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MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO. El mundo. Rev. D. Vicente Ramón Escandell

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1. Relato Evangélico (Mc 9, 2-10)

Seis días después tomó Jesús consigo a Pedro, y a Santiago y a Juan, condújolos solos a un elevado monte, en lugar apartado, y se transfiguró en presencia de ellos: de forma que sus vestidos aparecieron resplandecientes y de un candor extremado como la nieve, tan blancos que no hay lavandero en el mundo que así pudiese blanquearlos. Al mismo tiempo se les aparecieron Elías y Moisés, y estaban conversando con Jesús. Y Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: «¡Oh Maestro! bueno será quedarnos aquí: hagamos tres pabellones, uno para Ti, otro para Moisés y otro para Elías». Porque él no sabía lo que se decía, por estar todos sobrecogidos del pasmo. En eso se formó una nube que los cubrió, y salió de esta nube una voz que decía: «Este es mi Hijo carísimo: escuchadle a Él». Y mirando luego a todas partes, no vieron consigo a nadie más, sino a sólo Jesús.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que a ninguno contasen lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiese resucitado de entre los muertos. En efecto, guardaron en su pecho el secreto: bien que andaban discurriendo entre sí qué querría decir con aquellas palabras: cuando hubiese resucitado de entre los muertos.

2. Comentario exegético1

San Marcos habla de la transfiguración de Cristo, diciendo que sus vestidos quedaron con una blancura que no podría darles ningún lavandero. No obstante, lo describe con vestidos <<brillantes>>. En cambio, omite la descripción del rostro, que Mateo relata con elementos apocalípticos, y Marcos con una sobriedad notable, dejándose percibir la redacción más primitiva. (v. 3)

Cuando Pedro propone hacer los tres tabernáculos, destaca el estado de <<estupor>> en que se hallaban. Es lo que dice san Lucas. Acaso pensaba en la inauguración del reino mesiánico, o que se planea allí, entre Cristo, Moisés y Elia este tema, y quiere contribuir a ello. La sugerencia de los tres tabernáculos puede aludir a la festividad de la <<escenopegia>>, que no estaba ya lejana. (v. 6)

3. Reflexión

El que se sumerge con fe en este baño de regeneración renuncia al diablo y se adhiere a Cristo, niega al enemigo del género humano y profesa la fe en la divinidad de Cristo, se despoja de su condición de siervo y se reviste de la de hijo adoptivo, sale del bautismo resplandeciente como el sol, emitiendo rayos de justicia, y lo que es más importante, vuelve de allí convertido en hijo de Dios y coheredero de Cristo2.

Hermosas palabras las de san Hipólito en relacion con el sacramento del Bautismo que, por la gracia de Dios, opera en nosotros una transfiguración profunda, que nos hace pasar de las tinieblas a la luz de la vida.

El nacimiento espiritual del cristiano, sea niño o adulto, a la vida de la gracia se verifica por el sacramento del Bautismo, que recibe el nombre de sacramento de la regeneración, de la adopción y de la iniciación cristiana. De la regeneración porque pasamos de la muerte espiritual a la vida de la gracia; de la adopción, porque por él pasamos de la condición de criaturas de Dios a la de hijos suyos en Cristo; y de la iniciación cristiana, porque es a partir de su recepción cuando el cristiano inicia el camino de la perfección cristiana que le hará crecer en la santidad mediante la liberación de las ataduras del Pecado, el Mundo, la Carne y el Demonio.

De todas las exigencias que se derivan para el cristiano del Bautismo, la primera y más importante, es la de la muerte definitiva al Pecado, principal obstáculo para su santificación. Esta supone un proceso de renuncia a Satanás, al mundo, a sus pompas y a sus obras, que constituye un elemento esencial del rito bautismal, como paso previo a la adhesión a Cristo por el Bautismo.

El Bautismo, cuando es recibido con verdadera conciencia de sus exigencias, inicia en el bautizado un proceso de desmundanizacion. Ahora bien, es necesario entender correctamente a que nos estamos refiriendo: esta ruptura con el Mundo, no supone un rechazo de la obra creadora de Dios ni del género humano, a quienes también llamamos mundo; sino de todo aquello que se opone a la luz de Cristo y que concibe la existencia humana con criterios contrarios a la ley de Dios, a la fe y al Evangelio. Es a este Mundo al que se refiere el Apóstol san Juan en sus escritos, y que, como leemos en el prólogo de su Evangelio, rechazo el advenimiento y encarnación del Verbo: Era la luz verdadera que, viniendo a este mundo, ilumina a todo hombre. Estaba en el mundo y por Él fue hecho el mundo, pero el mundo no le conoció3.

Este mundo que rechazó, rechaza y rechazará a Dios y a la salvación traída por Cristo, se constituye y manifiesta a través de las falsas máximas del poder, el placer y el poseer; en las burlas y persecuciones contra todo lo sagrado, bueno, bello y verdadero; en los placeres y diversiones que atentan contra la santidad de Dios y la dignidad del hombre; y en los escándalos y malos ejemplos que, en todas las instituciones, sociedades e individuos se dan, y que lesionan la moral de las sociedades, familias e individuos.

Ante este mundo, con su ser y obra mundanos, el cristiano, el verdadero cristiano que se ha dejado transfigurar por la gracia de Dios, aparece como algo extraño, ajeno a él y hasta molesto. Pues, con su ser y obrar, que proclaman su adhesión a Cristo y a la Iglesia, denuncia, con profética fuerza, su equivoco camino, y con su llamada a la conversión, al abandono del ser y obrar mundanos, que “atenta” contra la vida muelle en la que se instalan aquellos que se han dejado cautivar por él. La vida nueva en Cristo, se convierte, en este ambiente, en un “escándalo” que subvierte el orden moral y espiritual establecidos, y que debe ser acallado a toda costa.

Sin embargo, a pesar de la fuerza de la gracia, no estamos exentos de tentaciones y caídas en nuestra convivencia con la mundanidad. El miedo al sufrimiento, los respetos humanos y la contemporización con el espíritu del mundo, son las principales tentaciones en nuestra presencia en medio de él, y en las que no pocos bautizados han caído, a fin de garantizarse una vida muelle en medio de él, intentando servir a dos señores, para terminar, no sirviendo a ninguno.

Por medio de la huida de las ocasiones peligrosas; del avivar constantemente la fe, por medio de la gracia sacramental, la oración, el ayuno y la penitencia; el considerar vanidad el mundo, en comparación con Cristo y la eterna bienaventuranza que nos espera; y el pisotear el respeto humano, viviendo con coherencia nuestra fe, sin concesiones vergonzosas y testimoniándola de palabra y obra, podremos ser cristianos en medio del mundo, en toda la grandeza de esa vocación a la que Dios nos ha llamado en Cristo.

4. Testimonio de la Tradición

SAN BEDA EL VENERABLE (672-735)

Después de pensar en un tabernáculo material, Pedro recibió abrigo en una nube, con lo cual se le enseñó que en la resurrección seremos protegidos, no por el techo de una casa, sino por la gloria del Espíritu Santo. «En esto, prosigue, se formó una nube que los cubrió». Pero como han hecho una pregunta imprudente, no mereciendo respuesta del Señor, es el Padre quien responde por el Hijo. «Y salió de esta nube una voz que decía: Este

es mi Hijo».

In Marcum 3,27

5. Oración

Señor y Dios nuestro, que proclamaste en el Tabor que sólo la palabra de Tú Hijo es palabra de vida eterna; haz que, viviendo en medio del mundo, pero sin pertenecer a Él, hagamos de tu Palabra norma para nuestro ser y obras. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad

LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI

1 PROFESORES DE SALAMANCA: Biblia Comentada: Evangelio (Va), p. 557

2 Sermón sobre la Teofanía

3 Jn 1, 9-10

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Author: Rev. D. Vicente Ramon Escandell
Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad: Nacido en 1978 y ordenado sacerdote en el año 2014, es Licenciado y Doctor en Historia; Diplomado en Ciencias Religiosas y Bachiller en Teología. Especializado en Historia Moderna, es autor de una tesis doctoral sobre la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús en la Edad Moderna