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Credo: Creo en Tí, mi Señor

¿Rezan a diario el Credo? Les invitamos a ello, pero no sólo eso, sino a profundizar en cada frase que decimos. Un artículo imperdible en el que Manuel nos abre su alma y nos invita a orar con él

«Credo: Creo en Tí, mi Señor», un artículo de Manuel Cuevas

Creo en un solo Dios,

Padre Todopoderoso,

Creador del cielo y de la tierra,

de todo lo visible y lo invisible.

Creo que eres el origen, la fuente y el fin de todo lo bueno, de todo lo que vemos e ignoramos.

Creo que has hecho todo absolutamente sin ayuda ni participación de nadie, pues tú eres todopoderoso y eterno, más allá de nuestras limitadas mentes tú creaste el basto universo y el espacio.

Creo realmente que eres mi Padre celestial que me has creado y dado vida para que te alabe eternamente

Creo que has hecho maravillas con todo, en el inmenso cielo, la luz de las estrellas, el calor del sol, el silencio del espacio que sin embargo habla de lo omnipotente e inconmensurable que eres tú Señor.

Creo que tú sostienes a los orbes, estrellas planetas y los astros, que solo se mueven armoniosos, por tu voluntad, tu permisión y tu mandato.

Creo que has hecho los mares insondables, las grandes montañas, las cumbres inmensas, los bosques majestuosos, los llanos, los ríos, los hielos inmaculados, los desiertos candentes toda la tierra que clama tus maravillas.

Creo que tú del polvo nos diste la vida con tu aliento divino para que nosotros tus creaturas viniéramos a la existencia.

Creo que ha sido tu deseo crear la vida para nuestro sustento dándonos todo lo necesario para comer, vestir, vivir con lo que produce la fauna y la flora en la que cada especie tiene su fin y propósito que no puede ser sino servir al Padre creador de la vida y de todos.

Creo que nunca comprenderemos lo inmenso de tu amor y poder, pero tu como buen Padre nos has creado un hogar en el universo donde podemos encontrar en todo tu mano poderosa.

Creo que has hecho a los espíritus angélicos, servidores tuyos que permanecen adorándote, y aun a los que se rebelaron por que se negaron a servir los creaste con amor, aunque quieran la perdición y perversión de toda obra tuya sin lograrlo.

Creo que hay tanto que has hecho por nosotros que ignoramos, pero que aún lo invisible e intangible tiene un significado y propósito en nuestras vidas pues así lo has querido para nosotros tus hijos.

Creo que tú eres el Dios eterno, incomprensible, la bondad suma, la fuente de la piedad y la dulzura y el absoluto dueño de lo creado.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,

Hijo único de Dios,

nacido del Padre antes de todos los

siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,

Dios verdadero de Dios verdadero,

engendrado, no creado,

de la misma naturaleza del Padre,

por quien todo fue hecho

Creo en ti mi Señor y mi Dios, no necesito meter mi mano en tu costado para saber que tú eres mi Dios y Redentor.

Creo que eres el Verbo eterno, Palabra de Dios encarnada que restituye la gracia perdida.

Creo que eres el Cristo, el Hijo del Dios bien amado, eres Emmanuel que habita entre nosotros y has venido para salvarnos.

Creo en que tú ya eres desde antes de todos los tiempos, que la existencia del universo y de todo lo creado fueron fruto del amor que Padre Hijo y Espíritu Santo se procuran pues son de la misma naturaleza divina y un solo Dios unitrino

Creo que con tu venida al mundo trajiste la luz y esperanza que nos guiarán eternamente.

Creo que al escoger a tu Madre la Santísima Virgen escogiste lo más bello, puro y hermoso de la creación y que al amarla tanto, te desprendiste de ella para darnos a nosotros pobres pecadores una madre que nos cuidara y amara como a ti.

Creo que en verdad eres el Hijo de Dios, que vino a salvarnos, que vino a mostrarnos el camino de regreso a la casa del Padre, que vino a mostrarnos misericordia sin merecerla.

Creo que eres la luz que ilumina mi destino, la luz que disipa las tinieblas en mi vida, la luz que me da esperanza en llegar a mi meta.

Creo que eres mi Dios, el verdadero Dios por quien se vive, el juez justo y sabio que dará a cada uno de nosotros lo que merece.

Creo que eres Dios misericordioso pero también justo y que solo pides que te siga y te amé, que cumpla tus mandatos, lo que nunca dejaré de hacerlo.

Mi Señor y mi Dios, creo en ti aunque no te vea, te siento, te presiento, estás siempre en mi mente y en mi corazón, tengo sed de ti, tengo amor por ti, sé que no hay nada que yo tenga que no daría por estar eternamente entre tus brazos, acurrucado como un cachorro junto a tus pies, Jesús mi Señor, mi Rey de reyes, el Santo de los santos, mi Dios de los ejércitos, en donde yo humilde soldado seguiré y por ti lucharé hasta agotar mi existencia y dar la vida por mi Señor.

Creo que antes de la existencia del universo tú ya eras el Señor, que tú siempre has sido «Yo soy el que soy» que tú eres realmente el camino, la verdad y la vida, que no podemos menos que adorarte a ti Señor de los cielos, el Alfa y el Omega, el principio y el fin de todo, el primero y el último

Creo que tú eres el Verbo hecho carne, que tienes la potencia divina única en ti mi Señor, Dios uno y trino.

Creo que toda la creación fue hecha por ti y para ti, pues es tu propiedad, es tu mano que moldea los tiempos y personas, es tu mente quien de forma admirable equilibra todo y le da sentido a la existencia

Que por nosotros los hombres

y por nuestra salvación,

bajó del cielo y por obra del Espíritu Santo

se encarnó de María la Virgen

y se hizo hombre

Creo que siendo Dios te anonadaste de tu condición divina para hacerte hombre por amor a nosotros y que fuiste igual a nosotros tus creaturas menos en el pecado.

Creo que te quisiste encarnar en la Virgen María para mostrar el amor y el perdón a nuestros pecados y desobediencia desde nuestros primeros padres que desobedecieron en el paraíso perdiendo la vida eterna, pero que tú con tu encarnación viniste a rescatarnos y a pagar nuestra deuda porque realmente nos amas y no quieres que nos perdamos de ti mi Señor.

Creo que eres el Señor, de la raíz y el linaje de David, del árbol de Jesé, la estrella resplandeciente de la mañana.

Creo que tomaste la condición de siervo de Dios para demostrarnos el inmenso amor que nos tienes, el amor puro a lo que nada se compara, para tus creaturas, para tus hijos para tu pueblo.

Creo que viniste a tomar la carne de la más pura e inmaculada mujer para decir, esta es mi bien amada y por ella llego al mundo para traer esperanza y vida

Creo que tomaste el cuerpo frágil y mortal de nosotros los hombres para que volvamos a ti siguiendo tus pasos sabiendo que nos muestras el camino a la verdad…

Creo que con tu encarnación viniste a recuperar lo que es tuyo, lo que nosotros y nuestros primeros padres perdimos en el paraíso, nos trajiste la salvación a pesar de nuestros pecados, por nuestra soberbia, por nuestra desobediencia, por nuestra ceguera de querer creernos como tú, Oh Dios el incomparable el único bendito, el mismísimo Santo, Santo, Santo

Y por nuestra causa fue crucificado

en tiempos de Poncio Pilato;

padeció y fue sepultado,

resucitó al tercer día,

según las Escrituras.

Creo en tu Pasión, en tu sacrifico, en tus dolores y sufrimientos cuando tu no eras culpable de nada, cargaste en tu espalda nuestros pecados y tomaste la cruz para liberarnos de la muerte y del pecado

Creo que tu entrega nunca podré pagarla y agradecerte en todo lo que vale, pues una sola gota de tu sangre es suficiente para la salvación del género humano y sin embargo tú te diste entero, no escatimaste esfuerzo, dolor, trabajo, sufrimiento para conseguir lo que quieres, nuestra salvación.

Creo que en la cruz nos abrazas, nos liberas y pides que sigamos tomando nuestra propia cruz y vayamos por tu camino, no por el de nadie más, pues ningún hombre, ángel o ídolo se te compara y nadie sino tú eres digno de adoración y gloria.

Creo que fuiste torturado, muerto y sepultado para demostrarnos que tu amor es más grande que todos los sufrimientos, que todos los dolores, que todas las angustias, que todos los miedos.

Creo que al morir descendiste a los infiernos a dar la buena nueva a los justos que murieron antes de ti, a decirles que no los olvidaste, que siempre los has amado desde el principio de los tiempos y que los llevaste a la luz de tu gloria.

Creo que resucitaste al tercer día tal como lo prometiste, tal como fue profetizado, para que tu sacrificio tuviera sentido y se completara tu maravillosa obra redentora, para recuperar por siempre y para siempre lo que es tuyo por derecho, para rescatar a la humanidad de la muerte y del demonio que pretende esclavizarnos lejos de ti mi Señor.

Creo en tu Resurrección como lo dice la Escritura, como lo dice tu Palabra de vida, como lo enseñaste a tus discípulos, como se los mostraste a quienes te vieron resucitado y les diste en custodia ese testimonio a tu única y verdadera Iglesia en que fundaste sobre Pedro y los Apóstoles tu nuevo pueblo santo, tu Iglesia en la que por tu promesa no prevalecerán las fuerzas del averno, y nadie podrá contra ella, que tu estarás con ella por siempre por los siglos de los siglos, que tu Iglesia en quien constituiste columna y fundamento de la verdad , para que atesore y tenga en depósito la plenitud de tu Evangelio para que no la mancillen herejes, apostatas y cismáticos, para que no se pierda ni uno de tus hijos, pues los has salvado a todos al precio de tu sangre, para que todos alaben al Dios bueno que nos ha redimido, a Cristo Nuestro Señor y Redentor, sea la gloria eterna por siempre.

Y subió al cielo,

y está sentado a la derecha del Padre;

y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,

y su reino no tendrá fin.

Creo que te elevaste al cielo para ascender a tu trono y desde ahí manifestar tu gloria, para preparar la casa prometida a nosotros tus hijos pródigos que has salvado y que tu tan bondadoso nos quieres a tu lado

Creo que estas sentado a la derecha del Padre y junto al Espíritu Santo para poder contemplar la gracia en su misterio más insondable que es la trinidad en que tu único Dios y Señor en tres personas distintas te manifiestas en Cristo Jesús, el Señor, en el amor de Dios Padre y en la comunión del Espíritu Santo y que cuando lo dispongas vendrás nuevamente y tu regreso será glorioso y terrible, esperado por tus hijos temido por tus enemigos.

Creo que vendrás Señor ya lo creo que sí, y sé que nadie sabe el día ni la hora, pero que tu promesa inmutable se cumplirá.

Creo que nos juzgarás en el amor, por lo que apelo a tu misericordia y sé que eres justo, pero no eres menos bondadoso, apiádate de mis faltas y las de todos mis hermanos, ¡Mira Señor que en la culpa nací, pecador me concibió mi madre! como dice el salmista y aun así tu viniste a rescatarme, Señor no dejes que me pierda, no me apartes de tu lado, ten compasión de mi Señor, Dios y Salvador mío.

Creo que vendrás con gloria y esplendor a juzgar a vivos y muertos para que por toda la eternidad resuene que ¡CRISTO ES EL SEÑOR! Que al momento del juicio toda verdad será revelada, toda cosa oculta se sabrá, todo aquello que está en lo más profundo de nuestros corazones será revelado ante ti mi Señor.

Creo que separaras a tus fieles de los soberbios, y aunque todos pecadores tu mostrarás tu justicia apartando de ti a quienes se han negado a pedir perdón y misericordia, a quienes obraron mal e ignoraron al prójimo, a quienes luchan contra ti abiertamente en el bando enemigo, aunque muchos infiltrados se disfracen de ovejas de tu pueblo, siendo lobos, hienas y dragones que trabajan para su egoísmo y para el Maligno.

Creo que ensalzarás a aquellos mártires que con su sangre fueron testigos de tu amor y tu fe, creo que toda lagrima, miedo, angustia, ansiedad, desesperación y tristeza será enjugada de tus hijos que confían en ti Señor.

Creo que la sangre de los inocentes bebes asesinados impunemente en el seno por sus madres y el mundo, podrán ser saciados de justicia y pido que tengas misericordia de ellos por caminos que son desconocidos para nosotros y les concedas la salvación.

Creo que ese día serán apartados los buenos de los malos, el trigo de la cizaña, la sal insípida de la que conserva el sabor, porque tú en tu providencia y en tus planes prometiste hacerlo para darle a cada uno de nosotros lo que nos merecemos, apiádate de nosotros Señor, que no caiga tu mirada terrible sobre nuestros pecados, sino que tengas piedad y misericordia de nosotros.

Creo en el Espíritu Santo,

Señor y dador de vida,

que procede del Padre y del Hijo,

que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,

y que habló por los profetas.

Creo en el Espíritu divino que aleteaba sobre las aguas al inicio de los tiempos, que insuflaba el soplo de vida para la creación, que inflamaba las cosas para manifestarnos su presencia del Paráclito, del halito de Dios.

Creo que el Espíritu Santo es Dios, consubstancial con el Padre y el Hijo, que es inseparable de ellos, tanto en la vida íntima de la Trinidad como en su don de amor para el mundo entero.

Creo que son distintas personas de la Trinidad pero inseparables como unidad divina.

Creo que eres el Ruah, que como un huracán o un viento suave puedes manifestarnos tu gloria y poder cuando quieras.

Creo que eres el consolador, el Paráclito que eres también Espíritu de verdad y de promesa que eres Espíritu de gloria, tu gloria inmensa Señor.

Creo que la Virgen María concibió y dio a luz a Cristo y puso en comunión a Dios y los hombres por obra tuya Espíritu Santo.

Creo que recibes la misma adoración y gloria porque eres el Dios unitrino, en unidad de persona y una sola divinidad y que tu aliento, tu soplo de vida ha dado las profecías que han guiado a tu pueblo por medio de los profetas.

Creo que vienes constantemente a fortalecer a tu Iglesia, a darle luz y guía desde Pentecostés, hasta cuando inspiras a Papas y Concilios, a Santos y Místicos que solo dan un pálido reflejo de la luz que tú iluminas en el universo, Paráclito amoroso.

Creo que harás bienaventurados a los pobres de espíritu, a los mansos, a quienes tienen hambre y sed de justicia Señor, pues ellos serán consolados, saciados y tendrán el reino de los cielos si es tu voluntad.

Creo que los misericordiosos obtendrán misericordia pues son hijos tuyos, que los limpios de corazón podrán elevar su mirada para contemplar arrobados tu inmensa gloria y no perecerán por el amor que les tienes.

Creo que los que buscan la paz, que se implante el Reino de Dios en la tierra, que buscan solucionar conflictos, desencuentros, agravios entre hermanos conseguirán serán llamados hijos tuyos.

Creo que los que son perseguidos por tu justicia, fidelidad y perseverancia a ti y tus enseñanzas, serán finalmente revindicados y obtendrán el reino eterno y te pido que yo sea uno de ellos, aunque el más indigno y el último de todos.

Creo que cada ocasión que reciba un insulto, una injuria, una herida una ofensa en tu nombre me causará alegría al saber que las recibo por ti mi Cristo, Señor y Redentor, que no puede un discípulo ser más que su Maestro y que tu permites la prueba y el sufrimiento como medio para ayudar a nuestros hermanos y lograr que no se pierdan de tu lado.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

Creo que solo fundaste una sola Iglesia Señor, que escogiste a Pedro sobre los demás apóstoles para mostrar tu poder y autoridad, y sabiendo que podría traicionarte o negarte aun así lo ungiste como tu roca de fundamento y le dijiste que al regresar confirmara en la fe a sus hermanos,

Creo que la Iglesia es una sola Señor, pues tu no viniste a crear miles de iglesias ,sectas o grupos, sino uno que reflejara fielmente a tu cuerpo místico que es tu desposada, tu columna y fundamento de la verdad, la depositaria de tu doctrina revelada única que tiene la plenitud del Evangelio que tu viniste a anunciar.

Creo que la Iglesia Católica es la única que tú has prometido que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, y que si bien no significa que no existirá dolor, división, ataques, y guerra en contra nuestra si nos previene que debemos prepararnos para el buen combate.

Creo que conforme lo prometiste estarás con nosotros hasta el fin de los tiempos, cuando vuelvas Señor, y lo veo en la obra salvífica de tu Iglesia, que es una en todas partes, a pesar de que está compuesta de millones de almas, tu cuerpo místico es uno en todo el mundo Señor y conforme a tu promesa sabemos que estarás con nosotros siempre.

Creo que es Santa pues tú, su fundador eres el Santo de los santos, creo que da frutos de santidad en las almas y a través de los Sacramentos en los que has querido quedarte con nosotros para sobre todo en la Eucaristía alimentarnos y que en tu presencia real en el santísimo Sacramento te adoremos y alabemos eternamente.

Creo que a pesar del pecado, de la debilidad de la corrupción de nosotros los miembros de tu Iglesia no quita la santidad de la que has querido participemos en la oración, los sacramentos y el tesoro espiritual que da la Iglesia a todos sus hijos que lo necesitan, tanto en la Iglesia purgante o militante y que junto con la gloriosa buscan ser ya un solo cuerpo místico digno para que lo recibas Señor.

Creo que la Iglesia solamente puede ser Católica, universal, que sea el mismo pueblo de Dios en todos los confines del orbe, que nos una el Evangelio que nos diste, los Sacramentos que nos dejaste, el Magisterio que nos sostiene, la fe que nos impulsa, la doctrina que nos da certeza que estamos en la verdadera Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo.

Creo que sigue vigente por siempre el dogma “Extra Ecclesiam nulla salus” pues fuera de tu pueblo, de tu grey, de tu Iglesia es el llanto y crujir de dientes, es la desesperación por no tener el agua de vida del bautismo, el perdón de la confesión, El alimento de la Eucaristía, la confirmación del Espíritu, y los medios como el Matrimonio y el Orden Sacerdotal que nos dan certeza de cuál es tu Iglesia Señor, y cuando seamos requeridos poder ser ungidos en tu último sacramento para presentarnos limpios y dignos ante ti mi Dios y Salvador.

Creo que tu Iglesia solamente puede venir del fundamento que tú mismo pusiste en los Apóstoles y si bien tú eres la piedra angular, escogiste para fundamento y cimiento de tu pueblo a tus amados discípulos que deberían llevar el Evangelio a todos los confines de la tierra.

Creo que solamente tu Iglesia puede demostrar la sucesión apostólica ininterrumpida desde que la creaste hasta nuestros días, y es la verdadera, por ello rechazo todo grupo, facción, secta, ideología, iglesia que se quiera apropiar indebidamente de lo que tú solo has dado a la Iglesia Católica, por lo mismo sé que ninguna fe o religión en el mundo es verdadera salvo la que tú nos dejaste Señor.

Confieso que hay un solo bautismo

para el perdón de los pecados.

Creo firmemente esto Señor, que tú no vienes a confundir, que ordenaste y enseñaste a tus apóstoles que bautizaran a todo el mundo “En el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu Santo” y así será y tiene que ser por los siglos de los siglos para que seamos tus verdaderos hijos, para librarnos del pecado original, para librarnos de todo lo que nos impide acercarnos a ti mi Señor.

Creo que el Bautismo es uno solo y no puede ser repetido, copiado, imitado por nadie si no es el que tú mismo dejaste a tus Apóstoles y a tu Iglesia que peregrina en la tierra.

Creo en la comunión de los santos, y que por el bautismo nos hermana y nos hace que seamos un solo cuerpo y una sola carne de tu Iglesia Señor.

Creo en el bautismo que nos dejaste y rechazo cualquier ídolo pagano, pachamama, falsa religión, hechicería, magia o falsos dioses, a toda ideología perniciosa que quiera manchar la pureza de mi fe católica y que por el bautismo limpia de toda idolatría, y atadura al maligno del género humano.

Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Creo que por Adán nos vino la muerte con el pecado, pero con tu muerte y resurrección nos vino la vida mi Señor Jesucristo.

Creo como dice la Escritura “para aniquilar por la muerte al señor de la muerte, esto es, al diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud, para ser misericordioso y Sumo Sacerdote fiel en lo que toca a Dios, en orden a expiar los pecados del pueblo” (Hb 2,14-17)

Creo que los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida; pero los que hayan hecho el mal, resucitaran para la condenación. (Juan 5, 29)

Creo que si muero antes del juicio final resucitaré de nuevo y seré recubierto con mi piel, y con mi carne veré a Dios. (Job 19, 26)

Creo que los muertos resucitarán incorruptibles (1 Cor 15,52)

Creo que son bienaventurados los que guardan los mandamientos del Señor, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad santa.

Creo que el Juez divino dejará fuera de la salvación a los traidores, sacrílegos, satanistas, herejes, cismáticos, apostatas, los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, pedófilos, incestuosos, paganos, seguidores de falsas religiones e ideologías y todo aquel que se revuelca y hace mentira, no participarán de la vida eterna.

Creo que a los condenados les dirá «A ese siervo inútil echadle a las tinieblas exteriores” ahí donde es el llanto y el crujir de dientes (Mt 25, 30)

Creo que «Los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre». (Mt 13, 43)

Creo que «enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gemidos, ni dolor porque el primer estado habrá pasado». (Apoc 21,4)

Creo que nuestros hermanos muertos resucitaran en cuerpos gloriosos para adorar eternamente al Señor de los ejércitos.

Creo que nos hiciste inmortales y a semejanza tuya Señor (Gen 1,26: Sab 2, 22-23)

Creo que veremos, amaremos, alabaremos nos regocijaremos en la alegría y acción de gracias con voces de alabanza eterna para ti Señor Dios del universo.

Creo que al oír tu llamado dirás «Entra en el gozo de tu Señor” (Mt 25,21) y como el salmista diré «Me saciaré cuando aparezca vuestra gloria». (Salmo 16, 15).

Creo que «pondrás entonces totalmente en el Omnipotente tus delicias». «A tu derecha delicias para siempre». «. (Salmo 15, II)

Creo que todos los bienaventurados que sean salvados y justificados por la sangre del Cordero “gozarán de la abundancia, sin temer mal alguno” (Prov 1,33)

Creo en la vida perdurable, en la vida del mundo futuro, en la vida eterna

Creo en ti Señor mío y Dios mío.

Ven Señor no tardes

Amén.

Manuel Cuevas Ramírez- Miles Christi.

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Author: Manuel Cuevas-Miles Christi
Católico,mexicano, felizmente casado y con tres hijos, Médico Ortopedista de profesión, vive y trabaja cerca de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Colabora con algunos foros de formación y de apologética católica en redes sociales. Preocupado por su salvación y la de sus hermanos, fiel a Dios y al Magisterio infalible de la Iglesia Católica.