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Palabras de vida eterna

El Magisterio de la Iglesia siempre ha dado respuesta a todos los desafíos de cualquier época, poseemos en él, una fuente de palabras de vida eterna tal y como se nos detalla en este artículo

Palabras de vida eterna, Rev. D. Vicente Ramón Escandell

MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO

1. Relato Evangélico (Mt 5, 13-16)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.


» Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano «imbécil», será reo ante el Sanedrín; y el que le llame «renegado», será reo de la gehenna de fuego. Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.


» Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna. También se dijo: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio’. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.

» Habéis oído también que se dijo a los antepasados: ‘No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos’. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: «Sí, sí»; «no, no»: que lo que pasa de aquí viene del Maligno».

2. Comentario al Evangelio

Si Cristo no mantiene la antigua ley, no es porque sea mala, sino porque había llegado el momento de preceptos superiores[1]. Con estas palabras, san Juan Crisóstomo exponía a sus fieles el sentido de las palabras de Jesús respecto a la misión que el Padre le había encomendado respecto a la Ley dada por Él al pueblo de Israel en el Sinaí. Jesús no había venido a suprimir la legislación divina que había regido a los judíos desde su liberación de Egipto, sino a purificarla y darle pleno cumplimiento. Sobre la Ley divina del amor y de la gracia, Jesús renueva la alianza del Sinaí y la abre a una nueva realidad, a una nueva alianza, que ya no estará escrita en piedra o papel, sino en el corazón de cada hombre, judío o gentil, para cuya salvación Dios había dado a Moisés los Diez Mandamientos. Este es el anuncio que resuena en los profetas, el de una Nueva Alianza, que será universal, y que será sellada con la sangre de un sacrificio superior a los de la Antigua Alianza, y que tendrá como víctima, no a un animal irracional, sino al mismo Dios hecho hombre: Jesucristo. La Nueva Ley se abre paso en los labios de Jesús y penetra en los corazones de todos aquellos que desean hacer la voluntad del Padre, contenida en sus palabras que, al contrario que las tablas de piedra de Moisés, pervivirán por los siglos de los siglos.

3. Reflexión

La Constitución esencial de la Iglesia viene del Señor y nos ha sido dada para que nosotros podamos alcanzar la vida eterna y, partiendo de esta perspectiva, podamos iluminar también la vida en el tiempo y el tiempo mismo, nos exhorta el Papa emérito Benedicto XVI[2].

Los apóstoles recibieron del Señor una serie de enseñanzas y directrices que se encuentran en la base de las instituciones, normas y ritos de la Iglesia. Estas expresan a lo largo del tiempo y del espacio esa gran Tradición que, junto a la Sagrada Escritura, conforma el Deposito de la fe. Y es a su misma luz como la Iglesia, con las miras siempre puestas en la misión encomendada por el Señor, ha ido renovándolas para adaptarlas a las necesidades de cada época histórica, respetando siempre lo esencial de las mismas, aquello que procede del Señor y que los apóstoles, y sus sucesores, fueron transmitiendo bajo el impulso del Espíritu Santo. No es pues la Iglesia una realidad inmóvil, petrificada, anclada en el pasado y sin contacto con la realidad cambiante que la rodea; sino, una realidad viva, dinámica y atenta al sujeto que ha de santificar y salvar. El Magisterio de la Iglesia, siempre al servicio y escucha de la Palabra de Dios, ha demostrado, a lo largo de su historia la capacidad de dar respuesta a los grandes desafíos doctrinales, morales y espirituales de toda época y lugar, proporcionando una guía segura para el discernimiento, aceptación o rechazo de las ideas de toda época histórica. Y ello sobre la base, no de las ideas de tal o cual intelectual, sino de las palabras del Señor, cuya eternidad y universalidad, las convierten en el espejo en el que el Magisterio eclesiástico debe mirarse para actuar. De esta contemplación de las enseñanzas del Señor y de sus apóstoles, surgen las prístinas corrientes de renovación de la Iglesia, que, desde la fidelidad a ellas, en no pocas veces heroica, ha dado tantos y tan grandes frutos para el bien eterno y temporal de las almas. No consiste, pues, la renovación de la Iglesia en quitar o poner sin sentido normas, enseñanzas y ritos, pensando que en esto se encuentra la solución a todos los problemas que la acucian; sino, como hemos dicho, en la fidelidad heroica, sencilla y humilde a las palabras del Señor, a sus enseñanzas, que son el único principio y fundamento de las instituciones, disciplina, ritos y devociones que, desde hace más de dos mil años, han alimentado y alimenta la fe y la vida de la gracia de todos y cada uno de nosotros.

4. Magisterio de la Iglesia

San Pío X (1903-1914)

¿Qué hemos de hacer para conformarnos con los designios de la Iglesia en tiempo de carnaval?

Para conformarnos con los designios de la Iglesia en tiempo de Carnaval hemos de apartarnos de los espectáculos y diversiones peligrosas y atender con mayor cuidado a la oración y mortificación, haciendo alguna visita extraordinaria al Santísimo Sacramento, mayormente cuando esté expuesto a la publica adoración; y esto para reparar tantos desordenes con que Dios en este tiempo es ofendido.

Catecismo Mayor

5. Oración

Señor Jesucristo, que tienes palabras de vida eterna, no dejes nunca de proclamarlas a toda la Humanidad; que fieles a ellas, y llevándolas siempre en nuestro corazón, te sirvamos en la continua renovación espiritual y temporal de la Iglesia, tu Esposa, para que realice en el tiempo la obra que Tú le has encomendado. Que vives y reinas. Amen.

Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad


[1] Homilía XVI, 5 sobre el Evangelio según san Mateo.

[2] Discurso a la Curia romana (22-XII-2005)

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Author: Rev. D. Vicente Ramon Escandell
Rev. D. Vicente Ramón Escandell Abad: Nacido en 1978 y ordenado sacerdote en el año 2014, es Licenciado y Doctor en Historia; Diplomado en Ciencias Religiosas y Bachiller en Teología. Especializado en Historia Moderna, es autor de una tesis doctoral sobre la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús en la Edad Moderna