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La Epifanía del Señor

¿Qué nos quiere decir el relato de la Epifanía del Señor? ¿Qué representan los Magos en esta escena? La respuesta en este artículo de espiritualidad

La Epifanía del Señor, Rev. D. Vicente Ramón Escandell

MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO

Relato Evangélico(Mt 2, 1-12)

Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’».


Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.

Comentario al Evangelio

El relato de la Epifanía del Señor nos es transmitido solamente por el evangelista san Mateo, y en él se manifiesta la universalidad de la salvación traída por Jesús, representada en la figura de los Magos de Oriente. Estos, que no son Reyes, sino sabios, van en busca del Aquel cuyo nacimiento fue anunciado por los profetas y esperado también por los no judíos. Estos sabios, buscadores de la verdad y adoradores del Dios verdadero, se encuentran con la oposición de aquellos a quienes se les había prometido un salvador, representados por Herodes y su corte, que acogen con recelo el anuncio de tan insignes viajeros. Sin desanimarse, siguen su camino, marcado por la estrella, y encuentran en un humilde hogar al verdadero Rey de Israel y Señor de la Humanidad, sentado en el regazo de su madre. Ante Él rinden honor estos sabios y en cuyos presentes se manifiesta la triple condición de Cristo: el oro significa la realeza, el incienso la divinidad y la mirra la humanidad. Mateo expresa de esta manera la triple condición de Cristo: Hijo de Dios, hijo de David e hijo del Hombre a través de los presentes llevados por los Magos. Cumplida su misión, los Magos parten a su patria como heraldos de Dios, anunciando la Buena Nueva a los gentiles, para quienes se abre un tiempo nuevo, el tiempo de la Salvación.

Reflexión

En realidad, el misterio del hombre no se aclara de verdad, sino en el misterio del Verbo encarnado (…) Cristo, el nuevo Adán, en la revelación misma del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación, nos recuerda el Concilio Vaticano II.

¿Quién es el hombre? Esta pregunta surge hoy entre muchos de nuestros contemporáneos, y según como se responda a ella, entenderemos de un modo u otro lo que es su dignidad. Para muchos, el ser humano es un ser meramente biológico, sin apertura a lo trascendente; para otros, es un mero objeto, susceptible de ser manipulado al antojo de otro ser humano; finalmente, para otros es un fin, un valor absoluto que hay que salvaguardar a cualquier precio. Nosotros, los cristianos, nos situamos en esta última opción frente a las dos primeras, que contemplan de un modo limitado la grandeza del misterio del hombre. Que el hombre sea un fin, un valor absoluto frente a otras realidades, es algo que tiene su fundamento en el mismo misterio de Cristo, el nuevo Adán, a la luz del cual fue creado el primer Adán en el Paraíso terrenal. Sobre esta base se asienta la dignidad de la persona, su valor como ser único e irrepetible, objeto de defensa desde su concepción hasta su muerte. En cada uno de nosotros, Dios contempla la imagen de su Hijo; y, nosotros, al contemplar el rostro de Cristo, perfecto Hombre, contemplamos nuestra humanidad redimida en la carne y en la sangre del nuevo y verdadero Adán, Hijo de Dios e Hijo del Hombre. Amar al hombre es, pues, amar a Cristo; y amar a Cristo es amar al hombre; de ahí, que todo verdadero cristianismo ha de ser, no sólo apertura al amor de Dios, sino también al hombre.

Testimonio de los Santos Padres

SAN AGUSTIN DE HIPONA (354-430)

<<Se le ofrece el oro como a un gran rey, se quema el incienso en su presencia como delante de Dios, y se le ofrece la mirra como a aquél que había de morir por la salvación de todos.>>

In sermonibus de Epiphania

Oración

Dios Señor Nuestro, que en la pobreza del hogar de Nazaret revelaste a las naciones la grandeza de tu amor al hombre, manifestada en la humanidad de Cristo, Hijo tuyo y Señor Nuestro; haz que tu Iglesia salga al encuentro del hombre y le anuncie, con valentía, que el misterio de su existencia se revela en la persona de Cristo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad

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Author: Rev. D. Vicente Ramon Escandell
Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad: Nacido en 1978 y ordenado sacerdote en el año 2014, es Licenciado y Doctor en Historia; Diplomado en Ciencias Religiosas y Bachiller en Teología. Especializado en Historia Moderna, es autor de una tesis doctoral sobre la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús en la Edad Moderna