La Divina Comedia un Poema de 700 años acerca de un viaje a través del más allá-MarchandoReligion.es

La Divina Comedia: un Poema de 700 años acerca de un viaje a través del más allá

En la Divina Comedia hay algunas cosas que Dante descubrió en su viaje y que pueden ayudarnos si nosotros también nos sentimos perdidos en un oscuro y temible bosque

La Divina Comedia: un Poema de 700 años acerca del viaje a través del más allá aún ofrece guía espiritual hoy, un artículo de Peter Kwasniewski para LifeSiteNews

Traducido por Beatrice Atherton para MR

El año 2020 marcó el 700 aniversario de la finalización del más grande de los poemas cristianos jamás escrito: la Divina Comedia de Dante.

No tenemos una fecha exacta en el calendario – “dejó su pluma el 11 de marzo” – pero sabemos que el poeta florentino finalizó su obra en el año 1320. El título dado a la obra por su autor era simplemente Commedia, lo de Divina fue agregado en el siglo 16.

El sentido de “comedia” no es el del inglés moderno, algo que entretiene a las personas o hace que ellas rían a carcajadas (aunque hay momentos leyendo a Dante que sacan sonrisas o hacen que uno se quede sin aliento). Es una comedia según el sentido antiguo que vemos en las comedias de Shakespeare, en la cual los personajes sufren pruebas, contratiempos y angustias antes de verse envueltos en un final feliz que nunca podrían haber imaginado para sí mismos. Los personajes reciben su justo merecido y una copiosa misericordia.

La Commedia comienza con una famosa descripción:

“En medio del camino de nuestra vida

me encontré en una selva oscura,

porque había perdido la buena senda.”

Inferno, Canto 1, versos 1-3. Para este artículo en español estamos usando la edición castellana de la B.A.C de 1956.

Probablemente no hay ningún adulto que no se haya sentido de esta manera, perdido en un oscuro bosque en algún momento de su vida. Este “oscuro bosque” es lo suficientemente amplio como para recordarnos tantos aspectos diferentes de la vida. Nos acosan varias pruebas y confusiones, ya sea en forma personal o cuando miramos el estado del mundo o de la Iglesia. Nótese también que Dante usa tanto el singular como el plural, “nuestra vida” y “me encontré.” Es consciente que tenemos este viaje en común.

Dante continúa describiendo la calidad de pesadilla del bosque en el que se encontraba perdido:

“Y ¡qué penoso, es decir

 cómo era aquella selva tupida, áspera y salvaje,

cuyo recuerdo renueva el pavor!

Pavor tan amaro, que dista poco del de la muerte”

Inferno 1, versos 4-7,

Afortunadamente, llega a él el auxilio, en más de una forma, y así realiza su viaje a través del infierno y del purgatorio hasta llegar al cielo. He aquí algunas de las cosas que descubrió en su viaje, que pueden ayudarnos si nosotros también nos sentimos en un oscuro y temible bosque.

La historia que permanece más vívida en la mente de mi esposa cuando ella leyó por primera vez la Commedia en la universidad fue la de Buonconte de Montefeltro ( Ver Jason Baxter,  A Beginner’s Guide to Dante’s Divine Comedy (Grand Rapids: Baker Academic, 2018), quien fue salvado de la condenación eterna en el último minuto. Él había sido un católico que había aplazado el arrepentimiento y en una batalla fue apuñalado en la garganta. ¿Qué lo salvó? María.

“(…) llegué yo, herido en la garganta, huyendo a pie

Y ensangrentando la llanura.

Allí perdí la vista,

Pronuncié como última palabra

El nombre de María.”

Purgatorio 5, versos 97–101,

Leyendo esta historia como no católica en su momento, la encontró increíble (en el sentido literal), ya sea por el poder que se le atribuye a Santa María, como también al hecho de que un simple acto de arrepentimiento puede ser tan eficaz. El demonio, dice Dante, está incrédulo también ante esta demostración de misericordia:

“Te diré la verdad y tú la repetirás entre los vivos:

El ángel de Dios me acogió y el del infierno gritaba:

“¡Oh tú, el del cielo! ¿Por qué me privas de é?

Te llevas lo eterno suyo por una lagrimita que me lo arrebata…”

Purgatorio 5, versos 103–107

“Tú la repetirás entre los vivos.” ¿Quizás necesitemos decírnoslo a nosotros mismos primero? Como nos la recuerda la oración del Memorare: que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a María implorando auxilio, haya sido desamparado. Hasta en el último momento. Tal es el poder de María, tal es el poder de la misericordia. “” Una lagrimita” encuentra un océano de misericordia en respuesta.” (Baxter, Beginner’s Guide, 91.)

La segunda persona en destacar es la noble señora sienesa de nombre Sapia. Ella está en la terraza del purgatorio por la envidia, donde todos tienen sus ojos cosidos.

“Quise la paz con Dios

Al fin de mi vida,

Y aún no estaría aquí pagando mi deuda

Por medio de la penitencia si no fuese porque

Me tuvo presente Pedro Pettinagno

En sus santas oraciones,

Que de mí se apiadó por caridad.”

Purgatorio 13, versos 124-129

Pedro, el vendedor de peinetas, que habría sido el equivalente social a un “vendedor callejero emigrante,” (Baxter, Beginner’s Guide, 93. Es interesante observar también que este Pedro, un don nadie, se convirtió en un eremita franciscano y fue venerado en Siena como un santo. Ver Hollander, Purgatorio, 290.) ¡rezó por esta rica y arrogante noble mujer! Y sus oraciones la llevaron por un gran camino a la montaña del purgatorio, reduciendo significativamente su tiempo de purificación. Aquí vemos la unidad del Cuerpo Místico en acción, en particular, la conexión entre la Iglesia Militante y la Iglesia Purgante.

Sin embargo, este no es el único ejemplo de esa unidad y del poder que tienen los fieles para hacer que todo el Cuerpo Místico crezca en caridad. En el Paraíso, Dante encuentra algunas almas en el segundo cielo que, brillando con gloria, lo ven y se dicen uno al otro con gran entusiasmo:

“He aquí lo que acrecentará nuestros amores.”

Dante, Paradiso 5, verso 105

Ayudándonos unos a otros nuestro amor por los demás y por Dios se acrecienta.

¿Qué tan a menudo consideramos esto? ¿Alguna vez lo consideramos? ¡Cuánto transformaría nuestro día a día si lo recordáramos! Nuestros pequeños sacrificios y los grandes; nuestros actos de amor; nuestros “ofrecimientos” de problemas o tareas realmente hacen una diferencia al mundo, a la Iglesia. No tenemos que estar, como Dante, en un viaje a través del cielo. Esto se aplica a nosotros también porque estamos, y esperamos que así sea, en un viaje al cielo. Los “nadie” y los “nada” pueden hacer también una diferencia.

En el Paraíso, la historia de Piccarda, la religiosa en el cielo de la luna que se cita a menudo, o más bien, a su famoso verso, el cual podría ser el más citado del poema. Piccarda está respondiendo a la pregunta de Dante acerca de porqué aquellos en los cielos más bajos no envidian a las almas que tienen una mayor gloria en los niveles más altos del cielo. Ella dice:

“Su voluntad es nuestra paz.”

Paradiso 3, verso 85, p. 69.

Esta es una verdad profundamente consoladora. Alcanzar esta paz requiere humildad, un debido desprendimiento y confianza.

Mi esposa compartió conmigo una conversación que tuvo una tarde con un monje benedictino de Nurcia, que desde entonces ella conserva. Ella le preguntó cómo se mantenía tan tranquilo entre todo el ajetreo y las molestias de atender a los huéspedes y a los turistas en su tienda. Él le dijo: “Paz…es la voluntad de Dios ahora mismo.”

¿Cómo podríamos relacionar estas tres enseñanzas de Dante a la situación presente?

Primero, ir a María, siempre ir a María.

Segundo, orar por los muertos y por los agonizantes. Una simple oración puede marcar la diferencia a alguien, y no lo sabrás hasta (con el favor de Dios) llegues al cielo y conozcas a tu hermano o hermana que estuvo y estará en deuda con contigo por siempre, así como tú estarás en deuda con otros tantos.

Tercero, confiar en la voluntad de Dios. A Él no le sorprende lo que está ocurriendo. Él lo sabe. Él lo quiere o lo permite porque, para aquellos que le aman, resultará para su bien. Como solía decir San Pío de Pietrelcina: “No temas a Dios porque Él no quiere hacerte ningún mal. Ámalo mucho, porque El quiere hacerte mucho bien.”

Peter Kwasniewski

Nota sobre la imagen: Virgilio conduce al autor junto a un grupo de deshinchadas almas que contemplan sus miembros y sus cabezas perdidas. Un grabado de Gustave Dore, Ilustrando el Canto XXIX del Infierno de Dante, escrito cerca de 1310.

*Nota de edición: La fotografía pertenece al artículo original publicado por LifeSiteNews. MarchandoReligion declina toda responsabilidad

Puedes leer este artículo en su sitio original en inglés aquí: https://www.lifesitenews.com/blogs/700-year-old-christian-poem-describing-mans-journey-through-hell-heaven-has-lots-to-teach-us-today/

No te vayas sin antes leer esta sugerencia de lectura


*Se prohíbe la reproducción de todo contenido de esta revista, salvo que se cite la fuente de procedencia y se nos enlace.

 NO SE MARCHE SIN RECORRER NUESTRA WEB

Marchandoreligión  no se hace responsable ni puede ser hecha responsable de:

  • Los contenidos de cualquier tipo de sus articulistas y colaboradores y de sus posibles efectos o consecuencias. Su publicación en esta revista no supone que www.marchandoreligion.es se identifique necesariamente con tales contenidos.
  • La responsabilidad del contenido de los artículos, colaboraciones, textos y escritos publicados en esta web es exclusivamente de su respectivo autor
Profesor Peter Kwasniewski: (Chicago, 1971) Teólogo y filósofo católico, compositor de música sacra, escritor, bloguero, editor y conferencista. Escribe regularmente para New LiturgicalMovement, OnePeterFive, LifeSiteNews, yRorateCaeli. Desde el año 2018 dejó el Wyoming CatholicCollegeen Lander, Wyoming, donde hacía clases y ocupaba un cargo directivo para seguir su carrera como autor freelance, orador, compositor y editor, y dedicar su vida a la defensa y articulación de la Tradición Católica en todas sus dimensiones. En su página personal podrán encontrar parte de su obra escrita y musical: https://www.peterkwasniewski.com/