En el artículo de hoy haremos una descripción de cómo algunas ideologías están re-significando la fe católica, que van desde un liberalismo de base calvinista hasta el socialismo de la teología de la liberación pasando por el neo-paganismo. Los frutos son evidentes: mayor división entre los cristianos, confusión y perplejidad, idolatría, reclusión a la esfera interior de la verdadera Fe, subjetivismo, inmanentismo, entre otros. Toda esta situación nos lleva a que es imprescindible regresar a la Tradición e iniciar un proceso de reconstrucción en nuestra Iglesia.
Catolicismo y Política. La Iglesia sociológica. Un artículo de Leonardo Olivieri
En estos últimos años se ha ido perfilando un tipo de discurso que resalta conceptos tales como unidad, empatía, solidaridad, igual, inclusión, entre otros. A primera impresión parece ser un discurso muy bonito que exalta la bondad de la condición humana, diferenciándose de otras formas discursivas, que según ésta conlleva la exclusión, el fanatismo, el odio, etc.
Se plantea una idea de un humanismo integrador, que en realidad, termina diluyendo identidades discursivas concretas, siendo una de ellas el catolicismo. Pero ¿cómo es esto?, la respuesta es sencilla. Se exalta a la bondad universal, a la hermandad de todos los seres humanos, a la solidaridad universal, pero asimismo, se diluye todo concepto concreto y objetivo. Por ejemplo: Jesucristo ya no es Dios, sino un modelo de bondad- entre tantos- que debemos tomar como pauta de comportamiento. El cristianismo ya no es la única fe verdadera, es más, ya no importa eso, sino que se constituya como una creencia entre tantas otras y se constituye en un conjunto de ideas reguladoras de la conducta humana. Tener fe en Cristo ya no implica creer que El es Dios hecho hombre, sino que la fe sólo sirve como una especie filosofía de la auto-ayuda.
Ideales como la fraternidad universal serán posibles si los seres humanos abren su corazón y su mente ya no al único Dios, sino a su propia condición humana. Y es esta condición donde se guardan los principios de la bondad universal. El centro ya no es Dios, sino el hombre.
Por otra parte, como se viene repitiendo, la salvación no es individual sino colectiva-solidaria. Nos salvamos entre todos siendo solidarios, desarrollando nuestros buenos sentimientos, siendo empáticos e inclusivos. No se necesita de un ser externo al hombre, cómo lo sería Jesús, sino la salvación esta en nosotros mismos.
Obviamente quien no quiere una sociedad justa donde todos vivamos felices y podamos realizarnos como personas, como familias y como sociedad. El punto no es este gran deseo que todos seguramente tenemos, sino sobre la forma cómo este discurso de la bondad universal se nos plantea a los católicos.
Una de las preguntas que conviene hacerse es ¿cómo se concibe a Jesús, es EL el camino, la verdad y la vida?, o simplemente es uno más entre tantos. Responder esto, es para nosotros fundamental.
Notamos que se está produciendo una re-significación de la doctrina católica. El camino no es un Jesús concreto sino el dialogo entre hombres diversos e incluso muy diversos, que buscan construir un acuerdo común. Existe una casa común pero no un Dios concreto y objetivo común. La cuestión es cómo se plasma ese diálogo, y de ello vemos que emerge la figura del Estado y de todo del ordenamiento institucional.
La garantía de este dialogo plural y democrático (por lo menos desde los discursivo), es la existencia de un Estado que garantice la igualdad de todos los actores involucrados. Podemos decir entonces que emerge la figura del ordenamiento estatal como máxima autoridad. Por lo tanto, ya no es el Dios Verdadero la garantía sino es el Estado y su ley.
La “libertad” religiosa es un claro ejemplo de la supremacía del Estado y de la ley por sobre la Verdad católica. Todas las creencias son iguales y están reguladas por ley, es lo mismo Zoroastro que Jesús. Cada confesión religiosa debe cumplir con las pautas establecidas mediante el marco jurídico-legal vigente.
En las democracias modernas generalmente el Estado garantiza la libertad religiosa a todos sus ciudadanos, considerando a la libertad religiosa como un derecho fundamental que se refiere a la opción de cada ser humano de elegir libremente su religión, de no elegir ninguna, o de no creer. Por otra parte, se garantiza la posibilidad ejercer dicha creencia públicamente, sin ser víctima de opresión, discriminación o intento de cambiarla a la fuerza.
También se hace cada vez mas fuerte el principio de separación entre Iglesia y Estado presentado como una separación entre la fe (que es subjetiva) de los dirigentes políticos con respecto a las necesidades políticas del Estado. Tal separación de puso en evidencia con las leyes referidas al aborto y cuestiones de género.
Otra característica de la época en que vivimos consiste en que el cristianismo y está siendo permeado por ideologías políticas que buscan una re-significación de su doctrina. Lo primero que encontramos es una tipo cristianismo liberal de fuerte base calvinista que propone al mercado y a la propiedad privada como creaciones de Dios y a libertad negativa como principal prerrogativa del ordenamiento socio-político. Todo gobierno debe estar orientado a la ley de Dios, sin embargo no hay una Iglesia que monopolice la doctrina y la Palabra. Proponen en base a esa libertad individual una relación personal con Dios, sin dogmas y en función sólo de la fe. Por otro lado, en los aspectos económicos, proponen una relación virtuosa entre capitalismo y creencia cristiana.
Pero también encontramos una fuerte influencia de las ideologías socialistas y populistas. Contrario al cristianismo pro-mercado, éstos promueven una fuerte crítica al sistema capitalista, destacando las contradicciones de clases sociales y las relaciones de opresores- oprimidos. Promueven un cambio en la distribución de los ingresos, limitaciones a la propiedad privada, intervencionismo del Estado, entre otros. Asimismo, tienen una visión colectivista de lo religioso y relacionan cristianismo con socialismo.
Por último, también encontramos un acercamiento a creencias paganas. El culto a la tierra, al ecologismo y a las creencias de los pueblos indígenas, llevaron a nuevas interpretaciones de la doctrina cristiana. Se buscó incorporar esas creencias a los principios cristianos, así es que se habla de pecado ecológico, de casa común-haciendo mención a la madre tierra, etc. Se considera a las creencias paganas como teologías y ya no como supersticiones. Además se plantea que todas las religiones son iguales y que todos los dioses son lo mismo. E incluso que no hace falta creer en Dios , ni pertenecer a su Iglesia para ser salvo.
Como se puede apreciar, vivimos en un mundo lleno de perplejidad y confusión en donde no el subjetivismo, el inmanentismo religioso, el relativismo y la colonización de la doctrina tradicional, parecieran ser lo más común. Buscar la Verdad en tanta confusión se vuelve difícil y más si hay una jerarquía eclesiástica que ya no le interesa lo verdadero y lo objetivo.
Sin embargo lo que permanece es la Tradición de la Iglesia de siempre. Es ahí en donde cada fiel podrá encontrar las certezas de la fe verdadera y objetiva. En la Tradición permanece la promesa de que ni el infierno podrá destruir los cimientos del Cuerpo Místico de Jesucristo.
Leonardo Olivieri
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