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El camino del peregrino

Tengo totalmente agotadas las piernas a la hora de la siesta. Agotamiento, cansancio que se va desparramando como un virus por todo el cuerpo y, lo peor, llega a embotar el pensamiento.

El camino del peregrino. Un artículo del Alberto Mensi

¿Para qué estoy haciendo este peregrinar? ¿Para qué me sirve? ¿Qué sentido tiene este esfuerzo, cansancio, en momentos de un fin de semana largo que podría estar descansando en mi cama en mi casa, cómodo, tranquilo, sin preocupaciones?

Camino como un autómata, sigo para adelante porque todos van hacia adelante pero mascando un sentimiento de frustración.

Sin embargo veo las caras felices de mis compañeros, algunos con algún gesto de dolor cada tanto, pero felices, hablan, rezan, cantan, dan vivas.

Veo a mis amigos en una realidad, para mí en esos momentos, tan distante. Y entonces recuerdo las palabras de Santa Teresa: “nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda”

Y si nada me debe turbar o espantar, este caminar, este cansancio tampoco deberían turbarme o espantarme. Este dolor, este cansancio también van a pasar. Quizás estoy planteando las cosas al revés y esa turbación no debe venir de Dios, por lo tanto debería cambiar la perspectiva desde la cual estoy mirando las cosas.

Una brisa fresca que suavemente comienza a soplar no solamente refresca la cara, los brazos, comienza a refrescarme el corazón.

Qué cosas tiene este camino del peregrinar

Como el camino de la vida.

Cada paso que damos nos acerca a la meta… y nos aleja del origen.

Todas las veces caminamos y caminamos, para avanzar, para llegar, tenemos allí puesta toda nuestra fuerza. Pero cuando nos detenemos ni recordamos el camino recorrido, los pasos que dimos, nos queda como un vacío en la memoria.

Como en la vida.

Y el tiempo se disuelve como la arena entre nuestros dedos.

Sabia sentencia de los antiguos: dejar el pasado en la misericordia de Dios, el futuro en la Providencia de Dios, ocuparnos del presente con la gracia de Dios.

Valorar cada paso.

Disfrutarlo agradecidos.

Pisar fuerte cada paso.

Volver al equilibrio.

Ni el optimismo volátil de todo tiempo futuro será mejor.

Ni el pesimismo enfermizo de todo tiempo pasado fue mejor.

Vivir claramente este momento con la suave y dulce convicción del inocente, sabiendo que venimos de las manos de Dios y caminamos hacia Sus manos.

Es cierto que debemos tener clara noción de la Historia de cada uno de nosotros, de nuestra familia, de nuestra Patria. Pero eso es algo que ya pasó, que nos debe iluminar el futuro, pero ya pasó.

El tradicionalista pone su corazón y su inteligencia en Cristo Rey, no en lo que pasó, eso lo hacen los conservadores o los reaccionarios que al fin y al cabo sólo reaccionan frente al desorden moderno, pero no basta. De tanto reaccionar caemos en el juego del enemigo infernal.

Y el futuro lo debemos leer en clave de Apocalipsis, es decir de Esperanza, no de humano optimismo que nos puede llevar a buscar el éxito y así descarrilar.

No somos un accidente en el camino.

No somos un número.

No somos uno más en la masa anónima.

Somos una única imagen de Dios, cada una irrepetible, amada por Dios con un amor personalísimo como si nada del resto del mundo existiese.

Y cada paso que doy en este peregrinar debería recordarme esta realidad para poder vivenciarla, atesorarla, gozarla.

Realmente es muy cierto lo de Santa Teresa: “todo se pasa, Dios no se muda”.

Puedo comenzar a comprender a los mártires en sus tormentos, en el momento en que van a ser ejecutados, todo se pasa, Dios no se muda. Por terribles que sean esos dolores, ese sufrimiento, se pasa. Por grandes que sean las promesas, pasan. Pasa, todo pasa, pero Dios no se muda.

Pasa el camino, pasa el cansancio, pasan los días, pero Dios siempre está allí invitándote a avanzar, acompañándote, esperándote.

Por ello la certeza del lema cartujo: CRUX STAT DUM VOLBITUR ORBIS. La Cruz está, mientras el mundo da vueltas.

¡¡MARÍA SANTÍSIMA, REINA Y SEÑORA DE LA HISTORIA, RUEGA POR NOSOTROS, DEFIÉNDENOS DE NUESTRAS TIBIEZAS Y CONDUCENOS A TU HIJO!!

Alberto Mensi

Pueden leer los artículos anteriores en nuestra sección: LA TRADICIÓN

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Author: Alberto Mensi
Alberto Antonio Mensi (13 julio 1955) Egresado del Liceo Militar Gral. San Martín Profesor de Filosofía Profesor de Ciencias Sagradas Diplomado Universitario en Pensamiento Tomista (Universidad FASTA) Recibió el espaldarazo caballeresco como Caballero de María Reina el 15 de agosto de 1975 Maestro Scout y Formador Scout Católico Casado con María Pía Sernani Padre de cuatro hijos Abuelo de cinco nietos (por ahora)