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Carta al Niño Jesús

Los niños escriben sus cartas a los reyes magos, pero nuestro querido Manuel Cuevas hace un escrito muy especial, le escribe una carta al Niño Jesús, a ese Dios que nace para salvarnos

«Carta al Niño Jesús», Manuel Cuevas

Querido Niño Jesús:

No sabes con cuanta ansia espero tu llegada, desde que tengo uso de memoria la época en que celebramos tu venida es la más hermosa y que trae los mejores recuerdos de mi infancia y de mi vida.

¿Sabes querido Niño? Cada vez espero realmente verte y tenerte entre mis brazos, decirte todo lo que te amo, eso me lo inculcaron mis padres y mi familia, en mis momentos más tristes Tú llenas mi corazón de paz y alegría, en los momentos de mayor felicidad Tú siempre estas compartiendo conmigo todo y haciendo que mi vida tenga sentido.

Esta carta tiene varios motivos para escribirla, el primero es adorarte, decirte que te reconozco como mi Dios y Señor, que toda la vida que me concedas será poco para decirte cuanto te amo y deseo ardientemente hacer Tu voluntad, enseñar a todos que Tú eres el Rey de reyes, el Señor de la gloria, que Tú eres el Verbo encarnado que has venido a redimirnos de nuestros pecados, de nuestras faltas, que nos amas tanto que no te ha importado tomar la condición de un inocente niño, tomar por tuya la carne y los huesos con los que nosotros tus creaturas existimos, y que nos muestras que buscaste una Madre que te diera la vida al encarnarte en el vientre inmaculado y prístino de la Virgen María.

Tú te vuelves presente a los hombres en la presencia de un niño, y desde tu cuna en Belén hasta la cruz de tu calvario nos enseñas que eres digno de adorarte, de amarte por sobre todas las personas y cosas, que no hay nada en el mundo que sea bueno y santo si no fluye de ti mi Señor, mi dulce Niño Dios, cuanto te amo, cuanto te adoro, cuanto llenas mi alma.

El segundo motivo es decirte gracias, por todo lo bueno que me has dado, por la vida, la salud, mis padres, mi esposa, mis hijos, mi familia, mis amigos, gracias por el don de la Fe y por haberme hecho hijo tuyo con el sacramento del bautismo, por permitirme levantar de mis caídas.

Gracias Señor porque a pesar de mis errores y debilidades, de mis afrentas y pecados tú sigues siendo generoso y me llevas a tu lado, por esos silencios, esas caídas, esas tristezas y ese dolor que han tocado mi vida, por la enfermedad y las angustias, por el desengaño y el dolor que he vivido, por la ausencia dolorosa de mis seres queridos cuando tú los has llamado, gracias por todo lo bueno, pero sobre todo gracias por todo lo malo que permites en mi vida, pues con ello estoy seguro que tú me levantas y llevas en tus brazos, que yo no sería capaz de salir adelante si no me procuras en tu regazo, que tú eres la luz en mi camino, la mano que me guía en mis desmayos, que siento yo la vida como nada si no te tengo a ti mi bien amado.

Niñito Jesús cuanto te adoro y ansío por tu amparo, por las cosas que permites en mi vida cuando tú nunca permites mi fracaso, pues me das la gracia necesaria para salir triunfante de mis fallos.

Gracias por la Eucaristía, gracias por la confesión, gracias por los Sacramentos que me nutren el alma y el cuerpo para seguir tu camino y no desfallecer, para resistir la tentación y cuando caigo en el pecado me das la gracia para levantarme nuevamente

Y viene la parte que me duele, el tercer motivo es pedir perdón por los agravios con que yo primeramente y el mundo agrede grandemente tu amor, tu vida y lo creado, reparar los insultos que recibes de todos los que ingratos te ignoramos, ya sea en la cruz o en la Santa Misa, por tanto sacrilegio, malicia y todo lo que nos aparta de tu lado.

Perdón Señor, mi dulce Niño, no quiero que tu sufras por mis culpas, no quiero lastimarte con pecados, ya sé que indigno hijo me comporto, pero pido tu perdón y en desagravio, le grito al mundo que tú eres Cristo, el Rey y Verbo que ha encarnado para llevarnos a todos a la gloria si seguimos tu voz y tus mandatos.

Te pido perdón por las faltas de tu Iglesia, por omisión, palabra y pensamiento, por tibieza y cómplice silencio, por temor a ser criticados sin levantar la voz ante la injuria, ante la infidelidad, ante el pecado.

Perdón por el abuso de menores de sacerdotes y prelados, perdón por la falta de amor a la Eucaristía, por banalizar el sacrilegio y no enfrentar el pecado, por dejar que el mundo sea la guía y no tú Señor, perdona a tu pueblo, perdona a tu Iglesia, perdona a tus Sacerdotes, Obispos y Cardenales que te ofenden y engañan a tu pueblo.

Perdón por abandonar a los católicos perseguidos en China, Nicaragua, Venezuela, Nigeria, Kenia, Siria en todo el mundo cuya única culpa es serte fieles mi amado Niño Jesús.

Perdón por la sangre de inocentes que son buscados por los nuevos Herodes que pretenden abortar a los no nacidos, sé que la sangre de ellos clama al cielo y tu mi niño hermoso no puedes menos que conmoverte de ver el horror que sufren esos seres que esperan tu misericordia.

Perdón por que en estas fechas en vez de celebrarte todos se olvidan que eres el centro de la fiesta, que la alegría se debe a tu llegada, que no importa ganar el mundo si pierdes tu alma, si pierdes tu gracia, de nada sirve comprar regalos, reuniones familiares, ambiente festivo si no estás tú mi Señor.

Me duele mucho lo que está pasando en nuestra Iglesia, esa que tú mismo fundaste y que solo se mantiene por tu promesa y asistencia, pero el modernismo, el relativismo, el maligno se ha infiltrado en ella, tenemos muchos pastores que sirven al enemigo y pocos que lo defienden del lobo, algunos Sacerdotes y Obispos fieles son simplemente ignorados y aislados y el pueblo de Dios, tu Iglesia sufre Señor,

Por eso como último motivo vengo a pedirte muchas cosas, perdona que sea tan ambicioso, pero es mucho lo que pido y pretendo de ti mi dulce Niño Jesús.

Mi amado niño, querubín hermoso, llena nuestros corazones con tu gracia, danos las fuerzas para perseverar en tu servicio, permítenos sufrir y vivir acorde a lo que destines para cada uno de nosotros, danos perseverancia y fidelidad ante la prueba.

Danos Pastores buenos y fieles, que defiendan a tu Iglesia, que lleven el Evangelio a todo el mundo, que salven almas y no las engañen o desvíen de ti, que no las pierdan y no confundan al pueblo de Dios con ambigüedades, que no ofendan a tu Santa Madre, que no permitan que se burlen de tu Iglesia y de tus hijos nuestros enemigos, ayúdanos a los pecadores a arrepentirnos de nuestros pecados.

Te pido por las benditas animas que esperan tu misericordia, que anhelan contemplarte en tu gloria, una sola gota de sangre tuya basta para redimir a todo el género humano, apiádate de las ánimas del Purgatorio, principalmente de las más necesitadas y olvidadas, te pido por mis padres, mis hermanos, mi familia y amistades que todos lleguen a tu gloria si tu aceptas la satisfacción que han purgado en el lugar que purifica su alma, mi niño Jesús, apiádate de las almas, de rodillas te lo suplico mi Señor.

Te pido amado Niño que protejas, guíes y conserves a tus Sacerdotes, que el maligno no los corrompa, que ante la prueba salgan airosos, ante la persecución den testimonio digno de ti y que a todos los cristianos nos permitas en caso necesario ofrecer la vida para que los demás se salven y se haga tu voluntad sobre la tierra.

Te pido por mi Iglesia y mi familia, por mis amigos y enemigos, por todo el mundo Señor, pues tú has venido por todos a Salvarnos y sé que el Diablo ha sido ya vencido, aunque él y sus secuaces quieran ignorarlo, aun así hacen mucho daño mi Señor, muchas almas se pierden, tus fieles sufren y te estamos esperando.

Te pido por favor que le digas a tu Madre, mi Señora hermosa, la Virgen santísima que soy hijo suyo también y que le envío besos y oraciones y perdone mis ofensas a su hijo y a ella, que sea de su mano que yo llegue algún día a tu lado mi hermoso Niño, mi Señor precioso, ven Señor Jesús te estamos esperando, ven pronto Señor ya sea como un pequeño niño para arrullarte entre mis brazos, o como el Rey de gloria que viene a juzgarnos.

Manuel Cuevas Miles Christi.

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Author: Manuel Cuevas-Miles Christi
Católico,mexicano, felizmente casado y con tres hijos, Médico Ortopedista de profesión, vive y trabaja cerca de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Colabora con algunos foros de formación y de apologética católica en redes sociales. Preocupado por su salvación y la de sus hermanos, fiel a Dios y al Magisterio infalible de la Iglesia Católica.