Continuamos con las segunda parte referida al matrimonio y los consejos que deben tener en cuenta con relación al Evangelio. Les invitamos a leer también la primera parte de este artículo
El matrimonio y los consejos evangélicos (II). Por Raoul Plus, S.J
Preparación de los textos para Marchando Religión por Augusto Pozuelos
Este tema tiene un significado demasiado grande para una sola meditación.
Antes de la Caída había una triple armonía en el hombre:
· Armonía entre Dios y el alma: Adán y Eva conversaban familiarmente con el Altísimo, que caminaba con ellos al atardecer en el Paraíso; a menudo dejaba sus huellas en el arena del Jardín.
· Armonía dentro del hombre mismo entre su cuerpo y alma: Los sentidos estaban activos pero estaban sumisos a la razón y la voluntad; la concupiscencia existía pero era sólo concupiscencia no mala concupiscencia; los poderes del deseo no eran excesivos.
· Armonía en todo el hombre, entre él y la naturaleza: Los animales le estaban sujetos y no le eran hostiles. La naturaleza inanimada no negó sus secretos a su trabajo, que no era más que una extensión gozosa de su actividad y no como se ha convertido en parte, al menos, en un trabajo fatigoso. “Comerás tu pan con el sudor de tu frente”.
Luego vino la Caída. Inmediatamente este hermoso equilibrio fue destruido. El hombre se rebeló contra Dios.
El resultado: Los sentidos del hombre se levantaron contra la recta razón y la voluntad iluminada por la fe; la naturaleza y todo lo relacionado con el hombre se volvió hostil. Habría bestias salvajes y criaturas venenosas entre los animales; la tierra resistiría su trabajo y el trabajo de las generaciones venideras, revelando sus tesoros sólo con parsimonia desalentadora y, a costa de un trabajo y un sudor temibles.
Lo que debe ser más provechoso para mi meditación es la consideración de la rebelión en el hombre mismo, sus poderes inferiores contra sus poderes superiores. A partir de entonces el hombre tendría que luchar contra la triple y fatal inclinación que le había nacido:
· Una inclinación a tomar posesión exagerada de los bienes de la tierra, fruto de la concupiscencia de los ojos:
El hombre correrá tras todo lo que reluce. ¡Cuántos crímenes se han cometido por un amor descontrolado al dinero!
· Inclinación a buscar excesivas satisfacciones carnales contrarias a la verdadera disciplina de los sentidos y a los mandamientos de Dios. ¡Qué crímenes no han producido las locuras de la lujuria!
· Inclinación al orgullo: El hombre, orgulloso de su libertad, pero no suficientemente preocupado por mantenerla en dependencia de la razón y de la Voluntad Divina, corre el riesgo de olvidar la majestad y soberanía de Dios y el deber primordial de la obediencia al Maestro de todo.
¿Cómo se puede luchar eficazmente contra esta triple y peligrosa inclinación?
Hacer violencia a uno mismo, declaran escritores espirituales con buen sentido común.
El primero y principal de ellos en sugerir esta técnica es San Ignacio de Loyola. Elegir la contrapartida: Pobreza, castidad, obediencia. Los religiosos y religiosas lo convierten en materia de voto. Sus vidas sirven como un ejemplo inspirador para atraer a aquellos cuyo menor coraje o vocación menos exigente se han mantenido en el estilo de vida común.
Tendré en alta estima la vida religiosa. Aunque mi vocación sea diferente, aprenderé a vivir con un espíritu sabio de desprendimiento de las cosas creadas, de castidad según mi estado y de obediencia al Espíritu Santo.
Raoul Plus, S.J. (1882-1958) escribió más de cuarenta libros para ayudar a los cristianos a comprender el amor de Dios por el alma. Sus obras enfatizan el papel vital de la oración en la vida espiritual y muestran cómo se pueden vivir las verdades de la fe.
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