¿Quieren relacionar un libro con la pandemia que estamos viviendo? La sugerencia de nuestro compañero, es la similitud entre el coronavirus y el decamerón
Coronavirus y el decamerón, un artículo de Manuel Cuevas
El mundo tiene una nueva enfermedad, ya ha sido declarada pandemia por el “Coronavirus” , lo que ha causado alarma por el número de contagios y fallecimientos paralizando a países enteros con cuarentenas forzosas, como lo vemos en Italia, China y España, ha tambaleado nuestras economías y preocupado a todo tipo de gobiernos y autoridades.
La Iglesia no ha sido la excepción y lo que muchas generaciones no han visto se ha dado, la liturgia y el culto público, el Santo Sacrificio de la Misa ha sido suspendido en muchos países, para dolor de los fieles cristianos, con el fin de preservar su salud y bienestar, prevenir que se extienda el contagio.
Sabemos que la pandemia es una epidemia a una escala global mayor, una epidemia es una enfermedad que alcanza un gran nivel de incidencia en la población que se extiende más rápido de lo esperado, de una forma mucho más extensa de lo que se preveía abarcando muchos países o continentes y en esta época de globalización eso es fácil que se propicie, por ello el cierre de aeropuertos y fronteras que vemos o la reclusión domiciliaria que se les pide a las personas para que guarden “cuarentena”.
De nada sirve lo poderosos que sean los gobiernos, de nada sirve la riqueza, de nada vale la mejor y mayor tecnología, de nada sirve el que el hombre se crea superior, de nada sirve los avances médicos ante lo inevitable de un virus que ha provocado una pandemia y amenaza a miles, o quizá millones de personas en su salud y en su vida.
Esto no es nuevo en la historia humana, ya se ha padecido anteriormente los rigores de epidemias que asolaron el mundo y diezmaron la población, epidemias como la peste bubónica, el cólera, el tifus, el sarampión, la gripe española, el VIH, la Influenza por H1N1.
Por eso conviene recordar nuestra historia y nuestro pasado, decía Aristóteles “Las naciones que no aprenden las lecciones de la historia, están condenadas a repetir sus mismos fracasos”, es necesario que eso lo recordemos y por ello quiero que conozcan a Giovanni Boccaccio (1313 – 1375), fue un gran escritor y humanista italiano, es considerado junto con Dante y Petrarca, uno de los padres de la literatura italiana, y escribió “El Decamerón” un libro representativo del medievo y el renacimiento, si bien su libro ingresó al “Index librorum prohibitorum” de la Inquisición no deja de ser un libro que forma parte del legado cultural y artístico de este gran escritor italiano, pues él mismo vivió una de las pandemias en su ciudad como fue la peste negra o bubónica , a partir de ese hecho y abrevando en clásicos grecolatinos escribe una novela donde 10 personas se recluyen en “cuarentena” para huir de la peste y del contagio, ¿no les parece similar a lo que se está dando hoy por esta nueva pandemia?
La obra narra sobre la peste bubónica (la epidemia de peste negra que golpeó a Florencia en 1348), donde diez jóvenes, siete mujeres y tres hombres, se reúnen en la iglesia de Santa Isabel María Novella y toman la decisión de retirarse a una villa alejada de la ciudad para escapar a la peste.
Con el fin de soportar ese aislamiento y encierro en una villa, cada miembro del grupo cuenta una historia por cada una de las diez noches que pasan en la villa, lo que da nombre en griego al libro: Decamerón que combina dos palabras griegas, δέκα, déka («diez») y ἡμέρα, hēméra («día»), para formar un término que significa literalmente “diez días».
El grupo nombra un “rey” que decide el tema de los relatos diarios sobre el que versarán los cuentos, llegando a los 100 relatos, y si bien hay algunos que son de contenido erótico o pragmático todos buscan tener una moraleja y una reflexión para darle sentido a sus vidas y a la realidad que se impone amenazante.
No deja de ser revelador que las mismas emociones que describen en el libro las estemos viviendo actualmente, ante situaciones similares los seres humanos reaccionamos de forma parecida, pues no dejan de ser parte de nuestra humanidad y muestra clara de lo frágiles que somos por más que en el mundo moderno se crea que el hombre ha alcanzado grandes logros y alturas.
La realidad nos da un baño de humildad y nos pone los pies sobre la tierra pues esto que vivimos con el Coronavirus, al igual que con la peste negra trae consigo respuestas del ser humano tan similares que debería hacernos pensar en algo más allá que lo que ofrece el mundo, no olvidar a Dios, origen y destino de todos nosotros, recordar nuestra fragilidad y mortalidad, pero en estos tiempos pocos lo piensan o quieren ver.
Para muestra, algunos párrafos del “Decamerón” nos dicen cosas que podríamos decirlas bajo las circunstancias que estamos viviendo actualmente, por ejemplo:
“llegó la mortífera peste que o por obra de los cuerpos superiores o por nuestras acciones inicuas fue enviada sobre los mortales por la justa ira de Dios para nuestra corrección que había comenzado algunos años antes en las partes orientales privándolas de gran cantidad de vivientes, y, continuándose sin descanso de un lugar en otro, se había extendido miserablemente a occidente. Y no valiendo contra ella ningún saber ni providencia humana (como la limpieza de la ciudad de muchas inmundicias ordenada por los encargados de ello y la prohibición de entrar en ella a todos los enfermos y los muchos consejos dados para conservar la salubridad) ni valiendo tampoco las humildes súplicas dirigidas a Dios por las personas devotas no una vez sino muchas ordenadas en procesiones o de otras maneras, casi al principio de la primavera del año antes dicho empezó horriblemente y en asombrosa manera a mostrar sus dolorosos efectos.”(Primera jornada, Decamerón, Boccaccio)
Analicemos un poco, menciona una “mortífera peste”(en lugar de peste negra pongamos al coronavirus) “por nuestras acciones inicuas”( se menciona como causa y origen el consumo de animales salvajes como murciélagos o teorías conspirativas que hablan de manipulación genética de virus cosa que no sabemos, pero que pueden ser atribuidas a nuestras acciones) ”de las partes orientales” (no es la única epidemia que ha salido de China) “privándolas de gran cantidad de vivientes”( más de 7000 fallecidos en el mundo y en aumento)”se había extendido miserablemente a occidente” (Italia, España y toda Europa repuntan por el número de casos)” Y no valiendo contra ella ningún saber ni providencia humana (como la limpieza de la ciudad de muchas inmundicias ordenada por los encargados de ello y la prohibición de entrar en ella a todos los enfermos y los muchos consejos dados para conservar la salubridad)” Todo lo que han hecho las naciones, cierre de fronteras y aeropuertos, aislamiento y limpieza de ciudades, la cuarentena domiciliaria y la recomendación de aislarse en sus casas que ya viven en muchos países, díganme, ¿No les parece similar lo que describe el libro con lo que acontece hoy en el mundo?
“Y más allá llegó el mal: que no solamente el hablar y el tratar con los enfermos daba a los sanos enfermedad o motivo de muerte común, sino también el tocar los paños o cualquier otra cosa que hubiera sido tocada o usada por aquellos enfermos, que parecía llevar consigo aquella tal enfermedad hasta el que tocaba. Y asombroso es escuchar lo que debo decir, que si por los ojos de muchos y por los míos propios no hubiese sido visto, apenas me atrevería a creerlo, y mucho menos a escribirlo por muy digna de fe que fuera la persona a quien lo hubiese oído. Digo que de tanta virulencia era la calidad de la pestilencia narrada que no solamente pasaba del hombre al hombre, sino lo que es mucho más (e hizo visiblemente otras muchas veces): que las cosas que habían sido del hombre, no solamente lo contaminaban con la enfermedad sino que en brevísimo espacio lo mataban”. (Primera jornada “El Decamerón”,Boccaccio)
Tomemos en cuenta que este libro fue escrito en 1351, tres años después de la mortífera peste negra que asoló a Europa, hace casi 700 años y podemos ver que hay situaciones muy parecidas en esa época a lo que vivimos en este preciso momento de la historia, como denominadores comunes, una enfermedad peligrosa y mortal, el aislamiento, las medidas proteccionistas y la búsqueda de preservar la vida.
Pero en ambos casos, lo que narra el libro y lo que hoy vivimos resalta la ausencia de Dios cambiándola por un antropocentrismo que muestra sus carencias y fragilidad, el hombre se centra en sus problemas y necesidades, cuando no puede resolverlas rehúye y se esconde esperando que pasen los problemas y todo mejore, pero no se acude a la religión, no se apela al Dios creador y misericordioso que puede tener compasión de su pueblo, como tantas veces lo ha demostrado en la historia.
El Coronavirus puede ser el nuevo Ángel exterminador que asoló como plaga a Egipto, así viene este virus a probar nuestra fe y nuestra pertenencia al pueblo escogido de Dios, y solo los que son marcados como parte del pueblo escogido por el Señor, solo los que sinceramente lo buscan y se abandonan a su divina providencia encontraran la verdadera salud y la verdadera vida eterna.
Pero vemos que pocos piensan en acercarse a Dios, que pocos piensan en confesarse , en hacer oración, ayuno y penitencia, lo que en tiempos de cuaresma para los cristianos debe ser importante para preparar la Pascua del Señor, parece que muchos ni siquiera lo han considerado, preocupados por disfrutar de su salud y riqueza que el día de su muerte se esfumarán , si los templos están cerrados siempre podemos hacer oración solos o en familia, siempre podemos leer la Sagrada Escritura , hacer oración, ayuno y penitencia, eso nadie sino tú mismo puede impedirlo.
Coincidentemente en este tiempo de Cuaresma se ha implementado una “cuarentena” forzosa a muchos que solo piensan en leer, oír música, ver películas, ocupar su tiempo en actividades que los hagan olvidar la emergencia y la angustia que provoca ese roce de la muerte, el sentir el halito de vida difuminarse en la eternidad que muchos ni siquiera piensan en su propia mortalidad y mucho menos en la vida eterna, ¿Cuantos cristianos estarán en estado de gracia en caso de que Dios los llame a su presencia?
¿Cuantos pensaran en el origen común de la Cuaresma y la cuarentena? que tiene su origen en los 40 días que pasó N.S. Jesucristo en el desierto y que la Iglesia siempre nos invita a tomarlo como tiempo de conversión y penitencia, ¿no es buena oportunidad de que este tiempo se aproveche en cosas más propias del espíritu que en cosas materiales? No olvidemos las cosas verdaderamente esenciales de la vida.
¿De que le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? (Mt 16,26; Mc 8,36; Lc 9,25) somos hijos de Dios, los bautizados debemos perseverar en la verdad del Evangelio y si bien debemos prevenir y cuidar que nuestra salud, la de nuestros seres queridos y nuestras comunidades, no olvidemos que todo debe empezar y terminar en el amor a Dios quien dispondrá nuestra salud y protección si así lo dispone su voluntad.
Así pues hermanos, en estos tiempos de prueba y de incertidumbre para algunos los invito a que volvamos nuestros corazones a Dios, con su favor y voluntad podremos salir adelante, no debe decaer el ánimo ni ganarnos la ansiedad y la angustia, sino una firme convicción que esta nueva plaga tiene un propósito y en caso de que seamos llamados y fallezcamos podamos llegar a rendir buenas cuentas al Señor de los talentos que nos ha dado, a diferencia de los jóvenes que relata el “Decamerón” no huyamos pensando que nada nos pasará, no entremos en pánico , sino que afrontemos con serenidad esta prueba que se nos ha impuesto, no nos encerremos en nuestro corazón, no huyamos a las villas o a nuestras casas buscando la salvación que solo Dios puede dar
Recordemos lo que dice el salmista “Levanto mis ojos a los montes ¿de dónde vendrá el auxilio?, el auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra” (Salmo 121)
LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI
Manuel Cuevas-Miles Christi
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