemaní y ni siquiera nos acercamos al Gólgota. Fogosidad que combinada con la humildad y moldeada por el Espíritu Santo bajo el manto de María ha dado a la Santa Iglesia un mundo de pueblos diversos.
Por algo la Santísima Virgen durante el tiempo de su vida terrenal se apareció al apóstol y le dejó el Pilar como imagen de la Fe que no desaparecerá de estas tierras. Por algo la Providencia divina permitió vientos y mareas para que la luz que surge del Pilar llegara a las tierras americanas en un día 12 de octubre celebrando su fiesta grande, mostrando que más allá del Almirante Colón, más allá de los Reyes Católicos, era Dios quien estaba abriendo un mundo nuevo a la verdadera Fe.
Por eso, si queremos ser verdaderamente patriotas, si queremos con piedad reverente honrar a nuestros padres y su legado, debemos elevar nuestros ojos a nuestro primer padre Santiago el apóstol y pedirle su intercesión ante el Inmaculado Corazón de María. Si volvemos nuestros corazones a él, con verdadera humildad, con verdadero arrepentimiento, él nos dará las gracias necesarias para completar lo que falta a la obra que inició él hace ya tantos siglos.
Por eso debemos cerrar filas todos aquellos que nos sentimos hermanados en esta gran familia de la Hispanidad, dejando de lado toda pretensión personal, grupal o del orden que sea. Si queremos que Cristo y María reinen en la Hispanidad, en toda la Hispanidad debemos vaciarnos de nosotros mismos y dejar que sea la Reina y Señora de la Hispanidad la que obre en nuestros corazones, y cuando hallamos acabado la lucha tan sólo digamos: “Siervos inútiles somos”2
La virtud del patriotismo pertenece al orden de la piedad, por el que procuramos devolver algo de lo que se nos ha dado, sabiendo que no somos capaces de devolver todo tal cual (como sería en justicia). Imposible que devolvamos a Dios todo el bien que nos ha hecho, pero al menos podemos luchar ya mismo por su reinado en los corazones de todos quienes habitamos en esta inmensa extensión de la Hispanidad.
En cada paso que demos en este buen combate tengamos presente aquellas palabras del bautista: “es necesario que Él crezca y que yo disminuya”3
Salve Regina, mater misericordia, vita dulcedo et spes nostra salve
Alberto Mensi
1 Defensa de la hispanidad. Ramiro de Maeztu. Un libro que no podemos dejar de leer
2 San Lucas 17, 10
3 San Juan, 3, 30
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Nuestra recomendación en el centro Pieper: El Apóstol Santiago, la Virgen del Pilar y la Evangelización de España
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