Más que nunca en este tiempo penitencial de Cuaresma necesitamos traer la luz resplandeciente de la realidad, el foco de la verdad para que alumbre nuestra vida interior
Si se te han pasado los días posponiendo hacer algo por Dios, Cuaresma es un buen momento para comenzar, un artículo de Peter Kwasniewski para LifeSiteNews
El famoso obispo inglés del siglo diecinueve William Bernard Ullathorne dice: “Es propio del hombre que está en búsqueda de su bien supremo, acercarse tanto a las cosas divinas como lo permita su condición de vida.”
El propósito de Cuaresma es doble: primero, hacer penitencia por nuestros propios pecados mientras nos preparamos para celebrar la fiesta de las fiestas, Pascua; segundo, y más profunda y duraderamente, re-establecer una relación de intimidad con Dios que en otras ocasiones tendemos a dejar de lado. Si la Iglesia nunca nos llamara a tomar nuestras obligaciones espirituales más seriamente durante una época específica cada año, todos, a excepción de los más raros, se alejarían más y más con el paso del tiempo. Y de hecho, no se puede negar que la remoción del periodo de pre-Cuaresma (Septuagésima), para prepararnos para el combate espiritual, la casi completa abolición del ayuno durante Cuaresma, y la abstinencia durante el resto del año, han producido una situación en la cual incluso la Cuaresma en sí, tristemente, no parece hacer mucho por nosotros.
Sí, sería más fácil aún si la Iglesia nos hiciera obligatorio hacer severa penitencia durante Cuaresma.
Pero no deberíamos y debemos escondernos detrás de malas decisiones políticas de otros cuando nosotros mismos somos libres de tomar medidas que sabemos nos ayudarán a reenfocarnos y volver a comprometernos. En mi juicio particular, Dios no me preguntará porqué las otras personas fallaron al hacer lo que podrían haber hecho, sino más bien, porqué yo fallé al hacer lo que podría haber hecho. (Por la misma razón, Él será misericordioso con las ovejas que han sido engañadas por las plausibles mentiras de sus pastores, pero es materia para otro momento)
Necesitamos traer la luz resplandeciente de la realidad, el foco de la verdad para que alumbre nuestra vida interior. Somos muy buenos para engañarnos a nosotros mismos, y se requiere un considerable coraje y resolución para superar el engaño, y darse cuenta de lo que somos (o que no somos) y de lo que estamos haciendo (o no haciendo)
Tú y yo somos cristianos cuando, y solo cuando, estamos ya sea en comunión con nuestro Señor en la oración o cuando estamos haciendo el tipo de trabajo que, con el tiempo, fomentará y profundizará esa comunión. Eso es lo que significa “amar a Dios sobre todas las cosas” y “buscar primero el reino de Dios”. Nuestra meta debiera ser, como dicen los benedictinos, “orar y trabajar”, no poniendo una contra la otra, sino viéndolas como una unidad fundamental, una edificación del reino dentro y fuera de nosotros. Somos constructores. Se supone que debemos construir una catedral dentro del alma y convertirla en un hogar tan hermoso como sea posible para la divina Presencia. Se supone también que debemos ayudar a hacer de este mundo, o más bien de las personas de este mundo, una catedral para la misma divina Presencia.
¿Nos damos cuenta de que sin Dios no somos nada?
Ni siquiera existiríamos si Él no nos hiciera ser en cada momento. Tal como Jesús dijo: “Sin mí nada podéis hacer.” La cuaresma es una oportunidad para tomar esta verdad en serio y dejarla moldear nuestra vida diaria, nuestra agenda diaria.
El mayor de los dones que Dios nos ha dado, o nos dará, por siempre en este mundo es la Santísima Eucaristía. Él mismo para nosotros en todas y cada vez que el Santo Sacrificio de la Misa es ofrecido. Si bien existen situaciones en las que nuestra asistencia a Misa no es posible o no es factible, y esto es causa de gran sufrimiento para muchas almas devotas, existen también situaciones en las que la asistencia si es posible para nosotros, y el problema es que no organizamos bien nuestro tiempo; o tenemos prioridades mezcladas; o nos rehusamos a adquirir la disciplina necesaria para hacer que ocurra más consistentemente.
Como un hombre sabio una vez dijo, “nadie ha pasado hambre porque no exista tiempo suficiente para comer.” Tenemos tiempo para las cosas que nos importan, como comer, dormir, redes sociales y recreación. Sin lo que no podemos vivir, encontramos tiempo. Quizás hay cosas que nosotros creemos que no podemos vivir sin ellas, de hecho, que nos impiden vivir plenamente la vida humana y divina para la cual fuimos creados.
Si yo fuera un no-creyente y escuchara que los católicos creen que cada día Dios literalmente se da a Sí mismo a aquellos que van a Misa, tendría que asumir que cada católico en el mundo acude cada día. Quiero decir, ¿Quién no lo haría si supiera que Dios entraría en él personalmente y compartiría Su divina vida con él?
Acudiríamos en masa a recoger el dinero si supiéramos que una persona rica, un poco tonta y extravagantemente generosa estuviera parada en la esquina de una calle principal cada día a mediodía repartiendo billetes de US$100. Sin embargo, ¿qué son US$100, o hasta US$100 millones comparados con la gracia santificante, comparados con el don de la vida eterna, comparados con el mismo Jesús? Pero los cristianos pueden dejar pasar a Jesús más fácilmente que lo que dejarían pasar un billete de US$100. Debiera ser motivo de vergüenza e impulsarnos a preguntarnos si ya nos hemos graduado de la escuela del materialismo en la que nosotros, como seres humanos caídos, fuimos enrolados contra nuestra voluntad y nos hemos trasladados a las filas corporativas de cristianos creyentes.
Como la admití hace un momento atrás, la Misa diaria no siempre es posible, especialmente si uno está buscando una liturgia verdaderamente reverente en la que el Señor es adorado con propiedad y recibido por los fieles en la lengua y arrodillados como es lo más apropiado. En este caso, necesitamos preguntarnos a nosotros mismos las mismas preguntas acerca de otras prácticas elogiadas por los santos, a través de las cuales podemos unirnos a nuestro Eterno Sumo Sacerdote. ¿Qué hay de rezar alguna parte del Oficio Divino, la otra liturgia pública de la Iglesia? ¿O rezar devotamente en casa las oraciones del misal? ¿Qué hay de volver a comprometerse con el rezo diario del Rosario si se le ha dejado? ¿O de la lectura rezada de la Sagrada Escritura (lectio divina)? ¿O del ayuno diario, o, por último, el saltarse una comida?
Los sabios directores espirituales desaconsejan hacer muchas cosas o muchas a la vez, pero deberíamos hacer algo a diario, comprometiéndonos a hacerlo con calma y retomándolo con determinación si sucede que lo olvidamos o fallamos. El demonio trata de desalentarnos a hacer oración y penitencia (“todo esto es una pérdida de tiempo y esfuerzo, de todas formas ¿de qué sirve?, etc) y luego, si logramos retomarla, él espera a que nosotros tropecemos o fallemos (¡Ah! ¡Viste lo bueno que eran tus propósitos! Será mejor que te rindas si no puedes hacerlo por cuarenta días seguidos,” etc.). En la batalla espiritual nada es más importante que la calma y la perseverancia.
La Cuaresma impulsa a cada uno a preguntarse: ¿qué es lo importante en mi vida? ¿qué es lo que le da sentido? ¿Qué es lo primero? Quizás no estamos seguros, o decimos una cosa y hacemos otra, o titubeamos con inconsistencia. Dios comprende nuestra confusión. Somos criaturas enfermas, caídas, ignorantes y dañadas. Nuestra Santa Madre la Iglesia nos está urgiendo a arriesgarnos a colocar a Dios primero, a darle más espacio. Él se hará cargo de nuestras vidas si lo dejamos y esta es la mejor cosa que alguna vez puede pasar, porque Él posee la bondad, la sabiduría y el poder para estar a cargo y no estropeará las cosas como lo hacemos nosotros cuando nos dejan solos.
Nota de LifeSiteNews y de Marchando Religión: El Dr. Kwasniewski se está tomando un breve descanso de escribir material nuevo para LifeSiteNews mientras finaliza varios libros que ha comprometido a entregar a las editoriales. Le deseamos a él lo mejor en esta labor y esperamos que las publicaciones de su blog se reanuden en la temporada de Pascua.
Nosotros como Marchando Religión le deseamos también lo mejor en este trabajo. Que el Espíritu Santo lo ilumine y nos siga entregando tan buenas obras para estos tan oscuros tiempos. Nosotros seguiremos traduciendo sus artículos pasados que no han sido traducidos aún, especialmente los relativos a Cuaresma.
Peter Kwasniewski
*Nota de edición: La fotografía pertenece al artículo original publicado por LifeSiteNews. MarchandoReligion declina toda responsabilidad
Puedes leer este artículo en su sitio original en inglés aquí: https://marchandoreligion.es/2020/03/la-lectio-divina-durante-cuaresma/
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