Sobre la persona humana

El concepto de persona humana es esencial para la construcción de un orden social más justo y que esté en consonancia con los principios y valores cristianos, que son primordiales para lograr una mayor armonía social y conseguir el Bien absoluto que busca, o debería hacerlo, el ser humano que es la salvación eterna.

Si bien es cierto que la cobertura de las necesidades materiales es una función importante del ordenamiento socio-político, es necesario recalcar que la vida material es pasajera, siendo la eternidad el fin supremo.

Es por ello que en este artículo trataremos sobre la persona humana, concepto importantísimo para reflexionar sobre las ideas políticas y sociales de la Doctrina Católica.

Para comenzar diremos que existe una diferencia conceptual importante entre hombre y persona humana. Según el Diccionario de Filosofía, hombre” es un término más genérico o indeterminado, que linda con el “mundo zoológico” (decimos hombre de las cavernas pero sería ridículo decir persona de las cavernas); “persona” es un término más específico que tiene que ver con el “mundo civilizado” o, si se prefiere, con la constelación de los valores morales, éticos o jurídicos propios de este mundo.

Por ejemplo, en el imperio Romano el concepto de hombre permanecía al margen del concepto de persona y poseía implicancias sociales y jurídicas muy diferentes. En efecto, en toda la estructura jurídica que conformaban los principios fundamentales del derecho romano, los esclavos eran considerados como hombres pero no eran personas.

Una vez clarificada esta diferencia que , a veces, para el sentido común es similar, procederemos de manera sintética a reflexionar sobre el tema planteado en este artículo.

Desde un punto de vista filosófico la persona humana , es una sustancia singular- individual completa, de naturaleza racional. Asimismo,su propia naturaleza implica necesariamente totalidad, incomunicabilidad e incomunicación actual. Esto nos lleva a comprender que la persona humana está conformada por una profunda individualidad, sublimada ésta a un grado superior que le confiere dignidad y autonomía propia. Nada de esto poseen las criaturas inanimadas, ni los vivientes vegetales ni los animales irracionales. Es por ello que la mayor dignidad que tiene un ser humano es considerarlo una persona y no una cosa. La cosificación es un retroceso y un ataque directo a su propia dignidad.

Para completar lo expuesto hasta ahora, mencionaremos a la definición que da el filósofo Manlio Severino Boecio. La persona es una sustancia individual de naturaleza racional. Aquí se resaltan tres aspectos esenciales del ser humano: la sustancialidad, la individualidad y la naturaleza racional. De esta forma define a la persona como un ser que vive su mismidad (sustancia individual) para adentrarse en una alteridad (naturaleza racional).

  • La sustancialidad en sentido metafísico, la persona es un ser en sí, no es un accidente. Todo lo contrario, sirve de sujeto a los accidentes.
  • La individualidad, se excluye la universalidad, característica de la sustancia segunda de Aristóteles.
  • La racionalidad, que incluye conocimiento intelectual, libre elección, y dominio de sus propios actos.

Es importante mencionar que la persona, no es un » mero individuo», sino un individuo. Esto quiere decir que no es una noción abstracta sino una realidad concreta. De este modo, la persona tiene un valor absoluto que lo sitúa por sobre este universo material y biológico que le sirve como un medio para cubrir sus necesidades y la consecución de sus propios fines.

También hay que considerar que más allá de esta característica esencial de individualidad concreta, la persona no está sola en el mundo. Existen otras personas, existe un medio material donde vive y se desempeña, un momento histórico, una cultura, una sociedad. Resulta necesario que esa individualidad se abra al mundo y se conecte con su entorno para poder así desplegar su condición y desarrollarse.

Para Santo Tomás de Aquino se necesitan tres condiciones para que se constituya una persona . Naturaleza racional, subsistencia ( equivalente a sustancia) e incomunicabilidad. Ya hemos explicado los dos puntos anteriores, pero por incomunicabilidad nos referimos a que la perfección de la naturaleza propia de la persona radica es que es un un ser incomunicado, es decir, un ser terminado en sí mismo.

Por lo tanto y siguiendo a Santo Tomás, la persona no es un accidente, no es una sustancia incompleta ni tampoco es una sustancia absoluta como lo plantea el panteísmo. Cada persona está muy lejos de diluirse en la naturaleza, ni en los objetos y el resto de las criaturas que forman el mundo. Se diferencia de ellos, y tiene identidad propia.

Asimismo, nos menciona que la persona es materia y es espíritu a la vez, es una unidad. Santo Tomás aplica la teoría aristotélica del hilemorfismo, y así define a la persona humana como un compuesto de materia y forma; la materia es el cuerpo y la forma el alma. Vuelve así a un planteamiento unitario del hombre (no dualista como el de Platón y San Agustín). De esta manera, es una unidad de cuerpo y alma. Sin embargo, y a diferencia de Aristóteles, afirma que cuando el cuerpo muere y se descompone el alma subsiste, ya que es inmortal.

Además también el Aquinate dice que “persona significa lo más perfecto que hay en toda la naturaleza, o sea, el ser subsistente en la naturaleza racional” (Suma Teológica, Ia, q. 29, a. 3, in c), por lo que posee “gran dignidad” (ad. 2) que pide ser reconocida y valorada. Y esta dignidad proviene porque la persona es creación de Dios, a su imagen y semejanza.

La persona humana no es una simple criatura biológica,no es tampoco un ser aislados ni individualmente egoísta, sino que naturalmente es un ser social, ya que coexiste con otros hombres y se necesitan mutuamente para tener una vida más plena y humana. Y es esa sociabilidad natural que constituye la sociedad . Por lo tanto, la doctrina tomista excluye el individualismo exacerbado y el colectivismo

La sociedad está ordenada a la persona y es es la misma persona que se encuentra sometida a Dios. El respeto y dignidad de las personas no es simplemente un reflejo de una solidaridad humanista sino en el hecho de que todos los seres humanos son creaturas de Dios , e imágenes de El.

En resumen, según lo que acabamos de exponer, la persona humana, considerada como individuo, es una unidad indivisible, dotada de cuerpo y alma, cuya mente funciona de manera racional: tiene conciencia de sí mismo, capacidad para reflexionar sobre su propia existencia, sobre su pasado, su presente, y sobre aquello que proyecta en su futuro, así como para discernir entre aquello que en una escala de valores se le presenta como lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, o lo justo y lo injusto.

Ahora pasaremos a reflexionar sobre las concepciones de persona que difieren con lo que hemos expuesto hasta el momento.

1-Individualismo absoluto y autonomía de la libertad.

Uno de los principales errores concibe en absolutizar lo individual de la persona humana. El individualismo promueve básicamente que no hay nada ni nadie por sobre la persona individual. Es tal que se constituye como principio y fin de las cosas,siendo sus valores supremos la autonomía y autosuficiencia del individuo.

Esta postura es contraria a la condición natural de sociabilidad de todo hombre. Niega tal condición considerándola como enemiga de la propia persona humana. Es por ello que postula la búsqueda constante de autonomía con respecto a la heteronomía de lo social.

Las consecuencias necesarias de esto son, por un lado, la abolición del derecho divino y de cualquier clase de autoridad derivada de Dios; la relegación de la religión, desde la vida pública, al dominio privado de la conciencia individual de cada uno. Estamos ante la promoción de la autonomía absoluta del individuo con respecto a toda injerencia de Dios en su vida. Se privilegian los intereses personales como base moral y fundamento del comportamiento . Si existen principios o valores morales sociales son de carácter abstracto, siendo ellos resultado de la libre aceptación por parte de los individuos y su finalidad es establecer unos principios mínimos de regulación y coordinación de las acciones individuales.

Si bien es cierto que la perspectiva cristiana de persona humana que hemos mencionado en los párrafos anteriores, propone la individualidad, es también cierto que no se la caracteriza como un individualismo absoluto. Ya hemos dicho que la condición de ser humano social es parte de la naturaleza de la persona humana.

Para los autores del Contrato Social, existía hipotéticamente un estado de naturaleza en donde el hombre vivía aislado sin depender de nadie , sólo de sí mismo. Esa hipótesis del individuo aislado se constituyó como fundamento del orden socio-político. La voluntad libre, el interés egoísta son parte de la esencia de este individuo que rechaza todo autoridad externa, ya no se pregunta por su origen, sino que él mismo se cree parte de una divinidad absoluta , tal como lo planteó el filósofo Spinoza con su pensamiento panteísta. La persona humana forma parte de un yo o de una conciencia universal que abarca todo lo que existe.

2-Colectivismo .

Para hacer una reflexión sobre las consecuencias que tiene sobre la persona humana , haremos referencia a la Carta Encíclica Divini Redemptoris del Papa Pío XI referida al comunismo ateo.

«El comunismo, además, despoja al hombre de su libertad, principio normativo de su conducta moral, y suprime en la persona humana toda dignidad y todo freno moral eficaz contra el asalto de los estímulos ciegos. Al ser la persona humana, en el comunismo, una simple ruedecilla del engranaje total, niegan al individuo, para atribuirlos a la colectividad, todos los derechos naturales propios de la personalidad humana. En las relaciones sociales de los hombres afirman el principio de la absoluta igualdad, rechazando toda autoridad jerárquica establecida por Dios, incluso la de los padres; porque, según ellos, todo lo que los hombres llaman autoridad y subordinación deriva exclusivamente de la colectividad como de su primera y única fuente. Los individuos no tienen derecho alguno de propiedad sobre los bienes naturales y sobre los medios de producción, porque. siendo éstos fuente de otros bienes, su posesión conduciría al predominio de un hombre sobre otro. Por esto precisamente, por ser la fuente principal de toda esclavitud económica, debe ser destruida radicalmente, según los comunistas, toda especie de propiedad privada.» (Encíclica Divini Redemptoris)

Lo que se desprende del texto citado es que la ideología comunista despersonaliza al hombre. Lo somete como miembro de algo superior que es la clase social. Su individualidad, su particularidad es un producto de las relaciones sociales entre las clases que componen determinado modo de producción. Son las condiciones materiales las que crean y moldean a la persona humana, agrupado en clases sociales según el lugar que ocupa en la estructura económica. Es una visión netamente materialista y prácticamente la persona no existe por sí misma sino como miembro de un colectivo o clase social..

3-Conclusiones

Tal como lo expresamos en párrafos anteriores, la persona humana ,que es partícipe activo por medio de actos intencionales y voluntarios ,de valores universales y supratemporales , es en sí misma individual, tal como lo mencionó Boecio. Toda participación en el mundo es llevada a cabo por un yo concreto e individual por medio de actos conscientes que ponen de manifiesto su autonomía. Asimismo posee un valor absoluto que exige un máximo respeto sobre sí misma. No es un medio, una cosa, un miembro anónimo de una clase social,ni mucho menos un ente aislado y cerrado en sí mismo.

Es una substancia individual creada por un Ser superior. Pero conviene aclarar que al ser creatura, su propia voluntad no es la causa fundacional de los valores (trascendentes) que ordenan y guían la vida individual y colectiva. Por eso Santo Tomas nos decía que la persona humana es lo superior ,lo más sublime en la naturaleza. Es por ser una creación de Dios a su imagen y semejanza.

De esta forma, el respeto hacia el Otro no se basa en simples formas de solidaridad ni condicionantes del lazo social. Se basa en que todos somos hechos a imagen de Dios.

Los valores y los principios morales que son el horizonte de sentido de las personas, no son productos sociales, como mencionamos antes, sino que son anteriores a la persona, pero están en ella. Por medio de la razón, del desarrollo de una espiritualidad sana y verdadera es posible llegar a comprender tales principios. Está en el libre albedrío del cada uno en hacerlo.

Para terminar, exaltar la dignidad de la persona humana o del hombre como comúnmente se dice, no implica una exaltación de ningún antropocentrismo o materialismo absoluto, sino de considerada una relación profunda con Dios, sus mandatos y su Iglesia.

Leonardo Olivieri

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Author: Leonardo Olivieri
Tradicionalista Catolico, Licenciado en Ciencia Potitica por la Universidad de Buenos Aires, posgrados en ecomonia e integracion regional. Además músico.