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El Materialismo, la cultura y la reducción de Dios

Cuando la fe se interpreta como una forma de vida, sin duda, llegamos a la reducción de Dios y al vacío espiritual. Un interesante artículo de Leonardo.

El Materialismo, la cultura y la reducción de Dios, un artículo de Leonardo Olivieri

Existe en estos tiempos una visión que interpreta a la doctrina cristiana y su contenido, con relación al contexto histórico y social en el cual se desarrolla la vida de los hombres. Ningún ser humano vive en un mundo abstracto, sino en una situación de existencia material que condiciona la vida misma. Para esta perspectiva, toda organización social se despliega en una situación histórica determinada y en condiciones materiales concretas. No existe una sociedad abstracta o simplemente teórica ideal, sino una con características materiales concretas y además, está situada en un momento histórico singular. El enfoque está centrado en una idea materialista de la vida social anteponiendose a una concepción de metafísica, de principios universales que trascienden la vida material.

En términos generales podemos afirmar que el materialismo histórico o la concepción materialista de la historia, es un sistema filosófico, que se opone al idealismo, a una concepción espiritualista, ya que considera que solamente existe la materia y que reduce el espíritu a una consecuencia de ella. No existen absolutos o universales trascendentes que condicionan a la vida material, sino que toda idea de trascendencia es consecuencia de las condiciones materiales, sean estas la cultura de una época, el desarrollo de las fuerzas productivas y un sistema económico determinado, etc. Así es que el materialismo histórico ve en el desarrollo de la producción de los bienes materiales necesarios para la existencia del hombre, la fuerza principal que determina toda la vida social de los hombres y condiciona la transición de un régimen social a otro. Ninguna sociedad puede existir sin producir bienes materiales.

En palabras de Friedrich Engels (1820-1895): “La concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción, y tras ella el cambio de sus productos, es la base de todo orden social; de que en todas las sociedades que desfilan por la historia, la distribución de los productos, y junto a ella la división social de los hombres en clases o estamentos, es determinada por lo que la sociedad produce y cómo lo produce y por el modo de cambiar sus productos. Según eso, las últimas causas de todos los cambios sociales y de todas las revoluciones políticas no deben buscarse en las cabezas de los hombres ni en la idea que ellos se forjen de la verdad eterna ni de la eterna justicia, sino en las transformaciones operadas en el modo de producción y de cambio; han de buscarse no en la filosofía sino en la economía de la época de que se trata” (Del Socialismo Utópico al Socialismo Científico).

Como se desprende el párrafo anterior, el progreso de la Sociedad depende del perfeccionamiento del proceso de evolución de la producción material. Asimismo, no es posible comprender correctamente la esencia de las instituciones políticas, de las ideas y teorías, e incluso los sistemas religiosos, si no se considera las condiciones objetivas de la base material que constituye su origen. Por lo tanto, para poder interpretar la realidad social en su conjunto, es necesario que conocer la estructura económica de la vida de la Sociedad. No se puede comprender por qué en una época determinada nacen unas instituciones e ideas, y otras en distinta época, si se toman como punto de partida las propias instituciones e ideas y no el modo de producción. De esta forma, según Karl Marx (1818-1883), el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social lo que determina su conciencia.

Lo que busca el materialismo histórico, es descubrir las leyes objetivas que crean y condicionan la existencia misma de vida social. Es por medio de estas leyes que se puede comprender la evolución y cambio de valores y principios tanto ideológicos como morales. Este punto es importante, ya que todo principio universal no existe por sí mismo, sino que es una creación de la base material, que a su vez, esta base es cambiante. Al modificarse la base material, cambian los valores y principios tanto éticos como los religiosos. El afianzamiento de las nuevas relaciones de producción y de los regímenes económicos que, necesariamente aparecen con el desarrollo de las fuerzas productivas, se origina ordinariamente, por vía de un derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción.

Para esta perspectiva, Dios y su conocimiento, está determinado por la base material; la idea que se tiene de Dios es producto de esas condiciones materiales. De esta manera, no hay un Dios en sí mismo, sino que lo que hoy consideramos que sea Dios es producto de las condiciones materiales vigentes en una época precisa. Asimismo, los valores religiosos son formas ideológicas que “ayudan” a consolidar un orden social histórico determinado. Esos valores son el principio regulador que condicionan la vida social y las acciones de los individuos, otorgando cohesión y homogeneidad social.

De modo que, desde el punto de vista del materialismo económico, las formas de la conciencia social (los conceptos políticos, la ciencia, la religión, etc), también dependen siempre, de las relaciones de producción dominante entre los hombres, y cambian, de modo radical, con las transformaciones en el modo de producción y en los regímenes económicos.

Esta visión mecanicista y reduccionista, con el tiempo fue ampliada. Se empezó a considerar a la cultura ya no como consecuencia de la base material sino como elemento constituyente de las formas sociales. La cultura y todos sus elementos simbólicoscontribuyen a la configuración de una particular forma de sociedad conjuntamente con el tipo de modo de producción vigente. Al materialismo economicista se le suma las perspectivas de los estudios culturales.

Actualmente se considera a la cultura como condicionante en materia de creencias, ideas, principios morales, etc. Se concibe a los fenómenos religiosos como parte central de la expresión cultural de una sociedad específica, formando parte de la identidad de las distintas sociedades humanas. Para Ernst Cassier (1874-1945), el mundo propiamente “humano” no es el mundo físico, sino el universo cultural; más aún, el hombre no tiene acceso al mundo físico “en sí mismo”, sino a través de los símbolos que él mismo ha creado para conocerlo y habitar en él. El universo cultural que crea el hombre es el único hábitat en el que puede desarrollar su existencia, y está entretejido por el lenguaje, el mito, el arte, la ciencia y la religión, que forman una trama que se va reforzando continuamente a medida que se produce cualquier avance en el conocimiento.

Se forma una cosmovisión del mundo, entendida como un conjunto de creencias y valores que permite a un grupo social interpretar y comprender al mundo que lo rodea. Esto es la forma cultural que un grupo o una sociedad tiene de percibir, interpretar y explicar el mundo. Es desde este punto de vista, en donde la fe se interpreta como una forma de vida, como expresión de la cultura propia de un pueblo. Ya no es interpretada desde una óptica de lo sobrenatural ni mucho menos como una gracia. Dios es una figura históricocultural, se conoce desde la cultura contemporánea que tiene la sociedad en cuestión, es por ello que la comprensión de lo divino puede variar de sociedad en sociedad y de época en época. Al Dios pleno y objetivo no se lo puede conocer, sino interpretar desde la subjetividad histórico -cultural. Es importante destacar que bajo esta perspectiva, Dios está sometido a la historia y a las condiciones culturales de una época, pasando a ser una figura abstracta que se puede pensar pero no conocer independientemente de las condiciones simbólicas propias de la esfera de lo cultural. Esto da un carácter dinámico de lo divino y anula prácticamente a puro acontecimiento epocal a la Tradición. En próximos artículos ahondaremos más sobre este tema.

Es importante recalcar que se instala una idea de “dios” en donde la fe en el ser creador y perfecto acogerá a la humanidad, cualquiera fuere el nombre que, por tradición de los distintos Pueblos, le confieran. Entonces, el concepto de dios es cultural y relativo a cada universo simbólico que caracteriza y define a una comunidad.

En síntesis: el materialismo, sea éste económico o cultural termina por concebir a un “dios” abstracto que sólo puede ser interpretado, pero no conocido objetivamente, en función del contexto histórico-material de la sociedad y del período histórico donde el ser humano vive. Se disuelve por lo tanto, la existencia objetiva de un Dios eterno e inmutable al que se le puede conocer y se puede interpretar de una sola manera y una única verdad.

El sincretismo religioso y el ecumenismo representan esta perspectiva. La Verdad ya no es evidenciada como universal y absoluta y con un significado unívoco. Cada sociedad, como ya mencionamos, en su camino espiritual, relaciona a dios según sus principios culturales y materiales. Es por ello que la idea de dios se construye desde la pluralidad cultural y es fruto de la diversidad social.

Puntos salientes:

Materialismo histórico establecido por Karl Marx en su obra Contribución a la Crítica de la Economía Política. 1) La producción material es, pues, el fundamento de la vida y del devenir de la sociedad. 2) El modo de producción, la vida material de la sociedad condiciona el carácter de un régimen social, de las instituciones políticas, la mentalidad de los hombres, sus opiniones, sus ideas, sus teorías, su religión. 3) El materialismo histórico terminó de una vez por todas con las teorías idealistas para las cuales la historia de la sociedad era el resultado de la actividad desordenada y arbitraria de los individuos, la resultante de las voluntades y de los deseos de los hombres. 4) Existe una superestructura compuesta por principios, creencias, valores religiosos, arte, leyes, instituciones, etc., que es una consecuencia directa del tipo de base material presente en la sociedad.

Culturalismo: Conjunto de los valores materiales y espirituales creados por la humanidad en el curso de su historia. 1) La cultura es un fenómeno social que representa el nivel alcanzado por la sociedad en determinada etapa histórica: progreso, técnica, experiencia de producción y de trabajo, instrucción, educación, ciencia, literatura, arte e instituciones que les corresponden. 2) se comprende como cultura el conjunto de formas de la vida espiritual de la sociedad que nacen y se desarrollan sobre la base del modo de producción de los bienes materiales históricamente determinado. 3) El concepto o la idea que se tiene de “dios” es una consecuencia del patrón cultural presente en un tipo de sociedad. A “dios” no se lo conoce ya que no existe un concepto o una figura única, sino que se lo interpreta con base a la cultura. 4) Las normas religiosas sirven de fundamento para el orden social y justificar formas hegemónicas de dominación.

Leonardo Olivieri

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Author: Leonardo Olivieri
Tradicionalista Catolico, Licenciado en Ciencia Potitica por la Universidad de Buenos Aires, posgrados en ecomonia e integracion regional. Además músico.