Partiendo el relato evangélico de Lucas, nuestro compañero Félix nos propone como encontrar a Jesús en nuestro día a día, en medio de nuestras tareas cotidianas.
Encontrar a Jesús en nuestro día a día. Un artículo de Félix J. Méndez
Yendo ellos de camino, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Lucas 10, 38-42
Un relato evangélico corto , pero que nos habla muy directamente a ti y a mí .
Dos hermanas, dos personas en las que se establece la diferencia en su manera de actuar.
Jesús va de camino, siempre nos lo podemos encontrar y al igual que Marta, lo podemos recibir. Pero, ¿Cómo lo podemos hallar nosotros? Es seguro que se nos hacer presente a través de alguno de nuestros sentidos, ¿Cómo darnos cuenta? Buena pregunta.
Hay que estar siempre atento a lo que nos puede llegar del exterior para saber si es el Señor el que nos está hablando, ser capaces de distinguir su voz. Por ejemplo, en medio de la naturaleza que es donde se presenta en total plenitud, pero no sólo ahí, en cualquier situación trivial se hace presente Jesús. Si abrimos nuestros oídos y nuestros ojos nos encontramos que siempre hay «algo» que nos lleva a Él. Seguramente a lo largo del día nos pasan infinidad de situaciones y no nos enteramos, ¡Abre tus sentidos!
Marta lo recibe, pero en medio de miles de ocupaciones enseguida se olvida del Señor. Así nos pasa tantas veces a nosotros, lo recibimos, lo tratamos un ratito y punto final. Esto no es correcto, al Señor lo debemos «acoger» desde la mañana hasta la noche, es necesario que esté con nosotros en todos los momentos de nuestra jornada.
Sucede tantas veces que una persona cumple con el precepto de ir a misa los domingos y fiestas de guardar, pero después por la semana ni un padrenuestro. No debe ser así, hay que tratar a Jesús los siete días de la semana. Cada uno debe buscar como usar esta sencilla fórmula del 7×24 (lo siete días de semana , las 24 horas del día )
En este pasaje evangélico, en contraposición a Marta aparece María, que cuando está en presencia el Señor, se para, se detiene y «activa» todos sus sentidos para escuchar y disfrutar de la compañía de Jesús.
A nosotros nos tiene que pasar lo mismo, tenemos que ser como María, posarnos y disfrutar del Señor cuando hacemos oración , o cuando estamos en un Sagrario, donde Él está tan presente y saber decirle: “aquí estoy Señor” . O como en ese otro pasaje evangélico en el que los Apóstoles dicen «qué bien se está aquí «, así tenemos que estar nosotros y no tanto porque el banco o el reclinatorio sean de buena calidad o resulten más o menos cómodos, sino por qué estamos con Él, con nuestro Jesús, disfrutando de su presencia. Esa es la cuestión, tenemos que disfrutar con el Señor.
Continuando la lectura de este pasaje, vemos que aparece de nuevo Marta para decirle al Señor que le diga a su hermana que le ayude en las cosas de casa, cosas que en ese momento, por así decirlo, no son prioritarias. A lo largo del día, nos puede pasar a nosotros algo parecido, estamos con el Señor, lo estamos escuchando pero enseguida nuestra cabeza se va a otros asuntos y se nos presenta la ocasión estupenda para una de las mil disculpas que nos llevan a abandonarlo» es que ahora no me viene bien, tengo que…” » ahora no puedo, es que”, «es que «,»es que «, suma y sigue.
Pero el Señor vuelve a nosotros y nos llama como a Marta por nuestro nombre para que esta llamada sea personal, y no pensemos que llama al vecino. Y no lo hace una vez, sino dos o las que haga falta como diciendo “entérate, que a ti te llamo y esto va para ti”. ¿Seguiremos haciendo oídos sordos?
Y tras esta llamada nos dice lo que es realmente importante, lo que verdaderamente necesitamos. Como decía un gran Santo, el hermano Rafael Arnaiz :»Solo Dios», sí, esto es lo único que importa.
Que este evangelio nos ayude a encontrar y tratar al Señor, que es seguro que se nos presenta a lo largo del día en infinidad de ocasiones. Hay que “activar” los sentidos, ejercitar la vista, el oído y es seguro que lo encontraremos y una vez encontrado, ¡Disfrutémoslo! eso ya nadie nos lo quitará, la mejor parte no nos será arrebatada.
Félix Méndez
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