La doctrina sobre el Reinado Social de Jesucristo es fundamental para sentar las bases de un política católica. Ello consiste en pensar y considerar a nuestro Señor Jesucristo no sólo como Señor de las almas individuales o de la conciencia interior de los individuos, sino como fundamento último del ordenamiento socio-político. La obra del Padre Henri Ramiere nos ayudará para reflexionar sobre este tema y analizar nuestra vida comunitaria y el comportamiento como ciudadanos.
Catolicismo y Política, (3ª parte). La Doctrina sobre el Reinado Social de Jesucristo.
La Realeza Social de Jesucristo parece ser un tema doctrinal dejado de lado. En la sociedad actual la secularización y el laicismo redujeron a Jesucristo a lo subjetivo y lo recluyeron al ámbito de la conciencia individual. En un contexto en donde la Iglesia se parece más a una organización no gubernamental, no es de extrañar que esto ocurra. Asimismo, la separación de la Iglesia con el Estado hace que pensar en un Reino Social de Jesucristo sea prácticamente una utopía, lejos de una realidad que demuestra lo contrario. Quizás, lo más doloroso sea que una parte de la jerarquía eclesiástica también adhiere a está manera de pensar.
Lo que percibimos hoy en día, es que lo social para la Iglesia consiste en aliarse a otras organizaciones de la sociedad civil de ideología progresista a fin de influir a los gobiernos para que apliquen políticas redistribucionistas, asistencialismo, limitar al capital, fomentar la libre inmigración entre otros. La preocupación católica por la pobreza es una característica esencial de nuestra Iglesia, eso no hay que negarlo. Sin embargo, es evidente que la Iglesia de hoy en su idea de pastoral social está influida por ideologías que nada tienen que ver con la doctrina verdadera. Prueba de ello es la impronta inmanentista y materialista que impera en documentos y declaraciones de gran parte de la jerarquía. Es más, ya ni siquiera tienen en consideración de que exista una Verdad (con mayúsculas), ni mucho menos intentar someter a las ideologías del momento al peso de la verdad cristina inmutable.
Para la pastoral vista como praxis, la “verdad” es un camino de construcciones de consensos, sin “dogmatismos” o “rigideces”. En este camino confluyen ideologías humanistas-liberales conjuntamente con principios colectivistas e historicistas. Esta “adaptación” de la Iglesia al mundo dejó de lado a Cristo Rey como Verdad y Fundamento último de las sociedades poniéndolo, en todo caso, como actor secundario o diluido en los fundamentos ideológicos imperantes.
Es por esta razón que creemos conveniente volver a exponer de manera concisa en qué consiste la Realeza Social de Jesucristo y la riqueza de esta doctrina para el análisis del mundo actual.
El día 11 de diciembre de 1925, cuando por su Encíclica Quas primas el Papa Pío XI promulgó la institución de la nueva festividad litúrgica de Cristo Rey. Es en esta Encíclica en la cual se establece la importancia del Reinado de Jesucristo para la construcción de un orden social-político en donde impere la verdadera paz y la verdadera justica. Se enfrenta al laicismo como mal de los nuevos tiempos y sus consecuencias nocivas para la vida social cristiana.
EL Papa Pio XI percibe el avanece de principios, teorías y doctrinas anti-cristianas, que buscan separar a las instituciones, a las costumbres de las sociedades e incluso a los principios morales, con respecto de la Verdad revelada por el único Dios. Este movimiento, denominado laicismo, toma las bases de la filosofía nominalista negando la existencia de principios universales de carácter inmutable y reduciendo todo a la particularidad histórica e inmanente. El cristianismo y su pretensión universalista es rechazado, reduciéndole a su carácter histórico.
«Al prescribir al mundo católico, que dé culto a Jesucristo Rey, tenemos en cuenta las necesidades actuales y aplicamos el remedio principal a la peste que ha inficionado la sociedad humana. Calificamos de peste de nuestros tiempos al llamado Laicismo, a sus errores, a sus intentos malvados. No llegó, sabida cosa es, a la madurez en sólo un día. Tiempo hacía que estaba latente en la entraña de las naciones. Comenzóse por negar la soberanía de Cristo sobre todas las gentes. Negóse a la Iglesia, el derecho, que es consecuencia del derecho de Cristo, de enseñar al linaje humano, de dar leyes, de regir a los pueblos, en orden claro es a la bienaventuranza eterna. Luego paso tras paso se equiparó a la Iglesia de Cristo con las falsas, poniéndola ignominiosamente al nivel de ellas. Después se la sujetó al poder civil y poco faltó para que se la entregara al arbitrio de soberanos y gobernantes. Más lejos fueron aquellos que pensaron en sustituir la religión divina por una cierta religión natural, par un cierto sentimiento natural. Ni tampoco faltaron naciones que juzgaron poderse pasar sin Dios y hacer religión de la impiedad y del menosprecio de Dios» (Quas primas).
La solución que encuentra Pio XI es anteponer al laicismo la Realeza Social de Jesucristo como freno a los desvíos que estaba incurriendo la sociedad en ese momento.
¿Pero que se entiende entonces por Realeza Social de Jesucristo?. Para responder a esta pregunta haremos referencia algunos párrafos de la obra del Padre Henri Ramiere La Soberanía Social de Jesucristo y tomaremos su definición y algunas características.
DEFINICION : La soberanía social de Jesucristo, entendemos el derecho que posee el Hombre-Dios, y que posee con El la Iglesia, que le representa acá en la tierra, de ejercer su divina autoridad en el orden moral sobre las sociedades, así como sobre los individuos y la obligación que semejante derecho impone a las sociedades de reconocer la autoridad de Jesucristo y de la Iglesia en su existencia y en su acción colectiva, de la misma manera que debe ser reconocida por los individuos en su fuero interno y en su conducta privada.
Es un dogma de fe que Jesucristo posee una autoridad soberana sobre las sociedades civiles, lo propio que sobre los individuos de que se componen; y por consiguiente, las sociedades, en su existencia y en su acción colectiva, lo propio que los individuos, en su conducta privada, están obligados a someterse a Jesucristo y observar sus leyes.
- La soberanía espiritual del Hombre-Dios sobre las sociedades, deducida de su divinidad.
- Jesucristo no puede ser el jefe de la humanidad sin ser al propio tiempo el rey de las sociedades humanas.
- La soberanía social es inseparable de la misión de Salvador.
Dios ha ordenado las cosas de tal modo que el cumplimiento de sus designios fuese, para el hombre, la condición de su dicha, al propio tiempo que la medida de la justicia; y como Jesucristo es el término de todos los designios de Dios, el reconocimiento voluntario de sus derechos soberanos no puede dejar de ser, para las sociedades, y más aún todavía para los individuos, la salvaguardia necesaria de todos los intereses legítimos y la infalible garantía de todos los verdaderos progresos.
Como vemos, el principio básico de la Doctrina de la Realeza Social de Jesucristo es sostener la autoridad en el orden moral de las sociedades. Esto implica que los principios rectores que direccionan los valores sociales tengan una impronta cristiana en sus fundamentos.
Pero desde una visión más profunda, la Soberanía Social de Jesucristo consiste en considerar que existen de manera concreta principios universales, objetivos, inmutables y verdaderos. Esto es, que la Verdad existe en sí misma y que no es una construcción social.
Lo fundamental es que la Realeza de Cristo es en verdad inmutable. La autoridad del Rey eterno no admite ninguna postura evolucionista ni historicista; podrá sí ser aceptada y acatado por un número mayor o menor de súbditos; pero los derechos de jurisdicción Cristo Rey han sido, son y serán en todos los tiempos los mismos. Su Reinado no es “estadístico” ni numérico y no depende del reconocimiento social. Su Reinado se funda en que El es Dios, creador de todo lo existió, existe y existirá.
Así es que en el concepto del Reino de Cristo se ha formado todo un cuerpo de doctrina religioso-político-social, en el cual a todos los problemas fundamentales de la vida pública –no de los de pormenor, ni de los de índole técnica– se da solución, la única solución, la solución cristiana.
También pone en evidencia que el mundo moderno secularizado ha caído en nuevas formas de idolatría y que lejos de ser principios emanados de una razón objetiva, son simplemente creencias idolátricas. La sociedad moderna tiene sus ídolos: la idea de Revolución, la dignidad humana, independencia de la razón, difusión de las luces, libertad de conciencia, libertad civil y política, fraternidad de los hombres y de los pueblos, constituyen un conjunto de falsos dogmas que pretenden imponer una “nueva religión”. A este tema lo trataremos en próximos artículos.
Por último vale aclarar que la Doctrina de la Realiza Social de Jesucristo no conlleva a una fusión de poderes, o que la autoridad temporal, el Estado, sea la misma que la autoridad espiritual, la Iglesia. Ambos poderes o ambas espadas, son distintas pero convergen a los principios universales de la Verdad cristiana. Lo fundamental, como hemos mencionado es que todo ordenamiento socio político reconozca al Dios Verdadero y acepte su doctrina.
De manera de resumen y tal como lo plantea el Padre Ramón Orlandis Despuig en su artículo de 1945 Sobre la actualidad de la fiesta de Cristo Rey, podemos establecer los siguientes puntos que nos servirán para terminar de aclarar conceptos.
1º Sólo en el Reinado de Cristo puede haber paz verdadera y estable. En él sí, fuera de él, no. Y la paz que se promete no es sólo la espiritual de las almas, sino la social y la internacional (Ubi arcano, Quas primas).
2º El Reinado que trae consigo las promesas es el aceptado libremente por los hombres: no el Reinado de mero hecho, ni el Reinado del mero poder (Passim).
3º Por consiguiente entonces reina Cristo en la sociedad, cuando constituida ésta rectamente, la Iglesia, cumpliendo el divino encargo, defienda y tutele los derechos de Dios, ora sobre los hombres en particular, ora sobre la sociedad entera (Ubi arcano).
4º La realización de este ideal, no tan sólo se ha de desear y procurar, sino también se ha de esperar, en cuanto correspondamos al plan divino (Ubi arcano, Quas primas, Miserentissimus Redemptor).
La Realiza Social de Jesucristo nos lleva a considerar todas las cuestiones temporales como un camino hacia la salvación y a la vida eterna. No se puede separar la dinámica de las sociedades con respecto a la salvación de las almas. La pastoral como praxis debe estar orientada a este principio: la salvación de las almas. Y es ahí, en nuestra salvación en donde se consolida la Realeza Social de nuestro Señor Jesucristo.
Es reconocer a Dios como primera causa de todas las cosas, creador de las esencias, de todas las manifestaciones y diferencias del ser. Como creador de todo, Dios tiene el derecho de regir su creación, ordenando el universo múltiple y diverso sometiéndole a su autoridad por medio de la Ley Eterna. La Realiza Social de Jesucristo implica reconocer tal autoridad y tal derecho. En próximos artículos desarrollaremos más en profundidad lo expuesto.
¡Oh Jesús! Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciado a Satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano. Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia. Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.
Leonardo Olivieri
Les recomendamos leer la primera y la segunda parte de estos artículos:
1ª parte: ¿Es posible una política católica?
2ª parte: La política Católica
Nuestra recomendación externa, el canal del Padre Javier Olivera Ravassi: QNTLC
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