Católicos por el cambio-MR

Católicos por el cambio

El otro día hablando con un amigo católico me comentaba que no tenía pensado votar, que consideraba la situación en España tan pésima que él, simplemente, había decidido abstraerse de todo. Yo misma, durante bastantes años, reconozco que no he votado, dejándome llevar por la apatía y la desidia de saber que no hay ningún partido político, o yo no lo conozco, que sea católico. No obstante y dada la situación, que no puede ser peor, creo que debemos intentar buscar opciones católicas que por lo menos contribuyan a que no se pisotee nuestra Fe.

Ayer, paseando por mi ciudad, La Coruña, en la zona centro, en el Cantón Coruñés, me encontré de bruces con una “exposición” patrocinada por la diputación de la Coruña, esto quiere decir, con nuestros impuestos. Dicha «exposición» hace referencia a la supuesta situación de la mujer en el estado español durante la época del general Franco.

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La exposición estaba plagada de fotografías de monjas que eran denigradas por su condición de religiosas. La primera fotografía en la que me quedé parada se titulaba “madre, religiosa o puta” y el texto que acompañaba a la fotografía decía lo siguiente:

“Estado, falange, iglesia coinciden en catalogar el cuerpo femenino como algo sucio, pecaminoso, sobre lo que hay que ejercer un control total. La sexualidad es negada. Sólo es lícita como camino a la maternidad o para satisfacer los deseos del varón. El régimen sólo contempla dos posibilidades para la mujer que no es madre ni esposa: ser monja o puta”

Esta afirmación, además de ser incierta, es una falta de respeto y quizás lo más grave es que los católicos empezamos a acostumbrarnos a bajar la cabeza, a hablar en voz baja o a mirar para otro lado. Dos señoras que se encontraron allí, le dijo una a otra en tono apenas perceptible, “que horror, todo esto”, pero tuvieron mucho cuidado de que nadie las escuchase. Otra gente, como si estuviera en el museo del Prado, se paraba y se recreaba en aquella contemplación aberrante. Otra fotografía mostraba a una niña pequeña vestida de monja con el siguiente texto: “la iglesia católica fue parte de la opresión contra la mujer” y así suma y sigue todo lo que había allí.

Estos días en mi red social recordaba a mis amadas tías, en concreto eran las tías de mi padre que entraron en el convento siendo niñas y puedo decir sin miedo a equivocarme que tenían una verdadera vocación no fue una opción entre casarse o prostituirse, fue una clara llamada del Señor. Mi madre antes de casarse aprobó unas oposiciones y trabajó siendo soltera y como ella tantas otras mujeres de la época y las que se casaron no estaban esclavizadas ni por sus esposos ni por sus directores espirituales. ¿Por Dios, seamos rigurosos que esto sí que es adoctrinar a las nuevas generaciones!

Sólo se permite el discurso en una dirección y todo el que opine distinto, es arrinconado y satirizado, como hace poco le ha sucedido a un conocido cantante español al opinar precisamente sobre estos mismos temas.

Se ríen de los católicos en nuestras narices, cada día las ofensas que vemos a nuestra religión son mayores. Personas que entran en nuestros templos, como se vio hace poco a un tik toker en Getafe, profiriendo todo tipo de profanaciones y con impunidad total. Ya no hablo hoy de las leyes que se aprueban y que van en contra de los mandamientos, ¿De verdad no vamos a hacer nada, vamos a seguir tragando con todo esto? Mientras las demás religiones van ganando peso y respeto en la sociedad, los católicos somos pisoteados, ninguneados y menospreciados.

Las cruces son eliminadas de todos los lugares públicos, los sacerdotes son ridiculizados al punto de que algunos para sentirse parte de la sociedad y no ser apartados se someten a participar en ridículos programas de televisión para que parezca que vamos con los tiempos. Pues no, el único tiempo con el que deberíamos ir los católicos es con el de Dios. Sintámonos orgullosos de ser católicos y esto no quiere decir que tengamos que llevar ninguna bandera de nada, ni ninguna medalla, simplemente dando testimonio en nuestro día a día, ¿Cómo? Viviendo en Cristo, siguiendo los mandamientos y denunciando aquello que es un atentado contra nuestra Fe.

En breve serán las elecciones políticas en España, yo les animo a votar, a implicarse, a implicarnos por la defensa de Cristo. Cada uno en conciencia decida a que partido votar y aunque haya pocas opciones infórmense, busquen, piensen, no den opciones a la demolición de la Iglesia católica. La Iglesia no son sólo los curas y las monjas, somos nosotros y cada uno de nosotros estamos llamados a hacer de este mundo algo mejor, el mundo que Dios pensó y creó. No caigamos en la desidia, tengamos 20, 30, 40 o 100 años. Luchemos por el Reino.

Cuando el Señor fue expuesto por Pilatos, la mayoría de los que estaban allí gritaron por la liberación del delincuente “Barrabás”. Judás lo vendió por 13 monedas, Pedro lo negó tres veces, muchos que lo habían seguido salieron literalmente por patas, apenas quedó con el Señor su Santísima Madre, Juan y el grupo de mujeres…¿En qué grupo estoy yo? ¿En qué grupo estás tú? ¿En qué grupo estamos los católicos? ¡Viva Cristo Rey hoy y siempre! ¡Seamos Católicos por el cambio!

Sonia Vázquez

*En memoria de mis amadas tías monjas del Cister

No es la primera vez que Sonia habla de estos temas: El voto católico


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Author: Sonia Vázquez
Soy Católica, agradezco a mis padres su empeño y dedicación en el cuidado de mi alma. Estudié la carrera superior de piano y a la par, la de Informática, en el área de programación. Profesionalmente estuve ligada durante años al sector de las Telecomunicaciones, que me siguen entusiasmando, pero mi pasión es la música a la que, a día de hoy, me dedico profesionalmente y al cien por cien. Trabajo como organista, dirijo varias corales y he impartido conferencias sobre la música Litúrgica. Me he formado en Teología, Música Litúrgica y órgano. Mi meta es Dios, la salvación de mi alma y la de aquellos a los que amo. Estoy felizmente casada, somos una familia en Cristo, en la foto me podéis ver con uno de los miembros de nuestra familia, Pastor. Vivo en Galicia, miña terra nai