Cuidado con el Doctor Lings (I)

Svend Lings es un médico danés jubilado, condenado el 26 de septiembre de 2018 por dos delitos de auxilio al suicidio en grado de consumación, más un tercero en grado de tentativa. El modus operandi de este matasanos, fundador de la organización “Médicos a favor de la Eutanasia Activa”, fue de dos tipos: recetó a sus pacientes, hoy fallecidos, “Fenemal”, un barbitúrico anticonvulsivo de bajo coste inventado por la casa Bayer para tratar la epilepsia, pero que los responsables del nacional-socialismo ya habían utilizado con el fin de eliminar niños con discapacidad.

A su tercer paciente le sugirió un remedio algo más casero, adicional a la sobredosis de medicación – debía taparse la cabeza con una bolsa de plástico, para lograr su siniestro propósito.

Los tribunales de Dinamarca lo sentenciaron a prisión de 60 días. El lector se preguntará si el país escandinavo no es un poco blando en su política criminal, teniendo en cuenta que la vida de dos personas -y por poco de tres- se salda con un par de meses en la cárcel. Según los magistrados de aquella nación, la provecta edad del doctor (78 años) merecía tal rebaja. El máximo hubiese sido de tres años por finado.

No contento con la condena, Lings acudió al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, demandando a su patria el 18 de marzo de 2020. Que quede claro, de antemano, que los siete jueces europeos, en su sentencia dictada en abril del año pasado, no han encontrado un derecho al suicidio asistido que se derive de la Convención Europea de Derechos Humanos, de 4 de noviembre de 1950.

En su favor, el abogado de Lings explicó que su cliente “sólo” había proporcionado información general acerca del suicidio, quedando dicha información comprendida en su derecho a la libertad de expresión.

En efecto, la organización de Lings había publicado una guía de trescientos medicamentos eficaces para lograr el suicidio, disponible para el público a través de internet. La guía incluía el remedio pedestre de colocarse una bolsa de plástico en la cabeza, ajustada por una cinta de goma en el cuello. Que conste que las autoridades danesas autorizaban plenamente la publicación de la citada guía.

En febrero de 2017, Lings participó en un programa de radio, en el que comentó que había asistido a un paciente con una enfermedad pulmonar terminal para que se suicidase. Las autoridades danesas lo denunciaron a la policía.

A raíz del procedimiento penal que siguió a dicha denuncia, se conocieron los detalles de los cargos que pesaban contra Lings. En la muerte de su primer paciente intervino igualmente la esposa de éste, que además le preparó una fiesta familiar de despedida.

La segunda “eutanasiada”, de 85 años de edad, no padecía ninguna enfermedad grave. Eso sí, aplicó con eficacia las directrices que le transmitió su médico, incluida la bolsa y la goma al cuello, con las que fue encontrada muerta en la cama de su casa.

El tercero tuvo más suerte. A Lings le habían retirado su licencia médica las autoridades danesas, por lo que no pudo recetarle la correspondiente sobredosis de “Fenemal”. Sólo pudo explicarle cómo proceder y, afortunadamente, no se logró el fatal desenlace. Posteriormente, el hombre recibió calmantes y ansiolíticos y mejoró su condición, hasta el día de hoy.

Aun sin apoyarlos, los magistrados europeos se hacen eco de dos argumentos contrarios a la eutanasia utilizados en Dinamarca: la santidad de la vida humana como criterio ético fundamental y la incompatibilidad de la eutanasia con una relación éticamente apropiada entre medico y paciente. Por mi parte, añadiría que la vida humana no es propiamente “santa”, sino que el precepto de derecho divino y natural “No matarás” prohíbe la privación de la vida humana inocente, incluida la propia. La santidad, más bien, se adquiere con la gracia sobrenatural.

Por el contrario, el Tribunal Constitucional de Alemania resolvió en febrero de 2020 que prohibir el suicidio asistido es inconstitucional. Se trata de una nueva prueba de cómo las constituciones liberales contravienen tanto el derecho divino como el derecho natural.

(Continuará)

Miguel Toledano

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Author: Miguel Toledano
Miguel Toledano Lanza es natural de Toledo. Recibió su primera Comunión en el Colegio Nuestra Señora de las Maravillas y la Confirmación en ICADE. De cosmovisión carlista, está casado y es padre de una hija. Es abogado y economista de profesión. Ha desempeñado distintas funciones en el mundo jurídico y empresarial. Ha publicado más de cien artículos en Marchando Religión. Es fiel asistente a la Misa tradicional desde marzo de 2000. Actualmente reside en Bruselas. Es miembro fundador de la Unión de Juristas Católicos de Bélgica.