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El señor de los anillos y el catolicismo

En este artículo el Padre Ricardo Ruiz nos trae respuestas sobre el señor de los anillos y el catolicismo, ¿Una lectura recomendada?

«El señor de los anillos y el catolicismo», un artículo del Padre Ricardo Ruiz

 ¿Una coincidencia con la teología católica o un mensaje oculto para nuestros tiempos?

John Ronald Reuel Tolkien, es mayormente conocido por ser el creador de El Señor de los Anillos… Pero aparte de escribir una de las mejores obras de literatura, la mayoría ignora, algunos prefieren no hablar de ello, que quien supo a buen tiempo encausar su gran capacidad intelectual, fue el Padre Francis Morgan, sacerdote católico que se preocupó con gran interés y sacrificios de dar la más esmerada y profunda  formación a Tolkien y a su hermano una vez que quedaron huérfanos a muy temprana edad. 

John Ronald Reuel Tolkien nació el 3 de Enero de 1892 en Bloemfestein, Sudáfrica. Era hijo de Mabel Suffield y de Arthr Reuel Tolkien, banquero de profesión. Tenía un hermano que era dos años menor que él.

Cuando tan sólo era un niño se mudó junto a su familia a Sarehole, un pequeño pueblo que estaba cerca de Birmingham (Inglaterra), lugar en el que permaneció hasta 1903.

Su madre le ayudaba en casa enseñándole matemáticas, latín y griego entre otras asignaturas. Cuando tenía 4 años su padre falleció a causa de un ataque de fiebre de origen desconocido. A la edad de 12 años se quedó huérfano, ya que su madre también fallecería a causa de una diabetes. Su hermano y él quedaron bajo la tutela del sacerdote Francis Morgan, que era de ascendencia galesa y española.

Cuando tenía 16 añosse enamoró de Edith Bratt, que era huérfana de padre y madre al igual que él. No obstante, el sacerdote, que tenía su tutela, preocupado que Tolkien interrumpiese su formación, les postergó esa relación hasta que los dos fueran mayores de edad. Edith y Tolkien esperaron y cuando cumplieron los 21 se prometieron, para tan sólo tres años después oficializar su matrimonio. La pareja tendría tiempo después cuatro hijos.

En 1937 decidió escribir un libro para que leyeran sus hijos, y se inspiró en la idea que había escrito en cierto examen en blanco: nacería así El Hobbit. Una vez escrito dicho libro, Tolkien decidió hacer una continuación en forma de trilogía a la que llamaría El Señor de los Anillos, una obra que relataría la lucha por obtener un anillo con grandes poderes, en un mundo lleno de seres fantásticos como hobbits, enanos, dragones o magos. A mediados de la década de los 50 publicó los tres volúmenes de la historia: La Comunidad del AnilloLas Dos Torres y El Retorno del Rey.

«En 1937 decidió escribir un libro para que leyeran sus hijos, así nació el Hobbit»

Gracias a los libros de El Señor de los Anillos se llevó varios premios como el de mejor novela fantástica en la Convención Mundial de Ciencia Ficción. La popularidad de Tolkien fue creciendo y en los primeros años él lo vería como algo bueno, pero no sería así en su vejez. De hecho, ante las numerosas cartas y llamadas que recibía decidió mudarse a la localidad de Bournemouth en 1968, y usar un alias para proteger su privacidad.

Tres años después su esposa falleció y Tolkien se mudó a un apartamento que le prestó la Universidad de Oxford. En sus últimos meses de vida fue nombrado miembro de la Orden del Imperio Británico. Finalmente, J. R. R. Tolkien fallecería el 2 de septiembre de 1973, cuando contaba con 81 años.

John R. R.Tolkien, tenía conocimientos muy amplios y profundos sobre lenguas antiguas y lenguas muertas. Esto le dio una capacidad magnífica para hacer unas obras de literatura con bases lingüistas reales y no sólo un fruto de la imaginación, como podrían creer algunos ingenuamente. 

Si la obra de Ronald R. Tolkien se analiza desde el punto de vista de la teología católica, se puede percibir un profundo mensaje sobre la lucha entre el bien y el mal, la deformación tan radical que produce el mal cuando el hombre lo adopta como forma de vida y cómo esto afecta de forma decisiva  a su futuro y a los demás hombres que le rodean, la diferencia que se produce en una sociedad vendida al mal y sus cómplices, cómo ese mal ha afectado a criaturas inocentes e incluso a la naturaleza. Finalmente llega hasta los planes mundialistas del mal para cambiar al mundo entero sometiendo a la humanidad bajo un arma poderosa que lo controla todo, el dinero, representado en su obra por el único anillo que domina todo y tan ambicionado por la mayoría de los seres humanos. Es imposible creer en el maligno sin creer en Dios, aunque en su obra nunca se menciona el nombre de Dios, sin embargo está continuamente presente y  es evocado por las realidades espirituales que aparecen en la trilogía.

Como la mayoría de los espectadores contemporáneos no conocen la teología católica, ni tan siquiera el catecismo, es normal que la mayoría del público nunca se haya percatado del profundo mensaje espiritual del autor en su obra. De hecho, si los responsables de la Academia de los Oscars lo hubiesen percibido y comprendido, la Trilogía de Ronald R. Tolkien llevada a las grandes pantallas por el director de cine Peter Jackson con el título EL SEÑOR DE LOS ANILLOS nunca, ni por asomo, habría recibido 17 Oscars, ni tanto reconocimiento ya que es de sobra sabido que esta institución tiene normas que sobre todo premian y potencian el cine con valores ultra-liberales y sobre todo si poseen mensajes anticristianos y/o en contra de la fe católica.

Debido a las creencias religiosas el autor de la Trilogía, especialmente en sus últimos años, se puede incluso comprender, que en la misma obra deja un mensaje subyacente que hace referencia a una fuerte crisis dogmática, ritual y pastoral en la misma Iglesia Católica. Evidentemente, para aquellos que niegan tal crisis desde los años 70,  profetizada ya de sobra por la Virgen de La Salette en 1847 y en Fátima en 1917, cuyo mensaje se adulteró para suavizarlo, no aceptarán nunca la posibilidad de interpretar al Señor de los Anillos en este sentido. 

Es decir, que Ronald Tolkien alude fuertemente en su obra a una crisis espiritual, a una lucha entre el bien y el mal concretadas en seres aparentemente mitológicos que hacen referencia a los ángeles, a las almas del Purgatorio que pactan y ayudan a los vivos, a los pequeños y humildes que luchan contra el mal, a los orcos, mitad hombre, mitad cerdo representando a los hombres que se venden al mal por el dinero, la corrupción y por el odio hacia el ser humano que mantiene el honor y que por lo tanto molesta a sus conciencias. Incluso un Saruman, un ser que parece mago, el cual en realidad representa la alta autoridad religiosa que traiciona a sus propios principios y se vende al mal perdiendo su propia dignidad.

«Tolkien alude fuertemente en su obra a una crisis espiritual, a una lucha entre el bien y el mal concretada en seres aparentemente mitológicos»

Si no fuese porque Ronald Tolkien tuvo una gran fidelidad a la Tradición de la Iglesia, sería imposible imaginar el mensaje o los mensajes que nos quiere comunicar en su obra. Él fue consciente de los ‘cambios’ que una facción progresista invadió parte de la Iglesia, cambios sobre todo doctrinales y litúrgicos a partir del Vaticano II. Teniendo el autor unos profundos conocimientos de lenguas antiguas, de tradiciones, ritos y sobre todo una cultura histórica muy profunda, se percató que los mismos cambios en la Iglesia no eran conformes a la Tradición ni al Magisterio bimilenario. Fundado en tales sólidos argumentos, siguió hasta el final de sus días asistiendo al Rito Tradicional latino de la Misa. 

Aspecto teológico: El pecado original nos enseña que el hombre por soberbia perdió el contacto con Dios, la inocencia y la bondad. Eso le llevó a convertirse en un ser cruel y ambicioso, capaz de acabar, si necesario, con la vida de seres humanos para conseguir sus fines de poder, avaricia o de placer. Eso le llevó a perder la dignidad, a convertirse en un monstruo, es decir, una vez el corazón desfigurado, eso llega en ocasiones a afear el aspecto físico del hombre, su cara y su cuerpo envejecen, cuando no era así antes del pecado. Con ello llegó a olvidar su dignidad, pues fue creado para el bien y no para el mal y el libertinaje, lo cual es en realidad el abuso de la libertad; esto tiene como consecuencia el OLVIDO DE SU NOMBRE el cual desde el enfoque de la semántica antigua, tiene una estricta relación con la misión del individuo, su esencia y comportamiento. El ser humano cuando se entrega totalmente al mal, se olvida de su dignidad, de su noble misión y por ello mismo también se olvida de su nombre en el cual están contenidos los valores de su misión.

Smeágol

 La tragedia que el autor describe a Smeágol es la misma que produjo el pecado original en el ser humano. Sucede exactamente ese proceso histórico que nos describe la teología de la Biblia: Smeágol, arrastrado por la ambición del anillo, que simboliza al dinero y al poder, es capaz de asesinar a su compañero y amigo, con tal virulenta enajenación la cual cambia radicalmente su personalidad. Smeágol, pierde la dignidad, la inocencia, vaga por lugares desérticos y cavernas oscuras, come salvajemente lo que puede y lo que encuentra, no tiene tan siquiera una casa para vivir, y la maldad y tortura de su crimen le hace QUE SE OLVIDE INCLUSO DE SU NOMBRE: Ahora es Gollum. Un ser imaginario, idéntico a él, le tortura, le intriga, le mal aconseja pero sobre todo le reprocha continuamente y para siempre su crimen ¿es acaso la conciencia que tenemos todos ahí en el fondo y que nos reprocha cuando hacemos algo que no está bien o está mal?

Los Hobbits

En toda la historia de la Biblia y la de los dos mil años que lleva la Iglesia, se expone a menudo a los pequeños, los débiles, los inocentes, los despreciados y olvidados como instrumentos del Altísimo para cumplir con una importante misión. Estos “pequeñuelos” son escogidos precisamente para confundir la soberbia de los poderosos y para demostrar al los hombres orgullosos que Dios no tiene en absoluto necesidad de ellos para realizar sus obras, grandes empresas o gestas. Podríamos enumerar una gran lista, recordemos algunos célebres personajes más conocidos de la Biblia y del la Historia: José de Egipto, Moisés, Los Macabeos, David contra Goliat, la viuda Judit contra Holofernes. Santa Juana de Arco, una joven campesina de 14 años que es llamada a liderar una guerra y la ganó, un pequeño José Sarto, hijo de un pobre cartero de un pequeño pueblo, Riese, quien llega a ser uno de los más grandes Papas de la historia  y un gran etcétera. 

Frodo Bolsón

El personaje con la misión más grande de la Trilogía, Frodo Bolsón, un campesino, pobre e inocente que apenas conoce la vida de su pequeño pueblo del Shire, es elegido por Gandalf para la importante misión de destruir el anillo de la ambición y de la maldad que tantos estragos ha causado. Los compañeros de pueblo, también humildes y sencillos campesinos serán los compañeros de Frodo en una misión tan grande y peligrosa hasta el final de la misma. 

Los Elfos

 Son aquellos seres perfectos que en la trilogía representan a los ángeles, seres superiores al ser humano que cuidan de la creación y conocen a la perfección todas las leyes del universo creado por Dios. Ellos ayudan a los seres humanos, los socorren y auxilian en sus tribulaciones, pero también ayudan a los hombres en sus batallas contra el mal y los demonios. En este caso, ayudan a los hombres a dar la batalla contra el traidor y corrupto Saruman, quien representa a Judas, contra los orcos y demás enemigos que sirven al poder absoluto del dinero y  a la política en manos del ojo maligno que controla al mundo del mal y de la corrupción. 

Galadriel

 La mujer elfa con poderes místicos y proféticos que puede leer los pensamientos, el pasado y el futuro. Una mujer que representa de alguna manera, las santas heroínas y vírgenes de la Biblia y de la historia cristiana a través de XX siglos. Desde la Sibila o profetiza griega, quien profetizó que “Una Virgen dará a luz”, hasta las santas místicas que recibieron visiones sobre la fe, o una Juana de Arco que recibió mensajes, visiones y locuciones del cielo para liderar una guerra contra los invasores de Francia, quienes finalmente habrían terminado protestantizando a este pueblo si ella no hubiese ganado la guerra con el auxilio Divino.

Glorfindel

 El guerrero elfo, que aunque no aparece en la producción cinematográfica, está representado por Légolas con la misión de ayudar y proteger a Frodo, con unas cualidades bélicas y una perfecta precisión para dar en el blanco con sus armas. Representa, una vez más, al ángel que Dios envía a los hombres para misiones concretas para auxiliarles. ¿Un San Rafael, un San Miguel? En muchas ocasiones se puede apreciar en la Biblia y en la historia de la Iglesia, la intervención de ángeles enviados por Dios a la tierra. Es muy llamativo, que Ronald Tolkien, experto conocedor de lenguas antiguas, le haya dado el nombre de Glorfindel  a este Elfo guerrero, precisamente con la terminación “EL”, cuando en la Biblia encontramos ese sufijo en algunos nombres de ángeles como Gabriel, enviado de Dios, Rafael, medicina de Dios o Miguel, quien como Dios. En el idioma hebreo agregar el sufijo “EL” significa “de Dios”.

 Los Orcos

Simbolizan a los los hombres que han vendido su alma al mal y han entregado su vida a la corrupción por dinero y poder, por ello se los representa con un físico con la mitad de un ser humano y la otra mitad de un cerdo. A menudo en la Biblia se pone al cerdo como símbolo de impureza, corrupción e indignidad. Encontramos en el libro de los Proverbios XI, 22, el siguiente proverbio: “Como anillo de oro en hocico de cerdo, es la mujer bella pero sin seso.” Este proverbio habla del obrar fatuo y sin sabiduría del hombre vano, vacío y ante todo materialista: el dinero y su vientre son su dios, según palabras de San Pablo. Los seres humanos que se venden y entregan sus vidas y almas al sistema corrupto por un mendrugo de pan o un plato de lentejas, son simbolizados por los Orcos. Las referencias a la figura del cerdo como ser impuro, son numerosas en la Biblia.

Gandalf

Un pesonaje que, aunque es mostrado como un mago, representa los poderes espirituales de un obispo, de vestiduras blancas, dignas, largas y casi elegantes, lleva incluso un cayado que se identifica perfectamente con el báculo episcopal, cuyo significado en la simbología católica es el poder espiritual de gobernar a los fieles, guiarlos, instruirlos, llevarlos por buenos pastos y finalmente gobernarlos. Gandalf está lleno del espíritu de sabiduría, de profecía y sabe mucho del pasado, lo que le ayuda en el combate contra el mal y en el momento de tomar graves decisiones en la ayuda que él presta a la misión de los Hobbits. Ese báculo que es símbolo de su poder para proteger a las ovejas, queda en evidencia cuando en medio de un gran valle los dragones están atacando y masacrando a los buenos guerreros, él lo levanta y de la parte superior del mismo brotan unos intensos rayos de luz que llegan hasta el cielo, los cuales espantan a los dragones que estaban realizando una verdadera escabechina. Pero aún hay más en el poder y simbología de un báculo episcopal, ya que el obispo es quien tiene el más alto poder para exorcizar y el que tiene la misión para trasmitirlo a los sacerdotes bajo su gobierno. En efecto, Gandalf llega a realizar un verdadero exorcismo al rey Théodem, quien se encontraba bajo el maligno poder de su consejero y brujo que lo había hechizado y logrado controlar su voluntad bajo una verdadera posesión. El báculo de Gandalf es decisivo también en el momento de realizar el exorcismo para liberar al rey. 

Áragorn

Significa “Valor de Rey”, un personaje que prácticamente lidera él solo la gran batalla contra el mal, no se deja seducir por el poder maligno del anillo ni por la ambición. En la Biblia, son los reyes justos, lo que no se dejaron corromper por el mal, los que Dios elige para salvar y bendecir a su pueblo. Por ello nadie más apto para la ardua misión de reunir a los ejércitos para ganar una batalla decisiva. Hace pacto con los los muertos y obtiene la victoria en gran parte gracias a ellos. Aquí vemos por lo tanto la teología sobre el auxilio que nos prestan desde la otra vida las almas de los que murieron con sus conciencias limpias.

Pacto con los muertos y las almas del Purgatorio

La espada es utilizada por Áragon para hacer un pacto con los muertos, la única que tenia ese poder y a la única que los muertos temen y respetan. Los muertos se comprometen a ayudar a los vivos en la guerra y como condición piden su liberación para obtener la paz y el alivio que anhelan. Así sucedió, el rey gana la guerra con los vivos y la ayuda de los muertos y a estos, en este momento de la historia, se les ve respirar con alivio, sonreír y quedar por fin totalmente libres. ¿Sólo una coincidencia con la teología católica sobre las almas del Purgatorio? No parece que sea así. Ronald Tolkien conocía muy bien su fe católica y así quiso trasmitirlo. La existencia de las almas del Purgatorio es de fe divina y  la doctrina sobre las mismas nos enseña que hay almas que al morir se han ido con la conciencia en paz con Dios, pero no terminaron de pagar algunas faltas e imperfecciones y por lo tanto tendrán que purificarlas en el Purgatorio antes de poder unirse a Dios eternamente. Esa purificación se las proporciona la Misa ante todo, representada por la espada que fue reconstruida y tiene el poder para ello. Nosotros también podemos ayudarles a salir más pronto de ese lugar de purificación, el cual es provisional, con nuestras buenas obras, oraciones y sacrificios ofrecidos explícitamente por ellas. Una vez que esas almas se han beneficiado de nuestras ayudas, a las cuales da valor los méritos del Redentor, ellas quedan libres y es entonces cuando nos pueden prestar ayuda desde allá arriba para que nosotros también podamos salvarnos. Esto es lo que se llama en el Credo, la Comunión de los Santos. Es por ello que Santo Tomás de Aquino define la oración por las almas del Purgatorio como la más perfecta, ya que por un acto de caridad al orar por ellas, el Cielo, la tierra y el Purgatorio se unen en un mismo acto de piedad.

La espada que fue reconstruida.

Según la Fe y la teología católica de la salvación, la Misa es el poder más grande y único capaz de proporcionar la redención y la salvación al ser humano. En la obra de Tolkien la espada es representada como la única que tiene el poder de vencer al enemigo, proporcionar la victoria y hacer un un pacto con los muertos y así proporcionales la libertad y alivio que anhelan intensamente. Ronald Tolkien sabía que había innovadores en la Iglesia que querían hacer desaparecer la Misa tradicional en latín y ha querido por ello representar de alguna manera esa realidad con esa espada que se intentó destruir, pero para rabia y sorpresa de sus enemigos, de la manera más inesperada, ha sido custodiada por algunos pocos fieles a la tradición. Es el propio nieto del autor de la trilogía, Simón Tolkien, quien nos relata la gran decepción y rechazo que experimentó su abuelo cuando llegó la orden del Vaticano en 1969, de cambiar la Misa y celebrarla en inglés: 

«Recuerdo vívidamente ir a la iglesia con él [John Ronald Reuel Tolkien] en Bournemouth. Él era un católico devoto y fue poco después de que la Iglesia cambió la liturgia, del latín al inglés. Mi abuelo obviamente no estaba de acuerdo con esto y decía todas las respuestas muy alto en latín mientras que el resto de la asamblea respondía en inglés. Toda la experiencia me resultaba bastante torturante, pero mi abuelo no se inmutaba. Simplemente debía hacer lo que él creía era correcto. Heredó la religión de su madre, excluida de la familia posteriormente a su conversión y, luego murió pobre cuando mi abuelo tenía sólo 12 años.» [Simon Tolkien, “Mi abuelo”, The Mail on Sunday (23 de febrero de 2003).]

Ronald Tolkien sabía que la Misa de dos mil  años sería atacada y quiso manifestar su rechazo no solo en la iglesia a la que asistía sino también en su trilogía. Posteriormente, cuando se enteró que había sacerdotes que resistieron a los cambios novedosos del Vaticano II y guardaron fidelidad a la Misa de siempre, la de sus ancestros, él también hasta su muerte en 1973, sólo asistió a la Misa tradicional en Latín. Evidentemente, esta es una parte del Señor de los Anillos que no agradará al clero modernista que gobierna a la Iglesia en la actualidad ni tampoco a los católicos que han escogido seguir la nueva ola de las modas modernas, tocando y trastornando lo más sagrado, atemporal, firme y perenne que ha tenido la Iglesia durante 2000 años, con excusas de “adaptación» a nuestros tiempos. 

Éowyn

Finalmente tenemos una heroína de la trilogía, una joven virgen, hija del rey Théodem, que participa en la batalla contra el maligno. Ella valientemente oculta su condición de mujer bajo una armadura. Cuando se enfrenta al mismo gran enemigo, tan temido por todos menos por ella, este le dice con arrogancia, “Ningún hombre es capaz de vencerme”.  Éowyn quitándose el yelmo le hace frente, le hiere con la espada en su propia cara, mientras al mismo tiempo le espeta: “Yo no soy un hombre, ¡soy una mujer!” y así acaba con el mismo malvado que representa a satanás. ¿Otra simple coincidencia? O Ronald Tolkien quiso simbolizar con Éowyn a María Inmaculada que venció al mismo demonio con el sacrificio de su Hijo, su valentía y su humildad.

Mucho más habría para comentar y tendríamos para horas y horas de coincidencias y paralelismos entre la Trilogía del Señor de los Anillos y la teología católica si recorremos el inmenso texto de una obra tan colosal y llena de mensajes, símbolos y enseñanzas que sólo puede captar una mente que conoce bien la fe y/o la vida de un autor tan culto, profundo y profuso.

Quien tenga oídos para oír, que entienda…”

San Mateo XIII, 9. 

P.  Ricardo Ruiz V. 

[email protected]

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Author: Padre Ricardo Ruiz
Padre Ricardo Ruíz: 1980 Filosofía y latín en el Seminario Ntra. Señora Corredentora de Buenos Aires; 1986 Teología, Francés en Suiza; 1988 Ordenación sacerdotal, Seminario San Pío X, Suiza; 1988 Primer apostolado de parroquia en San Nicolás du Chardonnet, París, Francia; 1988-1990 Misión Parroquial en Mexico; 1991 - 2000 Madrid. España; 1996-2000 Exorcista "Ad Actum" en Valencia; 2000 - 2001 Parroquia en Wausau, Wisconsin, EEUU; 2000-2001 Capellán Hermanas del Corazón Real de Jesús. María Alm, Austria; 2002 - 2006 Capellán de convento Hermanas De La Presentación, Iowa, EEUU; 2006 - 2018 Casa De Retiros San José. Madrid, España.