1-Introducción.
Para la estructura del pensamiento filosófico de Louis de Bonald (1754-1840), el ser humano es un ser racional que lo diferencia del resto de las criaturas. Esa racionalidad está acompañada de una condición social natural. No es posible, al igual que lo planteó Aristóteles, la existencia de una estado anterior a lo social. Resulta imposible que el ser humano pueda ser tal viviendo de manera aislada.
Hasta aquí no difiere mucho de lo planteado por la filosofía greco – romana clásica y por el tradicionalismo político post revolucionario. Lo original de Bonald es la importancia que le da al lenguaje en la vida de los seres humanos.
Concretamente, la diferencia que imprime la estructura filosófica de Bonald es que se admite en el hombre la facultad de pensar, pero teniendo como principio fundamental de que «el hombre piensa su palabra antes de proferir sus ideas.» De esta forma, el autor afirma que la palabra es al pensamiento lo que el cuerpo es al alma.
Así es que si se analiza bien la condición particular del lenguaje, se desprende que no puede ser una facultad natural propia del hombre en sí mismo. Tampoco es un producto de la interacción de los hombres, ni una construcción social basada en el convencionalismo.El lenguaje, por lo tanto, no puede ser sino una gracia concedida por Dios al hombre.
Asimismo, escribe Bonald «que el hombre no podría haber inventado un sistema de signos sin la facultad de pensar, ni tampoco pensar sin disponer previamente de un sistema de signos o de palabras» . Siendo este sistema otorgado por Dios y se constituye como muy necesario para poder establecer y desarrollar las relaciones sociales, que como ya hemos mencionado, son parte de la propia naturaleza humana.
La estructura básica de su pensamiento filosófico se articula en tres ejes, Dios, movimiento y cuerpos. Todo estos tres ejes se manifiestan en la totalidad de la actividad humana y en las diversas esferas sociales. En el ámbito de la constitución familiar, en padre, madre e hijo; y su correlato en un ordenamiento social en gobierno ( autoridad máxima,), empleado ( burocracia,) y súbdito ( ciudadano).
Siguiendo a esta modalidad de pensamiento, encontramos que tanto las instituciones políticas- gobierno y el marco normativo, serían una consecuencia derivada de Dios como autoridad última y suprema; razón por la que la que puede decirse que la sociedad emana también de Dios, al igual que todo lo natural.
Podemos afirmar que su pensamiento se sitúa en una posición diametralmente opuesta al ideario de la revolución francesa y al pensamiento de la modernidad. Su posición es contrarrevolucionaria, entendida no sólo como un intento de conservación del orden anterior, sino la contrarrevolución entendida como una forma de vida, una cosmovisión, una filosofía que es completamente distinta a lo planteado por la revolución. Hay otra idea de hombre, de sociedad, de política y hasta de relacionarse con Dios.
Ya hemos mencionado en otros artículos sobre la importancia de la libertad negativa que promueve el pensamiento moderno. Para ello rechaza de manera contundente la naturaleza social del hombre y rompe las regulaciones provenientes de la ley natural y también de la ley divina.
De tal manera que frente a la tesis que postulaba que el ser humano no tiene una naturaleza social, sino que vivía en un estado de naturaleza de forma individual y libre, Bonald propone la tesis contraria. Se opone a la concepción liberal revolucionaria del mundo.
En párrafos anteriores hemos dicho que para Bonald el lenguaje no es un producto de las relaciones sociales, esto es, que no lo inventó el ser humano. A partir de esta concepción del lenguaje desarrolla sus ideas referidas a la conformación natural de la sociedad.
2-Concepto de Sociedad Natural.
La sociedad existe de manera objetiva y natural. A diferencia del contractualismo, para Bonald no es posible que los hombres se den a sí mismos un orden social como consecuencia de convencionalismos o acuerdos entre individuos.
En la introducción a su obra Teoría del Poder Político y Religioso, nos dice : «En todos los tiempos el hombre ha querido erigirse en legislador de la sociedad religiosa y de la sociedad política, y dar una constitución a la una y a la otra; ahora bien yo creo posible demostrar que el hombre no puede dar una constitución a la sociedad religiosa o política, como no puede dar peso a los cuerpos o extensión a la materia y que lejos de poder constituir la sociedad, el hombre,por su intervención, no impedir que la sociedad se constituya….. El hombre no existe sino para la sociedad y la sociedad no lo forma sino para ella, debe por lo tanto, el hombre emplear al servicio de la sociedad todo lo que ha recibido de la naturaleza y de la sociedad, todo lo que es y todo lo que tiene» ( Teoría del Poder Político y Religioso)
Si nos preguntamos sobre los fundamentos de una sociedad, haremos foco en las relaciones entre los seres humanos. Para Bonald estas relaciones son denominadas “leyes fundamentales” de las sociedades. De esta manera, la sociedad tiene su origen en la presencia objetiva de un conjunto semejanzas que poseen los seres que se asocian a través de ciertos modos de ser llamados relaciones”. Pero para este autor, tales relaciones poseen la característica distintiva de ser necesarias, no contingentes;esto es, que son así y que no pueden ser de otra manera.
Siguiendo a su obra Teoría del Poder Político y Religioso, Louis de Bonald nos expresa :
«Las sociedades naturales religiosas y físicas son, por consiguiente, reuniones de seres semejantes por las leyes o por las relaciones necesarias de voluntad común, de amor recíproco, que actúan por la fuerza teniendo como finalidad su mutua reproducción y conservación».
Tales relaciones sociales no surgen de un carácter voluntarista de los individuos, ya que no existe un estado de naturaleza pre-social. Asi es que la sociedad no es un sujeto colectivo artificial que nuclea a los individuos libres, no es es el resultado de ningún convencionalismo o pacto social entre individuos aislados que voluntariamente decidieron vivir en comunidad.
Concretamente, para Louis de Bonald las relaciones son necesarias, no contingentes, debido a que son consecuencias derivadas de la misma naturaleza de todos los seres humanos que forman parte de una sociedad. Siguiendo lo que ya mencionamos, a ese conjunto de relaciones se denominan leyes y a la exteriorización de esas leyes, se la llama voluntad general.
Por lo tanto, a diferencia de lo planteado por el modelo contractualista y en particular con respecto a Rousseau, la voluntad general es la manifestación explícita de la constitución natural de la sociedad, dado que las relaciones son necesarias entre los seres sociales en orden a su conservación y reproducción.
Por otra parte, Bonald llama verdades generales a los principios morales que forman la base sobre la cual se construye el orden social. Esas verdades generales se diferencian de las particulares o temporales.
Tales principios generales son atemporales y objetivos por su naturaleza. Aquí no caben dudas existenciales o metodológicas, ya que lo general es como es. Ello implica que son verduras en sí mismas y están a un nivel superior de todo convencionalismo temporal.
Es por medio de la existencia de esa verdad general que la sociedad se mantiene unida e integrada. Siendo su origen exterior al hombre, no cabe dudas que son creaciones de un ser superior, de Dios. La manifestación concreta se efectúa en el mismo lenguaje o si se quiere, en el universo simbólico que forma parte inherente del ser humano.
La sociedad por medio del lenguaje le otorga al hombre las verdades generales y principios morales que le marcan el horizonte del sentido de su vida privada y social. Asimismo, el individuo por medio de los sentidos capta las verdades particulares que Bonald las denominó físicas o individuales. Las verdades generales o morales son creídas, en cambio las verdades particulares son vistas.
Pero lo importante del pensamiento de Bonald es que, de esta forma, la sociabilidad natural está ligada a la existencia de principios morales universales que, en forma conjunta, permiten las relaciones sociales entre los individuos.
3-Poder político, fundamento religioso y distinciones sociales.
Dentro de la estructura filosófica de Louis de Bonald, existe una relación estrecha entre la religión y el orden socio-político.
Se puede afirmar que Dios es el principio o causa eficiente de todo lo que existe. El es el creador del hombre y su conformación natural. El ser humano, como creación de Dios, es una sustancia individual pero con naturaleza social. De ahí que también sea Dios el creador del orden social. Según Bonald, en un principio existía solamente Dios, sin embargo, el individuo nunca ha existido por sí mismo sino que es creación divina. Por lo tanto, el concepto de sociedad emana de Dios y solamente su sumisión a la voluntad divina ( la Ley de Dios), puede garantizar al ser humano una vida social ordenada con independencia y libertad.
Lo mismo vale para el poder político. Como dijimos, el hombre es un ser social, convive y coexiste con otros individuos, y necesita una cabeza que dirija y gestione al entramado social. Pero si la sociedad es una creación de Dios, también lo es el poder.
Existe un fundamento meta-político del poder que son los principios y valores que emanan de la religión católica. Ningún gobierno puede contradecir la Verdad revelada ni las normas morales generales que se desprenden de la Doctrina. La política y el poder mismo tienen un freno que los sujeta por fuera y al mismo tiempo, les otorga legitimidad y sentido.
Por último, la estructura social está conformada por un conjunto de relaciones sociales en donde dentro cada cual tiene el lugar que le corresponde. A todo el mundo le es encomendado un determinado rol y una función social .
La diferencia es lo que define a las relaciones sociales, no hay un concepto de igualdad genética sino que se parte de una diferenciación entre los estamentos que conforman la sociedad natural.
Sin embargo, esta diferenciación es funcional y se articula armónicamente en relación a la finalidad última de la sociedad. Es como un cuerpo en donde cada elemento es diferente pero tiene una misión, una función que cumplir y se articula en una totalidad superior que le da sentido a cada parte.
No es una postura colectivista donde se anula lo individual, tampoco es una perspectiva atomista. Es una posición orgánica funcionalista del orden social, si se quiere emplear en términos más actuales.
4-Conclusiones.
El pensamiento contrarrevolucionario incluye a intelectuales de la talla de Joseph de
Maistre, Louis de Bonald, Edmund Burke, Vázquez de Mella, Donoso Cortés y otros.
Desde esta óptica, la revolución subvierte el orden natural de la sociedad. Divide, fragmenta, y hace del conflicto un elemento constitutivo de la sociedad. Pero también, implica una forma de vida y una cosmovisión que propone una modalidad de pensamiento abstracto, un racionalismo vacío que se justifica a sí mismo.
Para Bonald la revolución no es algo nuevo. Siempre el hombre quiso erigirse como máximo legislador tanto de su existencia como del mundo que lo rodea. Este conflicto se manifiesta siempre como la lucha del hombre y sus pasiones contra una manera natural y racional de su existencia. Esto constituye el esfuerzo constante del hombre para sustraerse de las condiciones de la naturaleza y la Voluntad de Dios, para ser él mismo su legislador. Para este autor la Revolución Francesa es la expresión de esa lucha entre el hombre contra su naturaleza.
Existe,por lo tanto, una dinámica o si se quiere un juego dialéctico,entre la pretensión del hombre de imponer sus pasiones, sus perspectivas individualistas, su razón individual en contra de una razón general y natural que es constitutiva de la sociedad.
Un elemento interesante en el análisis de este autor sobre las revolución es que destacó la relevancia significativa que tuvo el protestantismo como el inicio de un proceso revolucionario. Se dividió al cristianismo y se fomenta el subjetivismo religioso en base a
la idea individualista propia del liberalismo. La prevención del protestantismo hace que éste sea considerado como el primer enemigo revolucionario de la sana Doctrina. Sin la existencia de la subversión protestante no habrían existido las bases para el despliegue revolucionario del liberalismo y el subjetivismo religioso.
Resumiendo:
- El ser humano es una creación de Dios a quien le otorgó la facultad del lenguaje para poder relacionarse entre sí.
- El hombre no inventó el lenguaje. Ya que no pudo encontrar la expresión de su pensamiento, porque para ello era necesario contar, como condición anterior, el pensamiento de esa expresión. El hombre piensa su palabra antes de hablar su pensamiento.
- Hay una naturaleza objetiva de la sociabilidad del ser humano. Gracias a ella puede sobrevivir
- La voluntad general es una manifestación de esas relaciones sociales naturales, no es el resultado de ningún pacto o acuerdo entre individuos.
El pensamiento de Louis de Bonald nos propone una crítica a la modernidad y nos identifica tempranamente sus efectos negativos para un orden social cristiano . El hombre se introduce a un desarraigo de sí mismo aunque él crea que es libre. Según este autor, hay una imposibilidad de una vida individual y social orientada, transformándose en un modo de existencia en donde las bases son el sinsentido y la pérdida de un horizonte trascendente. Sin Dios no es posible una vida virtuosa y que se perfecciona a medida que se convierte y acepta a la Verdad como fundamento y guía.
Leonardo Olivieri
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