LECTURAS DESDE WALSINGHAM (II)
East Lynne un artículo de Miguel Toledano.
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Tiempo de lectura estimado: 3 minutos.
Como ya indicamos en la primera entrega de esta serie, recuperamos para los lectores de Marchando Religión obras meritorias de la literatura inglesa olvidadas del gran público de hoy. Tal es el caso de “East Lynne”, extraordinaria novela melodramática victoriana que recoge interesantes consideraciones en el campo de la moral a pesar de la traición de la nación anglia a la Fe desde 1.531.
La maternidad es el principio que recorre la trama desde el primero al último de sus capítulos. Lady Isabel, que recuerda en parte al personaje principal femenino de la inolvidable serie televisiva “Arriba y Abajo”, es ante todo madre.
Y son precisamente sus deberes de madre los que abandonará trágicamente provocando con ello, no solamente la tensión literaria del texto, sino su propia caída en picado, peor aún que la muerte, en palabras literales de la autora.
En la primera temporada de “Arriba y Abajo”, Lady Marjorie sucumbe a los encantos del Capitán Hammond, pero logra recomponerse y es a partir de ese momento una esposa impecable y señora de su casa.Por el contrario, la Lady Isabel de Ellen lo deja todo, empezando por sus hijos, en pos del villano Sir Francis Levison, un aventurero sin escrúpulos; ciertamente en la decisión intervienen importantes factores psicológicos que preferimos no desvelar, mas ellos no atenúan el castigo que la ética protestante hace recaer sobre la dama.
El amor es, naturalmente, el segundo de los grandes temas presentes.
Amor con rasgos de platónico, o al menos dantesco, del abogado Carlyle hacia su maravillosa consorte. Amor infinito, en lo que humanamente puede ser tal, de Lady Isabel por sus pequeños. Amor que no es amor, sino fugaz encuentro, de nuestra protagonista con el canalla Levison, que pronto la maltrata, como ahora nos dicen todos los días en el telediario.
Mención especial merece Carlyle, auténtico héroe a la griega, que emula a un Jasón con la desgracia de un Prometeo, y provisto de toda la flema británica del marido abandonado junto a sus hijos, que se cree viudo y ha soportado la inexplicable defección de su amada.
Además de los citados, una serie de personajes secundarios, no menos deliciosos, adornan el desarrollo del guión: el Conde de Mount Severn, empobrecido padre de Lady Isabel; su horrible nuera, envidiosa, malvada e insoportable, modelo de las mujeres que son así – afortunadamente pocas; la tía Carlyle y sus ridículos turbantes victorianos; las primas Ducies que parecen Florinda y Tisbé, hermanas de la Cenicienta de Rossini; la temperamental doncella Marvel; y, naturalmente, el cobarde Levison – por dos veces escribe Ellen Wood que los hombres malos son siempre cobardes.
La ética reformada destila el progresivo desenlace de los acontecimientos; la desgracia material acompaña la inmoralidad espiritual.
Lo que el sociólogo Max Weber definiría mas tarde acerca de la superioridad económica de los pueblos protestantes por su superioridad moral, ese premio en la tierra en forma de prosperidad como anticipo a la salvación por la Fe reformada, tiene su contrapartida en el castigo físico desde el comienzo al final de la conducta inmoral de Lady Isabel, aun si tal conducta dimana de un solo error. No cabe aquí el sacramento de la penitencia; la corrupción corporal empieza en vida y lleva aparejado el apartamiento social, lejos de la misericordia católica.
Si acaso, un marido bondadoso puede perdonar, pero solo al final, in articulo mortis, donde no hay un sacerdote para conferir la extrema unción.
El diecinueve europeo ambienta la decoración: Ellen Wood nos transporta desde la campiña inglesa al nido de amor carnal y frustración en Grenoble, personificando en Francia y por dos veces a la peregrinación de la clase media más mediocre, luego ala ciudad balneario de Stalkenberg, en una Alemania imaginaria con un conde bigotudo, para finalizar, por supuesto, en casa.
Desconozco si la novela está publicada en español. La portada de mi edición representa el cuadro “When a Girl Remembers, A Boy Forgets”, en el que una joven vestida de encaje muestra su desesperación ocultando su rostro sobre una mesa auxiliar de la biblioteca. Pero, a mi juicio, la obra pictórica que mejor recoge el espíritu de Wood es el tríptico “Past and Present”, pasado y presente, que hemos reproducido junto a estas líneas y que los viajeros de Londres pueden admirar en la Galería Tate.
Miguel Toledano
Esperamos que hayan disfrutado con este artículo de Miguel Toledano sobre ese gran libro que es East Lynne. Les invitamos a quedarse en nuestra página y a recorrer nuestras distintas secciones: Misa Tradicional, Arte, Historia de la Iglesia, Nuestras firmas…
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